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La Garganta grita: “Este Presupuesto tiene una sola receta para sostenerse: a los palazos”

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Infiltrados, pruebas plantadas, detenciones al voleo y armado de causas: el método Bullrich quedó expuesto una vez más a partir de la brutalidad de la represión policial que ocurrió a decenas de cuadras del Congreso y en la avenida más importante del país durante el debate por el Presupuesto. “La discusión de si fue un enfrentamiento acá no tiene lugar: lo que tienen que explicar es una cacería humana”, dice Nacho Levy, referente de la organización villera y uno de los detenidos, a lavaca. A Francisco Pandolfi, otro de los apresados, le plantaron una barreta frente a las cámaras de televisión y lo amenazaron de muerte: «El único elemento contundente que yo tenía era mi celular, con el que intentaba hacer el trabajo periodístico». Por qué persiguen a La Poderosa y cómo siguen las estrategias desde abajo para garantizar la vida después de la media sanción de un proyecto que promete azotar a los barrios más vulnerables.

La imagen no deja margen para operaciones.
El reloj marca las 15:53 del miércoles 24 de octubre, y las cámaras de Crónica TV no solo muestran la brutal represión desatada como antesala a la media sanción del presupuesto de ajuste votado por 138 diputados y diputadas de madrugada, sino también el momento exacto en el que la Policía de la Ciudad detiene a dos integrantes de La Garganta Poderosa, organización villera y medio independiente, en 9 de Julio y Carlos Calvo, a 15 cuadras del Obelisco y a cuatro de Constitución, en plena desconcentración.
También registra el preciso instante en que uno de los efectivos le planta una barreta a Francisco Pandolfi, uno de los detenidos, y los comentaristas reproducen la mentira: “Han detenido a esta persona que tiene una barreta al lado. Aparentemente a este joven lo encontraron con una barreta en la mano. Y lo detuvieron, en conjunto con otra persona más, que está al lado de él”, dice el cronista. Todo se vio por televisión.


La “otra persona” es Nacho Levy, uno de los referentes de ese colectivo de asambleas villeras de todo el país. Ellos fueron dos de los cuatro miembros de La Poderosa apresados (junto a Gonzalo Zamudio y Lucas Zunino), que a su vez fueron parte de lxs 26 detenidxs que llevaron hasta la Alcaidia 9 de la Comuna 10, en Floresta, y liberaron recién pasadas las dos de la mañana del jueves. Pandolfi, en diálogo con lavaca, aún herido, describe la cacería con detalles:

  • “Estábamos a 15 cuadras del Congreso. Diez minutos antes había habido una razzia tremenda por el Metrobús, que intentamos filmar y fotograffiar. Después, vemos cómo vuelven un montón de motos, se suben a la vereda y empiezan a agarrar gente. Había dos venezolanos, un turco. Nos metemos con una compañera en un palier de un edificio a ver si podíamos evitar que nos agarraran. Intentamos salir corriendo. Laura, mi compañera, se cae. Ahí volvemos con Nacho, y cuando intentamos agarrarla a ella, a mí me tiran al piso, me golpean la cabeza contra el suelo, me reducen y me intentan plantar una barreta. Así, sin ningún pudor. También dicen que tenía una matera y una máscara de gas. El único elemento contundente que yo tenía era mi celular, con el que intentaba hacer el trabajo periodístico desde la Garganta y poder cubrir una razzia indiscriminada que cada día se profundiza más. Cuando ya nos detienen, me levanto para intentar decirle algo a mis compañeros para que puedan difundir. Y un policía me dice: ´Una palabra más y no la contás´. Una amenaza de muerte, literal, que me heló la sangre. Naturalizar este tipo de hechos es lo que nos lleva a un abismo”.


La cacería también incluyó a trabajadorxs de Télam, de SUTEBA de Moreno (el sindicato de base que hace casi tres meses exige justicia por las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, y el esclarecimiento del secuestro de Corina de Bonis) y de Astilleros Río Santiago, entre otros. “Se actuó con rapidez y firmeza”, celebró la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la conferencia en la que justo al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, apuntaron contra cuatro extranjeros que fueron detenidos para “poder expulsarlos del país lo más rápido posible”. Sin embargo, según los relatos de los protagonistas, el modus operandi del operativo fue el mismo que ocurrió durante la represión al rechazo de la reforma previsional en diciembre: detenciones al voleo, imputaciones por resistencia a la autoridad en aprehensiones en plena desconcentración, infiltrados.
El diseño del operativo dejó en claro que un presupuesto que recorta áreas esenciales como Educación, Salud y Vivienda para privilegiar el pago de intereses de deuda, necesita un tipo de control territorial y de violencia hacia los tejidos sociales que, desde los barrios, politizan lo que votaron 138 legisladores, y que ayer se expresó en la masiva y pacífica manifestación: el actor más importante fueron los movimientos sociales.
En ese marco, y en plena desconcentración, golpearon y detuvieron a los integrantes de La Poderosa. Lavaca habló con Nacho Levy, referente de la organización.

¿Cómo estás?

De un lado de la cara tengo la mandíbula dolorida y se me traba. Cagado a palos el hombro, también.

Ya sabemos qué pasó ayer, pero no vimos el detrás de escena. ¿Cómo fue esa cacería que denuncian?

Esta vez no hay pocos testigos, no pasó en nuestros barrios donde no entran los medios: ayer lo vieron miles de personas. Lo vieron chiquitos de primaria que estaban en la 9 de Julio adentro de los escolares, miles de laburantes atascados en los semáforos, vieron cómo las motos de la policía avanzaban y arrastraban a transeúntes eventuales y que terminaron en los calabozos con nosotros.

¿Por qué los llevan a ustedes?

Tiene que estar filmado todo: al Rifle (Francisco Pandolfi) y a mí nos cagan a palos y nos llevan detenidos por intervenir cuando la detienen a Laura (compañera de la organización) y la tiran al piso. Detuvieron a un economista turco nacido en Estambul que no sabía de la votación del Presupuesto y terminó en el mismo calabozo que nosotros. Y también a Lucas Suárez, que apenas salió del subte lo cagan a palos y lo tiran en el camión arriba mío, donde nos tienen 3 horas y cuarto hasta que nos liberaron a las 2 y media de la mañana. Aun si llegaron a la conclusión de revalidar que los dirigentes populares somos sucios, malos y feos, nos tienen que explicar por qué se llevaron al turco y a Lucas Suárez.

Sin embargo, no parece casual que hayan detenido a militantes villeros, quienes más van a sufrir y a trazar estrategias para contener el Presupuesto que se votaba en el Congreso

Ahí hay dos cosas: no se trata solamente de una teoría conspiracionista, porque lo más grave que pasó ayer no tiene que ver con lo que sufrimos los militantes que, de alguna manera tenemos una cobertura, porque nos están llamando, porque nos hicieron el aguante, porque algunos medios nos dan visibilidad. Creo que lo más grave que pasa es de qué manera los Lucas Suárez afrontan el avasallamiento de todos sus derechos en el medio de la avenida más importante del país. Ese nivel de naturalización e impunidad hay que desarrollarlo para no quedarse con este el pedacito de problema. Hay un avasallamiento sobre los derechos de los compañeros más desguarnecidos que los vemos todos los días.

Por otra parte, resulta curioso que los detenidos sean de Télam, Astilleros Río Santiago, Suteba Moreno y La Garganta.

La discusión que íbamos a dar y para lo que nos organizamos ayer no era para ir a la puerta de una comisaria: ahí nos pusieron. Ellos nos querían discutiendo ahí quién era el malo de las organizaciones sociales: no queríamos discutir eso. No es de números, es una cuestión de seres humanos; no queremos que nos expliquen cómo es el déficit cero: queremos que nos expliquen cómo vamos a sobrevivir nosotros con ese recorte. Como hacen los de La Poderosa Entre Ríos, que van al basurero a buscar algo para morfar. En los barrios tenemos listas de espera que superan el 70% de la capacidad de los comedores. Cuando los movimientos pedimos que se declare la Emergencia Alimentaria queremos decir que no hay para morfar y que si no hay no se puede retroceder más: no hay dónde para retroceder. Ayer había que hablar de Sandra y de Rubén, ahora nos quieren decir que van a poner 77% menos de infraestructura escolar. Que nos expliquen cómo se sobrevive. Nosotros creemos que este modelo y este presupuesto tienen una sola receta en una perfecta postal de cómo piensan sostener ese plan: a los palazos.

Si el modelo está en su faceta más descarada, ustedes que sí saben cómo generar esas condiciones básicas de la vida, ¿cómo van a seguir ahora?

Gritando más fuerte, encontrándonos más fuerte para poder construir esa unidad que tal vez sea lo único bueno que nos pasa en este escenario: que nos vayamos encontrando los que podríamos habernos encontrado antes. Nos encontramos en la idea de que hay ciertos derechos y ciertos límites que no se pueden avasallar. Hemos sido siempre cuidadosos de cantar que esto es una dictadura, porque sabemos lo que fue y lo seguimos pagando. Pero también hay que decir que esto no merece llamarse democracia, que es inadmisible en el marco de cualquier orden democrático: desde la violencia institucional del Congreso votando el presupuesto hasta la práctica directa del aparato represivo para contener ese modelo.

¿Quiénes son los responsables?

Ayer se volvió a ver eso: esta democracia tiene a contraluz de su cara visible una cara invisible e impresentable que para nosotros está muy bien expresada en Patricia Bullrich, el rostro de lo que padecimos ayer. Basta ver las características de la cacería y compararla con la que Bullrich dispuso en la reforma previsional y te das cuenta que es el mismo dispositivo. D´Alessandro (Marcelo, secretario de Seguridad de la Policía de la Ciudad) ayer por la mañana absorbía la responsabilidad del operativo, entonces que explique con quién acordó esa cacería en 9 de Julio y Carlos Calvo. Vamos a pedir a D´Alessandro, que es un garante tan democrático, que presente las cámaras de seguridad de la avenida más importante del país así se puede ver perfectamente lo que pasó. Y si no puede, que renuncie o denuncie que la verdadera responsable fue Patricia Bullrich. La discusión de que fue un enfrentamiento acá no tiene lugar: lo que tienen que explicar es una cacería humana.

La Garganta grita: “Este Presupuesto tiene una sola receta para sostenerse: a los palazos”

El momento de la detención de Nacho Levy y Francisco Pandolfi, en medio de la desconcentración a 15 cuadras del Congreso. Foto: Nacho Yuchark

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

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“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

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Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»

La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.

Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.

«Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.

La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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