CABA
La identidad del Superclásico
A Pablo Gaona Miranda, nieto recuperado 106 e hincha de River, apenas lo conoció su familia paterna le preguntó si le gustaba el fútbol: su tío, Chicho Gaona, había jugado profesionalmente en Boca. A Sabino Abdala Falabella, nieto 48 y bostero, su tío le contó que a los dos años atajaba gritando que era Gatti. «Yo soy de River porque mi apropiador, aunque no le gustaba mucho el fútbol, era de River. Y ser de River es una parte importante de mi construcción como persona», dice Pablo, en este diálogo en Abuelas de Plaza de Mayo, sobre los clubes y la identidad, en la previa de la final de la Copa Libertadores.
Por la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol.
Pablo Gaona Miranda dice que, en el tsunami que significó recuperar su identidad, siempre supo que había nacido de River y que iba a seguir siendo de River pasara lo que pasara. Cuando lo dice, la sonrisa se le hace ancha y le transforma la cara.
Sabino Abdala Falabella dice que su tío le contó que a los dos años, antes de que lo secuestraran junto a su papá y a su mamá, atajaba gritando que era el Loco Gatti y que eso prueba que en ese momento ya era de Boca. Cuando lo dice, se le pone la piel de gallina y no tiene manera de ocultarlo.
Pablo y Sabino fueron víctimas del plan sistemático de apropiación de menores desplegado por la última dictadura. Pablo y Sabino son dos de los 128 nietos y nietas recuperados que se reencontraron con la verdad que pretendieron robarles por los tiempos de los tiempos. Pablo y Sabino, en la previa de la segunda final de la Libertadores, copa de agua de por medio y en uno de los salones de la casa de Abuelas de Plaza de Mayo, charlaron sobre el fútbol, sobre la memoria y sobre lo que puede suceder el sábado en el Monumental. Pablo y Sabino viajaron desde la pasión por una camiseta hasta la construcción de la identidad; y, también, desde el deseo de ser campeón hasta la certeza de que, cuando enfrente están los genocidas, no hay rivalidad que les impida jugar para el mismo equipo. Lo que sigue es todo de ellos.
-Es una final histórica y emocionante, Pablo. La ida la vi a cuatro cuadras de la cancha con unos amigos. Todos bosteros, por supuesto. Lo raro fue el tema del delay: los goles nos llegaban antes por el ruido por la gente que por la tele.
-Yo me encerré en mi casa. Solo. Por los nervios. Me tomé una cervecita mientras mi mujer intentaba controlar a la nena. Sufrí bastante.
-No sé si alguna vez te lo conté. Me secuestraron el 16 de marzo de 1977, cuando tenía dos años y ocho meses. Recuperé mi identidad a los 20. Ahí fue que me enteré, por uno de mis tíos biológicos, que de chiquito yo atajaba y él pateaba. Y yo decía que era Gatti y ya era de Boca. No te miento: te lo cuento y se me pone la piel de gallina otra vez. Después me cambiaron la identidad y seguí siendo de Boca. Es lo único que nunca cambió en mi vida. Está muy arraigado a quién soy. Me pasó de todo pero esto lo mantuve como si no pudiera moverse.
-Yo soy de River porque mi apropiador, aunque no le gustaba mucho el fútbol, era de River. Y ser de River es una parte importante de mi construcción como persona. Yo tengo una explicación para eso. A mí me restituyeron la identidad en 2012. Tenía 34 años. Estaban falseados mi nombre, mi fecha de nacimiento y mi partida de nacimiento. Pero mis amigos y mis vivencias no eran falsas. Viví cosas muy buenas durante todos esos años. Y una de las cosas que más valoro es ser hincha de River. Es más: creo que es lo más valioso que me quedó de aquellos años.
-Debe haber gente que cambia de club pero es muy difícil. Es como dice el personaje de Guillermo Francella en El secreto de sus ojos: se puede cambiar de todo menos de pasión. Y eso me pasó a mí: cambié de todo, hasta de nombre, pero no de pasión. Y, además, el fútbol me sirvió para conectarme con mi familia biológica. Ni bien recuperé mi identidad, lo único que me vinculaba con mi tío materno era el fútbol. Vos lo sabés bien: no es fácil ese proceso. No es ponerse un chip con tu verdadera historia y salir a la calle. Yo tenía una historia anterior y a veces no es sencillo buscar cosas que te unan. Ser de Boca me permitió ver partidos con mi tío y con sus hijos y eso me ayudó mucho.
-Me sucedió algo parecido. El fútbol me dio un primer tema de conversación con mi familia paterna. Nos conocimos y enseguida me preguntaron de qué cuadro era. Chicho Gaona, uno de mis tíos, había jugado en Boca, en Belgrano y en Platense. Eran tan fanáticos que me dijeron que me buscaban en una cancha de fútbol. Fantaseaban con que yo fuera jugador. El fútbol permitió descomprimir la tensión inicial y entrar en otros temas más profundos. Yo precisaba preguntarles por mis viejos y ellos querían saber qué había sido de mi vida durante 34 años.
-También desde el fútbol conocí más de mis viejos. Mi papá era de Racing y mi mamá, de Boca. Ella vivió durante un tiempo en La Boca e iba a la cancha con mi tío. Mi abuelo materno también era xeneize. Ser de un club es como formar parte de una familia. Es un lugar al que pertenecés. Yo fui mucho con amigos a la cancha: comía en el boliche de Quique y expresaba en la tribuna parte de todo lo que sentía.
-En mi caso, ser de River funcionó como una certeza incluso cuando en mi vida había pocas certezas. Mil dudas tenía cuando me acerqué a Abuelas: si me iba a cambiar el nombre, si iba a tener hermanos, si mi abuela iba a estar viva, qué me iba a esperar del otro lado, qué cosas iba a perder. Pero de lo único que estaba seguro era de que no iba a cambiar de club. Y eso es el sentido de pertenencia. Yo sabía que era de River, que había nacido de River y que eso lo iba a mantener pasara lo que pasara.
-Es que el fútbol es así. Es estar en las buenas y es estar en las malas. Lo comprobé durante los ochenta, una época en la que a Boca no le fue bien. Eso te hace ser todavía más hincha. Y también están las alegrías: si tengo que elegir, la Libertadores de 2007, con Román en la cancha, fue inolvidable.
-La Libertadores del 96 es de los mejores recuerdos de mi vida. 26 de junio de 1996. Estuve en el Monumental contra América de Cali. Dos goles de Crespo. Fue la primera que disfruté a pleno por un tema de edad. Tenía 18, seguí toda la campaña y me acuerdo de cada detalle de esa noche.
-Pero los clubes son más que lo que pasa adentro de la cancha y de lo que nos pasa a nosotros mirando los partidos. Soy de los que cree que el fútbol puede contribuir mucho a la memoria, que para nosotros es una pelea cotidiana y fundamental. Que hoy tantos clubes se manifiesten sobre los Derechos Humanos es producto de una larga lucha de las Abuelas y de las Madres. Los clubes, los futbolistas y los técnicos pueden aportar mucho para encontrar a los que siguen sin conocer su verdadera identidad. Los nietos y las nietas que faltan pueden estar acá a cuatro cuadras o en Europa. Y necesitamos encontrarlos.
-Sin dudas, Sabino. La repercusión que genera una acción de cualquier club es notable. ¿Quién no recuerda cuando Ignacio, el nieto de Estela, estuvo en el Monumental y recibió una camiseta? A mí, como hincha de River, me da orgullo que mi equipo, que tuvo como socios honorarios a jerarcas de la dictadura, se comprometa de esta forma. Hay clubes que ya tienen áreas de Derechos Humanos y eso es una grata sorpresa también porque los clubes son formadores de personas, no sólo de hinchas.
-Seguro. Pero los partidos son los partidos. Y yo estoy tranquilo porque al sábado llegamos de punto. Ustedes son los locales. Fue parejo en La Bombonera. Si entraba la del final, cambiaba todo. Quiero ver cómo lo plantea Barros Schelotto.
-River fue superior salvo el último rato y tuvo la mala suerte de que le hicieran dos goles en los que marcó mal. Si ajustamos algunas cuestiones defensivas y mantenemos la intensidad, nos llevamos la Copa. No nos va a pesar la localía. Hay un grupo de jugadores que viene junto desde hace tiempo y a eso se suma la confianza que le tenemos al técnico. Boca puede ganar pero River tiene más argumentos.
-Yo tengo un déjà vu de lo que pasó en la semifinal de 2004. Se puede dar algo parecido. Boca tiene una delantera que River no tiene. Wanchope y Benedetto están muy bien. Tevez tiene que entrar en el segundo tiempo para liquidarlo.
-Yo que vos tendría en cuenta que River fue en desventaja dos veces de visitante y se repuso. Y eso no es menor. No sé si Boca lo podría hacer en el Monumental. Tengo la teoría de que, si hacemos un gol, lo cerramos.
-No sé. Ya vamos a tener tiempo para ver quién tenía razón.
Lo sabe Pablo y lo sabe Sabino: la Copa está para cualquiera.
Lo sabe Sabino y lo sabe Pablo: el fútbol es una enorme excusa para aferrarse a lo mejor de la vida.
Lo saben los dos: cuando la identidad tiene forma de pelota, no hay impunidad que pueda detenerla.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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