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La situación en el Mariano Acosta: vigilar y castigar (y no arreglar nada)

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Julio Pasquarelli (foto) es el vicerrector de la escuela Mariano Acosta, puesto en la mira de la ministra Soledad Acuña a partir de falsas acusaciones de haber propiciado la toma de la escuela, cuando las cosas fueron muy distintas: se había pronunciado explícitamente contra la toma, aunque de acuerdo con el contenido del reclamo estudiantil. El docente viene recibiendo amenazas y amedrentamientos de distinto tipo, y también apoyos. Este miércoles a las 12.30 en la puerta del establecimiento (Urquiza 277 de Buenos Aires) habrá una conferencia de prensa de otras escuelas y organizaciones para brindar respaldo a este profesor que trabaja en el Mariano Acosta hace 28 años. El centro real del problema que originó los reclamos sigue siendo la falta de mantenimiento, el peligroso deterioro de un edificio considerado Monumento Histórico, viandas que aplican a las categorías de alimento vacío, o comida chatarra, según los gustos. Sobre esas y otras cuestiones de fondo no hay pronunciamientos oficiales ni tweets que digan por qué sigue sin hacerse durante años lo que la comunidad educativa y la lógica más elemental reclaman. Por Francisco Pandolfi.

En la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Número 2 “Mariano Acosta”, del barrio porteño de Once, la mayoría de los reclamos hechos este año al gobierno de la Ciudad, siguen sin solucionarse. Esto generó que en el invierno las y los alumnos hayan realizado un “frazadazo”, para denunciar que no está tan bueno Buenos Aires cuando se estudia con frío; y lo que motivó, también, que el viernes 23 de septiembre la asamblea del Centro de Estudiantes votara tomar el colegio secundario. La toma sucedió desde ese día a la noche hasta el lunes 26 al mediodía, para no perder horas de clase.

El miércoles 28, en un abrazo que la propia comunidad llevó a cabo en puerta de la institución, para solidarizarse con las familias y estudiantes amenazados por las autoridades porteñas, el vicerrector del Mariano Acosta, Julio Pasquarelli, tomó el micrófono: “Yo les he dicho que no estoy de acuerdo con la toma, pero a la toma la sostiene la falta de mantenimiento, los bajos salarios, el maltrato a los docentes, el disciplinamiento a las familias”. El martes 8 de noviembre, la ministra de Educación Soledad Acuña publicó un hilo de tweets en el que afirma que “durante la toma ilegal del Mariano Acosta, su vicerrector se paró frente a los alumnos a alentar la toma con micrófono en mano y una actitud prepotente que está muy lejos de la ejemplaridad que requiere su rol”.

Todo falso. No sólo porque la toma había terminado dos días antes, sino también porque su vicerrector se había pronunciado en contra de la decisión estudiantil. Acuña comunicó que se le iniciará un “procedimiento para ejercer las sanciones correspondientes”.

Julio Pasquarelli tiene 50 años y es profesor de psicología y sociología. Se lo nota calmo, pese a este nuevo amedrentamiento en forma de sumario administrativo, del que él aún no sabe nada. Dice a lavaca: “Hasta el día de hoy no estoy notificado de ningún inicio de sumario. Me enteré por los medios de comunicación, nada por vías formales, lo cual representa una falla ética y legal, y refleja que esto más que nada es una operación de prensa, que probablemente decante en un sumario. Una sanción por supuestas conductas inapropiadas o desaforadas en el marco de la toma, lo cual es un error porque yo no hablé en la toma. Al principio me preocupé, sobre todo por mi hijo. Lo llamé y le expliqué que no se asustara, que indudablemente me querían asustar. Hace un mes y medio, las amenazas fueron de muerte y ahora son mediante procesos legales. Acuña dice que yo incentivé la toma cuando fue todo lo contrario. De hecho, en la entrevista anterior con ustedes lo volví a aclarar (https://lavaca.org/notas/entrevista-a-julio-pasquarelli-vicerrector-del-mariano-acosta-trabajamos-en-condiciones-pauperrimas-y-degradantes/)”.

–Acuña te cuestiona haber “bajado línea” y “adoctrinado”.

–Decir eso es menospreciar a los adolescentes, subestimarlos. Los estudiantes tienen una militancia que muchas veces no coincide con la idea de la escuela, de hecho en este ejemplo se puede ver bien: no estábamos a favor de la toma y los estudiantes la tomaron igual, así que esto del adoctrinamiento no aplica. Lo que sí hay en la institución son libertades que permiten tener ideología propia, un centro de estudiantes con listas que se votan. Entonces, pienso que ellos creen que el adoctrinamiento es permitir la militancia en la escuela y la militancia es imposible prohibirla en cualquier establecimiento, porque cada cosa que uno haga siempre representa una postura, una posición en la vida. Es imposible no comunicar, es imposible no tener una práctica política… somos seres políticos. Lo que buscan es que la gente se asuste y deje de reclamar por sus derechos.

–¿Recibiste alguna otra amenaza?

–Recibo por parte del gobierno de la Ciudad muchísima violencia. Yo pensaba que trabajaba en el Acosta hace 25 años y haciendo memoria son 28. Es la primera vez en tanto tiempo que a la escuela le están llegando con bastante asiduidad pedidos de informes sobre mi situación, las horas que cumplo, los cargos que tengo. Da la impresión que se trata de un mensaje de vigilancia que se está volviendo constante.

El hombre que no estaba de acuerdo

La situación en el Mariano Acosta: vigilar y castigar (y no arreglar nada)
El frente de la escuela Mariano Acosta, que sigue esperando que se hagan más arreglos y mantenimiento, y menos amenazas mediáticas y de las otras.

“Yo no estaba de acuerdo con la toma, pero sí con los requerimientos”, dice Julio, que también es profesor de Educación Sexual Integral y de talleres de masculinidades.

Los “requerimientos” son el eje principal de la cuestión, que no deben salirse de la centralidad. “Lo único que logramos en este último mes es que empezaran a blindar los vidrios y te diría que casi nada más. La ley 25.171 del año 1999 declaró al Mariano Acosta como Monumento Histórico, por lo cual menos todavía tendríamos que hacer muchos reclamos para su resguardo. Sin embargo, seguimos sin tener mantenimiento, seguimos con las celosías que se caen a la calle o a los patios internos. Seguimos sin tener informes de infraestructura”.

–¿Hay más?

–Seguimos con todo lo que es de madera en mal funcionamiento. Los postigos y las persianas tienen muchos años y están deteriorados, por eso el peligro de que se caigan. Este es un reclamo que hicimos hace mucho para que reparen los marcos de la puerta, porque si se cambian los vidrios pero no se hace un tratamiento a la madera, al ser tan antigua y seca, se vuelve a mover y vuelve a fracturar al vidrio. Por otro lado, está todo lo que tiene que ver con la reparación de las paredes, la pintura de la escuela, la revisión de los baños. Sólo arreglaron dos aulas del nivel inicial, pero hay otras dos que no fueron reparadas. En relación a las aulas, ninguna de las puertas tiene cerradura, no se pueden cerrar; en las puertas de la planta baja se caen las varillas que sostienen los vidrios. En relación a las viandas, el nivel nutricional no se modificó, sigue siendo exactamente el mismo.

Redes y espaldas

Mañana miércoles a las 12.30 se llevará a cabo en la puerta de la escuela (Urquiza 277, CABA) una conferencia de prensa en la defensa de Julio Pasquarelli. “La convocó la comunidad educativa para exponer esta situación. Hay una solidaridad muy grande de organismos de derechos humanos y de otras escuelas. La propia comunidad lo ha tomado como propio al ataque; no a mí, sino al Mariano Acosta en general”. En las redes sociales, una campaña de estudiantes dignifica su labor: “Acá hay espalda”, se lee sobre decenas de alumnas y alumnos que lo aguantan. El lema que se hizo viral hace referencia a su discurso en la puerta de la escuela, que originó la persecución: «Este equipo directivo tiene la espalda suficientemente grande para que cuando toquen a un solo padre, a un solo estudiante, a un solo docente, vamos a salir a luchar y no lo vamos a permitir». La comunidad educativa no olvida a quien salió a defenderla. Expresa Julio: “No me hubiera imaginado nunca este apoyo; la campaña en las redes; la unidad entre hijos, madres y padres solidarizándose conmigo; los directivos de cada nivel de la escuela repudiando los dichos de la ministra. Hay una situación de persecución y de amedrentamiento muy clara, que todo el mundo está pudiendo leer y ha generado una unidad por la que estoy muy agradecido”.

–Hablamos mucho del asedio, de lo doloroso. ¿Qué sentimientos genera este acompañamiento?

–Mucha emoción. Cuando vi al primer chico de espaldas con esa leyenda que decía “Pascuarelli, acá hay espalda”, me puse a llorar. Después fue creciendo y se tomó como frase ya no solo en el Mariano Acosta sino en otras escuelas, para referenciarse directamente a la escuela pública. Dentro de todo lo malo, lo más valioso que tengo es que los chicos me preguntan cómo estoy y si preciso algo.

–En este último mes tomaste una repercusión pública que no tenías anteriormente, ¿qué reflexión hacés?

–Me parece importante aclarar que toda la primera mitad del año 2022 estuvimos con el rector Marcelo Carpintero reunidos en infinitos encuentros con mantenimiento e infraestructura para buscar soluciones a una escuela que se venía abajo. Y las respuestas fueron tan pocas que el reclamo tuvo que salir afuera, porque realmente nadie escuchaba. Yo no sé cuánto tiempo más me va a quedar en el cargo; si me van a echar, si me van a poner a disponibilidad. Lo que sí sé es que mientras sea vicerrector voy a seguir peleando por lo que considero justo. Si la escuela tiene los arreglos que necesita, si estudiantes y docentes tienen la comodidad para trabajar, yo no voy a seguir peleándome con nadie ni exponiéndome. No tengo una ambición de militancia política, nunca la tuve; ni estoy usando a la escuela como excusa de visibilización personal porque hace 28 años que trabajo acá y no salí nunca en los diarios. Lo que ocurre es que en esta función necesito ser fiel a lo que prometí a mis compañeros que me votaron: defender sus causas hasta mi último día y que el Mariano Acosta esté en las condiciones que nos merecemos.

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Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

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Una conmovedora y masiva marcha acompañó el reclamo del Hospital Garrahan, en crisis por decisión del gobierno de Milei que, al mismo tiempo, ataca a la salud pública, hiper endeuda al país, subsidia y financia todas las bicicletas financieras y fomenta la especulación con el dólar. La movilización partió del Garrahan, llegó a Congreso y de ahí a Plaza de Mayo, con el apoyo explícito de transeúntes, automovilistas y comerciantes a cada paso. Lo que dicen médicos, profesionales y pacientes de un hospital emblemático que atiende a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas. La teoría sobre el odio a los trabajadores públicos, los reclamos que apuntan a una canasta básica como mínimo, ante un gobierno que en lugar de intentar solucionar el problema tiende a empeorarlo, y sigue con la política de la motosierra, que por definición solo es capaz de amputar al sistema de salud, mientras en el hospital una señora era intervenida para donar parte de su hígado a un bebé de 5 meses. ¿Quién gana y quién pierde con lo que pasa en el Garrahan? El documento completo que se leyó durante el acto.

Por Francisco Pandolfi

Fotos Juan Valeiro

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Dentro del Hospital Garrahan, en la puerta del área de radiología hay un cartel que no debería estar ahí, pegado. O no debería estarlo en condiciones normales. “Buscado por vaciar al Garrahan”. Debajo se ve la foto de Mario Lugones, ministro de Salud, con una inscripción: “Quiere robarle la salud a las infancias para beneficiar su propio negocio”.

Esa imagen se repite por todo el establecimiento, junto a otros que informan sobre el paro de actividades que arrancó a las 7 de la mañana de este jueves y se extenderá hasta las 7 de mañana del viernes (se mantuvieron el servicio de guardia y la atención a pacientes internados) y convocan a la movilización que está empezando ahora mismo, cuando médicos y enfermeros y personal administrativo se alistan en la puerta para movilizar primero al Congreso, y desde ahí hacia Plaza de Mayo.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Otra de las cartulinas pegadas en los pasillos hace foco en los trabajadores: “Defendamos al Garrahan y a sus laburantes”. Uno de ellos es un médico anestesista que está de guardia y prefiere no dar su nombre. No va a marchar, pero baja a la puerta del hospital para bancar la resistencia colectiva. Trabaja aquí hace más de treinta años. Sintetiza la gravedad del problema: hay un equipo de seis perfusionistas que se encargan, en las operaciones y trasplantes de corazón (se hacen promedio dos por día) de mantener al corazón latiendo mientras se realiza la intervención. En los últimos meses tres de los seis profesionales, con más de quince años de trayectoria, renunciaron por los bajos salarios. “Si se va un perfusionista más, hay que cerrar el programa, porque es imposible se sostener”.

Esto (y tanto más) es lo que está en juego hoy en el Hospital Garrahan.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

El odio al trabajador público

Arranca una movilización que cuadra a cuadra se volverá más masiva. Se canta “el hospi no se toca, el hospi no se toca”.

Se pregunta si el hospital está y la masa contesta que sí.

Se pregunta si los laburantes están y se contesta que sí.

Se pregunta si las familias de los pacientes están y se contesta que sí.

Y se pregunta si el sueldo está, y la respuesta es unánime: “Nooooo”, con esa o que se extiende en el aire y que da más fuerza a seguir cantando.

Mercedes Méndez, Meche, es licenciada en enfermería y trabaja en el hospital hace 31 años: “El desfinanciamiento viene desde hace un año y medio y las consecuencias son evidentes: muchos profesionales ya abandonaron el hospital. El gobierno es consciente de lo que está generando, porque para ellos la salud es un gasto y no una inversión. Va en la misma línea del ataque a los jubilados y a las personas con discapacidad”.

Agrega: “La salud y la educación pública siempre estuvieron al límite con todos los gobiernos, nunca estuvimos cómodos y siempre tuvimos que salir a luchar por nuestros derechos. Pero esta gestión vino a endurecer todo, con un odio de clase al extremo, que viene a decirnos que nos odia por ser trabajadores públicos. O sea no tiene lógica lo que hacen. Vienen por todo lo que quedaba y no se lo vamos a permitir, porque la salud pública debe seguir siendo un bastión a preservar”.

¿Qué está en riesgo hoy? Enumeran trabajadoras y trabajadoras del hospital:

  • “Una red integral de atención que asiste a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas”.
  • “La formación de profesionales que se capacitan en el Garrahan para asistir a pacientes pediátricos en todo el país, desde La Quiaca a Tierra del Fuego”.
  • “Los avances tecnológicos en ciencias médicas que ayudan a disminuir la mortalidad y mejoran la calidad de vida de pacientes pediátricos con enfermedades graves”
  • “Los avances científicos en medicina pediátrica que se realizan en la institución y se replican en numerosos centros de atención”.

Otro de los afiches muestra un corazón abrazado por dos manitos, y el lema “El pueblo abraza al Garrahan”. La frase parece haber presagiado lo correcto, lo que sucede, lo que está pasando en el camino que arranca en la puerta del Garrahan, sigue en avenida Entre Ríos hasta llegar al Congreso de la Nación. Y luego a Plaza de Mayo.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

La pelea de Morena

Morena es una de los miles y miles de pacientes de todo el país que se atiende en el Garrahan. Tiene 11 años de edad. Vino a la marcha con su mamá Rosario y su abuela Noemí. Cuentan que en pandemia a Morena le dieron la vacuna Moderna contra el Covid y le provocó una enfermedad en la sangre: Púrpura Trombocitopénica Inmune (PTI). Dice Noemí: “La internaron en el Garrahan cuando tenía 3 mil plaquetas, y lo normal es 150 mil. Corrió peligro su vida”. Morena estuvo más de un mes internada y se sigue tratando actualmente. Dice Rosario: “Mucho tiempo debimos venir todos los días a control, ahora cada seis meses porque está mejorando”.

Completa su abuela Noemí: “Este gobierno busca matarnos en vida. No se entiende que se metan con quienes salvan la vida de bebés, niños y adolescentes, que son nuestros hijos, nietos y sobrinos. Siento asco, bronca y sobre todo impotencia, porque sólo pueden tomar estas decisiones quienes tienen una mentalidad asesina y el gobierno esto lo demuestra todos los días”.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

El reclamo y las promesas falsas

Se va sumando gente al andar. Hay trabajadores que en la caminata entregan volantes a la gente que mira, que aplaude, que está atendiendo en sus negocios mientras la marea humana cada vez es más numerosa y ahora llega al Congreso de la Nación. Allí, a principios de julio, la Cámara de Diputados trató la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque de La Libertad Avanza y el peronismo. Y la emergencia quedó sin tratar.

¿La emergencia? La recomposición salarial del 100%; que el sueldo base para cualquier ingresante sea el que determina la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos; y el aumento presupuestario del hospital.

Las y los trabajadores del Garrahan comenzaron con el reclamo por la recomposición salarial hace más de un año. Le prometieron un bono y tampoco lo cumplieron. Llevan 14 paros y no sólo no fueron escuchados por el gobierno nacional sino que la situación empeoró: el gobierno difundió el 2 de julio un reglamento que degrada las condiciones laborales de los residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”, detrimento a la formación a largo plazo. (https://lavaca.org/actualidad/otro-ataque-a-la-salud-publica-y-al-garrahan-las-movilizaciones-que-se-vienen/)

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

El símbolo de la crueldad

Eliana lleva un cartel que dice “la salud pública es salud socioambiental”.

Eliana trabaja como administrativa del hospital hace 12 años y en la actualidad está en el área de servicio social. Dice que hoy el Garrahan es un símbolo de lucha, compromiso, amor, de igualdad por atender a todo tipo de paciente, pero también de la crueldad: “Están poniendo en peligro la salud de los niños, niñas y adolescentes no solo de nuestro hospital sino de todo el país y de Latinoamérica. Los tratamientos están en peligro, las formas de atención, los médicos que se van imposible de recuperar en sus saberes”.

Eliana cuenta la supervivencia en números concretos: “La pérdida salarial es casi del 100% desde noviembre del 2023 a la actualidad. En este último año nuestro aumento fue menor al 3%. Yo cobro 800 mil pesos con más de 10 años de antigüedad. Hicimos una cuenta con otros trabajadores del Garrahan y descontando alquiler y el resto de los impuestos, nos quedan 4.415 pesos por día para vivir. Con eso tenemos que comer, comprar un remedio, sostener a tus hijos. O sea, vivir así es imposible”.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Si el Garrahan gana

La marcha ahora llega a Plaza de Mayo y un océano de gente inunda las calles porteñas. Adelante solo se ven miles de cuerpos. Atrás, también. Están todos los sectores de la salud pública a nivel nacional, además de varios gremios, un grupo de sindicatos de la CGT, las dos CTA, y muchísimas organizaciones barriales, estudiantiles, culturales y sociales: desde la actriz Mirta Busnelli, el dirigente Ricardo Alfonsín y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. No hay un policía y no hay disturbios, lo que evidencia un signo de estos tiempos: «Cuando la movilización es multitudinaria, no hay protocolo que valga», dicen desde la cabecera. Mientras la ciudad de Buenos Aires es el epicentro de esta movilización, profesionales de la salud realizan cortes, paros y marchas en todo el país en reclamo de los recortes presupuestarios en todos los hospitales de Argentina.

Desde la cabecera de la marcha –que lleva una bandera con el lema “Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas”, dicen: «Si el Garrahan gana, gana la clase trabajadora. Si el Garrahan gana, Milei tiene un problema».

Termina la marcha en Plaza de Mayo.

Mientras tanto, en el Hospital Garrahan una señora está siendo intervenida quirúrgicamente. Le está donando parte de su hígado a un bebé de 5 meses en el Hospital de Pediatría de mayor complejidad de Latinoamérica.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Reproducimos el documento completo que se leyó en la marcha.

Compañeros y compañeras, familias, trabajadores, trabajadoras, estudiantes,

jubilados: “Gracias por estar hoy llenando esta plaza”, abrazando esta lucha que no es

sólo nuestra, sino de todo un país.

Esta enorme movilización llega a la Plaza de Mayo para decirle bien fuerte al gobierno

de Milei: ¡no al vaciamiento del Hospital Garrahan! ¡Basta de ajuste a la salud pública!

¡Recomposición salarial ya para sus trabajadores y trabajadoras!

Queremos destacar que esta tarde no estamos solos en Plaza de Mayo: se está

desarrollando una verdadera jornada nacional, con acciones en todos los rincones del

país.

La asamblea de trabajadoras y trabajadores del Garrahan, que agrupa a todas las

profesiones y oficios que sostienen el funcionamiento hospitalario, y es impulsada por

los sindicatos combativos de la institución (Junta Interna de ATE y la Asociación de

Profesionales y Técnicos) y el colectivo de trabajadores autoconvocados, resolvió esta

movilización como parte de su plan de lucha. Sin embargo, la jornada fue rápidamente

abrazada por un colectivo mucho más amplio que el interior del Garrahan: se hizo

bandera del pueblo argentino, empezando por las propias familias que atienden a sus

niños, niñas y adolescentes en el hospital. A la vez por diversas organizaciones

sindicales, sociales, políticas y de DDHH; también, por ciudadanos y ciudadanas de a

pie, que han venido a sumar su cuerpo y su voz, y poner un límite a la destrucción.

La pelea de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan es causa nacional por

muchos motivos. En primer lugar, porque plantean un reclamo elemental: que nadie en

el hospital debería ganar menos que el costo de la canasta familiar ($1.800.000).

¡Basta de trabajadores bajo la línea de pobreza!

Mediante la intervención institucional y el estrangulamiento financiero disfrazado de

austeridad, el gobierno ataca al hospital, vaciándose su recurso humano,

abandonando su infraestructura y generando condiciones laborales insostenibles para

sus trabajadores. Estamos atravesando una crisis grave, persistente y cada vez más

profunda que ha dañado y amenaza con destruir el rol del Hospital como centro de

referencia para la salud pública de alta complejidad. Hay que destacar que el

Garrahan es protagonista insustituible en la red pediátrica nacional.

Por eso, hoy decimos con fuerza en esta Plaza de Mayo: “El Hospital Garrahan no se

toca”

Ante este conflicto, la actitud destructiva del gobierno y sus tentáculos que infiltran la

cúpula directiva del hospital ha sido desinformar y mentir a la población. Al mismo

tiempo, difamar, agredir y amenazar a sus trabajadores. Nos han acusado de ñoquis;

mintieron sobre la composición de todo el plantel; engañaron sobre el presupuesto que

viene recortando al hospital; tildaron de “ideológicos” a comités de trabajo

interdisciplinarios y al conflicto de generado por intereses ajenos al hospital, cuando en

realidad está sostenido por asambleas abiertas y masivas de trabajadores.

¿Por qué mienten? Tal vez porque no soportan ver que una institución pública pueda

ser sinónimo de excelencia y humanidad. Porque les incomoda que exista un hospital

que demuestra todos los días con intervenciones quirúrgicas innovadoras,

tratamientos de vanguardia y un equipo de salud que está comprometido con la

institución que lo colectivo funciona y que el cuidado de las infancias y adolescencias

de la Argentina no se rige por las lógicas del mercado.

Ahora, Lugones y Milei redoblan la apuesta al nombrar un interventor como Director

Médico. Pirozzo no tiene antecedente alguno en pediatría, y sólo es designado por su

trayectoria como vaciador del Sommer y del Bonaparte, hospitales en los que ejecutó

despidos masivos.

Pero si el gobierno redobla la apuesta, nosotros aquí movilizados también lo hacemos.

Le recordamos al gobierno que en el Garrahan hay una larga historia de lucha por

salario, condiciones de trabajo y, en definitiva, su defensa, más allá del poder de turno.

Esta plaza colmada es un mensaje contundente al gobierno de Milei y al empresario

Lugones: este pueblo no va a permitir que se lleven puesto al principal hospital

pediátrico del país y a la salud pública sin pelear. Con los métodos que venimos

empleando -asambleas, paros, movilizaciones- insistiremos en que el gobierno dé

respuesta a nuestros reclamos y exigiremos la aprobación de cualquier ley que sea

favorable a ellos, como la ley de Emergencia Sanitaria Pediátrica, que ya ha obtenido

dictamen en comisiones para ser tratada y esperamos sea apoyada masivamente por

legisladores de todo el país.

Resulta claro que la agresión al Garrahan forma parte de un ataque a la salud pública.

El sistema de residencias se ha mostrado en el mundo y en la Argentina como la mejor

forma de capacitación de posgrado. Los residentes son parte esencial del sistema y

del equipo de salud y constituyen la garantía de su funcionamiento futuro. La reforma

intempestiva e inconsulta del empresario Lugones al sistema de residencias

nacionales expresada en la resolución 2109 debilita la formación, precariza

condiciones laborales y rompe un sistema probado, justo y eficaz. Expresamos nuestro

más enérgico rechazo a esta reforma y reivindicamos la organización y lucha de los

residentes que deben contar con salarios y condiciones laborales dignas en todas las

jurisdicciones del país. ¡Basta de precarización, pobreza y aprietes! ¡Sin residentes no

hay hospital!

El propósito de desmantelar toda responsabilidad del Estado nacional respecto de la

salud pública se completa con los despidos a mansalva en instituciones fundamentales

de nuestro sistema sanitario. Repudiamos los despidos en los hospitales Posadas,

Sommer y Bonaparte durante este 2025 y seguimos exigiendo la reincorporación de

todos. Repudiamos, también, la reciente creación de la ANES (Administración

Nacional de Establecimientos de Salud), cuyo único propósito es profundizar los

recortes. Antes, hubo despidos en el Ministerio y se desmantelaron las Coordinaciones

Nacionales de TBC, Lepra, Hepatitis y HIV. También se cerró el Instituto Nacional del

Cáncer y se desfinancian el Clínicas, el Roffo y en general los hospitales universitarios.

Estas políticas debilitan las posibilidades de diagnóstico, prevención y tratamiento. Así,

se dañan las vidas de nuestro pueblo. La reciente pérdida de Araceli Julio pone en el

centro de la escena el accionar irresponsable de este gobierno, pues ella fue una de

tantas personas que tuvo que luchar contra los recortes en el dispendio de medicación

oncológica por parte de la DADSE.

Trabajadores en distintas jurisdicciones, provincias y municipios del país, desde

Ushuaia a La Quiaca, enfrentan las medidas de ajuste en el Sistema Público de Salud.

Hoy mismo, junto a esta enorme marcha, hay movilización en Rosario, paro en

Chubut, paro y movilización en Neuquén y La Rioja, acto en el Hospital Central de

Mendoza y asambleas en Chaco y todos los hospitales de Río Negro.

Nos dicen que “no hay plata”, mientras el gobierno acaba de destinar 4200 millones de

dólares al pago de deuda externa. ¡La salud pública necesita recursos ya!

Como si todo esto fuera poco, tenemos el ajuste brutal en discapacidad, que afecta en

forma generalizada a las personas en esa condición y a los trabajadores de salud que

se desempeñan en el área. Exigimos la inmediata implementación de la ley

recientemente sancionada.

Desde esta plaza decimos: que se vaya el empresario Mario Lugones. Que renuncie

ya. ¡La salud y la vida no son mercancías!

Evidentemente, lo que ocurre con el Garrahan en particular y la salud pública en

general tiene el mismo origen que tantos otros padecimientos que está sufriendo

nuestro pueblo. El vaciamiento planificado también afecta a la educación y al sistema

científico-tecnológico. Lo mismo ocurre con el teatro independiente y la cultura en

general. La destrucción salarial corre a la par de la miseria jubilatoria. Los despidos en

el estado se emparentan con la desocupación creciente en el sector privado. La

crueldad contra usuarios del sistema de salud va de la mano con el recorte de

alimentos en los comedores populares. Por eso, no es casual que en esta plaza

estemos juntos trabajadores y trabajadoras del Garrahan y decenas de hospitales de

todas las jurisdicciones; residentes de la nación, la CABA y la Provincia de Buenos

Aires; trabajadores de organismos fundamentales del Estado afectados por fusiones y

cierres; trabajadores que enfrentan despidos en distintos sectores de la industria;

jubilados que se plantan todos los miércoles y nos convocan especialmente a movilizar

el próximo 23 de julio; docentes y estudiantes que pelean por la educación pública;

organizaciones sociales y piqueteras que resisten en los barrios.

Hoy 17 de julio y desde esta plaza, decimos con fuerza: el Garrahan nos necesita. Nos

necesita defendiendo cada puesto de trabajo, cada área, cada servicio. Porque

cuando atacan al equipo de salud, no atacan a individuos; atacan a un entramado que

recibe, cuida, diagnostica, cura y acompaña a quienes llegan desde todos los rincones

del país.

Hoy, la salud de nuestras infancias y adolescencias está en riesgo. Duele decirlo, pero

es urgente hacerlo. Lo que está pasando atenta directamente contra un sistema de

salud pública e integral que se está desmantelando frente a nuestros ojos. Es por todo

esto que no podemos naturalizar la indiferencia, aceptar la violencia como forma de

gobierno, ni permitir que nos arrebaten los derechos que nos pertenecen.

Necesitamos darle continuidad a esta potente convocatoria con un paro activo

nacional, una enorme y superior Marcha Federal y un verdadero plan de lucha. Las

centrales obreras -en especial la CGT- tienen esa responsabilidad. Sin embargo, no

nos vamos a quedar cruzados de brazos y así cómo construimos desde abajo, con

asambleas, Cabildo Abierto y articulaciones de distinto tipo esta Plaza por el Garrahan,

la salud pública y todas las luchas, vamos a estar poniendo lo mejor de nosotros para

garantizar la continuidad de este 17 de julio, más masivo, más contundente y con el

mismo compromiso.

Viva la lucha de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan

Porque nuestras chicas y chicos no son un gasto, son el futuro.

Defendamos la salud pública.

Defendamos a las infancias.

La salud no se negocia.

La dignidad no se entrega

El Garrahan no se toca.

Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas

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Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

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Una especie de “Bailando bajo la lluvia” fue lo que hicieron jubiladas y jubilados este miércoles, llevando de acá para allá a policías, gendarmes y prefectos que no atinaban a aplicar el inútil protocolo oficial, salvo atacándolos con gas pimienta. Ni con esa violencia absurda y desproporcionada pudieron. Los + 70 bajaban a la calle, subían a la vereda, iban a contramano, cambiaban de dirección. El fondo de la cuestión sigue siendo el mismo: personas que reclaman porque trabajaron toda su vida y a las cuales el gobierno les licuó sus haberes. Lavaca conversó con quienes enfrentaron a la lluvia  y el frío, que parecen saber de sobra lo que significa resistir. Mensajes para las elecciones de octubre, la locura actual, las ollas en el país rico. ¿Cómo ir a una marcha con este clima meteorológico y político? La descripción de lo que viven, la alegría de moverse, y para colmo, la invitación a otra marcha para este jueves, por el Garrahan.   

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro

Un jubilado marcha y al mismo tiempo grita exaltado “contra viento y marea”. 

Lo dice al aire, una y otra vez. 

Contra viento y marea; contra viento y marea.

Segundos después Luis le dirá a lavaca, mientras las gotas de lluvia se le esparcen por la pelada, por la cara, por todo el cuerpo: “Cómo no voy a gritar contra viento y marea. Tengo 75 años y acá hay gente de 80 y pico bajo la lluvia. No tenemos nada que perder, a mí me da lo mismo estar muerto que vivo, te digo la verdad”. 

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Policía Aeroportuaria (?) movilizada contra la marcha de jubilados.

Luis, ¿por qué decís eso?

Vivo con 10 mil pesos por día, ¿cómo querés que haga? Laburé toda mi vida para estar a los  75 años vendiendo alfajores en la calle. ¿A vos te parece?

¿Qué pensás de la decisión del presidente Javier Milei, de querer vetar el aumento a las jubilaciones y el bono?

Es una locura. Por eso digo que no tenemos nada que perder. A mí lo único que me mantiene vivo es mi nieta y el venir acá todos los miércoles, pero ya no puedo más.  

A Luis cada miércoles se lo ve sosteniendo un cartel distinto en la puerta del Congreso, con un hilo conductor: la creatividad.

¿El de hoy? “26 de octubre, de 9 a 18, no te olvides de sacar la basura”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

El próximo 26 de octubre se realizan en Argentina las elecciones legislativas.

La olla en el país rico

Contra viento y marea, llueve o truene, con sol o ciclogénesis, la marcha de cada miércoles se hace igual. Manuel tiene 69, integra la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubiladxs y Pensionadxs, y celebra que, después de varios miércoles, volvieron a juntarse frente a la puerta del Anexo de la Cámara de Diputados. “Este tipo viene por todo –denuncia Manuel, en referencia al presidente Milei–. Quiere llegar a elecciones y lograr una minoría para privatizar el sistema previsional. Sólo busca un subsidio a la vejez”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Más PNA (?) detectando a quién tenían que reprimir.

Lo escuchan Susana (44 años, de Montegrande) y Alicia (71, de Parque Patricios), dos amigas que tienen campera, saco, guantes, gorrito y la boca tapada por bufandas enormes. No tienen paraguas y la lluvia obliga a sacarse los lentes para ver, al menos, algo. Pero aquí están, porque ya no pueden comprar carne, yogures y ni que hablar de darse un gustito afuera. “Día a día de lucha y resistencia hasta que se vaya este gobierno hambreador”, dice Susana. Alicia cuenta que vive a dos cuadras del Hospital Garrahan, institución por la que también marchará este jueves: “Hacemos olla todos los lunes y esta semana dimos 65 porciones. No damos abasto. Un país tan rico, y así estamos”. 

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Opiniones de San Martín acerca de la corrupción y el gobierno.

Lo escucha también Elvio, que es cura en Paso del Rey y la semana próxima cumplirá sus primeros 83 años. Lleva un paraguas que comparte con quien ve desguarnecido. Cuenta que en su barrio cada día hay más gente durmiendo en la calle, y cada día más gente sin llegar a fin de mes, y cada día más gente sin poder comer. Sintetiza: “Estamos viendo, en vivo, el desguace del país”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

La marcha que se hizo pese a todo.

Y entonces dice que no queda otra que moverse: “No cambia que llueva: mientras no nos escuchen, nos tendrán acá”.

Entre la pesca y el futuro

Quien no lo escucha es Julio César, que camina de una esquina a otra, sin parar (como la lluvia). Muestra un cartel a los peatones y a los autos que transitan por la zona, porque “hay que plantar semillas”. El pedazo de cartón –al que le trajo en una bolsa para resguardarlo del agua– dice: “No estamos por la plata, estamos por la patria”.

Julio César primero pide no hablar porque tiene mucha bronca. Luego se suelta, y se emociona. Cuenta por qué dijo presente pese al clima adverso: “Iría a pescar con lluvia, iría al médico con lluvia. Entonces, ¿cómo no voy a venir acá?”. Sobre la frase que comparte con orgullo: “No vengo por 20, 30 lucas que nos puedan aumentar, si es por eso me quedaría en mi casa. Vengo por tu futuro”.

Se lo dice al cronista. Se lo dice a la sociedad.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Una de las personas gaseadas este miércoles.

Pasame un piloto

El acto de cada miércoles con “radio abierta” se suspende por la lluvia. Alguien propone: “Compañeros, todavía quedan cinco por hablar, pero por la lluvia proponemos pasarlos para la semana que viene y poder marchar”.

El “sí” de esta vereda es unánime. La marcha comienza. La decisión parece sorprender a la propia policía. “¡Pasame un piloto!”, le grita un jubilado a un prefecto, que se alista sentado en su camión previo a salir a la calle. 

Verónica marcha. Confiesa que dudó en quedarse durmiendo la siesta, pero que una frase del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa la hizo levantarse de la cama y venir, como cada miércoles: “Donde hay una injusticia, ahí hay que estar”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

En la vereda con cartón manuscrito. La libertad de expresión siempre amenazada por el protocolo.

Y entonces vino: “Aunque caigan soretes de punta, había que estar porque no podemos confiar en lo que votó el Senado. Ya Milei dijo que vetará el aumento, así que le tiene que quedar claro que nos tendrá que seguir viendo todos los miércoles”. Hace una pausa, y subraya: “Tooooodos los miércoles, así que miren estas caritas que de acá no nos movemos”. 

Como si la masa estuviese escuchando a Verónica, se canta: “Si llueve, si llueve, los viejos no se mueven”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Desproporción y violencia estatal frente a un sector atacado de modo principal por el gobierno, que les licuó sus haberes.

Bailando bajo la lluvia

En parte es verdad, porque persisten a la lluvia torrencial bajo decenas de paraguas o a la pura intemperie; pero en parte es mentira, porque si hay algo que hacen hoy las y los jubilados es moverse. Como miércoles previos, repiten su coreografía, esa que inventaron para gambetear los gases federales. Una enumeración a modo de descripción:

  1. Dan vuelta al Congreso. 
  2. Bajan a Entre Ríos.
  3. La Federal se acerca y ellos se suben a la vereda.
  4. Marchan hacia Hipólito Yrigoyen y bajan a la calle.
  5. La Prefectura corre de atrás y busca posicionarse a la altura para cortarles el paso.
  6. Alguien grita: “¡Para el otro lado”, y la marcha lo sigue. Se suben a la Plaza en dirección a Rivadavia.
  7. Cuatro prefectos amagan cortar el paso, pero los jubilados los echan: “La plaza es nuestra”.
  8. La marcha llega a Rivadavia y cortan la esquina de Rodríguez Peña.
  9. Llega la Gendarmería corriendo, y alguien grita: “¡Para el otro lado!”. Y vuelven a cruzar la plaza hacia Yrigoyen. 

Mientras en la cara de los gendarmes, prefectos y federales hay bronca y desgano (lo demostraron gaseando, al menos, dos veces, y filmando ilegalmente a los manifestantes), en los rostros de los jubinautas (ver MU 204) hay una mezcla de picardía y desafío:  “Mirá cómo los estamos haciendo correr”, se ríe una integrante de Jubilados Insurgentes. 

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Jubiladas improvisan un bailecito, empapadas y felices por otro día de resistencia.

La coreografía dura cuarenta minutos y no se detiene nunca. Sobre la vereda en la esquina de Rodríguez Peña, un jubilado saluda a quienes siguen fieles bajo la lluvia. “Ya los hicimos bailar –dice, en relación a los policías que parecen exhaustos–. Quedaron en ridículo. Mañana la seguimos en la calle, bancando a los compañeros del Garrahan”.

La marcha lo aplaude y despide: “Unidad de los trabajadores”.

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Artes

El teatro en asamblea para defender al INT

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Guiso de lentejas, mate, y acciones. Eso y un sentimiento de alegría compartieron trabajadores de la escena teatral que se reunieron en asamblea el 9 de julio como cierre al  Festival Nacional de Teatro en Resistencia Activa (ENTRÁ) que agotó entradas durante una semana en salas de todo el país con funciones a la gorra. La consigna: defender al Instituto Nacional del Teatro, amenazado por el decreto presidencial 345 que le quita la posibilidad de gestionar sus propios recursos. Aplausos y cantos para acompañar la Fiesta del Teatro, exigir la derogación del decreto contra el INT y apostar siempre a la fuerza colectiva.

Por María del Carmen Varela

“Seguir juntes en acción y movimiento”, propuso la actriz y bailarina Casandra Velázquez, una de las impulsoras del Festival de Teatro ENTRÁ, que finalizó el pasado miércoles 9 de julio con una asamblea de más de 150 personas reunidas en El Galpón de Guevara, sala teatral del barrio porteño de Chacarita. «El festival es un punto de partida, sucede en todo el país y da cuenta de la importancia del Instituto Nacional del Teatro para toda la comunidad teatral», subrayó Casandra.

Sumó la actriz y productora Eva Palottini: “El decreto 345 desmantela al INT. Perdemos representatividad por provincia y al perder la autarquía otros deciden como se maneja ese dinero. Si no se da de baja el decreto, hay salas del país que van dejar de funcionar”. La asamblea, organizada en formato de ronda, arrancó pasada la una de la tarde y durante más de tres horas, se expuso la difícil situación que atraviesa el sector de las artes escénicas. Hubo propuestas para enfrentar la crisis y se planearon futuras acciones para defender la continuidad del INT, organismo clave para el ámbito teatral. Eva: “Es fundamental que entendamos cómo llegó el teatro independiente a ser lo que es hoy porque mucha gente puso muchas horas de su vida para lograrlo, tenemos que rendir honor a eso”.

Desde hace poco más de un mes casi un centenar de jóvenes de entre 20 y 40 años comenzaron a juntarse en el Galpón de Guevara los domingos por la tarde para discutir las problemáticas de la escena local e instaron a otras comunidades teatrales de distintos puntos del país para sumarse a realizar asambleas y acciones performáticas. El resorte que movilizó los encuentros fue la exigencia de la derogación del decreto 345 que le quita autarquía al INT, lo que provocaría su progresivo desmantelamiento. Cientos de salas en todo el país se verían afectadas por esta medida. La primera asamblea fue posterior al abrazo al INT del 1 de junio, pocos días después de la publicación del decreto presidencial. De estos encuentros surgió el Festival Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa (ENTRÁ), la realización de la “Black Carpet”, la alfombra negra en la entrega de los premios Martín Fierro al Teatro transitada por varixs artistas que repudiaron el decreto. Surgió también la marcha desde el cine Gaumont hasta el Congreso el miércoles 2 de julio, donde confluyeron en la marcha de Jubiladxs.

El teatro en asamblea para defender al INT

“La importancia histórica y la mlitancia de los teatristas hace que se consolide una ley que fomenta y protege al teatro. Para eso se crea la ley 24800”, dijo Alfredo Badalamenti, representante de la provincia de  Buenos Aires por el INT. “Este cargo que hoy ocupo lo podría haber ocupado cualquiera de ustedes si hubiera habido concurso. No hay concurso ahora. La Ley Nacional de Teatro modificó la realidad teatral del país, en todo el país hay salas sostenidas por el aporte del INT. Los diputados conocen la labor del INT y esta llegada es lo que garantiza la ley”.

La actriz, dramaturga e integrante de Teatro x la Identidad, Amancay Espíndola, contó a la joven comunidad teatral reunida en el GalpóndeGuevara: “Teatro x la Identidad comienza hace 25 años, en las caóticas asambleas donde todos queríamos hablar. Yo tengo 80 años, así que sáquenle 25, el promedio acá es más joven y eso me alegra muchísimo. Ahora quedamos trece en la comisión de Teatro x la identidad. Nos une el trabajo continuo. Les pido que continuen esta lucha, necesitamos dejar la posta. Ustedes son la posta”.

Matías Milanese, integrante de la compañía Los Pipis Teatro anunció: “Las asambleas van a seguir, las intervenciones y performances también. El Festival fue el caballo de Troya de todo esto que nos preocupa”. El micrófono fue pasando de mano en mano de cada unx de lxs oradorxs que se anotó para compartir sus inquietudes. La actriz Mirta Israel invitó a actuar con “paciencia revolucionaria, el recorrido no es de resultados rápidos”. Pino, trabajador del Hospital Garrahan destacó “las luchas que están creciendo. Tenemos que defender la salud, la educación, la cultura, a los jubilados, vamos todos a la marcha del 17”.  Al finalizar la asamblea el canto fue unánime: “Es nuestra escena, es nacional, la defendemos porque es nuestra identidad”.

@festivalentra

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