Nota
“Macri, careta, paganos la boleta”
Con cacerolas, botellas de plástico y a los aplausos, vecinos de todo el país protagonizaron una protesta espontánea que tuvo picos en distintos puntos y trazó un puente con las protestas de diciembre contra la reforma previsional. Por qué hicieron este #Ruidazo jubilados, comerciantes y trabajadores, y cómo se está articulando un reclamo que no está en la agenda mediática, pero si en las preocupaciones y conversaciones cotidianas. Nuestra crónica y reportaje fotográfico.
La convocatoria que circuló por redes proclamaba que era contra el tarifazo. “Pero es contra todo”, corrige Graciela, morocha de 55 que está parada en la esquina del Congreso de la Nación, donde horas atrás se levantó por falta de quórum la sesión que proyectaba tratar distintos proyectos que intentaban ponerle un freno a los aumentos en los servicios. “No sabía de la convocatoria: escuché las cacerolas y ni dudé”, revela sobre los tradicionales métodos de comunicación que funcionaron hoy. A su lado, un joven lleva atada al pie la correa de su perro marrón para poder aplaudir con las dos manos. Más allá estaciona Jordi, en medio del centenar de personas reunidas en Rivadavia y Callao, con su moto Vespa y su casco negro. Sin bajarse, saca una cacerola, afina el golpe y cuenta su ruidazo tour: viene de San Telmo, pasó por Defensa y siguió por Independencia. Estaba buscando –y encontró- el próximo destino de protesta. «Soy jubilado y no sólo cobré un 8% menos de la jubilación que me correspondía, sino que ya no puedo pagar los servicios”, dice. “Por eso estoy acá: no podemos dejar de manifestarnos».
Sólo en Capital Federal fueron 15 los focos más nutridos del ruidazo y en el interior se sintió fuerte en Rosario, Paraná y Santa Rosa, entre otros provincias. El conurbano jugó este partido en Avellaneda, Ituzaingó, Lomas de Zamora, Escobar, Haedo, Lanús, Wilde e hizo pie en la puerta de la quinta presidencial en Olivos, frente a la cual cerca de las diez de la noche se entonó el Himno Nacional. La Plata, Tigre, San Martín, Hurlingam fueron otros de los puntos ruidosos que dieron dimensión a una protesta que se intentó relativizar desde los medios comerciales, pero que se sintió en la calle, especialmente por el apoyo que recibió de los automovilistas, que sumaron sus bocinas.
La sesión del escándalo
Los motivos parecen claros: de enero de 2015 a enero de 2018 las tarifas de electricidad aumentaron un 869%; las de gas, 359%; y las de agua un 371%. Además del aumento de transporte y la sostenida inflación, en junio de este año el gobierno anunció nuevos aumentos que motivaron un pedido de explicaciones al Ministerio de Energía y la presentación de distintos proyectos impulsados por la oposición para frenar la medida.
Esos proyectos serían tratados hoy en una sesión especial que se levantó con un escándalo en tres actos:
- La oposición necesitaba y tenía 129 diputados para dar inicio al tratamiento, cuando un asesor secreteó al diputado Alfredo Olmedo, de Salta, quien se levantó y se fue, dejando sin quórum la orden del día. Olmedo intentó luego, por Twitter, relativizar su rol: “Faltaron 12 de la oposición”, retrucó.
- El presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, se apuró en levantar la sesión, cuando, por ejemplo, para reunir quórum para la reforma previsional esperó 40 minutos.
- El jefe de la bancada PRO, Nicolás Massot, apareció entonces tras un telón del recinto con una sonrisa socarrona, y sus dedos en “V”.
El gesto de Massot fue el combustible que encendió el ruidazo, que quizá sin esa actitud no hubiese sido tan convocante. No porque el tema no fuera central para la agenda de la sociedad, sino porque no hay resto ni tiempo de entrar en un juego de roscas partidaria. «Nos toman el pelo», fue una de las frases más escuchadas en las distintas esquinas de Buenos Aires, donde predominaron jubilados, comerciantes y empleados.
No dan las cuentas
Cucharas, espátulas, tapas, cacerolas, botellas, sonajeros, carritos de bebé y bicicletas fueron parte del paisaje que mostró la protesta vecinal, inorgánica y espontánea. Los utensilios devenidos instrumentos musicales sonaron al compás de un nuevo hit que lo resume todo: “Macri, careta, págame la boleta”. En Congreso pudo oírse otro con miras al futuro: «Paso a paso, se viene el argentinazo».
Inés tiene 70 años y salió a la calle en Congreso con una olla y una caña porque dice que la está pasando muy mal. “Soy jubilada y pensionada. Antes estaba bien, ojo que no me alcanzaba para tirar manteca al techo, pero tampoco andaba pidiendo monedas. Antes pagaba 200 de luz: ahora pago 600. Sumale el gas, el agua, las expensas. Yo no quiero que Macri se vaya, quiero que termine, pero que cambie su política porque está gobernando para la clase alta y su familia. ¡Que nos deje vivir!».
Una señora de 64 años, tapa de cacerola y tenedor en mano, resume el estado de situación, parada en medio de Acoyte y Rivadavia: «Tienen que parar. El gobierno con estos aumentos, y los políticos de hacerse los boludos».
Enrique y Ariel vinieron solos y se pusieron a charlar en el corte de Avenida de Mayo. Luego, decidieron proponerle a la multitud cortar también Callao: lo lograron. Los autos embotellados, en su mayoría, los apoyaban con bocinazos. “Vinimos por los tarifazos y todo lo demás”, dice Enrique. “Son impagables y además, roban: no ha habido audiencias, no hay ningún control, no se sabe cuánto ganan las compañías que tienen los contratos. Hay que hacer un curso para leer lo que dicen las facturas”.
Ariel suma, mientras pasa un camión de basura con los dos recolectores cantando las canciones callejeras: “Todo lo que hacen perjudica a la gente. Están vendiendo el país y nos lo cobran a nosotros”.
Un metro más allá Graciela hace cuentas: “Las paritarias son a 15% y los aumentos son de 400%. Y dicen que van a seguir aumentando… Matan a los pibes por la espalda. La marihuana se la comen las ratas. ¡Todo así? ¿Y nosotros les vamos a seguir creyendo?”.
Somos nosotros
Frente a los discursos que se lamentan sobre la falta de reacción social ante las medidas de ajuste, una abuela plantada en Acoyte y Rivadavia expone su teoría: “La gente no está adormecida y no se traga cualquier cosa, no. Está agotada. Mi hija trabaja 12 horas y tiene 2 hijos. Hoy le dije: quédate que salgo yo”.
Mientras protesta, Graciela recibe un volante de un partido político y dice: “Es lo único que saben hacer: repartir volantes”. Para ella, los que están dormidos son los políticos: “Es como el 2001, es igual: hoy estamos acá los mismos. Viven unos pocos bien, los millonarios, que hasta que no les toquen sus ahorros no va a pasar nada. Trabajadores, clase media y baja estamos para atrás”.
Enrique también hace una comparación con un diciembre, pero se remite al del 13, 14 y 18 del 2017, cuando la sociedad se plantó contra la reforma previsional. “Tengo el recuerdo acá y acá”, dice y se señala sus piernas, todavía con marcas por las balas de goma. “Esto es espontáneo. Y recién empieza”.
Graciela: “Tenemos que hacer algo. Si no nos ponemos las pilas nadie va a hacer nada por nosotros. Cada uno desde su lugar tiene que tratar de hablar con el que tiene al lado para que piense. Yo les digo eso a todos”.
Hay un hombre que está presente en toda manifestación contra las medidas del gobierno. Su nombre es Luis Carlos Osorio, y pide que se lo cite con su nombre completo porque tiene pensado ser precandidato a Presidente en 2019. No, no tiene partido, dice. Y sí: lo dice en serio.
El nombre de la lista que lo llevará de candidato remite al cartel que lleva exactamente desde la apertura de sesiones legislativas, en el año 2015, en el acto que dio inicio a la era de Cambiemos: “Macri pará la mano”, dice el cartel pintado a mano, que está maltrecho precisamente porque es el mismo desde entonces.
Aquel día, Luis Carlos Osorio y su cartel estaban parados frente al Congreso. Cuenta que entonces gritó un mensaje dirigido especialmente al equipo económico de Cambiemos: “Sturzenegger, si devaluás te voy a buscar a tu casa”.
Si bien muchos lo toman en broma, este hombre gastado ya por los años tiene otros mensajes para transmitir:
- “Macri tiene que entender que tiene que parar la mano. Si no la entiende, se lo vamos a hacer entender”.
- “Hay dos economías acá: la de ellos y la de nosotros”.
- “Ya viste lo que es el Congreso. Si no es en la calle, ¿dónde es?”.
¿Hacia dónde vamos con todo esto?
Jordi escucha la pregunta, se pone el casco, guarda su cacerola y de una patada enciende la Vespa. Parece venido del futuro. Responde ya con las manos sobre el manubrio, pronto a partir hacia otra esquina de la ciudad:
-Al 2019.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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