Nota
¿Qué seguridad? Emergencia, linchamientos y Pitágoras
¿Qué tipo de seguridad, o de inseguridad, es la que está en juego con el “plan de emergencia” en provincia de Buenos Aires? ¿Cómo se entrecruza con el anteproyecto del Código Penal o el fenómeno de los linchamientos? ¿Hay una agudización real del delito y la violencia? ¿Qué pasa en los barrios?
¿Qué tipo de seguridad, o de inseguridad, es la que está en juego con el “plan de emergencia” en provincia de Buenos Aires? ¿Cómo se entrecruza con el anteproyecto del Código Penal o el fenómeno de los linchamientos? ¿Hay una agudización real del delito y la violencia? ¿Qué pasa en los barrios?
“Había un loco, creo que era Pitágoras, que decía: ‘Si educas a los niños no será necesario castigar a los hombres’. Así que seguridad y educación son cosas que deberían ir de la mano” reflexiona Waldemar Cubilla, que vive en la villa La Carcova de José León Suárez, estuvo 10 años preso y está a punto de recibirse de sociólogo.
Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, el joven desaparecido por la Bonaerense en 2009, llama “retroceso” al paquete de medidas que acaba de lanzar el gobernador Daniel Scioli como parte de un “plan de emergencia” que considera que el problema de la provincia de Buenos Aires es la inseguridad. “Yo doy vuelta la discusión, porque no puede ser que se destinen 600 millones de pesos a la seguridad cuando a los docentes se les dijo que no había plata, cuando no hay ni un centro de rehabilitación para el paco, no hay voluntad de reinsertar a los pibes, no hay posibilidades laborales. Los hospitales en la provincia se vienen abajo y las escuelas también”, enumera Vanesa sobre lo que llama la “raíz” del problema que los políticos abordan como “inseguridad”.
La mesa está servida
¿Qué diría nuestro estómago si le diéramos de comer arroz con arvejas nueve días seguidos? ¿Qué diría un matemático si les damos a 98 niños 8 pizzas y 25 manzanas como almuerzo? ¿Por cuánto es divisible la hamburguesa? La situación en escuelas del conurbano, la desaparición del alimento, la comida en mal Estado, y cómo se logra que en los chicos ni siquiera se chupen la mandarina.
Emergencia y narcos
Para Hugo Cañón, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, la “emergencia” sigue la línea de una serie de políticas de seguridad de provincia, antes y después de los períodos en que el ex juez Carlos Arslanián manejó la cuestión: “No podemos arrancar desde la coyuntura actual sino que es un tema de larga data. En última instancia es un endurecimiento de líneas de pensamiento que dan como única respuesta al llamado problema de la inseguridad, la ocupación territorial a través de fuerzas armadas como es la policía. En el caso de la provincia se plantea todo en términos de conflictividad social como una guerra”. La cadena corta incluiría “las movidas policiales en diciembre, el golpe de mercado en enero, el repudio al código penal y los linchamientos”, dice Cañón.
La directora del área de Justicia y Seguridad del CELS, Paula Litvachky, ubica los últimos acontecimientos en una serie de medidas que, a corto plazo, tienen como punto de partida “la instalación de lo narco como toda la explicación de la violencia social y delictiva” del país y la reacción del diputado nacional y referente del Frente Renovador, Sergio Massa, a la reforma del Código Penal. “Esto produjo todo un encadenamiento de situaciones que pretendieron demostrar que no hay otra opción que el endurecimiento del sistema punitivo”, explica a lavaca. “No negamos la relevancia del narcotráfico, pero se lo utiliza como etiqueta para justificar estas salidas sin querer dar respuestas ni analizar el fenómeno criminal, económico y social para intervenir con políticas diversificadas”.
El CELS y la Comisión por la Memoria coinciden: “Es el quinto plan de Scioli que va en la misma línea, sin nada nuevo, y con medidas punitivas que ya implicaron un fracaso. Se está declarando la emergencia a sí mismo”.
Derechización del escenario
“Me parece increíble que ninguna fuerza política salga a discutir esta medida”, se indigna Vanesa Orieta, señalando no sólo al kirchnerismo (“estoy cansada de que 678 me pase los tapes de lo que hace la derecha. ¿Ellos qué dicen? ¿Qué proponen?”) si no por ejemplo a las fuerzas que convocaron un paro general sin discutir esta mirada de la seguridad, ni las variables que ella implica (salud, educación, prevención). Litvachky del CELS sostiene: “La sensación es que vivimos estos últimos días con un pico de generación de este escenario punitivo, y vemos con alguna preocupación que no hubo una respuesta muy articulada ni de peso del arco político que pudiera contrarrestar esa derechización del escenario”.
Las no soluciones
¿Cómo juegan los medios? “Mediáticamente se está instalando como que hay alguien que está dando una respuesta. Pero: ¿cuál es?”, pregunta Litvachky. “Pareciera una respuesta destinada a cobrar centralidad política más que a trabajar sobre los fenómenos concretos que preocupan. Nosotros no desmerecemos el problema ni negamos la preocupación social. Pero las preocupaciones son las de todos los sectores sociales, no sólo los sectores pudientes que tienen miedo. En general, la violencia social y los fenómenos delictivos afectan de forma desigual, sobre todo a los sectores populares, que tienen menos recursos para defenderse. Entonces, lo que planteamos es que eso no se resuelve con políticas de endurecimiento, porque son básicamente antipopulares: pueden traer tranquilidad mediática, efectista, pero en los hechos concretos no resuelve lo que siguen sufriendo los mismos sectores”.
Linchamientos, Recoleta y villa
Waldemar Cubilla, desde villa La Carcova (así la llaman los vecinos, sin el acento), analiza los medios con el ejemplo reciente de los linchamientos: “En los barrios donde yo vivo y camino, la justicia por mano propia muchas veces está establecida como la solución legitima. No deja de llamarme la atención el hecho de cómo la sociedad civil viene a reemplazar al Estado en materia de seguridad. Pero ha habido muchísimos casos como estos al interior de las villas y muchas veces no llegaron ni a denuncias. Me sorprende, entonces, cómo los medios de comunicación ponen este tema en escena como una cosa extraordinaria, que da sustento a campañas partidarias, pero sin embargo en muchas comunidades es habitual este tipo de resolución. Lo que digo es que si pasa algo por fuera de las villas, en Recoleta, inmediatamente repercute hacia adentro nuestros barrios. Y no al revés. ¿Por qué? Escuché testimonios de gente que estuvo en los linchamientos y todos decían: “Hay que ir a las villas, ahí están todos los chorros”. Entonces es una cuestión de clase y de ubicación geográfica. Pero si pasa algo al interior del barrio, si matan una persona o se da un caso de justicia propia entre gente de las villas, no repercute en ningún lado”.
Los barrios y 2015
La situación en las villas, explicada por Waldemar: “En este último mes aumentó la presencia policial dentro de los barrios, y ya no solo pasan con el patrullero: se bajan y paran a los pibes que andan en las esquinas”, cuenta, y dice que, como efecto culata, muchos de esos jóvenes se acercaron a la Biblioteca Popular La Carcova que él creó hace ya dos años. “Estas últimas semanas empezaron a venir muchos pibes jóvenes, de los que antes estaban en las esquinas. La biblioteca se convirtió en uno de los puntos del barrio donde encuentran un poco de tranquilidad a tanta persecución policial”, expresa. No es que la policía genera más lecturas: “Es que los pibes, que no tienen contención, que no son los barderos, están asustados”. Además, porque no son actores nuevos los que entran en el barrio para traer “seguridad”: “Es la misma policía que los invitó a robar alguna otra vez, que mantiene los negocios” dice Waldemar que, se recuerda, estuvo preso durante 10 años, estudió en el penal de San Martín gracias la instalación del CUSAM (Centro Universitario de la Universidad de San Martín) y hoy está a punto de recibirse de sociólogo en aquella universidad.
En tanto, el referente de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) de La Matanza Pablo Pimentel apunta que en 2009 habían sugerido al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación reajustar las políticas sociales como la Asignación Universal por Hijo y las cooperativas de Argentina Trabaja. “Fueron políticas positivas y concretas” rescata, pero observa que actualmente hay un desborde de los planes sociales, que además han quedado económicamente muy atrasados. “Hay un sector importante de la población que sigue excluida, y que observa que en 2015 cualquier cambio que venga de la política va a ser por derecha”, señala.
Pimental agrega otra variable. “Hace unos años que la producción de paco y otras sustancias se han instalado fuertemente en distintos barrios, generando una creación de fuentes de trabajo marginales, con chicos muy jóvenes armados. Hay una desolación en los barrios como La Matanza, donde el grado de enfrentamiento entre grupos que peleaban por el territorio era tal, que el riesgo era tener una cocina al lado de tu ventana”, explica. “Hay una instalación de grupos que antes no estaban y ahora sí, y porque se los han permitido. Ahí hago responsable a un Estado que ha sido permisivo, y no ha tenido políticas de control, de contención ni prevención”.
¿Qué hacer?
Más allá de políticas que apunten a un control democrático de la seguridad, ¿qué hacer en lo inmediato para la prevención de la violencia y el delito? Pimentel: “Hay una masificación de la violencia en la calle donde se pone en riesgo la vida de cualquiera, por lo que hay que hacer una tarea de prevención, pero en base a un tipo de seguridad democrática basada en una filosofía de respeto a los derechos humanos”. Además, el referente local sostiene la necesidad de sacar a la calle al personal de Desarrollo Social (trabajadores sociales, sociólogos y otros especialistas) para hacer trabajo territorial en zonas pobres. “Hay que marcarle a los jóvenes un camino de liberación. Así como Scioli destinará 600 millones en seguridad, hay que triplicar la cifra en políticas sociales. Yo les decía a gente del Sedronar, que tiene intenciones de trabajar en un barrio de La Matanza, que son territorios donde el Estado tiene que venir a quedarse un tiempo muy largo. Si vienen, tocan y se van, con todo respeto, mejor que no vengan”.
Por su parte, Litvachky apunta más allá de las políticas sociales: “No solo con mayor inclusión se acaba la violencia y el delito. Hay políticas concretas de seguridad para hacer, que tienen que estar dirigidas a los sectores populares. Y para eso no podés dejar la policía como está. No ha habido ni una sola medida dirigida a revisar el trabajo de la propia Bonaerense, cuando ella también es parte del problema”. Recordamos que el Ministerio de Seguridad nacional a cargo de Nilda Garré intentó una serie de reformas (descabezamiento de las cúpulas, cambio de comisarios, gobierno civil y reformulación de los planes de estudio) en la Policía Federal, la órbita en la que le correspondía hacerlo. “No estamos diciendo que no sea necesario un trabajo profesionalizado de la policía para intervenir en determinados fenómenos delictivos, ¿pero lo vas a hacer con la Bonaerense, que está corrompida y no define prioridades específicas a partir de la gravedad de la situación sino de sus propios intereses?” plantea Litvachky, del CELS.
Hugo Cañón también subraya la urgencia de reformar las fuerzas de seguridad. “Es la gran asignatura de la democracia”. Y Vanesa Orieta remata: “Hay que entender que las botas que ya pisaron nuestros barrios y que mataban a gente que tenía un discurso elaborado, hoy están matando a los pibes de los barrios”. Por su lado Waldemar filosofa trazando el puente entre la Carcova y la Antigua Grecia, Pitágoras y un proyecto de humanidad que todavía está pendiente.
Para aportar luces en un debate y un panorama desafortunado, aquí la cobertura de la presentación del Acuerdo de Seguridad Democrática que cubrimos en soledad en 2011:
El CELS realizó un informe sobre las reformas, contrarreformas, emergencias y planes de seguridad dictados por los sucesivos gobiernos de la provincia de Buenos Aires desde 2000 en adelante. «Cronología sobre el fracaso de la mano dura», se titula, y demuestra la consolidación de un sistema punitivo que, lejos de calmar la «inseguridad», reforzó los fracasos: cada vez más policías, más patrulleros, más control y más limitaciones a las excarcelaciones fueron las fórmulas que las autoridades bonaerenses aplicaron para barrer con sus propias políticas. Puede leerse completo acá.
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.
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