Nota
Testamento
Ayer a la noche un terrorista palestino entró al kibbutz Metzer y asesinó
a sangre fría a una mujer, al secretario del kibbutz, quien le salió al
paso, y terminó la carnicería con el asesinato de una madre y sus dos
hijos, de 4 y 5 años, dentro de su propia casa.
El kibbutz Metzer, esta aquí, muy cerca del mío, tan pegado a la línea verde
y a los territorios ocupados como el mío. En el viven desde hace un
par de semanas una prima de mi mujer, Marisa, con su esposo y su bebé, quienes
llegaron a Israel hace tres meses. Su bienvenida a este país incluyó una
larga noche, encerrados a oscuras en su casa, aterrados, escuchando balazos,
sabiendo que a pocos metros de su casa, había gente que estaba siendo
asesinada. El secretario muerto del kibbutz era, además, educador y trabajaba
junto con Marisa en una escuela de la zona.
Esta vez el golpe fue cercano, tanto geográfica como personalmente. Así como
ocurrió allí, puede pasar aquí.
Por eso este testamento hipotético:
Si me matan en un atentado, por favor, acusen de mi parte a mi país, que tan
poco se interesa por la suerte de sus ciudadanos. Que está dispuesto a pagar
un precio tan alto en sangre, durante años, solo para seguir controlando
personas y territorios que no le pertenecen. Expliquen que como israelí,
solo podré acusar a mi Primer Ministro y mi ministro de Defensa, de haber
faltado a su juramento. De haberlo hecho todo para defender a un grupo de
colonos mesiánicos y fascistas, aun a costa de la gran mayoría de la
población. De haber hecho todo lo posible para imposibilitar cualquier
acuerdo, cualquier arreglo que nos permita vivir en paz y dignidad con quien
vive hoy bajo nuestra bota.
Si me matan en un atentado, sepan que quien lo perpetró es un asesino. Pero
que no fue creado de la nada, sino que es una de las tantas consecuencias de
la ocupación, de los atropellos cotidianos, de la opresión continua, de la
negación absoluta de todo derecho, del hambre, el robo, las expulsiones y
los crímenes. Dejen en claro que la ocupación es una fábrica permanente de
monstruos, de esos que no dudan en dispararle a quemarropa a un bebé, de
esos que se suicidan llevándose consigo a hombres, mujeres y chicos que
pasaban por ahí, de esos que son capaces de subir a un avión y arrasar a
familias enteras junto con su blanco, o disparar a mansalva a alguien en la
calle desde un helicóptero, cuando los chicos salen de la escuela.
Si me matan en un atentado, por favor, pidan, exijan, griten, que las
represalias no sean en mi nombre, que condeno cualquier acción que alimente
al círculo infernal. Que las víctimas de la respuesta serán seguramente el
catalizador del próximo atentado, y que no estoy dispuesto a ser utilizado
por los mercaderes de la guerra para inflamar aun más el odio y la sed de
venganza. Que me niego a ser la excusa que provoque más muerte y
desesperación en esta tierra.
Si me matan en un atentado, sepan que trate de hacer algo por cambiar las
cosas, por torcer el rumbo, pero que no fue suficiente. Que el terrorismo
palestino ha logrado embotar a tal punto a mi país, que la mayoría de la
gente prefiere seguir malviviendo a la sombra de la muerte antes que
atreverse a imaginar un futuro sin conquistas ni opresiones. Que la inercia
y el embrutecimiento de 35 años de ocupación provocaron que mucha gente solo
vea lo que ellos nos hacen, mientras que cualquier crimen perpetrado por
nosotros mismos es visto como justicia, o, en el peor de los casos, como un
lamentable error. Por sobre todo, sepan que creí hasta el último momento,
que esta pesadilla alguna vez va a acabarse, y que vale la pena hacer algo
por acercar su fin.
Dani Broitman
11-11-2002
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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