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Últimas noticias del ajuste en el periodismo

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La reciente venta de Supercanal -el segundo cableoperador del país en cantidad de abonados-, los 357 despidos en Télam, la mega fusión de Cablevisión-Telecom. En las últimas tres semanas se siguió reacomodando el tablero mediático a favor de la concentración privada. En este nota imprescindible el especialista Martín Becerra cuenta cuál es el impacto. Cómo se reparte la pauta publicitaria. Cómo es la normativa que favorece la concentración. Qué implica el desguace de los medios públicos. Y quiénes pagan. La respuesta del Estado argentino a la crisis mediática global es «menos Estado para todos, menos para uno», dice Becerra en este artículo especial para lavaca.org

Por Martín Becerra (@aracalacana)

SEÑAL DE AJUSTE en el periodismo. A golpe de cierres de empresas, despidos y precarización, el que fuera un oficio que combinaba altas dosis de calificación intelectual, olfato político y bohemia, y ofrecía estabilidad e ingresos razonables, se convierte en un carrera de obstáculos darwinista que demanda nuevas capacidades de rebusque y adaptación ligera, aunque no garantiza la supervivencia ni siquiera a quienes logran desarrollarlas. El problema con el periodismo y con los medios es que su crisis no es sólo una cuestión de periodistas y de empresarios del rubro, sino de toda la sociedad.
En una etapa histórica en que la inédita expansión global y digital de los negocios de las comunicaciones (entendidas como industrias del entretenimiento, de la comunicación, del contacto y de la información) se muestra inflexible con los más escuetos márgenes de retorno de la inversión destinada a la producción de noticias, la sociedad en su conjunto resulta afectada por la disminución de fuentes informativas locales/regionales y de perspectivas editadas profesionalmente.
Esto conduce, en otras latitudes, a diseñar políticas públicas que atenúan el impacto de la metamorfosis económica, tecnológica y social en el ecosistema de medios, sobre todo en aquellos dedicados a la información. Algunos gobiernos ejercen de mediadores entre las grandes plataformas globales como Facebook y Google y los medios del propio país, y logran entendimientos económicos probablemente inestables a futuro pero que son un bálsamo en el presente. Otros canalizan apoyos (del erario público a los medios privados, de esos que siempre hubo en la Argentina) más directamente orientados a proteger la actividad periodística. Como las consecuencias son más dolorosas en ciudades y pueblos pequeños y medianos, hay gobiernos que enfocan políticas específicas a esta cuestión.
¿Y por casa, cómo andamos? A contramano de la asunción de este problema público como desafío, la respuesta a la crisis del periodismo gestionada por el gobierno de Mauricio Macri se resume en la consigna “menos Estado para todos, excepto para uno… Y por ahora”.
El elenco gobernante juega el rol de espectador indolente de la crisis de los medios. Pero en la economía de los medios argentinos el Estado es protagonista, no mero espectador. Dispone reglas de juego, cambiantes y asimétricas, que troquelan el negocio; condona deudas; asigna subsidios; prorroga licencias; morigera el peso del IVA; se asocia en la producción de papel e invierte de modo directo con la pauta publicitaria. En este juego, con la Casa Rosada como actor principal, hay ganadores y perdedores.
Como en 2016, en este 2018 el gobierno de Mauricio Macri secó la plaza de publicidad oficial. Mientras que en el primer semestre del año pasado gastó $1777 millones, en los primeros seis meses de 2018 el monto bajó a $776 millones (una disminución del 60% sin contar la inflación). Claro que 2017 hubo elecciones y en los años pares, no hay. Como documentan Santiago Marino y Agustín Espada, las mayores campañas son propaganda política y no campañas de bien público. Su reparto, que hasta el año pasado discriminaba a medios críticos (como los del Grupo Octubre), es en cambio menos discrecional y toma como principal referencia la audiencia, siendo el Grupo Clarín el primero de los destinatarios del gasto en este rubro.
La depreciada intervención publicitaria oficial es complementaria de una activa intervención normativa del gobierno nacional a favor de la concentración del sector. Con los decretos y resoluciones con los que el presidente Macri alteró el panorama legal del sector, el destino de muchos emprendimientos es la venta o absorción por parte de los más grandes. El gobierno más pro-mercado de este siglo acelera la reducción de la oferta y aniquila la competencia: el segundo cableoperador del país en cantidad de abonados, Supercanal, del Grupo América (de Daniel Vila y José Luis Manzano) acaba de ser vendido al consorcio CVI Austral LLP, en una operación que huele a escala hacia un (diferente) comprador final; en tanto, los medios del segundo grupo de radios y señal de noticias más importante del Área Metropolitana de Buenos Aires Indalo (de Cristóbal López y Fabián De Sousa) están en venta. De ahí para abajo, la incertidumbre es ley, incluso en los medios del Estado.
Para un gobierno tan ocupado en y por la imagen, la escena de Mirtha Legrand, secundada por Narda Lepes y Juan Leyrado y solidarizándose en la pantalla de El Trece con los 357 despedidos de la agencia estatal de noticias Télam ante una cabizbaja ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, representa un descuido importante. No por la desdicha de las familias condenadas por una decisión que el responsable del ajuste en los medios oficiales, Hernán Lombardi, no ha sido capaz de explicar; el descuido que le duele al gobierno es el del relato más general que excusa las penurias del presente en la herencia recibida hace casi tres años. Con sentido común, Legrand pulverizó el relato en menos de un minuto: “Siempre pienso en el hombre que vuelve a la casa y dice, vieja, me despidieron, y los hijos los escuchan… Es una tragedia”.
El desmantelamiento de los medios estatales, que se inició con las señales audiovisuales temáticas de calidad Encuentro (a la que le amputaron su función pedagógica), Paka Paka y DeporTV, prosiguió con una programación tan insulsa en Canal 7 y Radio Nacional que (con la excepción del lapso del Mundial de Rusia) motivó el éxodo de sus audiencias hacia otras emisoras y se completa con el desguace de Télam.
Desde el cierre de la agencia DyN (cuyos mayores accionistas eran los grupos Clarín y La Nación) en noviembre de 2017, Télam quedó como la principal conexión informativa que abastece de información a los medios en todo el país a un precio asequible. El golpe asestado por el gobierno a su estructura compromete el servicio público que presta y afecta a sus destinatarios, medios locales pequeños, medianos, cooperativos, comunitarios y estatales y, con ellos, a la ciudadanía, resintiendo así su acceso a noticias de todo el país producidas en todo el país.
El ajuste potenciado por la orientación de las políticas oficiales no sólo mutila a los medios estatales. El ejemplo de DyN es parte de un paisaje que arroja un saldo cierres y quiebras de empresas (sin distinción de línea política), recortes, salarios impagos durante meses, merma de ingresos, rebusques reñidos con los manuales de ética periodística y una precarización que ya es endémica. Según el SiPreBA, desde los últimos seis meses de  gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hasta ahora, en la industria informativa hubo más de 2.500 despidos.
El entusiasta respaldo gubernamental que recibe la expansión del Grupo Clarín hacia el campo de las telecomunicaciones habilita dos lecturas. Por un lado, la alianza de Macri con el principal multimedios muestra que no todo en la comunicación política es megusteo y redes sociales o que, en todo caso, el “me gusta” coreado en simultáneo por todas las pantallas, emisoras y publicaciones del Grupo Clarín es un condimento necesario para la gobernabilidad de Cambiemos. Al menos, hasta ahora. Porque, una vez validada la fusión Cablevisión/Telecom y allanado casi sin obstáculos el despliegue de Clarín como actor dominante también en telecomunicaciones, ¿cuánto tiempo más durará su oficialismo? ¿La famosa fábula del escorpión y la rana volverá a ilustrar la relación de Clarín con el gobierno, como ya lo hizo con los anteriores?
Por otro lado, el propio Grupo Clarín acusa la transformación impiadosa del ecosistema de comunicaciones con el periodismo con un sistema de subsidios internos cruzados entre sus dos principales sociedades: Telecom (fusionada con Cablevisión) y el multimedios Clarín, cuyo rojo es compensado por la renta extraordinaria de las redes de conectividad fija y móvil. Este esquema, que la vista obesa (no ya vista gorda) del área de “Defensa de la Competencia” de la Secretaría de Comercio pasó por alto en su aval para la mayor fusión de la historia de las comunicaciones en América Latina, podría no ser sustentable a mediano plazo. La señal de ajuste también amenaza al mayor multimedios del país.
Sea a través del menguante negocio publicitario, de sistemas de suscripción (rígidos o porosos), de pago por uso, de comunidades de afinidad, de auspicios institucionales o de la combinación variable de estos elementos (que ensayan no sólo los medios comerciales más grandes, sino también alternativas como Tiempo Argentino o Futurock), el ajuste de las empresas periodísticas está condicionado no sólo por la mutación general de las industrias de la comunicación sino, además, siente el efecto de la recesión económica en los bolsillos de sus destinatarios. Sin público no hay medio que valga.
La contradicción objetiva entre el interés del gobierno y la salud económica de los medios –atada a los infortunios de su público-, que en parte explica el volantazo editorial de Clarín en el segundo gobierno de gobierno de Carlos Menem, puede agregar sal gruesa a una herida cuya profundidad nadie acierta a diagnosticar.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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