CABA
Parte 1, Plaza de Mayo, 9D: el último acto
Lógica, ideas, anécdotas, broncas, sospechas, arrepentimientos y paradojas contados por la gente que llenó la Plaza de Mayo, en un acto inédito ante la salida de un presidente. Proporción de 3 a 1 entre los que fueron por las suyas, y los encuadrados. Pistas para entender a qué apuestan los que salieron a agradecerle al gobierno.
Lógica, ideas, anécdotas, broncas, sospechas, arrepentimientos y paradojas contados por la gente que llenó la Plaza de Mayo, en un acto inédito ante la salida de un presidente. Proporción de 3 a 1 entre los que fueron por las suyas, y los encuadrados. Pistas para entender a qué apuestan los que salieron a agradecerle al gobierno.
Adriana se agarra la cabeza. Lleva el pelo muy corto y tiene una bandera argentina pintada en el pómulo derecho.
-No sabés lo que pasó con mi hija-
-¿Qué pasó?- le dice una amiga.
-Habla pestes de Macri, todo el día. No se puede creer.
La amiga se sorprende, no entiende muy bien el relato, hasta que Adriana explica:
-Es la única de la familia que votó a Macri, y ahora dice que está arrepentida: todo el día lo putea- dice tapándose levemente la boca, como para que se note menos lo que acaba de decir.
-¿Por qué está arrepentida?- consulta lavaca.org, metiéndose en esta conversación altamente política entre vecinas de barrio. Jorge, marido de Adriana y papá de la arrepentida se exaspera:
-¡Y por qué va a ser! Porque fue a la panadería, y después a la carnicería, vio cómo subieron las cosas, y se avivó que con el cuentito del cambio nos van a meter a todos en el horno.
Bocha, de Paternal, motoquero, le dio la razón a Jorge. «Yo estoy notando lo mismo». La Plaza de Mayo se iba llenando. La mitad, veinteañeros o menos. Un 70% del total, sub 40. Detrás de Adriana pasó un hombre con una pancarta hecha a mano:
-«Yo voté a Scioli. Conmigo no te quejes».
Senegal y Nordelta
La llegada había sido un poco estrambótica. Las banderas con la leyenda “Te abrazamos hasta tu regreso. Gracias Cristina. Aguante Morocha” costaban 50 pesos, pero al querer saber el precio de las banderas argentinas, un vendedor canoso respondió: “A los periodistas no les hablo porque son una manga de hijos de puta, que están en contra del proyecto nacional y dicen que los vendedores ambulantes somos todos chorros”. Intenté aclararle que el caso de esta Cooperativa es bien diferente, pero no hubo caso. Siguió: “Y lo que nunca dicen ustedes es que los chorros que vienen a sacarnos el trabajo a los argentinos son éstos”, dijo señalando a un senegalés que vendía cadenitas y miraba con sonrisa tímida, no muy seguro de si había entendido mal, o demasiado bien. Otro vendedor, de Coca Cola, Omar, terció: “La gente anda enojada, habrá que ver qué tal anda la venta mañana. Ojalá no haya bolonqui”, deseó, imaginando el acto macrista.
Remeras estampadas: “No fue magia, pero fue mágico”, “Somos los del 49%, que nunca aflojaron ni aflojaremos. Resistiremos hasta que vuelvas”.
Laura y Jimena, madre e hija, llegaron desde Tigre: “vinimos a saludar a Cristina porque estos 12 años fueron una maravilla. Yo organizo eventos y soy artesana. El gobierno me ayudó con arreglos de la casa, pero pensá que veníamos del 2001 donde pasamos hambre. Mi marido hace parques y jardines, pero ahí en Tigre todo mal con Massa, porque hace todo para Nordelta, pero los barrios pobres como Las Tunas o Almirante Brown están hechos un desastre” cuenta Laura.
Jimena se emociona: “Mi abuela es pobre, se arregla sólo su jubilación, pero tiene 5 chicos a cargo. Y todos van al colegio, tienen sus zapatillas, sus útiles, porque hay apoyo para que pueda hacerlo. En otra época esos chicos hubieran estado en la calle. Todos se llenan la boca hablando de educación, pero ahí ves la educación en serio”.
Los ambiciosos
Elsa llegó desde Exaltación de la Cruz: “¿Por qué perdimos? Por el odio a Cristina. Y pasa con los mismos que reciben planes y beneficios. Lo veo en mis vecinos, votan en contra. Pero ya charlé con varios que se están arrepintiendo y se ponen en contra de Macri. Antes decían “yegua” y ahora putean a Macri porque ven lo que suben los precios, o que les quieren descontar el impuesto a las Ganancias. Yo trabajo de empleada en la administración de un Hospital. Para mí lo bueno es que todos tengamos auto, cosas. La bronca contra este gobierno para mí es por los medios, que le llenan la cabeza a la gente”.
Llegados desde Mendoza, Jorgelina sugiere: “Se consiguieron muchas cosas, pero la gente quedó un escalón más arriba y ahora quiere más”. Franco, a su lado: “Le dieron mucho poder a la clase media ambiciosa que quiere llenarse de cosas. Eso es por el capitalismo”.
Una chica de Nuevo Encuentro vende pins con la leyenda “abrazame hasta que Cristina vuelva” a 20 pesos, dos por 30. Otra remera: “Cristina madre del pueblo”. Empiezan a probar parlantes para el acto. El locutor dice “6, 7, 8” y estallan aplausos favorables a ese programa que cada vez más tiene clones similares, pero ahora opositores: discurso endogámico, reiterativo y con virtudes somníferas.
Nacidos en 2000
En zona hiperjuvenil aparecen dos chicos, Homero de 15 años, Agustín de 16. Integran la Unión de Estudiantes Secundarios, UES.
-Vinimos a agradecerle a Cristina, si vuelve o no, no se sabe- dice Homero.
-Para mi nunca se va a ir, se bancó todo, las corporaciones, las mentiras, todo.
-La mataron con las tapas de los diarios. Ningún político se bancaría tanto. Pero lo bueno que tuvo, sobre todo, es cómo se recuperó el interés por la política. Hoy ves pibitos de 13 años y no se puede creer- dice Agustín, con tono maduro.
-¿En qué hubo fallas?- consulta lavaca.org.
Agustín:
-Cristina hizo leyes, se mejoró la situación de la gente, pero se falló en crear realmente poder popular, un sector movilizado, con estructuras sindicales incluso, para aguantar cualquier embestida.
-Macri no creo que pueda lograr el amor que se ve acá. La derecha no enamora- se ilusiona Homero, subestimando tal vez la capacidad amatoria que ha sido capaz de exhibir parte gruesa de la sociedad en ciertos momentos históricos.
Agustín retoma:
-Mucha gente no votó al Frente para la Victoria porque no hubo críticas para afuera. Entonces hay que preguntar en qué fallamos, seamos nosotros, La Cámpora, el Movimiento Evita o cualquiera. Nadie es mejor que el otro, y estamos en el mismo proyecto- dice, revelando que tal vez las cosas no son tan sencillas.
Homero:
-No se pudo interpretar ni representar a la mayoría. Cristina no se supo manejar. Yo estoy a favor de la autocrítica pero no hubo un gran manejo del partido y los dirigentes. Como dijo Scioli: la militancia se tuvo que poner arriba del partido político y eso es re rescatable. Con una semana más le dábamos vuelta el resultado.
En lo que dice Homero hay ecos de un debate interno, que mucha gente sencillamente ignoró para salir a apoyar a Scioli cuando la primera vuelta demostró que la elección podía perderse, mientras los autodenominados dirigentes y dirigentas seguían extrayéndose la piel entre ellos y ellas. Dice Agustín:
-Esto es una batalla cultural. Pero mostramos que puede moverse un montón de gente independiente, no organizada. Ahora hay que construir para que esa gente no salga a la calle solamente cuando estamos con el orto entre las manos, perdonando la expresión, sino todos los días para pelear por lo que hay que reivindicar.
Es difícil dejar de pensar que todas estas personas, al hacer lo que hacen, son más interesantes que tanto supuestos dirigentes que se afanan por conducirlas. Homero:
-La batalla cultural es que no le podés decir a la gente caminá para allá, caminá para acá. También es entender que hay que escuchar. No podés pensar que la gente es tonta. Si no, serían tontos los que le hicieron ganar a Cristina en 2011. Para mí hay que escuchar también a los de Macri que hablan de la revolución de la alegría, que va a ser para tres o cuatro. O lo de unirse. Hay que escuchar y saber que nosotros podemos hacer las cosas en serio y mucho mejor- dice el joven de 15 años.
-Me pusieron Homero por la Odisea- cuenta. Habrá que ver qué clase de Odisea es la que se escribirá a partir de ahora.
Ovarios, huevos y Clarín
Una chica lleva la remera con el rostro de la Presidenta y la frase: “Todas somos yeguas”. ¿Qué significa? Joana dice a las apuradas:
-Porque tuvo ovarios para bancársela contra muchos incluso después de la muerte de Néstor. Se la bancó contra los fondos buitres. Me gustaría ver si los que van a estar ahora, como Macri, tienen los ovarios que tuvo ella para negociar defendiendo a la Argentina.
Alguien me saluda, y descubro a Oscar Finkelstein, periodista que hasta hace cinco años trabajó en el diario Clarín:
-Vine siempre a los actos, incluso estando en el diario. A muchos periodistas les sigue pasando eso de cumplir con su trabajo, pero apostar por otra cosa: parece un poco esquizofrénico, pero siempre agradecí a este gobierno por todo lo que tuvo que ver con la inclusión y enfrentarse con las corporaciones. Con algunas, es cierto, con Monsanto o Chevron no. Pero uno intuye más o menos lo que viene y la diferencia con otras épocas es esto: la movilización, gente hinchando las pelotas para que no se pierda, por lo menos, lo que se ganó.
Oscar cuenta que está con un contrato basura en un ministerio, y reconoce fallas que explican la derrota electoral:
-Hay una cosa arrogante de parte de la Presidenta, que genera bronca, sumada a un aparato mediático que golpetea todo el día con eso. Y hay algo de la historia argentina, del temor a lo popular, que existe desde hace más de medio siglo.
Datos de pasillo del diario:
-Hubo gente muy moderada, que de golpe se puso a levantar la bandera anti-k. Compraron el relato, o se aprovecharon de eso. Quedaron como un espejo de los medios oficialistas que compraron otro relato. Lo mejor es no comprar ningún relato.
Alrededor nuestro la multitud empezó a saltar: “Tomala a vos, dámela a mi, el que no salta es de Clarín”. Pasaba también uno de los sindicatos que tuvo mayor presencia: el de Televisión interpretando el tema: «Traigan al gorila de Clarín para que vea que este pueblo no cambia de idea».
El informático y la doctora
Un señor lleva una galera hecha de papel: “Cristina, volvé ayer” y al lado se venden remeras que plantean: “Juicio y castigo”, en referencia a los delitos de lesa humanidad.
Gerardo es informático, y Marina es médica del Hospital Italiano. Gerardo está asombrado desde la perspectiva consumista:
-En mi ambiente veo que mis compañeros compraron máquinas de fotos, celulares increíbles, cambian el auto cada dos años, compran computadoras carísimas… y está todo mal. ¿Cómo, loco? ¿Te fuiste a Miami, te compraste de todo, y está todo mal? Sí, todo mal. Todos votan a Macri.
Esta cuestión del voto relacionado con el bolsillo tiene prevalencia en las teorías democráticas actuales. Marina agrega:
-En el hospital la mayoría votó a Macri. Pero yo espero que Cristina vuelva.
¿No es demasiada dependencia de un liderazgo que termina absorbiendo toda esa energía social? Marina sugiere:
-Y bueno, si no que aparezca alguien que sea de ese lado.
Jessica, ante la sola pregunta por su presencia en la Plaza, se larga a llorar. Fue con su marido Fernando y sus chiquitos Francisco y Clara.
-Lloro porque nunca tuvimos un gobierno así. Yo sé que Cristina es una caprichosa, pero muere con las botas puestas, en la suya. Por ahí no escuchó lo que la gente le estaba diciendo. Para mí la reventaron con lo del impuesto a las ganancias. Pero esa misma gente se le va a dar vuelta a Macri muy rápido. Acordate de lo que te digo.
Teoría y práctica de la vereda
El éxito de la tarde, la remera “Abrazame hasta que vuelva Cristina” cotizó a 120 pesos. Georgina, instrumentadora quirúrgica, había hecho su propia pancarta agradeciendo “por devolverme Aerolíneas, YPF, los trenes, los nietos, la industria argentina, la identidad cultural”.
-Tengo 28 años viví lo peor de los finales de los 90, lo que pasó después durante este gobierno fue increíble. Y hoy es la primera vez que vine a la plaza. Fueron 12 años de buena vida.
¿Nada que cuestionar?
-Al revés, hay mucha autocrítica. La soberbia no es buena y mucha gente votó contra eso, no tanto a favor de Macri. Muchos votaron a Macri un poco dejándose llevar, y ahora no saben si metieron la pata.
Marcela es de Lanús, también primeriza en actos:
-Yo soy camarera en un sanatorio. ¿sabés que soy? Una negra de mierda. Y negra de mierda y todo, pude tomar un avión y viajar a Brasil. Y tengo un auto cero kilómetro. Y no lo voy a poner de remis. Tengo 40 años. En el 2001 tenía a mis dos hijos, y salía a cartonear. ¿Entendés? Es la primera vez en mi vida que vengo a un acto. La gente que votó en contra es la que se comió esa palabrita del cambio. Miran Canal 13 y TN, y no ven la realidad. La gente de clase media baja para abajo, como soy yo, lo que se jodió es con lo del impuesto a las ganancias arriba de 15.000 pesos. Eso jugó en contra. Ahora este tipo dice que lo saca, que no lo saca. Con todo hace así, que sí, que no. Nos va a volver locos.
Atardecía, con olor a choripán y un pronóstico. “Vamos muchachos, última choriceada, desde mañana vamos a vender sushi”.
Volviendo por Hipólito Yrigoyen había huestes nutridas de la Policía Metropolitana. En una esquina, un carro de asalto de dimensiones hollywoodenses repleto de individuos pertrechados para una guerra inexistente, se supone. La calle estaba vacía, pero los metropolitanos ordenaban la caminata: “Por la vereda opuesta”, dijo uno cortando el camino. ¿Por qué? El metropolitano, con un grado más de volumen e inflando el chaleco amarillo flúo: “Se lo repito, vaya por la vereda opuesta”.
No son claros los alcances callejeros, ni los políticos, de semejante invitación.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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