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La gripe y el bosque: la epidemia en contexto

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(por Silvia León, integrante de la Rama Salud de Ate) Con los avances de la ciencia en general y de la medicina en particular muchas de las causas que históricamente diezmaron poblaciones enteras, hoy con medidas simples y de bajo costo, junto con el avance de las comunicaciones para llegar a todos los sectores, podrían evitarse.

La gripe y el bosque: la epidemia en contexto

Silvia León


La mayoría de las enfermedades que más muertes e incapacidades provocan en nuestro país, están directamente relacionadas con la inequidad, con la pobreza estructural de millones de conciudadanos, y con un sistema público de salud que sólo aparece privilegiado en los discursos de campaña.
Un niño menor de 1 año muere en el país cada 2 horas por causas evitables. Una madre muere cada 28 horas también en su gran mayoría evitable. En el país del trigo 260.000 chicos de 0 a 5 años tienen algún grado de desnutrición 2.100.000 argentinos no tienen asegurada su comida diaria, esto implica aproximadamente que 330.000 familias padecen hambre.
La epidemia de dengue dejó al descubierto la interrelación de factores en el proceso de salud-enfermedad, ya que la reproducción del mosquito tiene que ver con la tala indiscriminada de los bosques, con las condiciones de vida de nuestras poblaciones más desprotegidas y con el abandono por parte de los gobiernos de políticas de prevención de las enfermedades los 365 días del año.
Ahora se suma la Gripe A, con un alto grado de contagiosidad y, según dicen especialistas, con menor mortalidad que la gripe común pero con una población aterrada por la inadecuada información.
Creemos imprescindible que frente a la actual pandemia, se tomen todas las medidas necesarias para reducir los riesgos a la población así como también las destinadas a la protección de los trabajadores del sector.
Además, se deben resolver las otras cuestiones sanitarias que producen en nuestro país cientos de muertes y enfermedades cada año.
Algunas de estas son:
Chagas, es la principal enfermedad endémica de la Argentina: 2 millones de infectados; 10 personas mueren por semana. Se combate con viviendas dignas y fumigación. Se necesitan entre 1000 y 1500 trabajadores de la salud que trabajen en la prevención, sólo tenemos hoy 300. Presupuesto destinado: 66 millones (Programa Nacional de Chagas 16 millones más 50 millones del Banco Mundial).
Tuberculosis: 15.000 casos nuevos cada año.Es la responsable de muchas muertes evitables en adultos. Se necesitan aprox. 4 millones por año para la compra de los medicamentos. Presupuesto actual: 1,8 millones.
La gripe común en la Argentina (año 2007) causó: 1.258.704 de casos denunciados; 22.000 Internaciones; 3.600 muertes.
La bronquiolitis, bronquitis y neumonía son las causas del 50% de las internaciones pediátricas en el invierno en menores de 2 años. Es una de las principales causas, según los especialistas, del aumento de la mortalidad infantil que pasó de 12,9 por mil en 2006 a 13,3 por mil en 2008.
Parte de las causas de estas muertes están dadas por falencias del sistema de salud: consulta tardía por falta de acceso, falta de camas de internación y chicos de bajo peso (falta de control del embarazo, pobreza, mala alimentación). Todas estas causas pueden ser modificadas y las muertes evitadas. Los hospitales están hoy desbordados, al igual que cada invierno, a lo que se agrega esta nueva pandemia.
La falta de elementos de protección para el cuidado de la salud, así como la mala información acerca de las medidas a tomar por los trabajadores de la salud, habla de la falta de valor que las autoridades les dan a nuestras vidas.
La crisis no empieza hoy. En nuestro país vivimos en emergencia sanitaria, como nuestra organización lo viene sosteniendo. El dengue y la gripe A sólo lo están haciendo más visible.
Sólo falta que la emergencia sea reconocida y se invierta en recursos económicos y en políticas públicas universales e integrales. Faltan trabajadores de la salud en el sistema público; la mitad del existente está precarizado a través de perversas formas laborales como becas, subsidios, contratos, reemplazos de guardias etc. Ello provoca que este personal de tanta importancia, formado en la mayoría de los casos por el mismo estado, se encuentren hoy sin trabajo o no trabajando en toda su capacidad.
Basta de hipocresías. No se necesita convocar a estudiantes ni médicas/cos o enfermeras/os jubilados. Atender la crisis es terminar con la precarización, nombrar al personal formado que es mucho y bueno. Valorar la importancia social de los trabajadores de salud frente a la vida/muerte de nuestra gente. Avanzar hacia un sistema de salud universal, gratuito y de calidad, al alcance de cada ciudadano.
Atender la crisis es también recuperar nuestra capacidad de producción pública de medicamentos, no quedando como rehenes de los laboratorios multinacionales. ¿No es posible fabricar los antivirales para la gripe A al mínimo costo en estos laboratorios?.
¿Tiene que seguir siendo el Instituto Malbrán el único lugar a dónde se deriven todos los estudios frente a cada emergencia en el país, a costa del estrés por sobre exigencia de sus trabajadores?
No negamos las necesarias medidas de precaución que están tomando las autoridades. Lo que sí planteamos es que de una vez por todas tiene que haber una convocatoria para resolver el tema estructural de salud en la Argentina. Los trabajadores tenemos mucho que decir y aportar.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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