CABA
Cualquiera hace radio
FM 94.3 de Paraná, Radio Cualquiera. ¿Quién pagaría para escuchar radio? En Paraná, más de 350 oyentes sostienen una emisora que hace comunicación sin depender de ninguna pauta publicitaria.
L os hermanos Carlos y Rafael Vicentín tenían un inconveniente auditivo, y descubrieron el modo más insólito de resolverlo. Querían escuchar radio, pero no les gustaba lo que oían en el dial mientras trabajaban en su pequeña agencia de elaboración de juegos promocionales para diarios y revistas. Cualquier mortal hubiera saldado la cuestión comprando compacts, o bajando música de Internet. Pero no. Ellos querían escuchar buena radio y decidieron crear una.
Primero fueron a ver a un amigo, Armando Salzman, rectificador de motores e inspirador del Centro Cultural La Hendija, de Paraná: un lugar fascinante, donde efectivamente se rectifican motores. Armando trasladó el taller original a otro lugar, y hoy La Hendija es un centro de exposiciones, reuniones, disertaciones y conspiraciones que permiten poner en marcha los motores comunitarios. Armando recuerda su reunión con los Vicentín: “Me dijeron: todas las radios son una porquería. ¿Por qué no hacemos una?”. Los tres se miraron y se hicieron una pregunta cómplice: ¿y por qué no?
Pensaron que había que convocar a alguien que supiese algo más de comunicación. El cuarto mosquetero fue Silvio Méndez: “Pero yo de radio no sabía nada” aclara. Ésa fue su carta ganadora. Armando: “Eso nos convenció de que él tenía que acompañarnos. Si no había alguien que supiera, podíamos aprender todos juntos”.
Otra cosa que detestaban de las radios convencionales era la publicidad. Para hacer todo más difícil postularon esa premisa: no depender de las pautas publicitarias. En Entre Ríos, según uno va conversando con periodistas de diverso pelaje, todo parece depender de la pauta oficial. Hay excepciones, como siempre, pero hay también manadas de locutores entusiastas, informadores desinformantes, predicadores noticiosos y opinadores inoxidables, que se ven empujados a obedecer encarnizadamente a los que racionan las migas de esa torta.
Carlos, Rafael, Armando y Silvio no pensaban dedicarse a semejante menú. Y para hacer todavía más entretenida la cosa, tampoco pensaron el proyecto como una “empresa comercial” sino como un espacio genuino de expresión y comunicación, que debía poder albergar a proyectos que en cualquier otra radio fuesen inviables o rechazados bajo la acusación de inexorable fracaso.
Llegó entonces el momento de una pregunta insomne: ¿qué nombre le ponemos? Silvio: “Pensamos algunas cosas convencionales, como Sur, Viento. Pero cuando definimos la propuesta sobre quiénes queríamos que tuvieran un espacio, la respuesta natural era: y… cualquiera”. A la tercera vez que lo repitieron, se dieron cuenta de que el nombre también podía ser… cualquiera. “A mucha gente le resulta poco serio, o poco comercial. ¿Ese nombre tienen?” (mu, el periódico de lavaca, nada tiene que objetar al respecto.) Cualquiera terminó por ser el más original de los nombres de una radio. “Creíamos y creemos que en la radio puede estar cualquiera.”Pero ese “cualquiera” no es para cualquiera. Dice Rafael: “Nada de locutores profesionales, o voces de publicidad de yogur. Lo que deseamos es que tome el micrófono cualquiera que tenga algo para decir”.
Nueva York – Madrid – Paraná
¿Cómo hacer una radio que no dependa de la publicidad, pero que a la vez se autogestione? El dilema los tenía confundidos. En 2005 estaban en pleno debate cuando se les presentaron dos ideas.
Una: a partir de la presentación en La Hendija del libro Sin Patrón, en conversación con un integrante de lavaca, supieron de la existencia de la wbai (99.5 fm en Nueva York www.wbai.org), una radio sin publicidad, financiada por los oyentes. “En Nueva York puede ser, pero ¿en Paraná?” La idea los persiguió durante semanas, hasta que decidieron dejarse alcanzar.
Dos: del quincenal español Diagonal (www.diagonalperiodico.net) sacaron la idea de ofrecer algún plus para sus compradores. “De ahí salió la idea de mimar a los oyentes” explica Silvio.
Ofrecieron entonces a cada productor de cada programa la posibilidad de un espacio a condición de aportar 10 integrantes a la Radio Peña, que es el grupo que con su aporte mensual sostiene a la emisora. Rafael: “Ya hay unos 350 radiopeñistas, que aportan 12 pesos cada uno para que la radio pueda funcionar”. Las cuentas claras:
8 pesos van a pagar funcionamiento de la radio y pago de los operadores.
2 pesos para el cobrador.
2 pesos se destinan a la producción de materiales que Radio Cualquiera entrega a sus radiopeñistas.
Radio Cualquiera ha entregado a sus oyentes, entre los mimos que postulaba Silvio, el libro Cuentos para un enero Cualquiera, realizado en La Hendija; un compact de acústicos grabados en los programas de la propia radio, con grupos de rock y folklore locales; otro libro -Cualquiera cocina (con las recetas contadas en uno de los programas, el de Chury)- o La poesía es un dibujo Cualquiera. La alegría de Rafael es un puente de oreja a oreja: “Les pedimos a los artistas y a la gente de los programas que donen el material. Se hace el libro o el compact y se entrega a los radiopeñistas. Sólo se paga el material, no el capital humano. Pero se genera toda una movida en la cual los artistas y escritores publican, y ahora se preocupan por preparar su obra sabiendo que aquí sí se va a difundir. Esa llegada al público está potenciando que se lancen a nuevos proyectos”. Armando agrega otra paradoja: “Lo fantástico es que ninguna de estas cosas que suceden nosotros la imaginábamos. Nos preguntaban si todo estaba saliendo como lo pensábamos, pero la verdad es que nosotros no pensábamos nada. Todo lo fuimos inventando”.
Hay algo de modestia mechada con sabiduría: no pensaron un modelo o un molde de radio sino un movimiento hacia una radio, que se fuera construyendo al fluir. “Hay que saltar y desplegar las alas, pero como alas no tenés, hay que inventarlas en el salto” dice Armando. Todo en Radio Cualquiera es así: entusiasmo, poesía y sentido común.
Además de los libros, Radio Cualquiera entrega entradas con descuentos para ver cine u obras de teatro en La Hendija, centro de rectificación de los motores del alma.
¿Quién tiene algo que decir?
La condición para elegir los programas, entonces, es que se tenga algo para decir, diez radiopeñistas que aportar, y finalmente se consideró con bastante énfasis “toda propuesta que no tuviese posibilidad alguna en un medio comercial o convencional. Hay montones de expresiones que en otros lados no tendrían ningún tipo de cabida” dice Armando. Esto es también sorprendente: aquello que en cualquier radio convencional sería penosamente rechazado por los denominados “gerentes de programación”, es lo que en Radio Cualquiera el público paga para oír.
Rafael descubrió algo en nuestro libro El fin del periodismo y otras buenas noticias: “Ahí se habla de algo nuevo, que ya no es el medio de comunicación con un emisor, un medio y un receptor, sino el concepto de un medio de expresión. Esa idea nos gusta mucho”.
El resultado es que la radio ya tiene 32 programas propios, desde El junta puchos todos mediodías (se presenta como “Prensa minoritaria: una forma distinta de mirar la cotidianidad; el mundo a través de los hechos cercanos, con una palabra reposada y rebelde”) hasta Abrapalabra (“Poesía leída, cantada, recitada, vivida. Corrientes literarias y los versos de muchos autores, grandes, desconocidos y malditos”), La hora del burgués progresista (“una provocación contra la acumulación”) o Revoluciones (programa producido, realizado y conducidos por jóvenes y adolescentes de los barrios Circunvalación y Bajada Grande, los barrios periféricos y pobres de la ciudad). También pueden escucharse Los grandes del despecho (radio surrealista en país ídem), Radio crimen (rock under), Difícil que el chancho chifle (humorístico, o quizá político), Siempre espero ver la luna en mi piel (música y poesía) o Cosa e’ negro (rock nacional), por nombrar sólo a algunos de los que pueden encontrarse en la página web de Radio Cualquiera.
La radio es una asamblea
Todos los meses hay reuniones de productores, donde debaten sobre lo que se está haciendo, se deciden los materiales para entregar a los radiopeñistas, se medita sobre la vida en general y los proyectos que cada uno postula. Luego, eso deriva en encuentros con los oyentes, empanadas, fiesta. No se sabe cuánta gente escucha la radio, porque cualquiera puede acceder a ella. Si usted la oye por Internet, se ve beneficiado por un proyecto sostenido por los radiopeñistas y el esfuerzo de cada programa.
“El tema que se está planteando ahora es qué hacer frente a una hipotética pauta oficial” cuenta Armando. Han tomado una decisión: cualquier ingreso de ese tipo, iría a parar a equipamiento. Los programas, por su parte, pueden ofrecer publicidad compartiéndola con la radio, y todo bajo el concepto de no romper la personalidad del proyecto, sino de potenciarla. Para que se entienda: ya les propusieron hacer programas mañaneros que llegaban con pauta oficial. Rafael: “Les dijimos que no nos interesa sacar al aire a un funcionario explicando por qué no hace lo que debería hacer. Lo que nos interesa es que se escuchen otras voces que no tienen lugar en otros medios”. Silvio: “Ese tipo de programa se cayó solo. Nosotros pretendemos que se genere información propia, no que se lean los diarios. Pero eso implica trabajar, y algunos se resisten”.
¿Puede la radio transformarse en un medio de vida para quienes la inventaron? Silvio, que actualmente es redactor en la revista Análisis, espera que sí, aunque sin apurar ningún tiempo. “Yo vivo de mi trabajo como periodista. Me encantaría poder vivir de hacer lo que realmente me gusta.” Carlos y Rafael no se lo plantean: “No está lanzada desde ahí la iniciativa. Lo que queríamos era crear un medio que no existía. Si alguna vez la cosa crece como para obligarnos a pensarla como un trabajo, veremos. Son finales abiertos”. Armando sigue rectificando motores y motorizando a La Hendija. “Lo que nos interesa es tener un medio de expresión independiente. Los recursos son, justamente, para lograr su autonomía económica” explica Rafael. No recurren a contribuyentes lejanos, sino a socios que participan, intercambian, comparten e inventan juntos. “Ése es el proyecto” dice Silvio. Y cualquiera lo entiende.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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