CABA
Cualquiera hace radio
FM 94.3 de Paraná, Radio Cualquiera. ¿Quién pagaría para escuchar radio? En Paraná, más de 350 oyentes sostienen una emisora que hace comunicación sin depender de ninguna pauta publicitaria.
L os hermanos Carlos y Rafael Vicentín tenían un inconveniente auditivo, y descubrieron el modo más insólito de resolverlo. Querían escuchar radio, pero no les gustaba lo que oían en el dial mientras trabajaban en su pequeña agencia de elaboración de juegos promocionales para diarios y revistas. Cualquier mortal hubiera saldado la cuestión comprando compacts, o bajando música de Internet. Pero no. Ellos querían escuchar buena radio y decidieron crear una.
Primero fueron a ver a un amigo, Armando Salzman, rectificador de motores e inspirador del Centro Cultural La Hendija, de Paraná: un lugar fascinante, donde efectivamente se rectifican motores. Armando trasladó el taller original a otro lugar, y hoy La Hendija es un centro de exposiciones, reuniones, disertaciones y conspiraciones que permiten poner en marcha los motores comunitarios. Armando recuerda su reunión con los Vicentín: “Me dijeron: todas las radios son una porquería. ¿Por qué no hacemos una?”. Los tres se miraron y se hicieron una pregunta cómplice: ¿y por qué no?
Pensaron que había que convocar a alguien que supiese algo más de comunicación. El cuarto mosquetero fue Silvio Méndez: “Pero yo de radio no sabía nada” aclara. Ésa fue su carta ganadora. Armando: “Eso nos convenció de que él tenía que acompañarnos. Si no había alguien que supiera, podíamos aprender todos juntos”.
Otra cosa que detestaban de las radios convencionales era la publicidad. Para hacer todo más difícil postularon esa premisa: no depender de las pautas publicitarias. En Entre Ríos, según uno va conversando con periodistas de diverso pelaje, todo parece depender de la pauta oficial. Hay excepciones, como siempre, pero hay también manadas de locutores entusiastas, informadores desinformantes, predicadores noticiosos y opinadores inoxidables, que se ven empujados a obedecer encarnizadamente a los que racionan las migas de esa torta.
Carlos, Rafael, Armando y Silvio no pensaban dedicarse a semejante menú. Y para hacer todavía más entretenida la cosa, tampoco pensaron el proyecto como una “empresa comercial” sino como un espacio genuino de expresión y comunicación, que debía poder albergar a proyectos que en cualquier otra radio fuesen inviables o rechazados bajo la acusación de inexorable fracaso.
Llegó entonces el momento de una pregunta insomne: ¿qué nombre le ponemos? Silvio: “Pensamos algunas cosas convencionales, como Sur, Viento. Pero cuando definimos la propuesta sobre quiénes queríamos que tuvieran un espacio, la respuesta natural era: y… cualquiera”. A la tercera vez que lo repitieron, se dieron cuenta de que el nombre también podía ser… cualquiera. “A mucha gente le resulta poco serio, o poco comercial. ¿Ese nombre tienen?” (mu, el periódico de lavaca, nada tiene que objetar al respecto.) Cualquiera terminó por ser el más original de los nombres de una radio. “Creíamos y creemos que en la radio puede estar cualquiera.”Pero ese “cualquiera” no es para cualquiera. Dice Rafael: “Nada de locutores profesionales, o voces de publicidad de yogur. Lo que deseamos es que tome el micrófono cualquiera que tenga algo para decir”.
Nueva York – Madrid – Paraná
¿Cómo hacer una radio que no dependa de la publicidad, pero que a la vez se autogestione? El dilema los tenía confundidos. En 2005 estaban en pleno debate cuando se les presentaron dos ideas.
Una: a partir de la presentación en La Hendija del libro Sin Patrón, en conversación con un integrante de lavaca, supieron de la existencia de la wbai (99.5 fm en Nueva York www.wbai.org), una radio sin publicidad, financiada por los oyentes. “En Nueva York puede ser, pero ¿en Paraná?” La idea los persiguió durante semanas, hasta que decidieron dejarse alcanzar.
Dos: del quincenal español Diagonal (www.diagonalperiodico.net) sacaron la idea de ofrecer algún plus para sus compradores. “De ahí salió la idea de mimar a los oyentes” explica Silvio.
Ofrecieron entonces a cada productor de cada programa la posibilidad de un espacio a condición de aportar 10 integrantes a la Radio Peña, que es el grupo que con su aporte mensual sostiene a la emisora. Rafael: “Ya hay unos 350 radiopeñistas, que aportan 12 pesos cada uno para que la radio pueda funcionar”. Las cuentas claras:
8 pesos van a pagar funcionamiento de la radio y pago de los operadores.
2 pesos para el cobrador.
2 pesos se destinan a la producción de materiales que Radio Cualquiera entrega a sus radiopeñistas.
Radio Cualquiera ha entregado a sus oyentes, entre los mimos que postulaba Silvio, el libro Cuentos para un enero Cualquiera, realizado en La Hendija; un compact de acústicos grabados en los programas de la propia radio, con grupos de rock y folklore locales; otro libro -Cualquiera cocina (con las recetas contadas en uno de los programas, el de Chury)- o La poesía es un dibujo Cualquiera. La alegría de Rafael es un puente de oreja a oreja: “Les pedimos a los artistas y a la gente de los programas que donen el material. Se hace el libro o el compact y se entrega a los radiopeñistas. Sólo se paga el material, no el capital humano. Pero se genera toda una movida en la cual los artistas y escritores publican, y ahora se preocupan por preparar su obra sabiendo que aquí sí se va a difundir. Esa llegada al público está potenciando que se lancen a nuevos proyectos”. Armando agrega otra paradoja: “Lo fantástico es que ninguna de estas cosas que suceden nosotros la imaginábamos. Nos preguntaban si todo estaba saliendo como lo pensábamos, pero la verdad es que nosotros no pensábamos nada. Todo lo fuimos inventando”.
Hay algo de modestia mechada con sabiduría: no pensaron un modelo o un molde de radio sino un movimiento hacia una radio, que se fuera construyendo al fluir. “Hay que saltar y desplegar las alas, pero como alas no tenés, hay que inventarlas en el salto” dice Armando. Todo en Radio Cualquiera es así: entusiasmo, poesía y sentido común.
Además de los libros, Radio Cualquiera entrega entradas con descuentos para ver cine u obras de teatro en La Hendija, centro de rectificación de los motores del alma.
¿Quién tiene algo que decir?
La condición para elegir los programas, entonces, es que se tenga algo para decir, diez radiopeñistas que aportar, y finalmente se consideró con bastante énfasis “toda propuesta que no tuviese posibilidad alguna en un medio comercial o convencional. Hay montones de expresiones que en otros lados no tendrían ningún tipo de cabida” dice Armando. Esto es también sorprendente: aquello que en cualquier radio convencional sería penosamente rechazado por los denominados “gerentes de programación”, es lo que en Radio Cualquiera el público paga para oír.
Rafael descubrió algo en nuestro libro El fin del periodismo y otras buenas noticias: “Ahí se habla de algo nuevo, que ya no es el medio de comunicación con un emisor, un medio y un receptor, sino el concepto de un medio de expresión. Esa idea nos gusta mucho”.
El resultado es que la radio ya tiene 32 programas propios, desde El junta puchos todos mediodías (se presenta como “Prensa minoritaria: una forma distinta de mirar la cotidianidad; el mundo a través de los hechos cercanos, con una palabra reposada y rebelde”) hasta Abrapalabra (“Poesía leída, cantada, recitada, vivida. Corrientes literarias y los versos de muchos autores, grandes, desconocidos y malditos”), La hora del burgués progresista (“una provocación contra la acumulación”) o Revoluciones (programa producido, realizado y conducidos por jóvenes y adolescentes de los barrios Circunvalación y Bajada Grande, los barrios periféricos y pobres de la ciudad). También pueden escucharse Los grandes del despecho (radio surrealista en país ídem), Radio crimen (rock under), Difícil que el chancho chifle (humorístico, o quizá político), Siempre espero ver la luna en mi piel (música y poesía) o Cosa e’ negro (rock nacional), por nombrar sólo a algunos de los que pueden encontrarse en la página web de Radio Cualquiera.
La radio es una asamblea
Todos los meses hay reuniones de productores, donde debaten sobre lo que se está haciendo, se deciden los materiales para entregar a los radiopeñistas, se medita sobre la vida en general y los proyectos que cada uno postula. Luego, eso deriva en encuentros con los oyentes, empanadas, fiesta. No se sabe cuánta gente escucha la radio, porque cualquiera puede acceder a ella. Si usted la oye por Internet, se ve beneficiado por un proyecto sostenido por los radiopeñistas y el esfuerzo de cada programa.
“El tema que se está planteando ahora es qué hacer frente a una hipotética pauta oficial” cuenta Armando. Han tomado una decisión: cualquier ingreso de ese tipo, iría a parar a equipamiento. Los programas, por su parte, pueden ofrecer publicidad compartiéndola con la radio, y todo bajo el concepto de no romper la personalidad del proyecto, sino de potenciarla. Para que se entienda: ya les propusieron hacer programas mañaneros que llegaban con pauta oficial. Rafael: “Les dijimos que no nos interesa sacar al aire a un funcionario explicando por qué no hace lo que debería hacer. Lo que nos interesa es que se escuchen otras voces que no tienen lugar en otros medios”. Silvio: “Ese tipo de programa se cayó solo. Nosotros pretendemos que se genere información propia, no que se lean los diarios. Pero eso implica trabajar, y algunos se resisten”.
¿Puede la radio transformarse en un medio de vida para quienes la inventaron? Silvio, que actualmente es redactor en la revista Análisis, espera que sí, aunque sin apurar ningún tiempo. “Yo vivo de mi trabajo como periodista. Me encantaría poder vivir de hacer lo que realmente me gusta.” Carlos y Rafael no se lo plantean: “No está lanzada desde ahí la iniciativa. Lo que queríamos era crear un medio que no existía. Si alguna vez la cosa crece como para obligarnos a pensarla como un trabajo, veremos. Son finales abiertos”. Armando sigue rectificando motores y motorizando a La Hendija. “Lo que nos interesa es tener un medio de expresión independiente. Los recursos son, justamente, para lograr su autonomía económica” explica Rafael. No recurren a contribuyentes lejanos, sino a socios que participan, intercambian, comparten e inventan juntos. “Ése es el proyecto” dice Silvio. Y cualquiera lo entiende.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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