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Cristóbal López y el conflicto con sus trabajadores: Kasino

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La trama oculta del conflicto del casino flotante. Mientras Cristóbal López, un empresario fuertemente ligado al kirchnerismo, estaba negociando el 50% de la compra del casino flotante de Puerto Madero, un sindicato ligado al oficialismo forzó su cierre. Los trabajadores tuvieron que salir a denunciar la maniobra, proteger sus derechos y exigir lo obvio: que no los confundan con marineros. El caso revela la verdadera dificultad para organizarse sindicalmente hoy en Argentina, cuando hay que enfrentarse a empresarios, sindicatos y políticos al mismo tiempo. Pero también dónde está la fortaleza para librar esas batallas: el poder de las asambleas.

Cristóbal López y el conflicto con sus trabajadores: Kasino

Frente al Hipódromo Argentino, Tribuna Carlos Pellegrini, sobre Avenida del Libertador, 600 chicas y muchachos de chalecos coloridos cortan parte del tránsito, saltan para desentumecerse del frío, tiran petardos y cantan “Preparen los bidones, preparen kerosén, vamos a quemar el barco y al hipódromo también”. Banderas y pancartas:
Ksino ‘apuesta’ 1.300 familias.
Ksino = Cristóbal López.
CGT nos entregás.
Con los trabajadores no se juega.
No al complot político.

Ocupan cuatro de los cinco carriles de la avenida y son trabajadores de Casino Puerto Madero. Están allí porque el sector de tragamonedas del hipódromo también pertenece a Casino Club, sociedad del empresario vinculado al kirchnerismo, Cristóbal López. Los jóvenes de chaleco naranja pertenecen a conteo, los cajeros del casino. Las chicas de chaleco celeste son slots, asistentes de las máquinas tragamonedas y de los clientes que suelen desear incinerarlas (a las máquinas y a las slots). Los de chaleco rojo son los tradicionales croupiers de las mesas de ruleta y juegos de cartas, actividades prohibidas en la Ciudad de Buenos Aires, razón por la cual el pionero ingenio menemista hizo que este casino fuera flotante: al instalarse en dos barcos ya no está en suelo porteño, y por lo tanto evade la legislación.
Las chicas –muchas de ellas han sido promotoras– encienden petardos y cantan “hay que gritar, para volver a laburar”. La cámara del canal tn (sigla que significaría “todo noticias”) se enciende para que el movilero entreviste a uno de los delegados. Leonardo declara: “El conflicto lo genera Cristóbal López, empresario estrechamente vinculado al presidente Kirchner…” pero el camarógrafo decide apagar la cámara y el movilero, disimulando, pregunta alguna cosa sobre el futuro. Leonardo se queda con la boca abierta, hasta que la cierra. Aparecen radios y canales a cubrir lo que les resulta crucial: la lentitud del tránsito para quienes se dirigen hacia el norte, víctimas de un comprensible fastidio exacerbado por las radios que hablan de “caos”. Varios automovilistas, sin embargo, saludan afectuosamente a los manifestantes. “Son clientes que nos reconocen” confiesa un croupier. Una señora baja la ventanilla eléctrica de su nave plateada, y antes de seguir rumbo a la Panamericana country les deja un saludo: “la concha de tu madre”.
Otro de los jóvenes croupiers la escucha y explica perplejo: “No querría molestar a la gente, ¿pero cómo nos hacemos oír, si en este país nadie te da pelota?”
Así, cientos de chicas y muchachos, universitarios, “buena presencia”, que ganan 3.000 pesos (mejor dicho: se han ganado ganar 3.000 pesos) y en muchos casos jamás habían pensado arriesgarse a terremotos huelguísticos, movilizaciones, piquetes o experiencias de democracia directa, terminaron haciendo visible un negocio asombroso, enfrentando al oficialismo gobernante, empresarios menemistas y kirchneristas de biografía oscura, la fantasmal cgt obesa, traficantes de divisas, señoras de autos plateados, casinos en aguas insalubres, sindicatos patronales, adoradores del jamón serrano, patotas y medios de comunicación que apagan las cámaras apenas estos chicos empiezan a dar nombres y a contar simplemente por qué quieren trabajar sin que les maten el cerebro.
En tiempos globales a los que la británica Susan Strange bautizó como Capitalismo de Casino (por el nivel de especulación, apuesta, improductividad y psicopatía económica) la situación del casino flotante de Buenos Aires puede resultar un modelo asombroso, aunque todo parece demostrar que cualquier mesa de ruleta o póker es un ámbito mucho más razonable que aquellos en los que las fichas de menor valor son las personas, y el juego es el poder.

Guía para entender el juego
Los trabajadores salieron a la calle por dos problemas simultáneos:
1) El casino cerró sus puertas.
2) Les quieren cambiar el encuadramiento gremial (traducción: desorganizarlos y hacerles perder todo lo que han ganado).
El casino posee dos barcos, el Princess y el Estrella de la Fortuna, que cerraron el 2 de mayo cuando bajaron de los mismos los marineros y los capitanes, que responden al Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (somu). Sin dicho personal, por reglamentaciones del mundo marino, Prefectura impide que los barcos operen (aunque estén anclados en el puerto). La empresa dice que el problema nace por un “conflicto intersindical” entre el somu y Aleara, el sindicato de trabajadores de juegos de azar (“alea” significa azar en latín, y “ra” designa a la azarosa República Argentina).
Los empleados del casino, en cambio, denuncian que el cierre es un lock out patronal. El croupier Federico explica paso a paso la cuestión. Conviene seguirlo para entender el embrollo:
“El casino es de la empresa española Cirsa Corporation, que llegó a Argentina aliada al menemismo. Se sabe que ahora se asocia en un 50% Cristóbal López, dueño de Casino Club, empresario que financió todas las campañas de Kirchner en Santa Cruz y acá”.
“Nosotros le pasamos por encima a nuestro sindicato Aleara, y venimos desde hace un año y medio ganando una serie de conquistas económicas y condiciones de trabajo. Tenemos una asamblea donde todos intervenimos. Los delegados hacen lo que decide la asamblea”.
“Acá no hay sindicalistas profesionales, ni dirigentes. Manda la asamblea. Desde que esto empezó, no pudieron despedir más a nadie. Quisieron, pero el año pasado logramos reincorporar a 170 despedidos haciendo un piquete en las puertas de los barcos durante una semana. La empresa, obvio, no nos quiere.”
“Los que siempre nos quisieron son los del somu, sindicato dirigido por Omar Caballo Suárez, amigo de la empresa y mucho más del kirchnerismo. Su alianza con un empresario como Cristóbal López es obvia”.
“El somu es un sindicato vertical. Para la empresa es ideal porque negocia a puertas cerradas”.
“El somu hace bajar a los marineros y obliga a cerrar el barco. Con eso nos pega a nosotros y, al mismo tiempo, Cristóbal López puede presionar a Cirsa para que le venda más barato su 50%.

Cegetistas amorosos
Varios medios españoles coinciden absolutamente con la visión de Federico y plantean que el catalán Manuel Lao Hernández, propietario de Cirsa, está bajo lo que denominan “una extorsión” kirchnerista que busca quitarle el monopolio porteño de los casinos. Lao Hernández estaría saboreando el tipo de medicina que aplica en otras latitudes –la empresa está desparramada por Latinoamérica, además de España– y que lo trajo a Argentina apañado por Carlos Menem a fines de los 90. Por esos años, Aleara era un sindicato inexistente en la Capital, y se lo instaló para encuadrar a los empleados colocando a su frente al entonces menemista –si es que la denominación significa algo– e inspector del ministerio de Trabajo, Daniel Amoroso, hoy legislador porteño macrista (se solicita disculpas a los lectores por el cúmulo de ataques a la lengua).
La lucha de Caballo versus Amoroso (¿podrá patentarse como juego de mesa?) es así digerida por sus principales víctimas, según la explicación de Federico: “El somu sería el fin de nuestra organización. En cambio, en Aleara tenemos nuestros propios delegados, nuestra autolegislación. Tuvo que terminar aceptándonos para seguir funcionando, porque somos el principal aporte que tienen. Otro detalle, somos trabajadores de juegos de azar. No somos marineros”.
Omar Caballo Suárez, es un sindicalista ortodoxo de una conducta inflexible: siempre fue oficialista, y su grado de kirchnerismo actual le da impunidad hasta para insultar ministros, entre otros corcoveos. La publicación alternativa Ámbito Financiero ha relatado que en un encuentro en la cgt se produjo el siguiente diálogo entre Suárez y uno de sus congéneres:
–Todo lo que flota en el río es mío– anunció Suárez.
–¿Y la mierda que flota también es tuya?
–También, pero no te hagás el vivo.
Sintetizando: Suárez, cual hipocampo de agua dulce, considera que los trabajadores del casino flotan en el río, y deberían hacer sus aportes a la caja del somu. Pero mucho más importante aun es que el reclamo del somu para encuadrar a esos empleados obligando a cerrar los barcos, formó parte –dicen los trabajadores, los medios españoles y los locales, y nadie se atreve a desmentirlos– de la abierta presión del kirchnerismo para obligar al dueño de Cirsa a negociar con Cristóbal López. Lao Hernández no tiene la vida sencilla. Nunca se repuso del todo de la caída de Aníbal Ibarra, político con el que se le atribuyen relaciones casi tan fraternales como las que antes tuvo con Fernando De la Rúa y antes aún con Carlos Menem. Tuvo, además, entre su personal a Miguel Ángel Egea, integrante de la Triple A, socio del menemista Alberto Kohan y también de represores de la esma como Jorge Radice y Jorge Tigre Acosta.

Jamón del medio
Volviendo a Lao, más recientemente, en diciembre de 2006, cuando llegaba desde Barcelona en su avión privado, le detectaron un cargamento secreto de jamones serranos, lo cual sería reprobable, pero que además estaban rellenos de euros. Más precisamente, 500.000 euros en billetes, según reveló el periódico contrainformativo Clarín. La Aduana pasó por alto el tráfico de jamones, pero denunció el de divisas, y Lao quedó un tanto a merced de los buenos oficios oficiales. Cirsa declaró formalmente ser ajena a cualquier situación de lavado de dinero, tema por el que casualmente la investiga en España el juez Baltasar Garzón, basándose en que internacionalmente el negocio de los casinos “constituye una de las principales fuentes de lavado de dinero sucio en el mundo”.
Entre esas peripecias y el cierre del casino desde el 3 de mayo, Lao terminó pactando. El 31 de mayo se anunció el final feliz de la historia: Cristóbal López compró a Cirsa la mitad del casino y dejó trascender que invertirá 100 millones de dólares en esta Unión Transitoria de Empresas que forma con los españoles menemistas.
El negocio es flotante, y líquido, aunque nadie brinda cifras exactas. En el capitalismo de casino, lo mejor es que se sepa poco y nada. El Casino Puerto Madero, según los medios españoles, deja 60 millones de euros al año (240 millones de pesos, o casi 700.000 pesos de ganancia por día). En cambio, los trabajadores estiman que la ganancia diaria es por lo menos de 1.500.000 pesos, y lo calculan porque Lotería declara que el 20% que le corresponde diariamente es de 300.000 pesos. Solamente en propinas se dejan arriba de 80.000 pesos diarios (pasan a la caja de empleados, una de las conquistas de los trabajadores). Los días de fin de semana ingresan unas 12.000 personas, y además de las 170 mesas de juego hay unas 2.000 tragamonedas.

Cristóbal y la burguesía nacional
Si Alfredo Yabrán sabía que el mayor poder lo tiene quien pasa desapercibido –no se olviden de Cabezas– hay varios empresarios actuales que siguen esa conducta. “De Cristóbal López hay una sola foto” cuentan los trabajadores del casino, que armaron con ella varias pancartas donde se lee “Kristóbal”. Datos: se lo supone de 48 años, hijo de españoles, nacido en Comodoro Rivadavia donde su familia vendía verduras y pollos. La leyenda cuenta que su primer negocio ocurrió a los 19 años (durante la dictadura), cuando logró convertirse en proveedor de ypf en Comodoro Rivadavia, y terminó asociado implícitamente al petrolero Diego Ibáñez. De allí en más, con indudable audacia y apoyos poderosos, López fue construyendo su fuerza a través del juego, las tragamonedas, luego los casinos, compra de inmuebles y campos y esa biografía un tanto enigmática lo pone hoy como titular de Oil m&s, empresa que junto a otro desapercibido, Lázaro Báez, se adjudicó 15 de 16 pozos petroleros licitados en la provincia de Santa Cruz en 2006 (cada lector puede imaginar quién levantó el pulgar para aprobar la licitación). López tiene un avión que Kirchner conoce de memoria como candidato, posee empresas de transporte de carga, de turismo santacruceño, recolectoras de residuos, barrios privados, campos, exporta aceite a Italia, tiene más de la mitad accionaria de un canal de cable de Comodoro, y el diario El Patagónico. Es socio de Federico de Achával en el hipódromo privatizado de Palermo, ganó proyectos de exploración petrolera en Brasil, y se lo supone eje del proyecto de energía eólica Vientos de la Patagonia, impulsado por el ministro Julio De Vido. Si el kirchnerismo intenta, como sostienen tantos pensadores, reconstruir algo parecido al peronismo, la clase trabajadora estaría representada por señores como Hugo Moyano, o su prole, y la burguesía nacional por empresarios como Cristóbal López. El fin de este relato queda abierto.

Hagan sus apuestas
Los trabajadores del casino tenían otros problemas. Entre 2001 y 2005 hubo unos mil despidos. Leandro: “Siempre sin causa y con una prepotencia total. El objetivo es tenernos con el cerebro muerto, es un tipo de obediencia debida”. El 9 de enero de 2006 estaban juntando firmas para que la empresa y el sindicato los autorizaran a nombrar sus propios delegados. Respuesta del departamento de recursos humanos: cuatro despidos. “La gente se hartó, se levantó y desde esa vez no nos pudieron frenar” cuenta Leandro. Hubo paros dentro del barco y piquetes afuera, impidiendo la entrada. Consiguieron reincorporar a esos despedidos, siempre con una organización basada en la asamblea horizontal. Pablo y Maxi: “Somos 18 delegados, pero no dirigentes. Nadie mejor que los propios trabajadores para decidir lo que hay que hacer”.
El gesto de desagrado es unánime cuando se menciona la palabra “política” (entendida como “políticos”). En una de las asambleas a las que asistió mu, un croupier brindó una definición casi científica: “En Argentina la política es esto: el gobierno acapara todo en manos de sus amigos para que hagan negocios en su nombre. Y los opositores están en contra porque no pueden hacer negocios ellos”. Hernán: “Yo milité en la universidad en un partido de izquierda, pero nos hacían hablar de Yugoslavia, de las internas contra otros partidos, qué sé yo, nada en serio, me harté y me fui. Ésta es la verdadera política” dice señalando a sus compañeros que saltan con chalecos de colores. “Para mi los trabajadores tenemos que ocupar el espacio porque si no los ocupan la burocracia y la burguesía. Sigo teniendo mirada de clase ¿no?”
Mariana, otra promotora que terminó como slot: “Queremos trabajar, y queremos dirigirnos nosotros mismos, no que vengan a matonearnos”. Federico está emocionado con todo lo que se logró: “No nos gana Aleara, ni el somu, ni el gobierno nacional, ni López, ni Lao, ni el Ministerio de Trabajo, ni los matones”. Gastón, otro delegado, sufrió amenazas y lo atacaron una noche de marzo cuando iba a su trabajo. “Agarrá el fierro que me persigue” gritó el agresor a su compañero que lo esperaba en un Fiat, cuando se dio cuenta de que Gastón en lugar de retroceder, lo enfrentaba. Huyeron, pero las denuncias están hechas.
Leonardo: “En esta empresa no hay libertad de expresión, es como un terrorismo ideológico, manejado por los sindicatos”. Allí cree que está la cuestión esencial: “Yo soy trabajador, mis compañeros también, no hay militancia. Yo estoy a favor de eso, ser autoconvocados. Los dirigentes gremiales acá son los que tienen relaciones con el patrón. Se manejan con la necesidad de la empresa, no del trabajador. En cambio los movimientos de asamblea son la democracia en serio, absorben la necesidad real de la gente y le dan fuerza. Estamos peleando por nuestra libertad”.
Posdata urgente: al cierre de esta edición el conflicto seguía abierto. Hasta que se demuestre lo contrario, los trabajadores no parecen dispuestos a dejarse llevar. Ni siquiera por el azar. Van a lo seguro: apuestan por ellos mismos.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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