Nota
La increíble historia de la mujer a la que la obligaron a tragarse dos pilas por denunciar contaminación
Susana Aranda es vecina de Virrey del Pino, tiene 58 años, forma parte de la asamblea que denuncia por contaminación a la empresa Parex-Klaukol y este jueves declaró que dos personas le apuntaron con una pistola y le obligaron a ingerir dos pilas: “Elegí vos: un plomo de 9 mm o tragar esto”. Desde 2009 viene denunciando las muertes por cáncer, problemas respiratorios y casos de niños con plomo en sangre en el barrio: “Nos están matando”.
Susana Aranda es vecina de Virrey del Pino, tiene 58 años, forma parte de la asamblea que desde 2009 denuncia por contaminación a la empresa Parex-Klaukol y reveló que dos personas la interceptaron en la calle el jueves 15 de septiembre, le apuntaron con una pistola y le obligaron a ingerir dos pilas: “Elegí vos: un plomo de 9 mm que tenés en tu estómago o tragar esto”, declaró este jueves en una conferencia de prensa a cuadras de la Municipalidad de La Matanza, junto a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y los Vecinos Autoconvocados de González Catán contra el Ceamse, mientras todos se cubrían la cara de horror.
Aranda miró a cada uno de esos rostros y dijo: “Lo que nos esta pasando no es para minimizar ni nada: nos están matando”.
Plomo en la sangre
Parex-Klaukol es una empresa productora de materiales para la construcción instalada frente a la gigante fábrica de Mercedes Benz en Virrey del Pino, uno de los confines de La Matanza. En 2009 los vecinos del barrio Las Mercedes comenzaron a asociar las enfermedades, los problemas respiratorios y las muertes por cáncer al coctel de químicos emanados por las tolvas (chimeneas) de la marca líder del mercado. Comenzaron las movilizaciones y, al mismo tiempo, las amenazas.
Aranda: “Hay siete chicos que están muy por encima de los valores de metal pesado en sangre. Son siete chicos del relevamiento sanitario que se hizo en 2014, pero Acumar (la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo) no los da a identificar: no sabemos si son mis nietos o los de mi vecina. No podemos tratarlos. En el aire hay cuarzo, marmolina, pigmento, pesticida, cemento blanco, verde, depende de la producción que hagan. Klaukol nunca fue fiscalizado ni controlado. La tolva no tiene filtro: para abaratar costo, sopletean con un compresor gigante y tiran polvillo en el barrio”.
Ese polvillo -remarca- afecta a unas 300 familias en el barrio.
“Son metales pesados: es un enemigo invisible. Es muy engorroso ver en el informe de Acumar que el 100% de los chicos que fueron a sacarse sangre dieron positivo en plomo en sangre. También hay mercurio, cadmio, zinc y cromo. Eso sale en los análisis que tenemos. A un chico, por ejemplo, le dio 18 de plomo en sangre en un laboratorio privado. Va al Hospital Posadas y le sale 0,3, y ese es otro problema: la toxicóloga dice que para ser tratado tiene que llegar a 20, pero otro toxicólogo fuera del país nos dijo que cuado llega a 20 ya está condenado”.
El relato de Aranda, la confusión en los servicios de salud, y la desesperación ante niños y niñas enfermos recuerda a los relatos de las asambleas de Argentina que denuncian la contaminación del modelo extractivo. “Estamos hablando de chicos sin futuro, porque no tienen estudio: no porque no van al colegio, sino porque su cerebro ya está tomado por metales pesados. A mí me han roto la costilla, un dedo, tengo más de 30 denuncias en la fiscalía, pero ya naturalicé. Espero que, si yo no estoy más, sean ustedes los que puedan seguir luchando”.
La denuncia
Aranda contó que el jueves 15 de septiembre salió temprano de su casa por el mensaje de una vecina: le dijo que no podía respirar y que sus hijos estaban con sangrado de nariz. “Voy a ver a Klaukol que está pasando, porque cuando me dicen eso yo voy a decir que apaguen las tolvas. Vi que no caía mucho y le dije que todavía no dijera nada a ver si nos trataban de mentirosos”. Aranda sacó algunas fotos y explicó que la interceptaron cuando estaba volviendo.
Aranda, sin metáforas:
“Alguien me agarra del hombro, me abraza y me dice: ´Hola, señora Aranda, ¿cómo anda? Bello día. Otra vez nos volvemos a ver. Me parece que le cuesta entender las cosas´. Hablaba con tranquilidad. El otro dice: ´Cortala, apurate, dale´. Siento que tengo algo en el estómago”. Aranda recuerda que le decían que lo que ella denunciaba no tenía que ver con Klaukol, que ella tenía que entender que la contaminación “era por las baterías de Mercedes Benz”.
“Por eso me dicen: ´Haceme el favor y tragate esto´. Me lo puso en la boca. Eran pilas de computadora, de esas redondas, como si fueran dos monedas de 2 pesos. Mordí uno y sentí un gusto feo y me dieron arcadas. Me dijeron: elegí vos: un plomo de 9 mm que tenés en tu estómago o tragar esto. Somos democráticos, te estamos dando a elegir´. Tragué uno y me pusieron dos más. Uno lo tragué y el otro quedó en la garganta. Me ahogué. Ahí veo que pasa un auto y me dice: ´Ya está, señora Aranda. Ahora espero que sepa a quién pertenece lo que tenés en tu organismo´”.
La despedida fue un beso en la frente.
En declaraciones al programa En otras palabras, de la radio comunitaria FM En Tránsito, el abogado de las familias del barrio Mercedes, Jorge Taiah, explicó que se dieron cuenta qué le habían hecho tragar cuando llegaron al Hospital Posadas: “Terminaron siendo dos pilas que si explotaban en su cuerpo podían ocasionar su muerte. Por suerte hoy Susana está bien, pero lo que queda es la impunidad con que se maneja esta gente”.
Extractivismo conurbano
En la conferencia también partició Hugo Osores, de Vecinos Autoconvocados de González Catán contra el Ceamse, un centro de disposición de residuos que desde 1979 contamina sus tierras, sus aguas y sus vidas: “Entendemos que el camino a lo largo y ancho del pais que se da contra un modelo extractivista agroexportador ha hecho que la comunidad de todo el pais haya recurrido a una manera de entender de que esta realidad la tenemos que enfrentar desde las asambleas. La experiencia contra la minería, la sojización, el glifosato, el entierro de la basura desde la dictadura, la produccion industrial de Klaukol. Eso es una foto de que el Estado solamente privilegia el negocio y que solo esta construcción por abajo permite que se visibilice”.
Pablo Pimentel, referente de la APDH local: “Lo que ha pasado el 15 de septiembre es nada más ni nada menos que un intento de homicidio en banda. En realidad, esa calificación se la dan a los pibes pobres de nuestros barrios. ¿No se la van a dar a una multinacional?”. Pimentel subrayó un detalle que le llamó la atención sobre las dos personas que abordaron a Aranda: “Estaban bien vestidos, perfumados. Se despidieron con un beso en la frente. Se están instalando con este hecho códigos mafiosos avalados por empresas multinacionales, pero lo más grave es la subestimación del poder político y judicial a nuestro pueblo”.
Pimentel manifestó que van a solicitar un pedido de informes a la Fiscalía General de La Matanza para saber qué ocurrió con las denuncias (“todas archivadas”) presentadas por Aranda. Luego de la conferencia, se reunieron con el secretario General de Gobierno municipal, Gustavo Dutto.
“Estamos envenenados”
En las denuncias de los vecinos intervinieron los jueces federales Jorge Ernesto Rodríguez (denunciado por corrupción en otros hechos) y Juan Pablo Salas. Aranda sintetizó el accionar: “Hoy no me hubiera gustado estar acá. Si estoy es porque los seis años de lucha que venía haciendo como vecina no sirvieron de nada. No tenía que haberme pasado lo que pasó si las autoridades y, en especial, el juez federal Juan Pablo Salas del Juzgado 1 de Morón hubieran hecho su trabajo e investigado lo que nos está pasando. Nos están matando. Y no lo digo yo. Estamos envenenados, tenemos metales pesados en sangre, en todo el organismo. Y eso es una condena. Si bien no es inmediato, en el barrio no llegamos a los 60 años. Y está comprobado. Está documentado. Y ese es mi dolor más grande: estar acá por saber que nada funcionó”.
Aranda: “No me importa lo que me pasó a mí, ya es irreversible, pero mis hijos y mis nietos es el dolor más grande que tengo. Hoy por hoy no se hizo nada: seguimos respirando ese aire, los otros siguen facturando y nosotros nos morimos. Hay un montón de compañeros que ya no están, que en estos eis años se fueron sin haber visto la justicia. Y es lo que más me duele. Sí, me asusta que me agarren, pero más me asusta ver a mis hijas destruirse. Es también lo que me impulsa para seguir”.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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