Nota
A dos años de Ayotzinapa: la intemperie
Crónica desde El Plantón, un campamento levantado en Ciudad de México en recuerdo de los 43 estudiantes de Iguala desaparecidos hace 2 años.
Por Eliana Gilet para Brecha
Llueve de a ratos. En la entrada del Plantón, el grupo de las “Batallones Femeninos” rapea que “yo sólo menstrúo cuatro días al mes, tú eres un idiota todo el año”. Toda la semana hay actividades porque el 26 se cumplen dos años de la masacre de Iguala, en donde 5 personas fueron asesinadas y 43 estudiantes de magisterio fueron desaparecidos. Tres meses después de aquel 26, en diciembre de 2014 un grupo variado de gente y organizaciones montó un plantón en plena avenida Reforma, “la” avenida de la ciudad, en el cantero frente a las oficinas de la Procuraduría General de la República.
La biblioteca está a la izquierda apenas entrar y más adelante, pasando el maíz sembrado a la derecha, en el pedazo de tierra que había disponible, están las mesas y la cocina; las carpas alrededor. El perímetro está rodeado por las fotos de los estudiantes, que apuntan hacia la PGR. Para “la cotidiana” de los padres de los jóvenes, que tienen una reunión al mes en ese punto, el plantón sirve de base y de apoyo. Allí, en la calle, ofrecían una conferencia de prensa apenas bajados de las oficinas de justicia, en dónde los padres planteaban públicamente cuáles eran sus puntos de acuerdo y discrepancia con la investigación oficial, y que acciones tomarían a continuación. Cada mes.
Sentado en una de las mesas, Reynaldo señala el portón de madera de la entrada e indica que el Plantón empieza en la alcancía esa que cuelga afuera, y que a ver si le deja usted algo cuando sale. Tiene 76 años y desconfía de las preguntas. Dice que es pesimista y que por eso se guarda lo que piensa. Por ahora cuenta que se alternan para cubrir los días, para que siempre haya gente y nadie se desgaste.
Luis, a su derecha, tiene 20 años y barba. Sonríe. Tiene pinta de estudiante. Lleva poco más de un año apoyando en el Plantón el que, dice, incluye también a la buena cantidad de presos políticos que tiene el país y cuyas fotos también están colgadas, así como las de otras personas desaparecidas. Se integró poco a poco, a través de otros compas que conocían el lugar. “No hay sólo un tipo de ideas que predominan, hay muchas personas que se acercan, y yo aprendí mucho de otro tipo de luchas. Ninguno de nosotros tiene un parentesco directo con los estudiantes, pero sí hay un sentimiento. Si esto nos hubiera pasado a nosotros, ellos estarían buscándonos”
¿Por qué hacerlo con un Plantón en el medio de la ciudad? “Es para mostrarle a la gente que la lucha no ha pasado, que seguimos buscando mantenerla viva, pero no somos nomás nosotros, hay mucha gente atenta y haciendo algo.”
Explicar los motivos de la dimensión que el ataque a los normalistas de Ayotzinapa tuvo para este país no es tan importante como señalar algunas de sus consecuencias. Uno tras otros los familiares de desaparecidos de distintos puntos de la República, que vivían sus procesos de dolor y búsqueda más o menos aisladamente entendieron una básica: “si los padres de los 43 buscan, nosotros también podemos”. Otra fue una toma de conciencia de la fuerza de cierta mecánica del horror, que venía acechando a los mexicanos desde al menos diez años antes y que se sintetizó con un lema que se hizo carne: “Fue el Estado”.
“Explotó la olla, duele, es nuestra gente, nuestro país. Fue un gran abuso de poder y creo que los padres con dignidad exigen justicia con sobrada razón.” Rosa María, 74 años, lo vivió en carne propia durante otro período duro, el de la presidencia de Salinas de Gortari, en los noventa. Ella misma sufrió que sus hijos fueran torturados por integrantes del Ejército, cuando dieron alojo a un luchador social en su pobre casa. Violentaron sus derechos y luego se deslindaron de la situación, dice.
Adrián cierra la ronda, 37 años. “Ayotzinapa es un parteaguas en esta compleja sociedad mexicana. Tiene todos los elementos de una desaparición forzada, que no son algo nuevo tampoco, ya se practicaban en 1969. La diferencia es que antes los mataban, entonces había un auge de las ejecuciones extrajudiciales.” Explica que Ayotzi sucedió una vez que el norte del país ya había sufrido un recrudecimiento “bien cabrón” de las desapariciones masivas. “Lo que se logra ver con Ayotzi, ya sucedía en el norte, pero en este caso hubo una reacción inmediata, que no sé por qué fue.”
Necropolítica
Las lonas que hacen de techo suenan cuando las levanta el viento que viene a vaciarlos del agua acumulada a unos metros de la mesa en dónde estamos sentados. Nadie parece inmutarse, como si esta gente hubiera nacido en la intemperie.
Muchos de los que se acercan tienen presos o desaparecidos, otros no, vuelcan los que están en la conversa. Pura sociedad civil que, como en cualquier proceso del estilo, tuvo y tiene altibajos. Pero la razón común en la que acuerdan es que, si los padres no se han rendido, ellos tampoco pueden hacerlo. Llevan 629 días de convivencia y han aprendido a bancarse. Esa es otra de las consecuencias del ataque a los normalistas, la lucha por la presentación con vida de los 43 ha llevado a gente de diversa estirpe a aunarse y “vivir un proceso de tolerancia”, todo frente a los ojos de la gente que pasea en una de las zonas más caras de la ciudad.
Hay otro punto en el que están de acuerdo los “plantonistas”: el efecto devastador de las campañas mediáticas. “La gente tiene idea de quien lo hizo, pero cuando viene y platica con nosotros, nos dicen ´ya están muertos´, tal y como se promueve desde arriba para cerrar el caso sin que nada se resuelva. Desde que comenzaron la guerra contra el narco, la gente tenía idea de lo que sucedía, pero con Ayotzinapa armó ese rompecabezas.” Ya no se contentaron las familias con una caja de cenizas y la frase “fueron los zetas” (en alusión a uno de cárteles de narcotraficantes) por parte de la justicia como explicación del destino de sus familiares.
“Nadie sabe el número de muertos, ni siquiera los asesinos”, como si Jaime Sabines hubiera podido ver el futuro en los primeros versos de su poema a Tlatelolco – otra gran masacre, crimen de estado, en 1968 –, se estima que en los últimos diez años fueron desaparecidas entre 27 mil y 30 mil personas y asesinadas otras 50 mil. La participación de las fuerzas estatales en uno y otro es ampliamente abrumadora.
¿De qué se dio cuenta la gente pues? “De que el gobierno indica que aumenta la violencia porque hay narco, pero en este país siempre ha habido narco, pero no esa violencia. Para lo que sirvió el narco fue para crear un enemigo interno, culpable de todos nuestros dolores, con lo que se diluye la responsabilidad del Estado en esta situación. ¡Y hay gente que lo cree! Que acepta que a su familiar se la llevaron “los zetas” o “los templarios”. Incluso nosotros, al primer lugar al que fuimos a buscar a los estudiantes, a los 15 días, fue a los cerros de Iguala: estábamos buscando fosas, los estábamos buscando muertos”
Serafín se suma a la conversación. Él también se remonta al año 2006, pero no al comienzo de la guerra contra el narco, sino a la represión en San Salvador Atenco, en un pueblito del estado de México – que rodea a la capital y concentra la mayor población del país, la zona de los extintos grandes lagos – que resiste aún la construcción de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México para el que, entre otras tantas, habría que secar el Lago de Texcoco. A los presos en Atenco los habían condenado a cumplir 132 años de cárcel – fueron liberados en 2010 – hubo heridos y violencia sexual de los uniformados hacia un grupo de mujeres, por el que se ha condenado internacionalmente al estado mexicano. Habla Serafín: “Lo que Atenco enseñó al Pentágono es que el despojo al que nos sometieron no iba por ahí, con una confrontación directa. Entonces la estrategia de quita de nuestros recursos varió. Sembrando el terror, vimos cómo nos sometieron a una despoblación estratégica de ciertas partes del país. ¿Por qué sucedió en el norte? Porque allí se encuentra la cuarta reserva más grande de gas natural en el mundo, la cuenca de Burgos. Si no hay gente, no hay quien se oponga a sus proyectos extractivos.”
Así la supuesta guerra contra el narco, opinan a distintas voces, sólo ha tenido victimas que no lo son. La otra gran cara de esta crisis es la entrega a grupos paramilitares del cordón migratorio, tanto en la frontera sur como en la norte, en dónde se les permite actuar con libertad. Serafín cita a Achille Mbembe, intelectual africano, las máquinas de guerra y la necropolítica. El poder último de decidir quien vive y quien muere.
“Creo que Ayotzinapa no fue algo que hubiesen planeado, sino algo que se les salió de las manos. Y en eso es importante la hipótesis planteada por el Grupo de Expertos Internacional (GIEI) del quinto autobús como parte de la ruta de tráfico de drogas al norte”
Los miembros del GIEI sostuvieron desde su primer informe al año de la masacre, que las pistas indicaban que el móvil de un ataque tan flagrante y obsceno – decenas de policías persiguieron a los normalistas por la ciudad llamando la atención de todo el mundo – pudo deberse a que, el quinto autobús tomado por los estudiantes en la terminal de Iguala – para trasladarse a la capital a conmemorar un nuevo aniversario de la masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre – estaba acondicionado para aquella travesía, y que los jóvenes se lo llevaron sin saber el infierno que eso les desató encima.
“Desde la década del sesenta, en el estado de Guerrero hay señales de la colusión entre el Ejército y el narco, al propio Lucio Cabañas (maestro, ex estudiante de Ayotzinapa y líder guerrillero) lo entregaron dos narcos al Ejército cuando lo toparon en la sierra en 1974. O con figuras como la de Ruben Figueroa Figueroa” El Partido de los Pobres, integrado por Cabañas, había secuestrado ese mismo año a Figueroa, caudillo del PRI, pieza central en la guerra sucia de los setenta y de la coordinación con el narco. Los Figueroa Figueroa son la familia dominante en Huitzuco, un municipio vecino de Iguala, al que se señala como destino final de los estudiantes, según un testimonio recabado este año por la Comisión Nacional de Derechos Humanos. “¿Por qué el presidente y toda su estructura meten las manos para manipular la verdad y proteger a un municipio como Huitzuco? Porque hay un poder mayor al del presidente que lo quiere así”, dice Serafín, y todos coinciden en el plantón.
Qué viene
“Soy pesimista y creo que estamos en un proceso de descomposición muy fuerte. Como en el 68, que se resistió para intentar parar y bloquear la represión, pero eso no evitó Aguas Blancas, tampoco Acteal”, replica Reynaldo, el veterano, aludiendo a dos masacres cometidas por fuerzas policiales y parapoliciales, la primera en 1995 en el estado de Guerrero y la segunda dos años después, en Chiapas.
“Tampoco detuvo a Nochixtlán” apunta otro, en referencia a las nueve personas asesinadas el 19 de junio último, por la Policía Federal en el pueblito mixteco de la sierra de Oaxaca, durante la resistencia al avance de la Reforma Educativa. “Esa reforma, la energética o las otras promovidas fueron resistidas por la gente durante años y sólo se lograron aprobar cuando la gente estuvo lo suficientemente aterrorizada. Las reformas del despojo son las leyes que requiere el capitalismo para un nuevo proceso de acumulación.”
Replica Adrián: “Creo que estamos en un momento en que la sociedad tiene que evolucionar en sus formas de resistencia. El mensaje enviado con la remoción de Tomás Zerón de Lucio en este caso fue un mensaje para los que estamos luchando”
A mitad de Setiembre, Tomás Zerón de Lucio renunció a su cargo como director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR y coordinador de las investigaciones oficiales sobre la matanza de los normalistas. El GIEI lo había acusado – apoyándose en evidencias – de diversas manipulaciones. Fue él, señaló el grupo de expertos, quien “plantó” restos humanos en el río San Juan y quien contruyó la verdad oficial, la “verdad histórica” como se la llama en México, de que los cuerpos de los 43 estudiantes habían sido quemados en el basurero del municipio de Cocula, un relato desmentido por los antropólogos y especialistas que han trabajado en el caso. Los padres de los 43 habían cortado el diálogo con la PGR hasta que Zerón fuese separado del cargo y entregado a la justicia.
Al día siguiente de su renuncia, se supo que en realidad fue trasladado a un cargo de dirección en la Comisión Nacional de Seguridad, sin consecuencias penales hasta ahora. Lo ascendieron.
Los del plantón refieren a otra pelea legal que se batalla ahora: la sanción de una ley que tipifique el delito de desaparición forzada adecuándose a los estándares internacionales. La que existe actualmente, excluye de la categoría de “servidores públicos” a los cuerpos policíacos y el Ejército, ni contempla un mecanismo nacional de búsqueda, que las familias exigen que incluya a la sociedad civil.
“La ley que exigimos contiene lo mínimo para acreditar el cuerpo del delito y armar un mecanismo nacional de búsqueda. Pero como son ellos que legislan, nos dicen que la ley está bien salvo algunas cosas que quieren cambiar, que son las que a nosotros nos parecen medulares”. Buscan el apoyo del parlamento de la Unión Europea para que, al menos en el papel, México cumpla los estándares internacionales de derechos humanos. La ley sería un candadito mínimo que permitiera empezar a acusar al Estado. Y mientras tanto, resistir, dicen. “Resistir como hasta ahora”.
Nota
Mujeres trabajadoras en la calle: “Juntas, llegamos a todo”

Los feminismos siguen siendo el único movimiento que tiene la capacidad de transversalizar la unidad, amplia, y poner en Avenida de Mayo, de cara a Plaza Congreso, cuadras y cuadras de columnas que van desde el sindicalismo, a los movimientos sociales, a la izquierda, al kirchnerismo.
Aún cuando por Hipólito Yrigoyen ingrese la enorme columna de la intersindical feminista seguida por poco del oficialismo; y por el otro costado, por Avenida de Mayo, ingrese la izquierda; todos los espacios comparten plaza a menos de un mes de elecciones generales que definen quién presidirá el país.
Esa es la noticia: seguimos transversalmente en la calle.
Video: Sebastián Smok.
De la economía popular a la formal
“Creían que el movimiento había desaparecido porque no estaba en la calle, pero estábamos en cada uno de nuestros territorios, ahí también damos la batalla y la lucha”, dice Leonor Cruz, Secretaria de Géneros y Diversidad de la CTA Autónoma, frente a la enorme columna de trabajadoras que son protagonistas de esta marcha. Las tres banderas que encabezan: UTEP, CTA y CTA Autónoma. De la economía popular a la economía formal, todas adentro.

Junto a ellas también marchan familias de víctimas de femicidios: Marta y Guillermo, mamá y papá de Lucía Pérez; y Daniel y Susana, papá y mamá de Cecilia Basaldúa, que salieron desde la sede de MU junto a un grupo de mujeres que les siguen con los pañuelos blancos que bordan dos palabras: Nunca Más.

No con el FMI
Dice Leonor: “La derecha más fascista de nuestro país tiene una agenda muy clara contra el feminismo, quieren ir contra cada uno de los derechos que hemos conquistado con sangre y a fuerza de lucha; pero no lo vamos a permitir. Estamos en la más amplia y diversa unidad de vuelta en la calle porque a la derecha la vamos a enfrentar, pero también vamos a decir: no es con el FMI, porque somos las trabajadoras, las precarizadas, las compañeras del barrio, las que más sufren el ajuste”.
Leonor llegó a Plaza Congreso desde Tucumán, trayendo lo que se ve fuera del centro porteño: “En nuestra Argentina profunda lo que se ve es la pobreza, en todas sus dimensiones, pero el movimiento feminista en la provincia es lo más fuerte que hay, es donde está la unidad y donde nosotras resistimos”.
Sobre la transversalidad habla también Silvia León, referente de ATE Nacional: “Hoy el objetivo tiene que ser que las derechas no avancen en nuestro país. Los 30 mil compañeros desaparecidos y muertos no murieron en vano, y las víctimas de femicidio tampoco”.
Silvia, rodeada de pañuelos verdes, sostiene junto a las familias de víctimas de femicidios, que tienen las fotos de sus hijas colgando en el pecho, los pañuelos blancos. Los feminismos honran el legado que los derechos humanos construyeron en la calle, con los pies. Dice Silvia: “Nosotras peleamos por soberanía, por educación, por salud, y también seguimos el camino de las Madres, las Abuelas, de los 30 mil, pero también de los familiares. Hay un tiempo que se termina, el de la verticalidad, el del verticalismo y del patriarcado, ahora toca construir transversal y federalmente”

Significado de la libertad
Marta y Guillermo, llegaron desde Mar del Plata a las siete de la mañana; junto a Susana y Daniel, se colgaron las fotos de sus hijas en el pecho: Lucía Pérez y Cecilia Basaldúa, dos femicidios territoriales emblemáticos, donde las tramas narco barriales marcaron como alerta una emergencia que traen las periferias.
¿Por qué recorrer la Ruta 2 durante toda la noche para marchar? Contesta Marta Montero, mamá de Lucía: “Para gritar que no vamos a permitir perder nuestros derechos, lo que hemos conquistado en este tiempo de lucha que no es solo el reciente, me voy más lejos: en este tiempo de democracia que es el tiempo en el que podemos salir, podemos luchar, y también decir lo que pensamos. Todo esto está en peligro, no podemos permitir que venga alguien a decirnos lo que tenemos o lo que podemos hacer, que corten nuestros derechos y lo conseguido: por ejemplo un ministerio. Todas las mujeres no tenemos la suerte de que nos acompañen los gremios, las organizaciones; hay muchas mujeres que están solas, pero vos sabés que hay una puerta que podés golpear y que se va a abrir. Ahora corremos el peligro de que todo eso se termine».

Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía (Foto: Sebastián Smok)
¿Por qué creés que quieren que se termine?
Porque somos muchas, hemos tomado la calle, hemos salido, y nuestra palabra se ha hecho escuchar. Y así hemos logrado cambios: el más importante fue el aborto legal. Es imposible no pensar hoy en día que una mujer no tiene derecho de poder decidir sobre su vida.Yo soy una persona de fe, creo en dios, en la virgen, pero no creo en que alguien pueda decirnos que esto tiene que ser de una sola manera porque creo en la libertad de las personas, y si alguien no quiere tener un hijo es respetable.
Libertad es una palabra hoy disputada, ¿qué significa?
Libertad significa levantarme, salir a la calle y decir lo que pienso sin censura de nadie, poder acompañar a alguien, poder hablar, poder estar. El libertario es otra cosa: son los que nos quieren vender que vamos a estar mejor por cosas que no terminamos ni de entender, es un juego de palabras siniestro que termina en opresión.

Foto: Sol Tunni.
¿Qué tienen que hacer los movimientos feministas?
No los tenemos que dejar avanzar. A mí no me representa una persona que esté con una agresividad tal que se le nota, en su manera de hablar, de moverse, a mi no me representa esa violencia, pero estamos viviendo en un momento muy difícil que hoy todo es violencia. El enojo hoy está peor que nunca, o tal vez tenga otra visibilidad, antes se tapaba más, hoy lo ves en un medio, en una red social, es más visible, por eso parece que pasa más.
¿Cómo volvemos para volver a ser marea?
Es muy importante creer en nosotras mismas, en el valor que nosotras tenemos, valorar quienes somos. Es muy importante no tener miedo, no tener miedo al ridículo, estar seguras de lo que hacemos, de lo que queremos y si tenemos que salir a defender a una compañera, a una hermana, salir y hacerlo con convicción propia. Lo más libre que una puede hacer es salir. Si no es con cada una de nosotras, hasta acá no se hubiese llegado, sin las mujeres luchando por su propia vida, las más grandes ayudando a las más chicas, y las más chicas, por ellas mismas. Esa es la hermandad, todas nos necesitamos, yo sola no puedo, te necesito a vos, a otra, a la hermana, sola es imposible. Necesitamos la confianza en nosotras mismas, evitar la competencia. Nosotras luchamos por la vida, por eso luchamos por todas. Solas no llegamos a nada, pero juntas llegamos a todo.

Daniel y Susana (padres de Cecilia Basaldúa), Guillermo y Marta. Foto Sebastián Smok.



Foto Sol Tunni.

Foto: Sol Tunni

Foto: Sebastián Smok
Nota
Resultados en la Cumbre Científica de Naciones Unidas: Argentina con agrotóxicos al 100%

El total (100%) de participantes argentinos en una investigación internacional sobre agrotóxicos “presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal”. El problema incluye a personas que viven lejos de las fumigaciones, por lo que se consideró a estos plaguicidas como «omnipresentes». Se encontraron además los venenos en los alimentos, el polvo del hogar, los granos de cultivos, animales, alimentos para animales, suelos y agua.
A través de una conferencia virtual desde Nueva York, durante más de 3 horas, el proyecto SPRINT reveló este miércoles 27 -Día de la Salud Ambiental- los resultados del estudio realizado en Europa y en la provincia de Buenos Aires (como principal exportadora de soja para alimentación animal).
Entre los venenos detectados están obviamente el glifosato (genotóxico y probable cancerígeno) y el clorpirifos (que pese a estar prohibido en Argentina se sigue vendiendo hasta en los supermercados). El informe señala además los “cócteles”, que mezclan químicos para aumentar la potencia de cada veneno, reuniendo hasta 120 plaguicidas.
La dirección del INTA prohibió a la doctora Virgina Aparicio (que integró en la investigación) participar en cualquier instancia actual del proyecto, y hablar con la prensa, siendo que se trata de un tema de salud pública.
Algunos de los datos que, pese al silencio y a la mordaza oficial, se revelaron en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En alimentos: “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.
En el polvo del hogar: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.
Granos de cultivos: “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.
En animales: “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes).
En alimento para animales: “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.
En suelos: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.
Agua superficial: en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.
Por Anabel Pomar

Resultado global presentado sobre las concentraciones de glifosato en seres humanos. Argentina lidera esa tabla con absoluta comodidad.
En el día de la celebración del día de la salud ambiental, miércoles 27 de septiembre, en Nueva York, EE. UU., en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA78) por primera vez para grandes audiencias pudieron conocerse parte de los resultados del proyecto europeo SPRINT (siglas en inglés de Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global 2020/2025).
¿Qué es el SPRINT? Es un proyecto financiado por La Unión Europea (UE) que busca identificar los residuos de los agrotóxicos, en ecosistemas y en humanos, y analizar el peligro de la sinergia (la combinación o mezcla) entre los plaguicidas hallados. Esto último, algo jamás contemplado a la hora de aprobar esos peligrosos venenos en el mercado, ni en el llamado “viejo continente”, ni en nuestro país.
En 2021 los muestreos en el marco de ese proyecto además de realizarse en los 10 países europeos participantes se ampliaron a la provincia de Buenos Aires.
¿Por qué se incluyó a nuestro país? Por ser el principal exportador de soja para alimentación animal al mercado europeo.
Entre las principales conclusiones del evento de este miércoles en NY, pudieron escucharse las voces de expertas y académicos participantes de ese proyecto. Contaron, basados en rigurosa información, cómo los agrotóxicos usados en la agricultura veneno-dependiente están contaminándolo todo. Cuerpos, comida y ambientes. Una de las palabras que más se repitió en las presentaciones, fue “omnipresente”. Los agrotóxicos están en todos lados: incluso en donde no son utilizados.
Entre los cuadros con centenares de nombres de moléculas químicas usadas en la agricultura, destacan algunos de los agrotóxicos más fumigados en nuestro país. El herbicida glifosato, y su metabolito AMPA, en los primeros puestos. Y para los muestreos en Argentina, en cantidades hasta tres veces superiores en algunas matrices. También el clorpirifos, recientemente prohibido en el país pero que se puede seguir comprando en cualquier góndola de supermercado en el sector de insecticidas.

Resultados de plaguicidas en las muestras en orina.
El momento de la presentación es importante ya que este próximo 13 de octubre la Unión Europea deberá votar si decide re-autorizar el uso del glifosato. Desde la coordinación del SPRINT aseguraron que a la brevedad la información –que ya fue presentada en la euro-cámara– será publicada y distribuida al público general para lograr mayor difusión. También aseguraron que esperan que tales resultados impidan que se concrete la renovación del peligroso herbicida.
Omnipresentes
Ver la presentación de esos estudios que respaldan una afirmación que muestra la magnitud del daño, estremece. Hasta las personas que consumen o producen alimentos sin usar agrotóxicos tienen sus cuerpos contaminados. Y aquellas que consumen alimentos libres de agrotóxicos, también. El cuadro completo muestra que la exposición ambiental llega a todas las personas, no solo a quienes producen con venenos o viven en zonas rurales. Y por todas las rutas de exposición.

Los resultados de los venenos en materia fecal.
En los hogares
Como ejemplo se puede mencionar lo que se encontró al medir el polvo de hogares, presentado por Daniel M. Figueiredo, de la Universidad de Utrecht de Países Bajos. Los resultados indican que los agrotóxicos llegan a impactar en los organismos más por los ambientes que por la dieta misma: también son una ruta de exposición directa. El más detectado es el glifosato y su metabolito AMPA, en un cóctel de sustancias químicas peligrosas en un rango de entre 25 y 120 plaguicidas.
Otra constante: los cócteles de agroquímicos. No hay una sola sustancia sino decenas o cientos, mezcladas para aumentar la potencia del veneno. En el caso presentado impactaban tanto a los vecinos de producciones convencionales cómo orgánicas.
A su turno, Hans Mol de la Universidad de Wageningen de Países Bajos, en la presentación de lo hallado en muestras de fluidos humanos –en los que el glifosato vuelve a estar entre lo más detectado. Los resultados señalan que hay presencia del herbicida genotóxico y probable cancerígeno en orina en el 86,1% de los argentinos muestreados y en el 35,2% de los europeos, mientras al analizar las heces humanas se detecta ese plaguicida en el 70,5% de las personas residentes en Europa y en el 100% de los bonaerenses.
Para el caso del clorpirifos, el 3,7% de europeos tiene en sus heces ese tóxico, mientras que para la Argentina el número asciende a 37,7%. Nuevamente salimos campeones, esta vez de otro podio tóxico.
La mordaza
En la conferencia virtual –toda en inglés– que duró tres horas y a la que asistió lavaca y aproximadamente un centenar de personas conectadas desde distintas partes del mundo, no estuvo la investigadora a cargo del proyecto en Argentina, la doctora Virginia Aparicio.
Lavaca consultó a la investigadora del INTA el porqué de su ausencia que para la decena de personas conectadas desde Argentina no pasó desapercibida. Aparicio no tiene autorizado por orden directa de la dirección de ese organismo estatal participar de ninguna instancia del SPRINT, ni hablar con la prensa.
Lavaca se comunicó con el INTA (socio número 16 identificado como CSS11-Buenos Aires dentro del proyecto SPRINT) pero nuevamente, como sucede desde hace meses, no hubo respuesta oficial.
El organismo público impidió que hasta el día de hoy los resultados de lo muestreado en nuestro país se difunda. En julio de este año, pese a esa censura oficial, la vaca pudo conocer los resultados de ese muestreo en territorio y población bonaerense y publicarlo.
Del muestreo en Argentina participaron 73 personas. De las 73, 1/3 consumidoras, 1/3 habitantes de pueblos pequeños y “vecinos de productores”. Y 1/3 productores agropecuarios de los cuales la mitad usa plaguicidas y la otra mitad trabaja agroecológicamente. También se incluyó un monitoreo en 14 establecimientos rurales. Se tomaron pruebas en ambiente, alimentos, grano y muestras biológicas en animales.
“El total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal” es una de las revelaciones de la investigación.
En los ambientes en los que esas personas se mueven a diario, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 7 a 53 plaguicidas en las pulseras” de detección.
La vida cotidiana asediada
En las consideraciones preliminares de esos estudios personales que trascendieron se consigna: “Las mezclas de residuos de plaguicidas están presentes en los cuerpos humanos. Las personas se exponen a los plaguicidas en su vida cotidiana (datos de pulseras). La mayoría de los residuos son peligrosos para el ecosistema y los humanos”.
En alimentos, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.
En el polvo del hogar, en “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.
Granos de cultivos, en “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.
En animales, en “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes).
En alimento para animales, en “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.
En suelos, “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.
Agua superficial (en la zona de trabajo de SPRINT) en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.
Nota
Tucumán: condenan a un funcionario judicial y en el fallo recomiendan colgar placas en Tribunales que digan «un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia»
Un funcionario judicial de Tucumán fue condenado por abuso sexual: 4 años, obligación de reparación económica, capacitación y placas en Tribunales. El hecho no es aislado: el Observatorio Lucía Pérez lleva adelante un registro que incluye 420 funcionarios (integrantes del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, de las cúpulas de las Fuerzas de Seguridad y de la Iglesia Católica) denunciados por violencia de género. Los argumentos e implicancias de un fallo ejemplar.
Jorge Edmundo Mistretta, exjefe de despacho de la Secretaría Electoral del Juzgado Federal N° 1 de Tucumán, jubilado desde 2019, fue condenado a cuatro años por abuso sexual contra dos de sus empleadas. Los abusos ocurrieron en 2013 y 2015: incluye tocarle los pechos a una de ellas y querer besarla, comentarios sexuales groseros, e intento de tocar a otra de las denunciantes.
En el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán, compuesto por la jueza María Noel Costa, y los jueces Carlos Enrique Jiménez Montilla y Enrique Lilljedhal, se ordenó:
- La inmediata detención, aunque cumplirá prisión domiciliaria por su estado de salud.
- Una indemnización de $4.4 millones de pesos y 3.6 millones de pesos para cada una de las víctimas.
- La realización de un programa de capacitación sobre perspectiva de género y en política de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer.
- Se solicitó a Recursos Humanos de la Corte Suprema de Justicia Nacional que “se arbitren los mecanismos administrativos necesarios por una medida restaurativa que contemple la incorporación a una de las oficinas judiciales de esa jurisdicción -de la Cámara o del Tribunal Oral -, debiendo garantizar la ‘no revictimización’ de una de las víctimas”.
- Además se recomendó que se coloquen placas en tribunales donde sucedieron los hechos que digan: “Un ambiente violento de trabajo afecta el servicio de justicia. No a la violencia ni al acoso”.
Los fundamentos se conocerán el próximo 29 de septiembre.
El “caso” no es aislado. El Observatorio Lucía Pérez lleva adelante un registro de denuncias por violencia de género contra integrantes del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, de las Fuerzas de Seguridad y de la Iglesia Católicas.
El registro incluye ya 420 funcionarios denunciados, entre intendentes, diputados, fiscales, sargento, jueces, asesores, concejales, cabos, decano, sacerdotes y un largo etcétera. De todos los denunciados 99 son del Poder Judicial, al igual que Jorge Edmundo Mistretta; 139 del Poder Ejecutivo; 62 del Poder Legislativo; 67 de la Iglesia Católica; y 53 de las cúpulas de las fuerzas de seguridad.
El padrón de funcionarios denunciados se puede ver acá

El Estado argentino se comprometió en 2020 a llevar un registro público de funcionarios judiciales denunciados por violencia de género como parte de un acuerdo amistoso alcanzado en el marco de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Hasta el momento lo hizo de forma incompleta y escasa, por ello comenzó a realizarlo, de manera autogestiva, el Observatorio Lucía Pérez que sumó además otros poderes para completarlo y con esa información reflexionar acerca de qué relación hay entre la ausencia de políticas públicas de contención y prevención y estas prácticas impunes.
Lo que se ve: la consigna “El Estado es responsable” se hace carne en la sistematización de esta información. No lo es solamente por omisión, o ineficaz: es un Estado violento.
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