Nota
Encuentro Nacional de Mujeres en Paraná: para qué sirve
¿Para qué sirve el Encuentro Nacional de Mujeres? ¿Existe un movimiento feminista en Argentina o sólo grupos que desfilan por un mismo escenario una vez al año? ¿Por qué no se ha logrado todavía una ley de aborto, una de las reivindicaciones básicas del sector? ¿Qué efecto ha tenido el financiamiento y las oenegés en la agenda de las mujeres? El feminismo, sus reclamos históricos, el clasismo, la mala prensa, la presión de los aparatos, las diversas líneas de pensamiento y de luchas que se congregan al interior de un movimiento histórico, heterogéneo y convulsionado, son los temas que, de cara al próximo Encuentro Nacional de Mujeres a realizarse del 9 al 11 de octubre en Paraná, son la excusa para la charla con Zulema Palma, fundadora e integrante de Mujeres al Oeste.Zulema es médica jubilada y en sus años de ejercicio fue viendo los problemas que afrontaban las mujeres de su zona, en el partido de Morón. Todo eso y la vida misma hicieron que comenzara junto a otras y hace ya 15 años lo que hoy es este colectivo feminista donde «tenemos la utopía de cambiar al mundo pero que sabemos que eso es un horizonte», dice. Fundamentalmente centran sus esfuerzos en tres líneas: violencia contra las mujeres, salud sexual y reproductiva y comunicación. También están trabajando con mujeres encarceladas.
A menos de tres cuadras de la estación de trenes de Morón, en su oficina, ofrecen atención a las víctimas de violencia, capacitaciones sobre educación sexual y feminismo.. También trabajan la prevención del abuso sexual en noviazgos violentos y capacitan a personal del municipio
¿Por qué no se ha logrado constituir un movimiento que tenga un tema en común para impulsar?
¿Quien dijo eso? ¿Por qué dicen que ocurre esto? ¿En qué te basás? ¿Impulsar un movimiento de qué tipo?
Para impulsar el tema del aborto, por ejemplo…
¿Y qué es lo que no hemos logrado?
Así es Zulema: una máquina de interpelar.
[audio:https://media.lavaca.org/audios/zulema_palma.mp3]
Audio de Zulema Palma
La mala prensa
¿Hay clasismo en el feminismo argentino?
¿A qué le llamas clasismo?,¿A que se hacen diferencia de clases? Y claro: existe en la sociedad, ¿por qué no va a haber en el feminismo? El feminismo trata de ser un movimiento neutral, no clasista si vamos a mostrarlo desde esas clasificaciones sociológicas-políticas, y lo es de hecho. El feminismo es transgeneracional y transclases. Hay mujeres de distintos sectores sociales y de distintas clases sociales y hay mujeres de distintas edades y procedencias. El asunto es, para mí, que muchas mujeres son feministas, pero no les gusta llamarse feministas, o les da vergüenza o tienen prejuicios. Vos escuchas muchísimas veces un discurso y decís: eso es feminismo. Pero esa mujer comenzó diciendo que no era feminista, porque el feminismo tiene muy mala prensa. Históricamente, como parte del sistema que justamente descalifica a quienes se oponen a él, los medios logran que muchas mujeres piensen que es un movimiento al que no quieren pertenecer. El feminismo es una utopía, una subversión que trata de cambiar al mundo respecto a como está estructurado porque es un mundo injusto. El feminismo es una lucha por la justicia. Entonces, si luchás porque reconocés que hay sexismo en la sociedad, que te discriminan por ser mujer y reconocés que es una injusticia y bueh…sos feminista…como para decirlo en forma sintética.
En cuanto al tratamiento que hacen los medios sobre la temática, ¿cuál es el panorama actual?
Hay una mirada más que feminista, una mirada desde el género y desde una crítica social y me parece positivo. Pero a veces quien titula da pavor: ponen títulos que son misóginos, aunque ahora se cuidan más. Hay muchas periodistas comprometidas con el movimiento de mujeres… No toda mujer que tiene perspectiva de género es feminista ni todas las feministas toman al género como algo central. Hay muchas mujeres que estudian a las mujeres como objeto y no están comprometidas con los problemas de las mujeres. Hay muchas que estudian las relaciones de género, y no es lo mismo trabajar el tema mujer que el tema género. Esa es una gran confusión. Trabajar el género es ver cómo se constituyen las identidades a partir de una de las constituyentes primarias de la identidad, fundamentalmente basadas en la diferencia sexual, pero no sólo en eso. Hoy en día en la teoría se ha demostrado que hay muchos géneros. Algunas pensamos que hay que «des-generarse», que tenemos que ser todos des-generados… Ese es un proceso que algunas consideran que no se puede dar y otras que es indispensable que haya una identidad. Yo creo que no. El feminismo es otra cosa que el género: es una teoría que trata de ver cómo está constituida la sociedad y cómo cambiarla, en base a destruir las relaciones de poder asimétricas, jerárquicas, autoritarias. El feminismo no es el antimachismo: es el antipatriarcado.
¿Cómo caracterizaría al movimiento feminista en Argentina?
En Argentina hay un movimiento feminista, pero lo que pasa es que no tenemos prensa y cuando tenemos, es mala prensa. Está ese estereotipo de feminista inventado por la sociedad, que se puede haber quedado con esa imagen de los setentas en Estados Unidos, de mujeres contestatarias que se sacaban los corpiños o esa idea de que nosotras somos antihombres o que queremos el lugar del hombre en el poder, haciendo las cosas igual a como las hacen los varones, o que somos todas unas mal cogidas o que somos todas lesbianas Hay muchísimas lesbianas feministas, muchas que no lo son, hay una variedad de pertenencias e identidades… y bueno: la cuestión es descalificarnos. Yo reivindico la palabra subversiva que ha sido descalificada históricamente en la Argentina ya sabemos por quienes. Y sí: somos subversivas. Estamos subvirtiendo un orden que es injusto. Yo reivindico esa palabra que es valiosa.
Me parece que una de las tareas del feminismo es resignificar palabras desde la cuestión genérica, femenina, hacia otras cuestiones políticas.
¿Cuáles son las líneas internas?
Tiene muchas líneas, diversas. Es un movimiento no estructurado, como todo movimiento, con algunas diferencias internas, que cortan líneas. Una línea que está cortada en América latina desde hace tiempo y que se han buscado encuentros de superación, es la línea de las que se llaman así mismas «autónomas» y que llaman a las otras «institucionalizadas». Las «institucionalizadas» son las que trabajan para instituciones del Estado o en oenegés, que es un nombre que nos pusieron en Naciones Unidas. No quiere decir que porque una tenga una organización está de acuerdo con todas esas cosas, pero es una forma que han elegido algunas organizaciones para instalarse en esta sociedad, para poder sobrevivir, para tener un reconocimiento jurídico, para poder manejarse económicamente…. Desde mi punto de vista tienen poco alcance los grupos que no se organizan, aunque sirven de usinas, de producción de pensamiento. Otra de las líneas que nos diferencian es si se considera la prostitución como un trabajo o no. Creo que la mayoría estamos de acuerdo en que no es un trabajo, pero es uno de los motivos de debate. Yo soy de la idea de que el conflicto es un estado propio de la vida social humana. Que haya conflicto no me preocupa. El asunto es cómo se resuelve o cómo se trata. Que haya conflictos de ideas, de posicionamiento, no es problema, no significa fractura. Me parece más sospechoso un movimiento homogéneo donde todos piensan lo mismo. Eso me parece más peligroso desde el punto de vista de una feminista y de quien piensa que la libertad es un valor.
¿Cuales son los objetivos del movimiento?
Es muy amplio, pero uno de los temas que está trabajando mucho el movimiento es el tema de la trata y la prostitución, y el otro es el aborto y la violencia hacia las mujeres. Esas son las líneas en las que yo creo que todas las feministas argentinas coincidimos, seamos de la línea que seamos.
¿Se lograron hacer avances?
Ya lo creo. Que se empiece a discutir en el Congreso el tema del aborto en el corto plazo no es producto de la iluminación de los diputados y senadoras, eso es trabajo que empezamos las mujeres en el 83, las feministas en particular. Ahora van a aparecer algunos y van a decir «gracias a mí».
Como esto es justo después del Encuentro de Mujeres, ¿se sentará algún tipo de agenda en Paraná que sirva para presionar al Congreso?
En los encuentros hemos establecido algunas agendas, pero no es ese el objetivo fundamental. Yo no estoy participando de las negociaciones en el Congreso, sé que se han presentado algunos proyectos con pequeñas diferencias. Y hablaba con las compañeras de que no perdamos tiempo en las pequeñas diferencias, que saquemos el proyecto. Como organización pensamos en objetivos a corto, mediano y largo plazo y miramos estrategias y tácticas que favorezcan un proceso que logre que a largo plazo el aborto sea legal. Sabemos perfectamente, por toda la experiencia con todas las leyes, y en particular con la de salud sexual y reproductiva, que el cambio legal no va a implicar un cambio rápido en las actitudes de los profesionales de la salud. Y eso es una larga lucha que ya emprendimos hace tiempo. Porque si para los abortos no punibles existen los problemas que tenemos, para una ley que diga que una mujer puede decidir libremente hasta las 12 semanas vamos a tener muchos obstáculos. Aún así creo que vamos a lograrlo. Esto es producto de que la sociedad empezó a tomar el tema, ha estado recibiendo información, y ya hay un montón de chicas jóvenes que han estado apropiándose del derecho a abortar, que es algo que no es lo mismo para mi generación. Hay más mujeres jóvenes cuestionando el por qué se tiene que hacer un aborto en determinadas condiciones y eso es gracias a que el fermento, la levadura, el canalizador de todo eso lo hemos puesto las feministas.
Encontrarse
¿Qué pasa en los Encuentros de Mujeres?
Los encuentros son de debate, de discusión, de diferencias, pero no de imposición. El problema, entonces, son los aparatos: sea el aparato eclesial, partidario, o sindical, que son los que siempre tratar de aparatear. Esta es mi perspectiva después de muchos años de participar. He ido a muchos, la primera vez fue en Rosario en el 89. En ese entonces venía pensando en muchas cosas, sobre el aborto especialmente, y ahí me encontré con muchas otras mujeres que pensaban como yo y me incorporé a la comisión por el derecho al aborto y eso me aclaró algunas dudas que tenía. Yo había estudiado ética, ética cristiana no católica, y como médica tenía mis dudas y ahí se me aclararon. Eso es lo fabuloso de encontrarte con algunas mujeres: poder reconocerte en la otra sin que seas «lo otro». Se establecen amistades y cada vez van más chicas muy jóvenes que se están organizando. Es muy fuerte eso de encontrarnos entre nosotras, libres.
¿Sirven los talleres para fijar algunos debates?
Sí, sirven. Fijate que desde el segundo Encuentro de Rosario, que se hizo hace varios años, a través de la comisión organizadora, se logró instalar un taller sobre «Estrategias para el derecho al aborto». Es decir, no se discute si tenemos o no derecho a abortar. Partimos de la base de que estamos todas de acuerdo en que tenemos ese derecho, que debe haber una ley. La cuestión es cómo hacemos para lograr esa ley. Ese fue un logro de las feministas. Somos las que planteamos que el aborto es femicidio. Cuando una mujer muere por un aborto es femicidio: murió por ser mujer. Porque eso sólo nos puede pasar a las mujeres: sólo a las mujeres se nos prohíbe abortar. Incluso somos las únicas sancionadas por la ley argentina. Salvo que lo pesquen al hombre justo en el momento de la intervención, no hay ninguna sanción prevista para él. Pero soy optimista y estoy segura de que es una batalla que vamos a ganar..
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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