Nota
El día del beso disidente: 4º Marcha contra los travesticidios y transfemicidios
El mismo día en que se condenó a Marian Gomez por besar a su esposa, la comunidad trans y travesti se dio cita en Plaza de Mayo para reclamar el cese de la violencia y del odio sobre los cuerpos y las vidas disidentes. Los carteles reflejaron cifras (una compañera trava-trans muerta cada 96 horas), las canciones interpelaron a los transeúntes («Señor, señora, no esa indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente») y con color y cantos miles de personas marcharon hasta el Congreso de la Nación para recordar a las asesinadas, pedir por el fin de los crímenes de odio y por una serie de medidas políticas concretas para una comunidad marginada. «Las cifras espantosas siguen ahí, inmóviles pese a todo lo avanzado, con el cambio cultural que este país nos debe a las travas, a las personas trans, a las tortas, a las disidencias», dice Susy Shock a lavaca. Crónica y fotoreportaje de la La 4° Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios.
Minutos antes de las seis de la tarde, la Plaza de mayo ya está muy concurrida. Las banderas multicolores de la diversidad se repiten en el paisaje. También hay pintadas, color en rostros y mochilas. La 4° Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios arranca con cantos, música, baile y un reclamo: basta de violencia y basta de odio. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”, es uno de los cánticos más escuchados.
“Mi hija es trans, quiero que siga viva”, dice uno de los tantos carteles que circulan por Av. de Mayo. A medida que las columnas avanzan hacia la Plaza de los dos Congresos, se va sumando gente que sale de las bocas de los subtes, de las oficinas y cada vez más se unen a la marcha que tuvo su primera versión en 2016, meses después del travesticidio de Diana Sacayán y conmemorando el Día del Orgullo. El recuerdo de Diana y Lohana Berkins, referentes de la lucha por los derechos travestis y trans está presente en cantos, en los altavoces y en el espíritu de esta marcha en la que se pidió justicia por los 37 travesticidios y transfemicidios registrados en lo que va del año.
#GritazoTrans: la primera ronda trava a la Pirámide de Plaza de Mayo
Alma Fernández es activista travesti, cuenta que la marcha se replicó, al menos, en Mendoza, Tucumán, San Juan, Mar del Plata, San Pedro, Rosario, San Luis y Trelew. Y cuenta: «El 28 de junio, se conmemora la revuelta de Stonewall. Para nosotras no es una fiesta: es un reclamo que aprendimos de nuestras referentes feministas travas, como Lohana. Hay que plantarse y seguir luchando porque nos están matando. Cuando ellas se empezaron a organizar en los noventa también lo hicieron por lo mismo: para pedir que dejen de matarnos, que dejen de llevarnos presas. Como travestis y trans sufrimos la exclusión desde muchos lugares. A horas de la marcha sucedió lo de Mariana, la condena por un año, también tenemos que acompañar esa lucha. Si yo me tengo que ver en un rol en esta militancia, me quiero ver acompañando a construir y empoderar a las nuevas generaciones. Elles son los que van a levantar nuestras banderas y continuar esta lucha”.
“Estos crímenes de odio son específicos por las identidades de género. No nos matan por nuestro color de piel, no nos matan porque somos gordas o porque somos flacas, nos matan, nos torturan por trevestis y trans”, grita la activista travesti Lara Bertolini por altavoz. “Lo dijo Lohana y Sacayán, al calabozo no volvemos nunca más”, cantan todes. La marcha sigue avanzando. La Asociación Civil Infancias Libres también canta y baila y Gabriela Mansilla –mamá de Luana, la primera niña trans del mundo en obtener su DNI- agita sonriente un paraguas multicolor. Les artistas Giancarlo Scrocco, Vanina Grossi y Manuel Fanego, intregran Les Mostres, grupo que un domingo al mes concurre a Infancias Libres para jugar con les niñes trans. Hacen talleres lúdicos, diseñan títeres, vestuarios, dibujan y cantan canciones.
Rodeada de amigues camina también la artista trans Susy Shock. ¿Por qué viniste a marchar? “La calle sigue siendo nuestra, el reclamo sigue siendo actual, las cifras espantosas siguen ahí, inmóviles pese a todo lo avanzado, con el cambio cultural que este país nos debe a las travas, a las personas trans, a las tortas, a las disidencias: eso está bueno remarcarlo. Estamos alertas, no solamente festejando sino que estamos pensando estrategias nuevas, que sepan que estamos pensando cómo avanzar con la furia travesti”.
Tiempo atrás Susy escribió un poema titulado El beso que en el día en que la jueza Marta Yungano condenó a un año de prisión en suspenso a Mariana Gómez por besar a su compañera Rocío Girat, disfrazándolo de desacato a la autoridad y lesiones leves, adquiere otra resonancia. “Besarse en los rincones oscuros. Besarse frente al rostro del guarda. Besarse en la puerta de la Santa Catedral de todas las Canalladas. Besarse en la plaza de todas las Repúblicas (o elegir especialmente aquella donde todavía te matan por un sodomo y gomorro beso). Besarse delante de la foto del niño que también fui (y sentir que me hace un guiño para que siga, que no pare, que no interrumpa porque le gusta ese beso). Besarse sabiendo que nuestras salivas arrastran besos denegados, opacados, apagados cercenados, mutilados, hambrientos, que no son sólo los nuestros. Que tus labios y los míos, mientras rajan la tierra, la construyen y hay una historia de besos que el espanto no ha dejado ser y que por eso te beso. Lxs beso, me besás y besaremos. Por eso el beso”. Como si hubiera sido escrito hoy mismo, Susy se apena: “Me toca en lo personal porque lamentablemente aparece la poesía del beso para reflejar esa angustia, para transmitir esa sensación de que a veces inclusive las redes, tan frías, logran hacer un cerco de tribu… Tengo ganas de abrazarlas, de decirles que no es el beso de ellas, es el beso de todas y que eso es lo primero que sirve para sanar y para hacernos conscientes de que somos tribu: si nos joden, nos joden a todas”.

Susy Shock
Foto: Martina Perosa
Viviana González es presidenta del Centro de Estudiantes del Bachillerato Mocha Celis, también conocida como “la karateka” cuenta que fue a marchar “porque creo que es necesario que todas nos comprometamos a esto que es muy necesario, es un pedido de justicia, de sensibilización y de visibilizar que hay muchas muertes de compañeras, que hay muchas que ni siquiera sabemos sus nombres, y no podemos permitir que sigan muriendo más chicas ni chicos trans. Mueren sin que sean noticia. Las trans también morimos y no nos queda opción más que salir a las calles, a buscar como sobrevivir al desamor de la sociedad. Muchas de nosotras tenemos que sobrevivir con la prostitución porque el estado no nos contempla como personas que puedan trabajar con otros medios. El estado nos pone en un lugar de mucho riesgo y las compañeras terminan muriendo solamente por tratar de sobrevivir”

“Marcho porque estoy harta de las violencias que sufrimos las personas trans y las travestis todos los días, porque estoy harta de levantarme y enterarme de que se llevan una compañera cada 96 horas, enterarme que falta una de nosotras todos los días, enterarme que faltan pibas que no son registradas. Estoy harta de enterarme de que mis compañeras trans y travestis no tienen dónde vivir, son excluidas y tienen que vivir en la calle y estoy harta de todos los días volverme consciente de que la sociedad en la que vivimos y el mundo en el que estoy creciendo como una joven trans, me quiere muerta y nos quiere muertas a todas, nos quiere fuera de este mundo, nos quiere corregir, nos mutila y nos violenta. Por eso marcho hoy: porque estoy harta”, expresa Carolina Unrein, poeta, escritora –autora del libro “Pendeja. Diario de una adolescente trans”- actriz entrerriana, que migró a la Capital y además de escribir su primer libro editado por Chirimbote, participó de una película interpretando a una persona cisgénero y es parte de Cotorras, el ciclo comandado por Susy Shock y Marlene Wayar los primeros jueves de cada mes en MU Trinchera Boutique.

Carolina Unrein
Foto: Martina Perosa
Pasadas las siete y media de latarde, la marcha desembocó frente al Congreso. Sobre el escenario, desfilaron distintas trans y travestis para enunciar los reclamos de la comunidad, como el cupo laboral trans, la derogación en todo el país de los códigos contravencionales que persiguen y encarcelan, por el derecho al trabajo y a la salud. “Desde 2018 contamos con una sentencia favorable para nuestro colectivo, el reconocimiento del crimen de Diana Sacayán como un travesticidio. Este fallo es histórico”, remarca Say Sacayán.
Mariana Gómez y Rocío Girat se hicieron presentes en el escenario y recibieron un cálido y extendido aplauso. Dijo Marian: “Sabemos que estamos en un estado que nos quieren adoctrinar, no lo vamos a permitir, seguimos en la lucha y en las calles. Estamos juntas, agradecemos el acompañamiento y como dijo la compañera, ni al clóset ni al calabozo volvemos”.
Un año de prisión en suspenso para Marian Gómez por besar: “Vamos a seguir resistiendo”
Una vez más, las travas y trans demostraron que la resistencia se cocina en las calles, declararon el fracaso del sistema patriarcal, están hartas y furiosas, pero lo urgente no aniquila lo que también consideran valioso. Como los besos de los que habla Susy Shock, que rajan la tierra y, también, la construyen.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
Nota
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Modalidad: presencial y online por Zoom
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No se requiere experiencia previa.
Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




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