Nota
Lo que hay para ver: puntos de fuga ante realidades que duelen

Un escenario puede proponer infinidad de historias. De la galera de la dramaturgia asoman diversos entramados que nos sumergen en diferentes mundos. En ocasiones, esas historias nos hablan de realidades ásperas y no es opción mirar hacia el costado. Las vidas postergadas, la marginación, el prejuicio, son temas abordados por dos obras que te recomendamos esta semana. La supervivencia como práctica posible cuando no parece haber punto de fuga, el bálsamo de la ternura y la explosión de la cumbia alzan los espíritus cuando el presente está en sombras. La violencia machista y su tragedia a cuestas se expone en la tercera obra. Con datos surgidos del padrón de femicidios confeccionado por el Observatorio Lucía Pérez, la ficción se torna auténtica y obliga a reflexionar. Al final de la obra, la actriz y el actor miran al público y enuncian: “Tenemos que hacer algo”.
Bailan las almas en llantas

Un barrio picante. Lo cotidiano no es fácil y la convivencia con el peligro es una marca constante. Los pibes taladran la rutina con noches de gira envueltas en excesos. El botín del último robo es la muestra de la infancia arrebatada, unos chocolates que reparten entre ellos y guardan para sus hermanes más pequeñes. La cumbia alegra, transforma y redime los días que parecen destinados al gris de una vida sin futuro.
En la fiesta de la primavera, Valu y Julio se observan, se acercan, bailan una cumbia y el deseo se enciende. Sus familias están enfrentadas y esa chispa amorosa se convierte en un estorbo, una amenaza incluso para sus propias vidas. Escrita en verso, Bailan las almas en llantas expone una realidad de marginación, alude a los nadies a quienes hacía referencia el escritor Eduardo Galeano. La muerte ronda hambrienta y lleva uniforme azul. Pero esta obra también realza la delicadeza de un sentimiento apasionado que estalla como la flor loto en el medio del barro. La influencia de un clásico de la literatura comienza a develarse, el destino de Romeo y Julieta invade la atmósfera de amor y tragedia.
La idea de la obra surgió en 2014, cuando la actriz, directora, dramaturga y docente Pilar Ruiz dictaba un taller de teatro en inglés en una escuela de Chacarita, cerca de la Villa Fraga, donde conoció a Julio, un adolescente de alrededor de 15 años que cursaba la escuela primaria para adultes. Julio tuvo que dejar el barrio por sufrir violencia institucional por parte de un policía. Al año siguiente, en la Maestría en Dramaturgia de la UNA comenzó a escribir sobre esa situación. “En el primer ensayo, allá por octubre del 2018, le dije tanto al elenco como al equipo creativo, que no tenía idea de cómo iba a ser la obra, cómo sería la puesta en escena y que la invitación era a descubrirla juntes. Así es como todo lo que actualmente está en la obra, es una consecuencia del trabajo, la exploración conjunta. Desde el lugar de la dirección, me dediqué a proponer y habilitar, junto con el equipo creativo, ciertas consignas y materialidades como las gorras, las zapatillas, las camperas, la música, el espacio, ciertos movimientos y hasta el texto para abrir el trabajo a la percepción y la investigación escénica del universo abordado. Una vez abierto el juego, fui tomando el lugar de escucha y articulación de aquello que acontecía en los ensayos. La obra es un devenir de aquel arrojo absoluto al juego, con cierto encuadre, pero sin certezas del hacía dónde, de los cuerpos actorales”.
Pilar dirige un elenco numeroso y su desafío fue convocar a actores y actrices de distinta trayectoria, diferentes edades, algunes que ya conocía y con quienes había trabajado y otres que no. ¿Los diálogos en verso se relacionan con la influencia del clásico de Shakespeare? “Comencé a escribir los diálogos en verso y rima como prueba de procedimiento de escritura para poetizar el universo contado. El gesto es el de alejar el material de una construcción de corte más realista, que se ve en otros leguajes como el televisivo, por ejemplo. A medida que avanzaba en el procedimiento, iba descubriendo que, además de estar haciendo un extenso poema dramatúrgico, hacía puntos de fuga a vinculación directa con el universo del trap y a la vez, con el universo shakespereano. El material empezó a develarme que todo eso, no sólo podía convivir, sino que además le imprimía su propia singularidad”. En un contexto abrumador, Pilar rescata las hebras de poesía. Quizás los destinos puedan torcer el rumbo, mientras suena la música y las almas bailan.
Teatro del Pueblo, Lavalle 3636, CABA
Domingos a las 17 hs
@teatrodelpueblo.arg
@bailanlasalmasenllantas
@piliruiz05
Lo que quieren las guachas

Dos amigas del mismo colegio privado charlan a la salida, el novio y también compañero de curso de una de ellas se burla constantemente de todo de una manera ofensiva y despreciativa. Al otro lado de la pared blanca de fondo —de un lado es prolija e uniforme, del otro descascarada— una familia compuesta por una mujer trans que se prostituye para darle de comer a su hija y su hijo adoptivxs, ambxs hijes de su hermana fallecida, toman mate, comen galletitas y charlan sobre su cotidiano.
Al barrio de clase alta y la parte pobre y abandonada los separa un abismo y a la vez están cerca. Tanto que las historias de estos personajes se entrelazan y les espectadorxs seremos testigxs de los prejuicios, los abusos, las complicidades y los desenlaces de una misma circunstancia de uno y otro lado. Cuenta la actriz, dramaturga y directora Mariana Bustinza: “Es una idea que tuvo como disparador la tan debatida realidad y su comprensión (o no) del aborto clandestino. Cómo impacta en los sectores vulnerables y en los sectores más privilegiados; cuál es la valoración, crisis y resolución que soporta cada clase ante una misma situación: embarazo adolescente. Se contraponen elementos de la cultura villera y la cultura de la clase alta. El deseo, el placer, la violencia, y el miedo a lo distinto. El proceso de dramaturgia abarcó dos años. Mientras tanto hice un período de investigación en el año 2016. Luego ensayamos todo el 2018 y el 2019 hasta el estreno”.
La música genera escenas conmovedoras. Los personajes manejan un vocabulario específico, de territorio. Mariana “Cumbi” Bustinza señala que sus obras tienen algo de catártico, hay ficción y situaciones de su propia vida. “Pero no son llevadas de manera literal. Deseo e intento hablar de lo que conozco. Y eso se refleja en la verosimilitud y la profundización que alcanzan los actores y las actrices en personajes tan tipificados. Ese enlace que puedo hacer con mi experiencia y la transmisión en el proceso de dirección promueve la verdad; esa verdad que corre los estereotipos, o quizás, los usa”.
El trabajo previo es indispensable para la concepción de la obra: “Hacemos y hago mucho trabajo de campo según el actor o actriz y sus necesidades. A mí me sale escribir estas historias. Es un impulso creador, que se direcciona a distintos conceptos y lugares, pero surge de la misma fuente. No pienso si van con la moda o si van a gustar”. Una obra necesaria e imprescindible que acompañó el reclamo de las calles no hace mucho para la conquista de la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito, garantizado en el hospital. “Son temáticas que terminan sentando algún tipo de posición, no partidaria pero sí sociocultural”.
Teatro El Extranjero
Valentín Gómez 3378, CABA
Sábados a las 20.30 hs
Hasta el 27/11
@teatroelextranjero
@cumbibustinza
El virus de la violencia

Una pareja de recién casados se va de luna de miel, los sorprende la pandemia y como consecuencia la cuarentena más estricta. Quedan aislades, los primeros días de disfrute por estar juntes van quedando atrás y aparecen los conflictos. El personaje de la actriz Romina Pinto es alegre, enérgico y el del actor Iván Steinhardt se muestra cada vez más intolerante y sombrío. Sus percances laborales a la distancia interfieren en su humor, en su autoestima y el encierro exacerba el nivel de sus actitudes agresivas hacia su pareja.
Las noticias de la pandemia se transmiten en la radio. El virus expande sus efectos a toda velocidad, como la violencia. Y este virus también puede tener consecuencias fatales. Romina e Iván conforman la compañía teatral El Vacío Fértil y también son compañeres de vida. En julio del año pasado leyeron el guión que les envió la dramaturga y directora argentina Marina Wainer, quien vive hace más de cuarenta años en España. “Es un honor porque escribió pensando en nosotros”, cuenta Iván. La historia les resultó conmovedora y se dispusieron a ensayarla en su departamento ya que no se podía ir a las salas de teatro. Corrían los muebles y colocaban la laptop a la altura de los ojos de Marina, que observaba y dirigía desde el continente europeo.
Para aportar la información concreta, recurrieron al padrón del Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez. Una vez que finaliza la obra, cuentan la cantidad de femicidios en lo que va del año y al día de la función. Dos horas antes de que arranque la obra, escriben con fibras en trozos de papel los nombres de las víctimas de femicidios, transfemicidios y travesticidios. “Empezar a escribir esos nombres, ya te coloca en otro lugar, una opción prolija era imprimirlos, pero decidimos escribirlos a mano, poniendo el cuerpo”, afirman.
Cuando la realidad es tan abrumadora, el Estado está ausente y la violencia machista desencadena lo atroz, el arte se convierte en aliado.
Patio de Actores, Lerma 568, CABA
Sábados 20.30 hs
Hasta el 30/10
@patiodeactoresteatro
@romipinto16
@ivansteinhardt
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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