CABA
Inquilinos presos en San Telmo: víctimas de la mafia inmobiliaria
Este miércoles 27 de agosto a las 12, los hijos de las víctimas de la mafia inmobiliaria de San Telmo estarán en el comedor de las Asambleas del Pueblo (México 640) para denunciar la causa armada que retiene en la cárcel a sus madres y padres desde hace tres semanas. Tras una violenta represión, 23 personas fueron apresadas, acusadas de delitos desproporcionados como “coacción agravada” y “privación ilegítima de la libertad” cuando intentaban dialogar con los dueños del inquilinato en el que vivían, que había triplicado el precio del alquiler. Como en la Legislatura: las víctimas fueron a la cárcel.
Los hechos: El viernes 8 de agosto, 20 familias que vivían en el inquilinato llamado “Hotel Carlos V» fueron atacadas por las fuerzas de choque de la Policía Federal, cuando intentaban dialogar con los propietarios del inquilinato, que amenazaban con desalojarlos si no pagaban la nueva tarifa por habitación, que aumentaron de 400 a 1.200 pesos.
La consecuencia: Veintitrés inquilinos e integrantes de la Asambleas del Pueblo detenidos en la cárcel de Ezeiza, Devoto y Marcos Paz. Entre ellas siete mujeres, jefas de hogar y madres de varios niños. Todos están acusados de coacción agravada y privación ilegítima de la libertad.
La trampa: El mecanismo es idéntico al usado con los presos de la Legislatura (en 2005): la gravedad de la imputación impide su excarcelación. Para cuando llegan a juicio y se comprueba su inocencia pueden pasar –como ocurrió aquella vez con vendedores ambulantes y mujeres en estado de prostitución-catorce meses en la cárcel.
Por eso el miércoles 27 a las 12 las Asambleas del Pueblo (México 640, teléfono 4307-8599, [email protected]) invitan a conocer y a recibir a los hijos de las víctimas de la mafia inmobiliaria del barrio, para denunciar la situación.
Las víctimas de la mafia inmobiliaria de San Telmo
Unidad 2 – Cárcel de Devoto
Segundo Carlos Maldonado
Guillermo Cárdenas Acuña
Fernando Valenzuela Pradenas
Carlos Pourrain
Juan Carlos Maldonado
León Fernandez
Pedro Navalle
Indelfonso Sánchez
Fabián Pinares
Cesar Gusto Rojas
Unidad 3, Ezeiza, Cárcel de Mujeres
Evangelina Paniagua Sanchez
Mariela Aguirre
Nancy Cordero
María del Cármen Silvera
Cármen Sanchez de los Santos
Elizabeth Sanchez de los Santos
Natalia Soledad Silva
Complejo Federal N° 2 Marcos Paz
Raul Jorge Besión
Alfredo Gauna
Roque Pereyra
Gustavo Ayala
Eugenio Espinoza
Lo que ocurrió
El viernes 8 de agosto tras una respresión desproporcionada, 20 familias que vivían en el inquilinato llamado “hotel Carlos V”, con niños y ancianos incluidos, fueron atacadas por la Guardia de Infantería, el grupo GEO y otras fuerzas de choque de la Policía Federal, cuando intentaban dialogar con los propietarios del inquilinato, que amenazaban con desalojarlos si no pasaban a pagar la nueva tarifa por habitación, que aumentaron de 400 a 1.200 pesos. Además de los insultos de los propietarios (“no hablamos con inmigrantes” entre los más suaves) las personas sufrieron maltratos, golpes, y lo peor: 23 de ellos (incluyendo 7 mujeres, madres de varios de los niños que vivían allí, inquilinos e integrantes de la Asamblea de San Telmo) quedaron detenidos en las cárceles de Ezeiza, Marcos Paz y Devoto, acusados de delitos como coacción agravada y privación ilegítima de la libertad.
El mecanismo es idéntico al usado con los presos de la Legislatura (en 2005): estas personas no pueden ser excarcelada debido al tipo de delito que se les imputa. Para cuando llegan a juicio y se comprueba su inocencia pueden pasar –así ocurrió aquella vez con vendedores ambulantes y mujeres en estado de prostitución- 14 meses en la cárcel.
Loli, a las patadas
Los propietarios del Hotel Carlos V, eufemismo por un conventillo de los tantos que hay en San Telmo, anunciaron en agosto la suba de la tarifa por habitación, de 400 a 1.200 pesos. Los inquilinos habían solicitado varias veces a la Asamblea de San Telmo que intercediera para evitar semejante suba, y la amenaza inminente de desalojo. Elizabeth Dos Santos, de la Asamblea, contó a lavaca: “Apareció una mujer diciendo que era la nueva dueña, sólo sabemos que le dicen Loli, y cuando los vecinos le propusieron dialogar, dijo que ella podía hacer que los echaran a las patadas. Y eso fue lo que ocurrió”.
El operativo de más cien efectivos contó con la actuación especial del grupo GEO y la Guardia de Infantería. Elizabeth recuerda que “entraron rompiendo los vidrios, tirando gases lacrimógenos y, a partir de ahí, comenzaron con una cacería dentro del edificio habitado mayormente por bebés, niños y mujeres, que terminó con los veintitrés detenidos”. Los que vieron lo que ocurrió lo definen como cacería humana, con policías golpeando a cualqquiera, allanando habitaciones, rompiendo las pertenencias de esas personas, mientras algunos de los inquilinos pudieron escapar por los techos. Elizabeth, que participó en un centenar de desalojos, resume su impresión sobre la represión: “Fue descomunal”.
Culatazos y silencio
Apenas concluido el operativo la policía se negó a dar información y no presentó ninguna orden judicial. La asambleísta cuenta: “No dejaban que se acerquen los abogados cuando sacaban a la gente de adentro del hotel a los culatazos. Tampoco nos decían donde los iban a llevar.” Los integrantes de la Asamblea se enteraron, a través de los medios de comunicación que estaban en el lugar, que intervenía la Comisaría 16ª y hacia ese lugar eran llevados los detenidos.
Al día siguiente, los presos fueron indagados por el Juzgado Nacional en lo Penal de Instrucción Nº 5. Este consideró que la “peligrosidad” de los imputados obligaba al trasladarlos a las cárceles de Marcos Paz, Ezeiza, y Devoto. Se les atribuyó los delitos de usurpación, daño, lesiones, amenazas de muerte, robo, atentado, resistencia a la autoridad y privación ilegitima de la libertad. Intervino la Fundación de Investigación y Defensa Legal Argentina (FIDELA) con apoyo de abogados de Convergencia Socialista y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Los letrados denunciaron que el Servicio Penitenciario, separó además a las madres de sus hijos y no ha permitido ningún tipo de régimen de visitas a los detenidos.
Mafias hoteleras
Elizabeth relata que un hombre insulinodependiente descompuesto no tuvo atención médica debido a la acción policial, y que una madre fue detenida con sus tres hijos de un año, tres y cinco. Golpes y un trato “especial” a las mujeres y los hombres de origen peruano. Tan especial que mereció la presentación, por parte de la Asamblea, de una denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
La explicación de tal ferocidad policial, plantea Elizabeth, se relaciona con la cuestión de las mafias hoteleras en San Telmo. “Nosotros hace meses que tenemos custodia por las amenazas telefónicas que recibimos, creemos que todo esto se hizo para mandarnos un mensaje a nosotros y a otras organizaciones que trabajamos por los inquilinos”. Agrega que los detenidos son “rehenes políticos de los hoteleros y de los negocios inmensos que se están haciendo en la zona”.
Conviene recordar que los desalojos compulsivos que se han hecho en este último tiempo tienen que ver con la transformación de los viejos y denigrantes hoteles, en modernos hostels para albergar turistas.
La Presidenta y los presos
La Presidenta, en junio, en pleno conflicto del gobierno y los ruralistas, recordó el caso de la Legislatura: “Me acordaba hace días de algún militante social que por pedir comida en un supermercado o cortar una calle, fue condenado y cumplió cárcel, dos años en Batán. Con los jueces de la Constitución y las leyes de la Constitución. También me acuerdo de vendedores ambulantes, o travestis en la puerta de la Legislatura porteña, un año presos. Me gustaría también que la misma Justicia fuera cuando un estanciero corta la ruta o desabastece, o no deja pasar combustible”. Puede verse que esos jueces de la Constitución han vuelto a operar del mismo modo. Los criminalizados son los de siempre, y nadie les devuelve el tiempo de vida que se ven obligados a pasar en la cárcel. Abogados de organismos derechos humanos como el CELS ya habían calificado aquellas detenciones como «privaciones ilegítimas de la libertad»
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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