CABA
De militante a funcionario
Los despachos oficiales están poblados por cuadros formados en la trinchera social. ¿Qué significa para ellos ser parte del Estado? Éstas son sus respuestas.
Federico Martelli era anarquista. Hace cuatro años, cuando nos conocimos, militaba en el barrio El Peligro, en las afueras de La Plata, con el Movimiento de Unidad Popular, una organización piquetera libertaria que agrupaba también a marxistas e independientes de izquierda. El mup era rojo como el corazón de una sandía.
Y además, era una organización atípica, llena de jóvenes que tenían como mentor a un militante ya septuagenario, Juan Carlos Cibelli, antiguo integrante de la guerrilla en las fal que en la década del 90 pasó a dedicarse a crear cooperativas.
En esa mezcla –adolescentes y viejos, clase media empobrecida y pobres de toda pobreza– y en ese clima de 2001, la organización era un refugio donde los sobrevivientes del desastre económico, perdido todo, se daban un festín con la única y gran ventaja que deja la catástrofe: la de poder empezar de cero. Aun en medio de la desesperación, parecía que todo podía ponerse patas para arriba. La sociedad -decía el MUP y también decía Martelli- aún podía reinventarse.
Cuatro años más tarde, Martelli está en otra cosa. Lo dice sin vueltas cuando le pregunto en qué anda: “En el armado político del kirchnerismo”.
El viaje
Martelli no es el bicho raro de Argentina 2006. El gobierno de Kirchner incorporó a su gestión a centenares de cuadros del movimiento social y referentes de ONG. Llegó al poder sin estructura propia y se nutrió de la cantera social. Quien se anime a hacer la experiencia de recorrer los ministerios y secretarías encontrará a funcionarios formados en Barrios de Pie, la Federación de Tierra y Vivienda, la cta, el CELS, Poder Ciudadano, H.I.J.O.S Capital y hasta la CORREPI, sólo por nombrar algunos.
Por el gobierno pasó y se fue flacso, cuando hubo que renegociar los contratos con las privatizadas (la experiencia terminó mal). Cuando el clima en Gualeguaychú se volvió inmanejable, el gobierno convirtió en funcionaria a Romina Picolotti; cuando la Picolotti no alcanzó, ofrecieron a la Asamblea poner a sus abogados a trabajar junto a la Cancillería. Tampoco la historia terminó bien, pero los vecinos no tienen un balance unívoco sobre la experiencia; muchos siguen pensando que era algo que había que hacer.
Y es que la relación del gobierno con los movimientos sociales que se suman a la gestión es compleja: ni pura ganancia ni pura pérdida. Aunque hay algo claro para todos: estar en el gobierno no implica que Kirchner cogobierne con ellos, ni que los consulte para tomar decisiones. La pregunta entonces es: ¿qué significa, exactamente, estar en el gobierno?
La reunión
Martelli cuenta:
La primera reunión fue en julio de 2003 (dos meses después de la asunción), pero no le dimos mucha bola. Nos plantearon cuál era el proyecto de Kirchner, por qué necesitaba rodearse de los sectores populares, de grupos que venían de la izquierda o que tenían, como nosotros, un alto componente de juventud.
¿El gobierno los llamó a la Casa Rosada?
No, ellos vinieron al local nuestro, en La Plata.
¿Quién fue?
Primero (Carlos) Kunkel, y el segundo contacto, en agosto de 2003, fue con (Rafael) Follonier. De ahí ya quedó un diálogo. Hubo un proceso largo, que hacia adentro nos llevó a un clima de ruptura muy desgastante: el mup estuvo un año y medio paralizado porque había dos sectores, uno oficialista y otro opositor, y no encontrábamos la forma de definirlo. Hay que tener en cuenta de dónde veníamos: de una etapa de resistencia. Cuando nos empezamos a juntar, en los 90, nosotros caracterizábamos que el modelo neoliberal no tenía una fecha de vencimiento; podíamos pasar 20 años en una situación de resistencia. Se fue Menem, se fue la Alianza, pero el neoliberalismo seguía.
¿Entonces?
Cuando Kirchner asume nos desorienta con sus primeras medidas, porque empieza a plantear en términos simbólicos cosas que nosotros defendíamos. A la vez, había llegado de la mano de Duhalde y eso lo marcaba mucho. No creíamos realmente que fuera a impulsar cambios de fondo.
¿Y qué cambió?
Primero, la opinión de la gente. Empezamos a remar contra la corriente. Y después, que Kirchner fue transformando en acción sus palabras. Igual seguimos todo el año 2004 en un debate interno. Recién en 2005 empezamos a trabajar de a poco con el gobierno. Bancamos algunas medidas, como escrachar a algunos diputados duhaldistas cuando asumieron. Después hicimos una movilización contra el alca, otra a favor de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Al final hubo ruptura.
Ahora hay dos MUP.
Sí, uno en el Frente Popular Darío Santillán (opositor) y nosotros que estamos construyendo el Frente de Unidad Popular, con otras organizaciones.
¿Todas kirchneristas?
Sí, estamos integrados al Frente para la Victoria.
Su celular está apoyado sobre la mesa; cada tanto se enciende y se sacude, con un llamado que él no atiende. Cuida la entrevista.
¿Qué cambia al trabajar para el gobierno?
Lo que nos cambia no es que estemos adentro o afuera del gobierno sino que creemos que cambió la etapa. Antes disputábamos recursos del Estado para satisfacer necesidades sociales. Ahora creemos que se trata de disputar por el sentido de la política pública. Uno se organiza en función de ser planificador y ejecutor de políticas.
La conversación entra en un bache. Martelli revisa los mensajes en su teléfono: tiene cinco. Cuenta que son porque está organizando una marcha en apoyo a la Ley de Educación.
La gestión
El piso 17 del Ministerio de Desarrollo Social, donde Jorge Ceballos tiene su despacho, los ruidos de la calle llegan atenuados. La oficina es amplia pero sobria, sin lujos. Debajo del escritorio asoma el pilón de periódicos del movimiento Barrios de Pie, que él dirige. Ceballos fue uno de los primeros convocados para ocupar un cargo en Desarrollo Social. Su movimiento se integró orgánicamente al gobierno: Barrios de Pie es el que más militantes tiene en el Estado.
Un ministro de Perón decía que para gobernar Argentina se necesitan cinco mil cuadros.
No tengo una dimensión exacta, pero diría que más -dice Ceballos.
¿Cuantos pusieron ustedes?
(No tiene ganas de contestar):
Muchos.
¿Decenas o centenares?
-…
¿.Miles?
No, miles no.
Su gestión expresa las más fuertes contradicciones del tema. Como referente de los desocupados, no hubo corte de ruta en el que Ceballos no pidiera la universalización de los planes sociales. Hoy gestiona los recursos que se reparten con políticas focalizadas y (¿hace falta decirlo?) con criterio clientelar.
La política social es el ala flaca del gobierno. Tan arbitraria que el propio Ceballos tuvo que hacerle un piquete al ministro de Planificación Julio De Vido porque los dejaban afuera de los planes sociales de vivienda. “Si somos aliados, que nos traten como aliados”, planteó.
¿Ya no defiende el reclamo por un ingreso universal?
No lo abandonamos, nos parece que tiene tiempos. El ingreso universal es dificil si tenés tasas de desocupación del 22 por ciento. Tendríamos que bajar al dígito para pensar en ingresos universales. Por otra parte, este gobierno creó tres millones de puestos de trabajo; creo que como respuesta a los desocupados es más interesante.
¿No es paradójico que cuando las organizaciones de desocupados se incluyen en el gobierno es cuando más lejos están de conseguir lo que pedían?
No sé si es paradójico. En algunas cosas hay políticas universales, como para las amas de casa que ahora tienen acceso a la jubilación. Pero el de los subsidios por desempleo es otro tema, porque venían muy desprestigiados en la sociedad.
Ceballos defiende el estar adentro. “Nosotros estamos haciendo experiencia en la gestión, en desarrollar políticas ya no para la organización sino para la sociedad. Ésas son cosas de escala que nunca habíamos hecho afuera del Estado. No habríamos podido.”
¿Por ejemplo?
De esta Subsecretaría dependen los promotores para el cambio social. Este año, los promotores hicieron un diagnóstico participativo. Relevaron ocho mil organizaciones de base, de las cuales 5.300 participaron del diagnóstico activamente. Ahora están dando respuestas en los barrios a esas necesidades. Trabajar con esa cantidad de organizaciones para nosotros, como organización que está dentro del Estado, es muy valioso.
¿Son organizaciones que suman al kirchnerismo?
No, son sociedades de fomento, clubes, asociaciones, ong.
No importa sumarlas; alcanza con tenerlas bajo el ala. De Kirchner, Barrios de Pie está aprendiendo eso: a conducir las fuerzas que no son propias.
La participación
En la sala de espera de la oficina de Gabriel Lerner hay un hombre y un chico. Acaban de llegar desde el interior después de viajar 700 kilómetros en busca de una mano que los salve. Si existe, sólo puede estar en Buenos Aires. Lerner, ex abogado de la CORREPI, es ahora director de Derechos y Programas del Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Connaf), un área que trabaja con chicos, donde todo es urgente.
Él dice lo que todos piensan: “No hubo ningún proceso de cambio profundo que no se haya hecho desde el Estado. Ahora, lo que puede sucederle a un funcionario que viene de la cantera social es que ya en el gobierno regule su nivel de intervención en algunas cuestiones”.
Que denuncie menos. O que reclame menos; ¿y no es eso lo que estamos viendo? Las organizaciones que protagonizaron la resistencia al modelo en los últimos diez años hoy están debilitadas.
Pero, ¿tenían tanta potencia? La explosión en masividad de las organizaciones sociales se dio a partir de un Estado al borde del colapso. Duhalde aceptó que las organizaciones gestionaran parte de la ayuda social que se daba a los carenciados. La gente dijo: “Los radicales nos chorean, los peronistas nos chorean, Barrios de Pie no nos chorea, la ccc no nos chorea, el po no nos chorea”. La gente eligió que la ayuda social no se diera a través de las redes históricas sino por intermedio de las organizaciones sociales. El gobierno de Duhalde, en particular, y una parte de la gestión de Kirchner al principio, escucharon eso y vieron que no había otra forma de mantener la gobernabilidad. Y ahí, creo, algunos compañeros se confundieron en su lectura política y supusieron que los diez mil que iban a una marcha detrás de tal cartel iban con una convicción política en torno al conjunto del proyecto. Yo no creo que la gente sea descerebrada. La gente tenía algunos puntos de acuerdo: movilizarse, que hubiera una distribución democrática de lo que se conseguía, tener un dirigente honesto a la cabeza. Pero de ahí a la revolución socialista hay mucha distancia.
Dejemos a un lado los deseos de los dirigentes. ¿No había un alto grado de participación política? ¿Y no le parece que lo que hace Kirchner es justamente lo contrario: desalentar esa participación?
Lerner admite:
Y a mí eso me preocupa. Es cierto que hay niveles de participación limitados y que ésa es una debilidad de este gobierno, porque no siempre vamos a crecer al 8 por ciento, ni siempre los norteamericanos van a tener su mirada puesta en Medio Oriente. Me parece que la modalidad de construcción del Presidente no facilita las formas que conocíamos de participación política. Y está el problema de que usa el factor sorpresa para tomar decisiones. Evidentemente eso le ha dado ventajas para gobernar, pero no ha facilitado los procesos participativos.
La credibilidad
La entrevista con Martelli ya llega al final. Le pregunto por qué cree que el gobierno convoca a los movimientos, pero les retacea poder.
Me parece que el gobierno dice “¿Quién me va a respaldar a mi? ¿Patria Libre, el MUP?, ¿Cuántos son?.” La organización comunitaria no expresada políticamente es mil veces mayor que nuestras organizaciones. Este gobierno tiene el 50 por ciento de adhesión y necesita del aparato del pj para llenar la Plaza de Mayo. Evidentemente la adhesión no se transformó en organización popular. Y las organizaciones tampoco estamos siendo canalizadoras. ¿Por qué? Porque la crisis de representación sigue abierta. A mí la gente no me cree. Y hay muchísimo oportunismo, mucho clientelismo, mucha vieja política dentro del Frente para la Victoria. Entonces, si el kirchnerismo en Lanús es Quindimil, yo no me sorprendo cuando la gente nos dice “para qué voy a ir a la Plaza de Mayo a poner el cuerpo por este tipo”.
El aire queda cargado de ambivalencia, de duda. Pero es sólo un momento. Su celular vuelve a sonar. Y en diez segundos más ya está metido en la organización de la próxima marcha.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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