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Nico Gentile: el mango en la manga

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El arte de hacer posible lo impensable es una necesidad no solo del ilusionismo sino de la vida. Nico Gentile es un mago y actor capaz de hacernos ver lo que no vemos, pero está ahí. ¿Qué nos enseña la magia sobre el presente? Cómo lograr que el juego supere a la competencia, lo que no se puede definir, la creación, y cuáles son los trucos más hermosos arriba y abajo de los escenarios. Por Franco Ciancaglini.

Nico Gentile: el mango en la manga

Esta no es una nota sobre magia.

Porque Nicolás Gentile no solo hace aparecer y desaparecer objetos; no solo adivina nombres de personas que no conoce, o cartas que luego hará surgir en cualquier lado; no solo demuestra que lo inesperado ocurra… más todo lo que se ve en sus espectáculos.

Nicolás actúa, canta, hace reír y, a través de esas múltiples destrezas, no solo nos hace pensar cómo carajo hizo, sino que logra emocionar con dos vitaminas tan necesarias hoy: la risa y el asombro.

Si bien en esta nota no revela ningún truco, y aunque no se haya visto su show, nos ayuda a pensar la realidad a partir de los métodos que vuelven posible lo –que parece– imposible.

La competencia vs. el juego

Durante dos horas de charla Nicolás citará a René Lavand, Pedro Saborido, Mauricio Kartún, Pablo Zanatta, Juan Tamariz, Charly García. Bajo todas esas referencias va construyendo un marco desde el cual queda claro que esas inquietudes y curiosidades nutren su manera de pensar el oficio del arte. El gran truco de esta nota –y eso es mérito de Gentile– es que el resultado es asombroso si se cambia la palabra “magia” por “vida”. 

Dirá él: “Lo lindo de la magia es esa tensión entre si es real, no es real, es verdadero o no, es ficción o es realidad cotidiana. Y el mago se tiene que parar en ese límite. La magia nos dice de algún modo: che, no sabemos todo. Y el sistema se basa en la seguridad: esto es hombre o es mujer, no existen medias tintas… Y la magia sugiere que sí, que hay muchas más cosas, y cosas que no podés definir”.

Esa amplitud, está claro, incomoda. “Es que molesta lo que está por fuera de lo que se puede definir”. Muchas veces esa molestia aparece en forma de ciertos espectadores –que pueden cambiarse o asimilarse a trolls, haters o personas que solo saben oponerse– cuyo sentido no es adivinar sino arruinar los trucos, a veces de formas un tanto hostiles: “Es entendible, porque el arquetipo de mago es el que domina los secretos, es de alguien que sabe algo que yo no sé. Lo que empieza a generar el mago cuando se sube al escenario es el manejo de la situación y en realidad lo que quieren decir esos espectadores es: no, soy yo el que manejo esta situación. Y el tipo que está ahí –siempre son chabones, casualmente, y no chabonas– quiere disputar eso. Si vos vas por el lado de yo soy un capo, vas a confrontar, y podés salir perdiendo”.

¿Cómo se hace para salir de la grieta? “Yo adhiero al mago que propone sumarse al juego con el espectador. Cuando aparece ese tipo de espectador, trato de involucrarlo desde el juego, de ponerlo de mi lado. Yo lo consigo a través del humor. El clown o el payaso lo que hace es empatizar desde la carencia, desde la fragilidad: yo me golpeo, me lastimo, entonces uno empatiza porque también te pasa. El mago muchas veces parece que no, no empatiza, se distancia, como que tiene un poder. Pero entre esas dos –entre el payaso y el mago– está esa cercanía con el espectador. Es proponerle: no te olvides que hay un secreto, pero juguemos. Si vos invitás a jugar, en general terminan aflojando”.

Gentile cuenta que la escuela norteamericana, de corte más efectista, es la que genera ese tipo de espectador definido como desafiante o problemático. En cambio la escuela española es más amorosa. Tal vez la criolla, la de Gentile, sería la que logra, a través del humor, mantener cierto equilibrio: “Está bien que exista una duda intelectual, de preguntarse: ¿Dónde lo escondió? Ese tire y afloje, ese querer saber, es lo que te emociona. Pareciera que la magia solo apunta al engaño, cuando en realidad la gracia de la magia es que te haga pensar en otras cosas”.

El arte del engaño

Pasando en limpio: lo que estudia Gentile es la forma de hacer pensar otras cosas, incluso lo impensable, y para eso despliega una antropología de la puesta en escena: “La atención no es solo visual: el cuerpo está metido ahí”, advierte este artista que dicta un seminario de Magia y Cuerpo: “Por ejemplo con una pregunta yo puedo ocupar tu cabeza en algo y eso hace que lo estés mirando no lo mires tan atento, porque estás pensando en la pregunta”. Mientras pensamos en eso que llama “la pregunta obnubilante” él hace que perdamos de vista lo que hace con las manos. Es decir, que olvidemos lo verdaderamente importante, lo que en verdad está pasando.

Eso es parte de una tríada que el maestro Gentile sintetiza así: 

La técnica: “Por ejemplo, esconder la moneda en la oreja. Eso se entrena, es práctica”.

El método: “Mientras hago la pregunta, de repente me rasco la oreja para esconder la moneda. Es todo a la vez: rascate y miralo a los ojos”.

La cobertura: “Qué cosas digo y hago para que en el momento en el que me escondí la moneda en la oreja, no se vea”.

¿Cómo se combinan las tres?: “Si yo trabajo poco sobre el método, vos te vas a sorprender pero no te vas a asombrar. No es solo un cómo lo hizo. Porque si se queda la magia en una cosa puramente intelectual, y no trasciende a la emoción, no tiene mucho sentido. Para decirlo rápido: la idea es que la flashee el espectador. Y para eso el método, la técnica y la cobertura tienen que funcionar”.

Cita a sus maestros para decir que la magia, como cualquier arte de engaño, tiene otra tríada: “El secreto no se puede ver, no se puede sentir ni intuir”, dirá. “Porque lo que buscamos en el espectador es que suspenda la credulidad. Si el espectador se vuelve incrédulo a través de estos elementos, logramos que se preste al juego, que entre en el contrato. Lo que tengo que lograr es que vos no dudes, que no te des cuenta ni sientas que hay algo raro”.

Otro posible cambio de palabras, para no-entender de qué estamos hablando, es alternar la palabra magia por marketing. Entonces truco suena a trampa: “Si te quiero engañar para obtener un beneficio propio, no me interesa. A nosotros, magos y magas, nos interesa el engaño para que vos sientas algo. Ese el problema de los espectadores que creen que vos los querés engañar porque sí. No. Estoy queriendo provocarles algo más: salir de la cotidiana, sea cuestionarla, sea lo que sea”.

Los estafadores usan técnicas de magia. Los Simuladores, en cambio, lo hacían para resolver problemas cotidianos de la gente e injusticias varias. Está claro que el mismo método se puede usar para vender productos o candidatos: “En cambio el mago lo hace para que vos te entregues al asombro: esa es la diferencia”.

¿Cualquiera puede hacer magia? “Sí. Hay un mago que no tiene manos y hace técnicas complejísimas. Impedimentos físicos no hay. Con lo que se tiene, se hace.  Y después, como todo arte, siempre es un autodescubrimiento. Desde un lado pedagógico lo vivo y trabajo: a mí me no interesa explicar el truco sino que se entiendan las herramientas para que cada uno pueda desarrollarse. Eso lo aprendí del teatro: por ejemplo, un método vetusto y patriarcal es el del director que todo el tiempo te dice qué hay que hacer. Y yo vi que con el tiempo que el actor o a la actriz, en la repetición comienzan a destrabarse. En la magia pasa lo mismo”.

Otros aprendizajes del teatro: “Con mi grupo de teatro –La Zancada– aprendí a trabajar con otros. En los shows de magia los empecé a hacer participar, para no ir solo contra el mundo. Tengo alguien que me asiste, que me ayuda en la difusión, y todo eso termina enriqueciendo el trabajo, y hace que venga más gente”.

Conviene recordar el abracadabra propuesto entre magia y vida. Dice el ilusionista que la sabiduría es poder hacer con lo que se tiene: “Los trucos más hermosos de la magia son los más simples”. Para eso vuelven a funcionar la técnica, la cobertura, y el método: “Te pudo hacer creer que de una caja saqué 100 pelotitas rojas, pero lo hago con 2 pelotitas”. Y triunfa la sorpresa, la creación. 

Así Gentile nos muestra lo que tenemos delante de los ojos y no siempre vemos. 

La belleza de lo simple

El asombro ante lo cotidiano. El no automatizarse.

La repetición consciente para destrabarse y salir a escena. 

El humor, la alegría y la inteligencia ante la hostilidad.

La técnica y el método.

El trabajo en equipo.

Tal vez por todo esto invitamos a Nicolás a acompañar una experiencia sin engaño, que funcione para la vida, con magia en el mejor de los sentidos: la de la nueva moneda que aparecerá, como por arte de autogestión, en la próxima nota.

Nico Gentile está presentando en MU Trinchera Boutique su cena show a la olla: 
Magia&Sushi, el 2º jueves de cada mes.

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Reunión cumbre: María Galindo entrevista a Susy Shock

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La teórica y activista boliviana, en su paso por Argentina, entrevistó a Susy Shock la emisora de Mujeres Creando: identidad, etiquetas, el mundo mediocre, burocracias de género, rebeldías y una pregunta desconcertante: Susy, ¿serías candidata? Comienza el programa. Por María Galindo / Radio Deseo.

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Un caso testigo sobre cómo pueden hacerse las cosas, en tiempos en que se debate el fin del trabajo, demasiada gente opina en medio de internas sin hacer algo concreto, y el empleo que existe es cada vez más precario. Los dueños abandonaron en 2002 esta fábrica de tornillos y sus trabajadorxs se hicieron cargo, como ocurrió con cientos de empresas recuperadas. Crearon la Cooperativa La Matanza. Atravesaron crisis, macrismo y pandemia. Cumplen nada menos que 20 años sin patrón, con una nueva generación al frente. Cómo se mantienen vivas la memoria y el deseo, pero también la producción y la administración. Por Lucas Pedulla.

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Trava-jo digno: Contratá trans

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Una plataforma de empleo que conecta a personas travestis, trans y no bianarias con empresas y propuestas laborales busca eludir la precarización y saldar una deuda histórica con esos colectivos: la falta de trabajo. Experiencias, saberes y buenas ideas que transforman vidas. Por Anabella Arrascaeta.

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