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José María Muscari: Vida y obra

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Tiene 31 años y casi la misma cantidad de obras de teatro creadas. Escribe, actúa y dirige; triunfa en el off y en el circuito comercial. Prepara una versión de Julio César, de Shakespeare, con Moria Casán. Indefinible, rechaza las etiquetas y habla de sus obsesiones: el cuerpo, la paternidad, y el teatro, por supuesto.

José María Muscari: Vida y obra

Llega puntual, saluda, y antes de sacarse su mochila ya está publicitando su obra. Camina por cada una de las mesas del local dejando en mano un volante de su último proyecto en cartel: Crudo, una suerte de diario íntimo expuesto que presenta todos los sábados en No Avestruz. “Siempre fui muy autogestivo, muy emprendedor. Esto de volantear lo hago desde que tengo 18 años. En la autogestión me siento totalmente protegido. La gente que se dedica al teatro y al arte en general está esperando cuándo la van a llamar. Yo no tengo nunca esa sensación. Siempre sé que me voy a llamar”, empieza José María Muscari.
Su irrupción en el mundo teatral fue a los 16 años en el mítico Parakultural, con Necesitamos oxígeno, una obra que él mismo había escrito cuando decidió dejar los estudios obligados para entrar a la Escuela de Arte Dramático. Ya egresado, tuvo su primer éxito en el off, Mujeres de carne podrida, una puesta con 16 damas en escena y una mirada sarcástica sobre el mundo de las modelos. A partir de allí nada fue igual para este joven talento porteño, hijo único de un verdulero de Flores y una empleada de limpieza, ahora jubilados.
La tiendita del horror
Los espectáculos de Muscari no se parecen a nada. La propuesta siempre es extraña: contacto con el público, utilización de otros soportes como proyecciones de videos o multimedia, y un apego fuerte a la tecnología. Además tiene una particular fascinación por mezclar lo alternativo con lo popular, y las combinaciones suelen ser explosivas. ¿Cuál es la clave? Evitar el prejuicio y perder el miedo al ridículo pueden ser las primeras respuestas. “Si me guiara por mi prejuicio habria perdido muchas buenas oportunidades, como trabajar con Hilda Bernard, por ejemplo, porque nunca hubiera pensado que una mujer de 87 años, reina de la telenovela, podía actuar en una obra bailando hip hop. O nunca hubiera llamado a Edda Bustamente, ni me hubiera nucleado con Carolina Fal. Digo que todas mis apropiaciones artísticas tienen que ver con correr el prejuicio de lugar. Es un ejercicio que hago porque a mí y a mi creación nos aporta mucho. Es muy difícil poder hacerlo, y en general en Argentina la idea de etiqueta y de rótulo nos deja bastante tranquilos”, resume. Esta fórmula, que tiene más de espontáneo que de meditado, le ha dado buenos resultados. Sus obras son éxitos de taquilla, se trate de proyectos netamente comerciales, como En la cama, o de obras más personales, como Fetiche o Crudo, por nombrar a las tres que tiene en este momento en cartel. Paradójicamente, este éxito de público le trajo objeciones por parte de algunos de sus colegas. “Pasa algo muy fuerte con lo que hago, me parece que pasa con el teatro en general, pero particularmente con lo mío: la gente del teatro no va a ver lo que hago porque es popular”, dice y resalta la palabra “popular” como si se tratara de un insulto. “A mí me interesan los fenómenos populares, me parece que hablan de mí, de mi sociedad, del lugar en el que vivo. Y yo vivo en Bueno Aires, no en un pueblito. Mi teatro tiene que ver con eso y responde a esos códigos, y me interesa analizar esos fenómenos. Y lo hago para que otros lo vean. No me interesa el teatro para pocos. Por eso hay una búsqueda mía constante de la idea de la llegada”, aclara mientras alguien se acerca a saludarlo y él le entrega un volante de Crudo.

Laboratorio Muscari
¿Cómo funciona esa máquina de producir que es José María Muscari? Para responder esta pregunta nada mejor que verlo en acción. “Una de mis influencias es la televisión. Soy muy consumista de la televisión. Pero no soy de los que se quedan haciendo zapping, perdiendo tiempo. Qué sé yo… una noche apareció Hilda Bernard en un reportaje, en cable. Y la escuché decir que más allá de su edad se sentía híper vital y que le daba mucha pena tener como asignatura pendiente el teatro, porque siempre la tenían en cuenta sólo para las telenovelas. Dije ‘esta mina con 87 años diciendo en la tele que quiere actuar… obvio que la llamo’. La llamé al día siguiente y me atendió divinamente. Nos juntamos a tomar un té, le conté la idea y ella aceptó”.
A la cuestión de estar siempre permeable, como una esponja dispuesta a absorber todo lo que pueda ser útil, se le agrega el disfrute por su profesión. “Estoy muy rodeado de gente muy infeliz, que no hace lo que le gusta. Y no sólo en el teatro. Entonces la paso re bien cuando me doy cuenta de que a alguien le copa su trabajo. Me parece anecdótico que yo haga obras de teatro y otro maneje un taxi. Son como diferentes espacios, pero cada uno tiene que ser feliz en lo que hace”.
Otro ingrediente: Muscari no tiene problemas en exponerse. Al contrario, buena parte de su obra está atravesada por experiencias personales. El mejor y más reciente ejemplo es Crudo, un pseudo-unipersonal en el que recorre dos de sus más grandes obsesiones: el cuerpo y la familia. Durante la obra se da el lujo de llamar por teléfono en vivo a sus padres para preguntarles cómo están, a la vez que pasa un video en el que los presenta en sociedad. “Hay algo de autorreferencial que se vuelve ficción, que se convierte en materia escénica y eso, en este momento de mi carrera, me atrapa. Me gusta la idea de ir cada fin de semana a hacer una obra en donde no ‘actúo’ pero tengo que manejar energías, bailar, estar con otros, exponer cosas que no parezcan actuadas, hablar por teléfono con mi mamá, mirar mis mails en escena, cocinar, comer, correr en una cinta, ver fotos de mi familia. Hay algo ahí como de diario íntimo que hasta ahora no hice nunca, y me seduce”, cuenta Muscari mientras da pie para hablar del otro gran tema que le quita el sueño: la cultura del físico.
“Voy a un gimnasio específico de culturistas donde entreno una vez por semana, además de mi gimnasio diario. O sea que en mi vida hay como dos mundos: el del teatro y el del deporte. Hace mucho tiempo pensaba que si dejaba de hacer teatro no se me ocurriría qué hacer. Hoy siento que no dejaría de hacerlo nunca porque es lo que me gusta, pero que el deporte es ese otro universo en el que me siento creativamente activo. Me gusta la idea de tornear mi propio cuerpo como obra de arte”, relata con fascinación. Esto le valió la acusación de frívolo, mote del que Muscari parece no hacerse cargo. “Hay algo del cuerpo que es una parte sólida de mi dramaturgia, mis fantasías y mis preocupaciones como autor. Pero como el cuerpo está tan asociado al botox, a la operación, a la estética, hay algo ahí que se entrecruza de manera extraña y puede hacer ruido. Yo trabajo esos temas en mis obras y tomo algunos elementos del mundo ‘frívolo’ para construir una poética”, cuenta, y agrega con una sonrisa: “Por suerte, estoy en pareja con un músico que también es físico culturista. Y está bueno eso, porque nos une mucho más en la cotidianidad: la alimentación, las horas de sueño, el entrenamiento”.

Emperadora Moria
Ahora está preparando una obra bien Muscari: Julio César, de Shakespeare, con Moria Casán en el rol principal. Él ensaya una explicación bastante confusa: “Son ocho hombres que están peleando por el poder. Y yo creo, desde hace un tiempo, que el poder político es totalmente femenino. Entonces traspolé los ocho personajes de varones a mujeres. Son mujeres que ocupan el lugar de hombres. Pero son mujeres: no actúan de hombres. Julio César habla como hombre, pero lo actúa Moria Casán haciendo de mujer”. Sus otras metas están por fuera del teatro. Una, poder tener un techo propio en un país donde los alquileres son una condena a cadena perpetua. La otra, ser padre. “Tengo que decidir la forma. Adoptar, inseminar, alquilar un vientre, no sé cómo todavía, porque ahí también aparece el tema del dinero”, piensa en voz alta.
La entrevista termina y Muscari se calza su mochila. Repite el ritual de entregar volantes mesa por mesa y finalmente vuelve a la calle, quizá rumbo al teatro, o quizá al gimnasio. Me tienta seguirlo, husmear en esa vida que él presenta en sus espectáculos, para que esa cotidianidad quede expuesta con una crudeza posible.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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