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La Piba Berreta: religión punk
Acaba de editar el disco-oráculo Un Dios Nuevo, su segundo solista, en el que sella otro pacto con la música, la muerte y las formas de sobrevivir a este mundo hostil: amistades, gente despierta, pasarla bien, no lastimar a nadie, y otros géneros musicales para sacudir la comodidad. Por Julián Melone.
Ella se maneja en decibeles y revoluciones mucho menores que la ciudad que la rodea. No reacciona inmediatamente: se toma su tiempo para cada acción. Tiene una facilidad escalofriante para sostener la mirada sin parpadear. Su atención es plena, aunque su cabeza trabaje simultáneamente en mil cosas más. Su presencia emite un aura misteriosa.
Algunos la conocen como Luludot Viento, pero más que nada como La Rusa (origen que puede rastrearse a cuando era vocalista en la banda Los Rusos Hijos de Puta), nombre que le incomoda mucho, ya que no tiene ningún tipo de ascendencia rusa. A menudo se cuestiona por qué aceptó que la gente la llame así. “Es raro. Creo que todos estos nombres tienen que ver con que todavía no sé bien quién soy. Hay momentos que me siento de una forma y momentos de otra… todavía no hay un nombre que sienta que me representa. Lo que tienen los nombres es que te encasillan, te catalogan y te etiquetan. Supuestamente no me puedo mover del nombre, así que con esto de escaparme pude huirle a la obligación de ser alguien determinado. Con la música es distinto, porque siempre hago lo que hoy me sienta bien: puede cambiar mucho a lo largo del tiempo, pero siempre soy fiel a mí misma.”
Esto se ve claramente reflejado en su último disco Un Dios Nuevo, el cual se editó hace muy poquito. Por un lado, porque resulta divertido ver cómo la gente intenta encasillarlo sin éxito dentro de distintos géneros, generalmente sucumbiendo ante la gastada etiqueta de “alternativo”. Por el otro, porque su nueva música se estructura de una manera muy diferente a sus primeros trabajos discográficos, al punto que no puede culparse al oyente distraído que crea que se trata de artistas diferentes.
Golpes y suertes
Un Dios Nuevo es provocativo y abrasivo, blandiendo tremendas declaraciones de índole humana en forma de canciones que jamás sonarán en las radios para taxistas, pero que sí pueden llevarte desde la profunda introspección a la combustión muscular. Y el rock está ahí, brindando herramientas de lenguaje. “Creo que hay un gran prejuicio sobre mi música”, dice La Piba. “Hay una falsa imagen que va por fuera de lo que soy yo, donde la gente flashea que lo que yo hago es violento y agresivo… lo que la gente piense de mi música habla más de ellos, que de mí”.
El vil metal es uno de los motivos por los que la producción de sus discos se movió a un paso diferente del deseo. Su debut solista, Golpe de (M)Suerte, se lanzó recién en 2021 a pesar de haberse grabado cuatro años antes en una sesión de apenas tres horas de duración, postergando a los instrumentos que quedaron fuera de dicha sesión, los cuales fueron añadidos en plazos intermitentes, cuando se abría una ventana de tiempo y recursos… y allí durmió la mezcla hasta que La Piba tuvo dinero para poder mezclarlo y editarlo. En contraste, Un Dios Nuevo llevó casi dos años de trabajo continuo gracias a una inversión tremenda de su bolsillo, permitiendo así un tratamiento diferente de las canciones, que llevaron meses de ensayos maratónicos junto a las amistades que eligió para trabajar en este proyecto.
Esto brindó la posibilidad colectiva de crear y resignificar sus piezas (generando decenas de versiones de cada una), y la chance de disponer del tiempo que creyera necesario en cada uno de los pasos de grabación y mezcla. Dirá ella: “De lo que puedo, hago lo mejor siempre y con orgullo. Golpe de (M)Suerte lo habremos hecho con poca plata, poco tiempo y pocos recursos, pero siempre con lo mejor que teníamos. Es muy caro grabar un disco y no creo que haya productos que valgan menos por tener menos dinero invertido. Las canciones siguen siendo algo real: todo lo demás es adorno”.
La Piba Berreta ha trabajado desde encuadernar a mano miles de ejemplares de su libro de poesía hasta calibrar instrumentación utilizada para el mantenimiento de un reactor nuclear. Es más: hizo ambas cosas simultáneamente. “Nunca viví económicamente de la música … pero emocionalmente sí: vivo por eso. Si no ya me hubiera suicidado. Este mundo es muy hostil”.
El elemento mágico
En un momento de crisis para el formato físico de los álbumes, La Piba apostó a compartir las herramientas de sabiduría que la ayudaron a lo largo de su vida y la posibilidad de que el oyente pueda construirse un dios nuevo a través del arte. Quien tenga el disco también tendrá acceso a runas y un oráculo al quienes consultar, idea que logró que más de un escéptico termine asombrado con los resultados. “Está hecho con varios meses de invocación y trabajo mágico. Cada canción tiene su propia figura y su propia tendencia; y cuando le hacés una consulta, te habla. Hemos creado un elemento mágico”, afirma.
La inspiración surgió de un bajón: “Estaba muy triste, desamparada, sola… y dije, ‘no puede ser que no haya un dios que me cumpla mis deseos’. ¿Por qué la humanidad sigue viviendo? ¿Por qué seguimos levantándonos, yendo a trabajar…? ¿Es porque tenemos un hijo? ¿Porque vivir es divertido? No, es porque hay algo en lo que estamos creyendo. Le puse Un Dios Nuevo porque lo nuevo es lo que a mí me interesa. Y de eso va el disco: tiene que ver con una búsqueda personal del autoconocimiento; de cómo vencer al mundo mismo; de las ganas de morir pero, sobre todo, de la frustración del exitismo y del amor”.
Sobre el amor, lleva tatuado su nombre estratégicamente ubicado para que quien lo lea sea testigo de su cuerpo desnudo. “Me lo hice por una relación que terminó como todas las relaciones que se terminan. Y me dije que, si voy a andar rompiéndole el corazón a alguien, por lo menos le aviso de antemano con quién se está metiendo. Ahora, asumirme y entenderme como berreta no es para quedarme tirada y ya está, sino para recordarme que hay mucho trabajo por hacer y que tengo que prestar atención a ciertas cosas. De acá vamos para arriba: todos los días voy a trabajar para ser mejor”.
La Piba Berreta está en un momento de inflexión personal, mientras sigue trabajando. Tiene una editorial junto a 12 amigas y se involucra en cada una de las variables de sus espectáculos en vivo, los cuales están mucho más cerca de una puesta teatral (incluyendo escenografías de material reciclado) que del recital de música promedio. Se encuentra proyectando y laburando con su comunidad de amigues y colegas, en respeto mutuo y hacia adelante; la única forma en que, interpreta, vale la pena vivir: “Quizás es fuerte que lo diga yo, pero el arte no tiene importancia, ¿no? El arte no cambia a la humanidad. De hecho, creo que la humanidad hace arte desde siempre y aun así estamos cada vez más en la mismísima mierda; y hay artistas que son una basura de persona… A mí, particularmente, me sirve para disfrutar de la vida, divertirme y hacer un gran filtro de con quién me tengo que juntar y con quién no. Gracias a la música pude conectarme con gente muy valiente e interesante… me encanta trabajar con gente despierta. Para mí la vida es eso: pasarla lo mejor posible, ser justa, sin lastimar a nadie. Pero el arte no cambia lo berreta que somos. Para eso, hay que laburar”.
Álbum Un Dios Nuevo
La Piba Berreta se presenta el 27/10 en Teatro Mandril (CABA) junto a Kumbia Queers y Fama y Guita.
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