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Noticias sin patrón

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Cuando en 2001 ese diario cordobés fue comprado por un grupo brasileño les prometieron un futuro de gloria. Al poco tiempo, les debían los sueldos. Y lo vaciaron. Los trabajadores compitieron con Hadad y Clarín y lograron comprarlo y organizar la primera cooperativa que recupera un diario. Eran 13, hoy son 80. Comenzaron repartiendo 300 pesos, hoy casi 2.000. Sus problemas ahora se concentran en cómo crear una organización que escape a la lógica patronal y mantenga el espíritu asambleario. Su mayor capital: poder y querer intentarlo.

Noticias sin patrón

Cierta sabiduría antigua, pero inédita, informa que la humanidad puede ser clasificada en, al menos, dos grandes grupos:

  1. a) Los que consideran que ya todo está inventado.
  2. b) Los que están vivos.

En Córdoba existe un diario que parece demostrar, entre otras cosas, que la humanidad nunca merece ser clasificada.
No es estatal ni privado.
Está en manos de sus obreros, que se organizaron como cooperativa, pelearon por ocuparlo primero, con la violencia que hizo falta, y lograron comprarlo luego, pagando buena parte con las deudas que la vieja empresa tenía con ellos.
Ganan más de lo que hubieran soñado cobrar con la patronal. Ellos son, según los cánones gerenciales, los exitosos. Y los patrones, los fracasados.
Es un diario hecho por los trabajadores, pero dirigido a profesionales, comerciantes y empresarios.
Luego de la primera etapa de ocupación, resistencia y batallas legales, pasaron a otro momento en el que se buscó la eficiencia, mejorar la producción, la renovación tecnológica, y crear estilos de organización, división de tareas y disciplina interna más parecidos a los de las empresas convencionales.
Ahora están en una nueva búsqueda, porque ese “management” terminó resultándoles otro modo de vivir enjaulados, de sentirse mal y de producir peor.

Mentiras y verdades 
Cuando se habla en este lugar sobre el estado actual del periodismo, las respuestas son del siguiente tipo: “La concentración de medios y la manipulación de la información para sus negocios muestran que el concepto de periodismo ya no existe. En términos de derecho a la información, lo que se está viviendo es una violación a los derechos humanos” dice Nahum Mihrad, editor de Economía, secretario de la Cooperativa y Presidente de Adicra (Asociación de Diarios Cooperativos de la Argentina).
“El periodista cada vez más se ha transformado en una persona que vende su alma, para reproducir lo que le dictan” sostiene Javier de Pascuale, uno de los editores, ex presidente de la Cooperativa e integrante del Cispren (Círculo del Sindicato de Prensa de Córdoba).
“¿Los diarios? A los 50 años, creo que me gané el derecho a no estar pendiente de tantas mentiras. Me gusta lo que hacemos acá”, sentencia Dante Aguirre, obrero gráfico con las manos negras de tinta.
El diario y la cooperativa se llaman Comercio y Justicia, palabras que tal vez simbolizan cierta sabiduría antigua, pero inédita.

Entre Hadad y Clarín
Comercio y Justicia está instalado en el edificio de una textil quebrada, utilizando el sistema de leasing con el Banco Nación: “Somos la primera de las empresas recuperadas que con este sistema logra alquilar un lugar que terminará siendo nuestro dentro de unos años”, dice De Pascuale, uno de los que vivió toda esta historia desde el primer momento. “Para nosotros es un esfuerzo enorme. Antes estábamos en el edificio que la vieja patronal había sacado de la quiebra. Se lo alquilaban a la cooperativa, pero el precio era extorsivo, porque buscaban que fracasáramos. Ahora se ve mejor: los que fracasaron son ellos”.
En el salón de reuniones (“los muebles son por canje publicitario”, aclaran) hay 10 trabajadores reunidos, conversando sobre lo que quizás ya sea un enigma nacional: qué hacer en 2009. “Es una comisión que está planificando cómo seguir. La verdad es que tenemos problemas, y además tenemos problemas para resolver los problemas” dice Javier, un reconocimiento que suena más a fuerza que a debilidad. Tal vez, para seguir, y para entender los problemas, y para entender incluso cómo piensan el periodismo actual, convenga recordar cómo se llegó hasta aquí.

Un futuro de gloria
El diario nació en 1939. Todo fue felicidad hasta que en los 90 la familia Eguía entró en la vorágine de concentración y fusión de medios, vendieron el diario a su abogado que a su vez vendió un porcentaje a los brasileños de Gazeta, cuyo presidente Luiz Ferreyra Lévy voló a Córdoba para anunciarles a los trabajadores “un futuro de gloria”. Era abril de 2001.
Tres meses más tarde ya les debían un mes y medio de salarios. La empresa contrató dos gerentes por 8.000 dólares mensuales cada uno, y los instaló en el Sheraton de Córdoba con la función de achicar personal, mientras el personal jerárquico del diario aumentaba sus propios salarios. La empresa empezó el vaciamiento: desaparecían computadoras, decodificadores satelitales, generadores. Los obreros organizaron marchas, reunieron firmas en su apoyo (incluso de jueces, abogados y otros habituales lectores del diario) y hasta escracharon a huevazos el consulado brasileño. Ailton Trevizan, ejecutivo de Gazeta, anunció a los trabajadores: “La existencia del diario no tiene sentido”. A fines de 2001 los brasileños huyeron definitivamente, en medio de las bombas de estruendo de las marchas de Comercio y Justicia mezcladas con el 19 y 20.
En abril de 2002, trece personas formaron la cooperativa, y luego pudieron reingresar al diario, con autorización de la jueza Beatriz Mansilla de Mosquera. “La jueza se rió de la idea de la cooperativa, pero frente al vaciamiento no tenía muchas opciones. Encontramos al diario desmantelado, hasta el decodificador de la agencia telam se habían llevado”. Quedaba papel, que vendieron junto a planchas de aluminio. Pusieron sus propias computadoras que no podían funcionar en red, y a puro diskette y caminatas de un lugar a otro, fueron restaurando el sistema nervioso del diario. El 20 de junio de 2002 volvieron a publicarlo. En un mes recuperaron 1.500 de los 3.600 suscriptores. Ya eran 43. Cobraban 200 pesos por mes que pudieron incrementar poco a poco. La jueza (con el muerto revivido por los trabajadores) llamó a licitación. Se presentaron Daniel Hadad (que ya había querido quedarse con el diario pagando la mitad de salario a la mitad de los trabajadores), el grupo Vila (con el inolvidable José Luis Manzano como lobbysta, que ya había capturado La Capital de Rosario) y el grupo Clarín (que con Canal 13 engulló a Canal 12 de Córdoba, y al diario La Voz del Interior a través de Cimeco).
El abogado de la cooperativa, en aquella época, fue Luis Caro. La licitación obligaba a los trabajadores a igualar las ofertas empresarias, misión obviamente imposible. Caro propuso la compra directa, contando las deudas a los trabajadores como parte del pago. Todo indica que miembros del Poder Judicial influyeron para que se considerara esta posibilidad, como un modo de –al menos de vez en cuando- hacer justicia. La jueza falló planteando que su función no era sólo impartir la ley, sino ser justa y equitativa. Anuló la licitación. Se vendió el diario en 1.140.000 pesos. La cooperativa consiguió créditos del Banco Nación, entre otros, que ya pagó en su totalidad. Tiempo después se alejó de Caro, como un modo de preservar su autonomía y capacidad de decisión.

Lucha y management
Mientras en la sala de reuniones siguen tratando de imaginar el identi kit de 2009, Nahum cuenta que, una vez ganado el conflicto, enfrentaron varios dilemas: “Habíamos partido de una etapa de lucha, con nuestra identidad de trabajadores. La cooperativa fue una herramienta de la práctica sindical. El asunto era: ¿cómo hacemos ahora para que esto no se hunda? Veníamos de un momento muy fuerte, la movilización, las asambleas para tomar cada decisión, el espíritu de recuperar esto todos juntos. Habíamos dado un salto enorme, y estábamos trabajando y publicando el diario. Pero había que dar otro salto: ¿cómo vamos a vivir cobrando 300 pesos por mes? ¿Podemos hacer más eficiente el trabajo?”.
Javier: “Además estábamos muy presionados por deudas, teníamos que devolver los préstamos que nos habían dado para la compra. Estábamos urgidos por poner en marcha un negocio que funcionara bien. Después de la recuperación, dijimos: hay que ponerse a laburar para demostrar que esto tiene viabilidad económica. Lo logramos, pero después descubrimos que tampoco eso era lo que queríamos”.
La Cooperativa entró desde 2004 en una etapa volcada a lograr esa eficiencia de funcionamiento. Empezaron a usar palabras que a nadie le gustaban demasiado. Nahum: “Había que ajustar costos, racionalizar procesos de trabajo. A mi no me gustaba demasiado esa idea, pero tampoco era una cuestión de gustos. Se jugaban cuestiones importantes. Se trabajó en la administración, en las ventas, se planificó mejor lo que hacíamos. En un primer momento, por ejemplo, todos hacíamos de todo, y algunos podían estar trabajando 18 horas por día. Hubo que acomodar eso, pensar que tenía que haber editores y redactores, especializaciones, modos de ordenar y garantizar el trabajo, hacerlo más lógico”.
En Comercio y Justicia reconocen que esta etapa generó logros y pérdidas. Acondicionaron el nuevo edificio (calculan unos 300.000 pesos), ampliaron la capacidad de las rotativas (de dos a ocho cuerpos, unos 85.000 dólares dice Javier), cambiaron las computadoras, renovaron tecnológicamente todas las áreas de producción. De aquellos 300 pesos pasaron a ganar hoy un retorno (en las cooperativas no es un “salario”) de 1.847 pesos, mínimo para todos, más la antigüedad, monotributo y parte de la obra social. Una diferencia es que los responsables de áreas ganan un plus (de un 20 o 30 por ciento, según la responsabilidad, nunca los abismos de las empresas privadas). Todo resuelto por todos en asamblea. Y “todos” ya no son los 13 que fundaron la cooperativa, ni los 43 que reeditaron el diario, sino los 80 socios actuales. Editan el diario (4.800 ejemplares por suscripción) y productos ya célebres en el mercado cordobés como el Nomenclador Cartográfico. Pero además imprimen el diario Hoy Día y unas 15 publicaciones periódicas más. “La mitad de los ingresos de la Cooperativa ya vienen por nuestro trabajo como imprenta”, explica De Pascuale.

Hacer destino
Con semejantes resultados ¿cuáles fueron los problemas?
Nahum: Incrementamos los ingresos, pero perdimos diálogo. Las relaciones entre nosotros se volvieron más ásperas e instrumentales. Yo creo que es una pérdida de equilibro. Quiero decir: el mismo estado asambleario permanente que nos permitió recuperar el diario, hoy nos hubiera impedido que estemos aquí conversando. Pero después resultó que no teníamos a los patrones, pero estábamos entrampados en relaciones y modos de trabajo con patrones, con rigidez. Terminamos siendo todos obedientes de esos patrones que nos pusimos nosotros mismos, perdiendo capacidad de dialogar y de inventar situaciones nuevas.
¿Sobrevivir se opuso a convivir?
Estamos en un sistema capitalista que te forma para ser patrón o empleado. Dueño o no. El que manda o el que obedece. A mí mismo me pasa. Es como una bipolaridad. Pero creo que vamos avanzando.
Javier: Las empresas tienen cuatro mecanismos: selección de personal, control y castigo, incentivos, y despidos. Nosotros no tenemos ninguno de esos. Somos los que estamos. En todo caso, cuando hay socios nuevos, lo que se valora es justamente su capacidad para entrar en un clima cooperativo de trabajo.
¿Qué tipo de fricciones pueden surgir?
Alguien pide un trabajo, y el compañero se niega. Siempre tratamos de que todos estemos conformes con lo que se hace. Pero una vez un compañero dijo que tenía stress laboral, cuando en realidad lo que le pasaba era que estaba en contra de hacer cierto trabajo. O sea, respondió como yo mismo le hubiera respondido a una patronal que sabés que te está explotando. En la etapa ‘gerencial’ esto tampoco se pudo resolver por vía disciplinaria o autoriaria, simplemente porque el autoritarismo tampoco sirve. No funcionó. La mecánica es de diálogos, de acuerdos y de abrir espacios comunes.
Javier: No tenemos reloj para fichar, no hay oficina de personal ni de recursos humanos. No somos recursos. Las privadas incentivan a la gente a que se pone la camiseta, ponen al empleado del mes y les regalan revistitas, buscan a los ‘proactivos’, pero todo es más de lo mismo, porque hasta eso lo usan como modo de explotación.
¿Y en Comercio y Justicia?
Aquí sabemos que no sirve que una persona tome la actitud burocrática de entregar seis horas de trabajo y desentenderse. Pero de lo que estamos hablando aquí no es de ‘ponerse la camiseta’ sino de que cada socio, en realidad, es protagonista. Y es bueno que se sienta así. De golpe el Consejo de Administración propone algo. Se discute en el área de trabajo que corresponda. Los compañeros dicen: esto sí, esto no. Se llega a un acuerdo y los propios compañeros se responsabilizan por esa tarea.
Algunas teorías suponen que los trabajadores de las cooperativas se autoexplotan.
Javier: Yo siento que entre trabajo y explotación hay una enorme diferencia que tiene que ver con dónde va a parar el rendimiento del trabajo. El sistema de la cooperativa es totalmente justo, porque el rendimiento va a parar a los que producen. Salvo que alguien piense que trabajar mucho es autoexplotarse. Yo no lo creo, hacia adentro la revolución ya la hicimos, aunque nos falte mucho. Tenemos una antilógica capitalista, un régimen humanizado de trabajo y de producción decidido por los propios compañeros. Hacia afuera no nos podemos sustraer a la lógica económica. Pero nuestro mayor aporte pasa por demostrar que los trabajadores podemos llevar adelante una empresa eficientemente”.

Nahum vuelve a los equilibrios. “No sirvió la disciplina, ni sirve la informalidad. Lo que hacemos quizás no sea el mecanismo de emancipación universal. Pero para un grupo humano es un mecanismo de emancipación, porque nadie va a venir de afuera a decir qué tenemos que hacer”. Nahum se queda pensando: “Mirá, creo que se está avanzando, y que de algún modo somos dueños de nuestro propio destino”.

Un nuevo partido político
Se escuchan risas de las mujeres y hombres que participan en la reunión descifrar el jeroglífico 2009. En el plano estrictamente periodístico los trabajadores de Comercio y Justicia, al recuperar el diario, no perdieron de vista a sus lectores naturales (jueces, abogados, profesionales, comerciantes y empresarios), pero cambiaron la línea neoliberal–cavallista. “Rescatamos una visión editorial de defensa de la economía real, la pequeña y mediana empresa, y las alternativas que surgen frente a la crisis. Salidas asociativas de productores, cooperativas, y todo lo imaginativo que surja con o sin apoyo estatal”. De editoriales enviados desde la Fundación Mediterránea, pasaron a los de Salvador Trebe, integrante del Grupo Fénix y socio de la cooperativa.
¿Cómo se ve el periodismo desde un lugar que trabaja con estas características?
De Pascuale: “No es el Cuarto Poder, sino el primero. Es clara la imagen. Dirigentes de Clarín son además dirigentes de la Sociedad Rural. Ahí se dibuja el poder concentrado en Argentina. Y Clarín es parte de las afjp, de los grupos que cotizan en Bolsa, socio de trasnacionales.
¿Qué es la prensa?
Parte del poder. Quedó clarísimo con el conflicto del campo y ahora con las afjp. Posiblemente estemos asistiendo a la formación del partido político de los medios, como canales de reclamo del poder económico.

Cambio de sentido
Javier encuentra el ejemplo de lo que ocurre en la siempre anunciada reforma a la Ley de Radiodifusión “La presidenta tuvo dos reuniones con la Coalición por los 21 puntos, los sindicatos, las organizaciones sociales, las radios comunitarias, y después de eso el jefe de Gabinete, Sergio Massa, dijo que no tenía idea de que hubiera un proyecto de ese tipo. Cristina dijo: ‘vamos a hacerla’. Massa dijo: ‘no sé de qué me hablan…’ Ese es el poder de la prensa: lograr que nada cambie.”
Cree que además se invirtió de modo absoluto el sentido del periodismo. “En la historia, el nacimiento de la prensa tiene que ver con sacarle el poder a los grupos elitistas que manejaban la sociedad. Tuvo que ver con darle voz a la gente, transmitir lo que pasaba. Hoy es al revés: le sacan el poder a la gente, le dan la palabra al poder”. Si algún soñador piensa que el oficio tuvo algo de Robin Hood, ahora se habrá llegado a la etapa Hood Robin.
Nahum apunta otra cuestión: “Se puede pensar que siempre fueron esto los medios, pero creo que en algún momento había un aspecto del periodismo como revelador de algo, y eso ocupaba algún espacio que hoy desapareció. Con la concentración, el negocio de los medios es la manipulación. El negocio principal es lo que no se dice. Por eso hace años está entrando en crisis el modelo del periodismo, que ya no le sirve a la gente. No te dicen nada, y si te muestran algo es para ocultarte otra cosa”. Nahum recuerda el conflicto del campo como un mecanismo permanente de ocultamiento sobre el fondo de lo que ocurría: el modelo de desarrollo, el rol del gobierno. “Lo que los medios tratan de ocultar, finalmente, es la posibilidad de que la gente razone”.
Javier: (sigue pensando en voz alta) El periodista cada vez más se ha transformado en una persona que vende su alma para reproducir lo que le dictan. Ideas pergeñadas por otros, por los círculos de poder, que él reproduce como un loro. En las maestrías de los diarios forman gente obediente. Y el periodista de estas empresas ya no es un tipo libre. Además, es de los más flexibilizados como trabajador, porque uno de los lugares donde más rápido se produce el cambio tecnológico es en la prensa. Y si no te adaptás, el cambio te pasa por encima. Celular, fotos, filmaciones, notebook, mp4, todo sirve para aumentar la productividad de gente a la que le pagan cada vez menos y tiene que ser cada vez más dócil”. Javier agrega que los periodistas son personas que llevan micrófonos, grabadores y preguntas ya pensadas por otros, los ponen delante de la nariz de ministros o directores técnicos de fútbol, vuelven y el trabajo es sólo reproducir lo que les dijeron. (Túnel del tiempo: Jacobo Timerman planteaba que para tener esa clase de periodistas resultaba más lógico enviar dactilógrafas. Otra profecía cumplida).

Producir información
Comercio y Justicia está tratando de congeniar con la Universidad de Córdoba para abrir espacio a otros modos de pensamiento. “Ahí también puede estar todo lleno de negocios y negociados, pero creemos que también hay quienes laburan con un pensamiento propio y con honestidad”.
Otra de las garras de control es el papel, subsidiado por el Estado para Papel Prensa (Clarín básicamente, con La Nación, moviendo la cola fielmente a su lado, pero escribiendo contra la intervención estatal en los mercados). Comercio y Justicia recibe 7 bovinas mensuales de papel de las 90 que usa. Javier calcula que si fuera por Papel Prensa, el diario tendría que ser un semanario de cuatro páginas. “El control del papel y la distribución de la pauta oficial lo único que hace es favorecer a los medios concentrados”. El precio por bovina de Papel Prensa es de casi 600 dólares. El papel importado cuesta el doble, y es el que se ven obligados a consumir los medios pequeños, gracias a este regalo que la dictadura de 1976 le hizo a Clarín y La Nación.
Nahum calcula que de todos modos es un abuso pensar que esos diarios son los más leídos. “Los diarios cooperativos que trabajan con nosotros venden en sus lugares hasta diez veces más que Clarín, que en todo caso es un diario porteño. Pero todo se mezcla más, la gente tiende a formar sus propios canales de comunicación. Esos gigantes tienen una función de negocios que ya no le sirve al público, que por eso busca otras opciones”.
La gente de Comercio y Justicia no es quejosa. Simplemente toman nota de lo que les parece que es el panorama, y se han puesto a trabajar. Se sumaron, por ejemplo, a la creación de adicra (Asociación de Diarios Cooperativos de la República Argentina) como un modo de presionar juntos por cuestiones como el papel y la publicidad oficial. Están también allí el Diario de la Región (de Chaco), El Independiente (La Rioja) y el Diario del Centro del País (de Villa María, Córdoba). Además están planeando aliarse con diarios medianos y pequeños que sufren los mismos problemas. “Queremos crear un nuevo sujeto que reclame, porque además la única salida a todo esto es que surjan y funcionen cada vez más y mejores medios. Eso es lo que va a garantizar la información y la libertad”.
Los que conocen Comercio y Justicia saben que es una especie de movimiento permanente.
Para encarar el año próximo, que ven venir un tanto amenazante, lanzarán una campaña aprovechando el 70º aniversario de la fundación del diario. Formaron el grupo de Planificación, que durante noviembre va a realizar una propuesta a toda la asamblea, pensando en el trabajo de todo el año, y también en la celebración. Nahum: “Si la etapa eficientista fue un salto, ahora no queremos que sea un escollo. Queremos recuperar el clima, la capacidad de diálogo, de lo común y lo consensuado, una especie de nuevo contrato cooperativo que nos permitan que tanto el trabajo como la vida sean buenos”.
Otro proyecto es la página web que se transformará en un diario en sí mismo, con el agregado de crear una red con los lectores y una comunidad informativa. “Vamos a ver cómo sale. Capaz que tenemos vicios de la vieja prensa…” dice Javier, y pronuncia una frase que a la vez es un privilegio que han sabido ganarse… “pero por lo menos tenemos la posibilidad de construir otra cosa”.

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