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Ni colorín, ni colorado

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Sasa Guadalupe es actriz titiritera, payasa y narradora. Viaja de aquí para allá con un montón de cosas que no caben en ninguna valija: un teatro itinerante y un programa de radio. Además lleva una idea gigante: todo es posible.

Ni colorín, ni coloradoLa mamá de Sandra era de caminar mucho. Salía todos los días a buscar esto y aquello, comparaba precios, saludaba a las vecinas y mientras, le contaba cuentos a su hija más chiquita.
Sandra –ahora Sasa– recuerda que el héroe más hermoso que re inventaba su madre todos los días para entretenerla en las caminatas era La Hormiguita Viajera. “El personaje pasaba por diferentes etapas y hacía todo el tiempo lo que quería: fue universitaria y, en un momento, se fue a vivir con una ardilla amiga a un árbol”. Según su opinión, Lucy –su mamá– era una escritora oral que se dedicaba a ser ama de casa.
El resto de su familia no se quedaba atrás. En las grandes sobremesas de los domingos se dedicaban a contar la historia de un tío lejano o hablaban de la infancia de la abuela. Entre los Guadalupe había una pintora y un compositor de tango. Más tarde se agregó un primo transformista, un hermano que pasó por la bioquímica, la fotografía y ahora es bailarín de tango y una hermana cantante que estudió arte.
En el barrio de Barracas todavía dicen que en la familia Guadalupe son todos cuenteros, pero profesional-profesional hay una sola y se llama Sasa.
“Lo que mi padre me filtró fue la idea de que uno podía hacer lo que quería. Si yo deseaba viajar a la India y era pobre –y de hecho lo éramos– no importaba. Había que buscarle la vuelta, ponerle mucho laburo y se hacía posible”. Sasa resume que sus elecciones en la vida fueron teñidas de ese “coraje extra”.
Entonces veamos qué recorrido hizo y hace esta hormiguita viajera que, como todas las hormigas, deja huella.
 
 
Sal y pimienta
Sasa empezó en la realización de escenografías y utilería para el teatro de títeres. Un día probó que también podía estar en la escena y su primer personaje se llamó María. La figura que eligió era un clásico de los títeres de guante.
La creó según los dictados de una tradición que surge en Nápoles, donde es conocida como Pulcinella, un personaje que remite a la tradicional comedia del arte. ¿Sus características principales? La picardía, la vocación de meterse en problemas constantemente, su apetito: todo el tiempo tiene hambre.
En nuestro país esta escuela llegó de la mano del pionero de la escena titiritera: Javier Villafañe. Sasa dice que depende del titiritero que interprete a María, puede tener más o menos sal, más o menos pimienta, pero que, en general, se trata de un personaje que nació para expresar aquello que las mujeres de cada época pensaban, pero no podían confesar en público. Por eso, la María de Sasa es un personaje moderno. En la obra María, por siempre María, ella es la que tiene que salvar a Juancito de las garras de una diabla sexy que lo quiere raptar. “La diabla tiene problemas de peso y odia a María porque come helados, pizza y encima, tiene novio”. Este giro en la tradición busca cierta complicidad con las mujeres y con los adultos, en general.
Sasa señala que su intención es siempre trabajar para todo público y que lo logra haciéndolo en dos niveles, “Tiro algo para los más grandes y puede ser que para los chicos pase y al revés. No veo a la gente, pero siento los murmullos y las risas a través del retablo”.
Otro personaje es Gurka, la payasa de Sasa. Aclara que la saca poco, que es la que le da más timidez, aunque lleva años entrenándola.
¿Cómo apareció Gurka?
Estaba haciendo un entrenamiento de bufón. Dentro del taller nos propusieron jugar con la máscara más pequeña del mundo que es la nariz de payaso. Me acuerdo que era un día de invierno terrible y yo me volví a mi casa tan tan entusiasmada, preguntándome: ¿por qué no hice esto antes?
¿Cómo es Gurka?
Es muy observadora, y emotiva. Puede tener intervenciones silenciosas y de repente estallar. También es irónica y no mide. No mide su bronca ni su amor.
 
Gurka va todos los sábados al Hospital Gutiérrez. Hace una función para los chicos internados junto a otros artistas. Sasa cuenta: “Cuando un pibe no quiere nada y está triste y luego se termina riendo, se me termina la crisis femenina y tampoco me importa si cortan la luz o el teléfono de mi casa”.
 
 
Cuentos sin moraleja
Durante varios años Sasa vivió en Italia, yendo y viniendo por ese país, estudiando y sobre todo descubriendo la tradición de los títeres y de los cuenta-historias. Ella explica de qué se trata: “El cuentero es un personaje que narra con instrumentos musicales u objetos. Es un juglar que utiliza los elementos que tiene a su alrededor para desarrollar una historia”.
Cuando regresó a Buenos Aires sintió la necesidad de seguir estudiando y se topó con la narradora más destacada de nuestro país, Ana María Bovo. Y luego de la primera clase, otra vez se volvió a preguntar: ¿por qué no hice esto antes?
La cuentera dice que le encanta que no le crean nada de lo que va a hacer antes de desarrollar una historia. Y ahí vamos con un relato sobre cómo Sasa sedujo a adolescentes de 16 años, que la recibieron mirándola de reojo: “Una maestra me invitó a una escuela secundaria en Derqui. Llegué a la biblioteca donde me estaban esperando los chicos, todos sentados contra la pared, lo más lejos posible de mí. Yo pensé que me iban a tirar por la ventana, pero pelé los tatuajes y empecé. Estuvimos una hora y media contando historias. Al final del encuentro pasé la gorra, que es para mí una manera de valorar el trabajo, y entre los billetes y monedas, había un par de aros. Y eso para mí es impresionante, porque seguro que esos aritos eran lo más valioso que tenía quien los dejó. Ahí llegué a más de lo que quería“.
Con la cuenteria también incursionó en la radio. Todos los viernes conduce el programa Calabazas a la medianoche que se emite por am 530 La Voz de las Madres. Allí se aprovecha de los invitados y los hace contar historias. Y otras veces lo hace ella misma y a su manera: “Te tiro una historia, agarrala, vivila y no te doy ninguna moraleja”.
 
 
Capturada
Sasa anda con su teatro de variedades La Lechuza encima. Va a todos los lugares que la reciban: plazas, ciudades, pueblos, escuelas rurales, almacenes, teatros. La Lechuza también participó de festivales y encuentros en nuestro país, Europa y Latinoamérica. Ella cree que en la mezcla está lo bueno, por eso recolecta por el camino músicos, titiriteros, payasos, actores, poetas y demases.
A todo este universo de sensibilidades Sasa lo llama “hechos escénicos”.
Le pregunto por qué no lo llama arte.
Me responde que esa palabra está capturada, lejos de la gente. Y que para ella el arte es un encuentro. Por ejemplo, cuando se encontró con las mujeres que hacen chicha en Jujuy. Que cantan mientras cocinan en vasijas de barro, cuidan a sus hijos y se cuentan historias. “Muchas generaciones de artistas han ido de escuela en escuela, de pueblo en pueblo tirando semillas en lugares donde todo es necesario y prende. Eso es militancia. La risa, lo que hacemos es una forma de hacer política. Mi vecino de acá a la vuelta tiene un montón de estímulos, y yo lo que puedo hacer es un aporte más, pero hay otros lugares que es re posta lo que tirás, cuando estás con pibes que no ven un futuro y vos les decís ‘Mirá que yo vivo de contar cuentos, mirá que es posible buscar el otro lado’. Si se comprende eso, para mí, está todo pago”.
Sasa se define como una artista en acción y formación permanente, por eso queda mucho por contar. Entonces, ni colorín ni colorado.

Derechos Humanos

A 40 años de la sentencia: ¿Qué significa hoy el Juicio a las Juntas?

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Este martes 9 de diciembre se cumplen 40 años de la lectura de la sentencia del Juicio a las Juntas Militares. Habrá un acto en la Corte Suprema de homenaje a los jueces Carlos Arslanián, Ricardo Gil Lavedra, Guillermo Ledesma y Jorge Valerga Aráoz (fallecieron los otros dos integrantes de aquella Cámara Federal: Andrés D’Alessio y Jorge Torlasco).

Testigo privilegiado de muchas de las audiencias por su cobertura para el diario La Razón, Sergio Ciancaglini, actual periodista de MU y coautor del libro Nada más que la verdad (junto a Martín Granovsky) repasa escenas, revelaciones y el contexto de una experiencia inédita en el mundo en la que por primera vez se juzgó un crimen masivo cometido desde el Estado por una dictadura.

Los testigos, los alegatos, las sorpresas, la ubicación de la locura y de la cordura. Los gestos de Videla, Massera y Viola. Los testimonios de las mujeres sobre los ataques y violaciones que sufrieron. El antisemitismo militar. El peso desde el cual los médicos calculaban que era factible torturar. El sitio de lo impensable, y la proyección de aquella historia pensando en los derechos humanos del presente.

Por Sergio Ciancaglini

A 40 años de la sentencia: ¿Qué significa hoy el Juicio a las Juntas?
Los militares en 1985, de pie ante los jueces. Fotos gentileza de Telam y Fondo Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Archivo Memoria Abierta.
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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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