CABA
Teatro abierto
Los descontrolados de Barracas. Llegaron a la calle Corrientes con el mismo espectáculo callejero con el que deslumbran a vecinos y turistas. Allí demostraron la calidad y actualidad de sus obras.Ahí viene una adolescente de 14 años, tal vez algunos más, dale que dale al bombo y los platillos, meta murga. Hay algo en su rostro, no logro descifrar qué, que también se bate y se agita mientras el bombo empieza a generar una rítmica carnavalesca. Atrás vienen otros, de edades dispersas, desfilando, en coordinado desorden, sacudiendo las piernas con agilidad gimnástica y febril entusiasmo.
Ahí vienen y tengo delante de mí a Los Descontrolados de Barracas, vecinos con alma de murgueros, que están dando forma al primer cuadro de su espectáculo GPS Barrial (Turismo Humano) en el que presentan su tercer disco.
Miro la escena sentado, mientras más discípulos del Rey Momo siguen bailoteando sobre el escenario, en la tercera fila de un teatro de la calle Corrientes, esa que se supone define el on y off de la escena teatral como si fuera un botoncito que prende y apaga.
Cuando dimensiono que quienes están ahí arriba no son, ni quieren ser, actores ni bailarines profesionales sino vecinos, y que lo que están protagonizando es un espectáculo de teatro comunitario en el refinado Teatro Alvear, siento que la escena pone en crisis todo paradigma que pretenda definir qué es, y qué no, el “circuito comercial”.
Los paradigmas son válidos hasta el momento en que se derrumban y dejan de nombrar lo que anhelan precisar. Hay algo en el espacio, en el ambiente, en la sala llena, en la calidad de este espectáculo de murga-teatro, en el pibe de 8 que tengo al lado y comprende todo con mucha más naturalidad que yo, en las escaleras que llevan a la alegría, en la dimensión en que están sucediendo las cosas mientras tomo nota, que me pide que anote esto: que hoy, aquí, se está gestando un algo que habla y me dice cosas de esta época.
La tribu y la incertidubre
Unos días después, cuando nos encontremos para charlar sobre el show, Mariana Brodiano, directora de la murga Los Descontrolados de Barracas, del Circuito Cultural Barracas, también me dirá: “El teatro comunitario no está valorizado en cuanto a la excelencia que tiene como expresión artística, por lo tanto, está al margen de esos espacios de tanta vidriera”. En realidad, creo en la excelencia de lo que hacemos, y creo que puede ser visto en la calle, en una plaza, en un espacio barrial, pero también puede perfectamente presentarse en un teatro, donde, quizá, se pierde esa energía que tiene una función en la calle, pero se pueden apreciar otras cosas como las letras, matices musicales o de actuación, puesta de luces. La dispersión es mucho menor”, agregará luego.
Pero todo eso en unos días. Ahora, un grupo de turistas curiosos acaba de llegar a Barracas a conocer una extraña tribu: “La última comunidad del mundo donde los seres humanos viven y se relacionan como seres humanos, manteniendo vínculos afectivos y de convivencia, difíciles de encontrar en el mundo civilizado”. Esa rareza fue subida a Internet por un turista extraviado que, buscando Caminito, cruzó la avenida Patricios y despertó la curiosidad del mundo entero.
En ese marco, la tribu –con ustedes, Los Descontrolados de Barracas– hace de guía turística por el barrio para “enseñar a mirar”, según sostienen en la primera canción del show. En este viaje les enseñan a los turistas a observar lo esencial: valorar que, por ejemplo, “un bache no es un bache sino un yacimiento arqueológico urbano” que sirve para explicarles a los chicos que antes del asfalto hubo empedrado y previamente, tierra.
Con situaciones de este tipo, el GPS Barrial va guiando a los turistas a lo largo de su recorrido y, con humor e ironía, el público viaja también por los vericuetos y avatares del barrio para descubrir su topografía, sus miserias y sus orgullos.
Así, haciendo alarde de la tristemente célebre avivada porteña, estos Descontrolados intentan sacarles provecho a nuestras dificultades sociales. Dice Mariana, la directora del espectáculo: “De alguna manera sirve para plantear que de humanos nos queda muy poco porque nadie se anima a abrir la puerta y hacer pasar a los turistas. Lo que tenemos a favor es que nos damos cuenta, que eso es recuperable”. Ahí mismo, plantea soluciones posibles: “Que dejemos de estar encerrados y que veamos lo que está pasando, que la solución no es atrincherarse sino al revés, salir”.
En medio de todo el relato, el choripanero del barrio, testigo de cuanto sucede, sirve para hilvanar los cuadros que componen toda la obra. Nostálgico de los tiempos en que nadie se quejaba del humo y que la vida en el barrio era más apacible, defiende y reivindica su oficio, mientras convida a los turistas chorizos de dudoso estado. Los seduce con una frase que merece ser repetida: “Lo bueno del choripán es la incertidumbre”.
Ventana al barrio
No hay manera de no añorar las relaciones humanas que el espectáculo anhela y que desde 1996 pone en juego el Circuito Cultural Barracas, planeando un espacio de encuentro y de creación de vecinos para vecinos. Es en ese aspecto donde Mariana hace foco para narrar esta puesta que combina dosis de carnaval y de teatro. Es necesario, entonces, escuchar qué dice ella sobre lo que puso en escena, en esta creación colectiva: “El espectáculo anterior se llamaba Cambio climático. Recalentamiento barrial y hablaba del clima social que estamos viviendo”.
Con el propósito de mostrar lo que se quiere cambiar, las obras funcionan como una gran ventana que permite ver y reco-nocer a cada uno de los personajes del barrio, en lo pintoresco y en lo patético. Detrás de eso van surgiendo las canciones de la murga cuyas letras, sí, rescatan las palabras que el Circuito Cultural Barracas intenta poner en práctica de lunes a lunes: solidaridad, compañerismo, creatividad, entre otras del mismo tono.
El rostro de Mariana esconde el paso del tiempo: mirándola es imposible descifrar cuántos años tiene. Los ojos se le ensanchan cuando la boca habla del Circuito, del que forma parte desde su constitución. Con ese bagaje encima, me animo a preguntarle sobre las ventajas que ofrece el teatro comunitario. Responde: “Me parece que es una forma de organización interesante, de poder juntarse y comunicarse con otros desde un lugar muy creativo, y siendo partícipe y protagonista de un hecho cultural, no solamente un mero espectador. Y además, es una forma de organización en la que no participás solamente el día que hacés la función: lleva trabajo en equipo. Acá no hay nadie que llegue con su traje y se ponga a actuar si no está en un equipo, de maquillaje, de vestuario, de utilería, de organización del espacio o de sonido”. Termina la idea con este concepto: “Por eso nosotros decimos que es un proceso de transformación social importante. Hay un antes y un después, porque el afuera es muy distinto: te aísla, te vuelve individualista, te encierra, pensás solamente en vos. Esto te permite abrirte y organizarte de otra manera, con otros”.
Derribando muros
Mariana se sumó al Circuito Cultural Barracas siendo parte del grupo teatral Los Calandracas, que organiza talleres de reflexión y proyección de acciones posibles desde el hecho teatral. Desde diciembre de un ya lejano año 96 dicta talleres de murga en el Circuito y coordina la que, desde entonces, participa todos los años en los corsos porteños.
Aunque el número es variable, son alrededor de cien los vecinos que en lugar de meterse en sus casas prefieren emular al Rey Momo. Y entre todos, producen espectáculos como estos, cuya calidad deshace el muro de lamentos que levantan muchos críticos para tenerles lástima y subestimarlos.
Con muchísimo laburo encima, y detrás, es que ahora están derribando otro muro para poner un pie, o los dos, en la mítica calle Corrientes, que tiene muchas luces, sí, pero que también niega lo que esconde. Hasta acá la historia no diferiría de otras tantas propuestas: la operatoria que merece ser celebrada, entonces, es que Los Descontrolados colocan esta presentación en igualdad de condiciones a la que frecuentemente hacen en su espacio o a la que una semana después los lleva a la sede de sus primos, el Grupo Catalinas Sur. Así, presentarse en el Alvear no se traduce en una meta per se sino en un escalón más de esa construcción que desde hace quince años realizan para ser lo que son: “Trabajar en equipo te contiene, resolvemos cosas”, me sopla Mariana.
El recurso de la autogestión
En ese barco de la autogestión, ella también aprendió otros recursos: “Es un aprendizaje porque uno va sistematizando en el hacer. Yo, por ejemplo, impulsada por Ricardo Talento (el director del CCB), hace algunos años empecé con el tema de desarrollo de recursos, que jamás me hubiera imaginado que me podría interesar. Él visualizó que yo podía participar de eso y, a partir de ahí, coordino el equipo de recursos del Circuito, que es un paquetón, porque para hacer funcionar semejante maquinola hacen falta recursos y no son fáciles de conseguir. Entonces, una parte de tu cabeza tiene que estar todo el tiempo pensando en eso: en cómo proponer, formular proyectos, presentarlos”.
Vuelvo a todo lo que veo que está generando el show y le transmito la inquietud a Mariana:
¿Qué genera el espectáculo en el público?
Siempre el humor es un buen aliado, un buen socio para reflexionar. Nosotros lo utilizamos mucho. La murga es parodia, sorna, permite que alguien se ría y diga “mirá, la puta madre: esto es así”, o “mirá cómo somos, lo que nos está pasando”. En los corsos ya lo veíamos, pero en el teatro no hay dispersión, está concentrado. En el Alvear vimos que había mucho rebote, que la gente se sintió identificada.
¿Y qué le pasa al vecino en la presentación?
No sé si llega a tener conciencia de lo que está pasando, porque, en un punto, no deja de ser un juego y de tener la inocencia del juego, que es lo que nosotros tratamos de rescatar. En realidad, en lo que hacemos tratamos de retomar el tema de cómo jugábamos y dejamos de jugar: cómo en un momento, cuando las personas se vuelven adultas, o antes, el juego se corta. Tratamos de retomar lo lúdico. El vecino siente eso, pero no tiene esa cosa del artista. Y a veces lo tienen, pero de una manera tan frontal que hasta es gracioso, porque estamos cantando la canción final y saludan a la familia. Hay una cosa inocente y fresca que el actor profesional no tiene. Eso me parece muy rescatable
Ahí va terminando el espectáculo y la murga baja del escenario, bombos, platillos, baile y levitas en danza, y busca el hall y la calle. En el camino se funde con el público, tanto que se me hace difuso reconocer quién es quién. En la calle, sobre Corrientes, haciendo borrosa también la frontera entre escena y escenario, el show se prolonga en un éxtasis festivo y barrial que me saca la sobredosis de metrópolis que traía al llegar. Es precisamente en ese espacio en que sucede la acción donde este GPS Barrial (Turismo Humano) me transporta el espíritu y me da otra pista de la época que nos toca vivir.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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