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#AbortoLegal: tres proyectos apuntan a la construcción de información, reparación económica y la producción pública de medicamentos

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Tres proyectos de ley que se presentaron en Senadores y en Diputados promueven la continuidad del debate parlamentario luego del rechazo en la Cámara Alta a la interrupción voluntaria del embarazo. Por un lado, diputada Mónica Macha propuso la creación de un registro que garantice la producción de estadística sanitaria en materia de muertes, internaciones y complicaciones por efecto de interrupciones voluntarias del embarazo realizadas en condiciones inseguras. En esa sintonía, la senadora Nancy González propuso un régimen de reparación económica para hijos e hijas de madres muertas por abortos clandestinos. Además, el diputado Daniel Filmus planteó la necesidad de que el Estado garantice la producción pública de medicamentos para la realización de las prácticas farmacológicas de interrupción legal del embarazo ya previstos en la ley y en el Código Penal. Los tres cuentan con un aval transversal de bloques políticos, tal como expresó el debate en los recintos. Los textos completos y qué dicen en diálogo con la lavaca.

Pasaron dos meses del rechazo en el Senado al proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo por 38 votos a 31, más dos abstenciones, pero el debate, como quedó claro el 8A con las calles teñidas de verde por las dos millones de personas que exigían que en Argentina el aborto fuera legal, seguro y gratuito, está lejos de clausurarse.
En ese sentido, tres proyectos de ley reanudan la discusión.
Uno fue presentado el 23 de agosto por la senadora chubutense Nancy González (Frente para la Victoria – PJ), y propone la creación de un régimen de reparación económica para hijos e hijas de madres muertas por abortos clandestinos.
El segundo es del diputado nacional Daniel Filmus (Frente para la Victoria), que exige que el Estado garantice la producción pública de medicamentos para la realización de las prácticas farmacológicas de interrupción legal del embarazo ya previstos en la ley y en el Código Penal.
El tercero es de la diputada nacional Mónica Macha (FpV), que exige un registro de producción de información estadística sanitaria sobre muertes, internaciones o complicaciones de IVE en condiciones inseguras.
Los tres textos apuntan contra un mismo actor clave: el Estado.

Producir información

El proyecto de la diputada Mónica Macha apunta a garantizar “la producción de información estadística sanitaria en materia de muertes, internaciones y complicaciones sanitarias producidas por efecto de interrupciones voluntarias del embarazo realizadas en condiciones inseguras”. Para ese objeto, el artículo 2 propone la creación de un Registro que funcione en el ámbito del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación para recolectar, procesar y analizar esa información. El texto pone en la órbita del Estado proveer de forma sistemática:
* Cantidad de internaciones en establecimientos de salud públicos y privados, indicando el plazo de internación y nivel de complejidad del cuadro de salud de la persona internada.
* Grado de severidad y tipo de complicaciones sanitarias producidas por efecto de la IVE.
* Cantidad de muertes producto de IVE en condiciones inseguras.
* Todo dato sociodemográfico “que se estime pertinente para evaluar, en forma semestral y desde un punto de vista sanitario, las consecuencias para la salud de las personas, y sus familias, de la práctica de interrupción voluntaria del embarazo en condiciones inseguras”.
El proyecto también contempla “tomar los recaudos necesarios para salvaguardar el anonimato y la confidencialidad” de los datos recabados que, subraya, deben ser procesados y utilizados por el Ministerio sólo con fines estadísticos.
En diálogo con lavaca, la diputada Macha explica la importancia del texto: “En principio, las estadísticas que nosotras siempre manejamos son los que lograron construir, a lo largo de estos años, instituciones como el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) o el CELS, en base a datos de instituciones sanitarias que iban produciendo, pero siempre estuvo presente a lo largo del debate de la ley no contar con información certera. En ese contexto, nos reunimos con la Campaña y acordamos que más allá de no tener todavía ley, hay que seguir con proyectos que permitan avanzar en derechos que puedan ir generando un mejor escenario para cuando volvamos a discutir el proyecto en cuestión”.
Macha explica por qué el texto ubica en un eje central al Estado: “Es su responsabilidad garantizar derechos y acciones que protejan la vida y salud de las mujeres. Por eso es importante que se pueda registrar sin datos filiales cuántas mujeres llegan por abortos clandestinos o inseguros, cuántas de ellas terminan con una discapacidad o con una mutilación, cuántas mueren como consecuencia de esas prácticas”.
La falta de una estadística fue uno de los argumentos de los sectores antiderechos, así como lo fue la ausencia de Educación Sexual Integral en las escuelas. Sin embargo, ese sector está presionando para retroceder en los debates conquistados de la ESI. ¿Qué ocurrirá en este caso? Macha: “Ese sector pretende que se vuelva al closet, al tabú y a la estigmatización. En definitiva, quedó claro que sólo se oponen a hablar de estos temas, que son derechos fundamentales para la vida de las personas. Este tema ya está en el debate social y es parte de los derechos a conquistar, sobre todo de mujeres jóvenes. Tenemos mucho por andar”.

La reparación histórica

El proyecto de la senadora González, titulado Ley de reconocimiento y reparación a los niños, niñas y adolescentes cuya progenitora o persona gestante haya resultado muerta como causa de embarazo finalizado en aborto, tiene 12 artículos:
* Crea un Régimen de Reparación Económica para las niñas, niños y adolescentes menores a 21 años o personas con discapacidad.
* La suma del monto abonado por el Estado debe tener un valor equivalente a un haber jubilatorio mínimo, con sus incrementos móviles, hasta que su titular alcance los 21 años. La reparación es compatible con la Asignación Universal por Hijo, con el régimen de pensiones y alimentos, y otras asignaciones familiares.
* Designa una Autoridad de Aplicación para garantizar los objetivos de la ley.
“Hace pocas semanas desde esta Honorable Cámara, tuvimos la responsabilidad de votar sobre una de las leyes más emblemáticas de los últimos años: la interrupción voluntaria del embarazo”, comienzan los argumentos del proyecto dirigido a la presidenta del Senado, Gabriela Michetti. “Si bien el proyecto no resultó votado afirmativamente por la mayoría de las y los legisladores, es innegable el proceso sumamente democrático llevado a cabo, desde que fue puesto en la agenda legislativa, en febrero de este año. Durante todos estos meses, hemos escuchado 738 exposiciones en la Cámara de Diputados y 145 en la Cámara Alta para reconocer y delimitar una problemática precisa: las consecuencias a las que se enfrentan las mujeres y los cuerpos gestantes de la Argentina ante su decisión de no continuar un embarazo y la posibilidad de perder la vida en un aborto clandestino”.
El proyecto cita, entre otras cosas, la información oficial presentada por el ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, que precisó que sólo este año en Argentina hubo 43 muertes por embarazos finalizados en aborto. Menos de una semana después del rechazo en el Senado, dos mujeres murieron en Pacheco y en Pilar, al norte del conurbano, por abortos clandestinos. “Dicha situación no puede hacer otra cosa que interpelarnos y abocarnos con la mayor celeridad a nuestra tarea de legislar y otorgar respuestas”, apunta el texto, que menciona como antecedente el Régimen de Reparación para la Niñas, Niños y Adolescentes hijxs de víctimas de femicidio –conocido como Ley Brisa-, promulgada en julio.
“Es importante detenernos y enfatizar que aquí no se trata de cifras, sino de la vida cotidiana de niñas y niños de carne y hueso; de la posibilidad de otorgarles, al menos, un reconocimiento y la contención necesaria para que puedan desarrollar su vida y sus derechos plenamente”, sostiene el proyecto.
Y cierra:
* “Hemos intentado evitar las muertes mediante la legalización del aborto y no lo hemos logrado. Pero nos ha quedado un legado, y es el de proteger al menos a los hijos e hijas de esas mujeres que el Estado no pudo salvar. Resulta como nuestra urgente tarea dar respuesta concreta a esas familias y a la sociedad en general, otorgando este reconocimiento y acompañamiento a los niños y niñas víctimas colaterales de este flagelo que deriva de la clandestinidad”.

El Estado es responsable

El proyecto que presentó Filmus es conciso:
* “El objeto de esta ley es garantizar la producción pública de medicamentos esenciales para la realización de las prácticas farmacológicas de interrupción legal de embarazos”, establece en su artículo 1.
* Detalla que es el Estado quien debería hacerse cargo de la producción de misoprostol y mifepristona, los dos principios activos cuya combinación es “la forma más segura y efectiva de realizar una interrupción voluntaria del embarazo”, según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
* El texto apunta a que la producción se realice en laboratorios de Producción Pública de Medicamentos que integren la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP).
* También considera la producción de medicamentos que, por avances científicos, a futuro resulten indicados para el reemplazo de estos dos principios activos.
* Ubica al Ministerio de Salud como el responsable de garantizar la distribución de los medicamentos a todos los efectores que componen el sistema nacional público de salud, priorizando los servicios de atención primaria.
* Establece que el Ministerio debe incluir los medicamentos en el Plan Médico Obligatorio (PMO) y en el vademécum de los programas de cobertura gratuita.
* Y destaca que apunta a garantizar la producción pública sólo para los casos de interrupción voluntaria del embarazo (ILE) previstos por el artículo 86 del Código Penal y su interpretación judicial del fallo FAL en 2012, lo que motivó a que varias provincias contaran con protocolos ILE.
“El proyecto es para que el Estado se haga responsable de la fabricación de las drogas que permitan a las personas ya incluidas dentro del aborto no punible la posibilidad de acceder al derecho de interrumpir su embarazo”, explica Filmus en diálogo con lavaca. “En cuanto al misoprostol, durante los debates quedó en claro que es muy difícil de conseguir, muy cara, que no se está fabricando en Argentina y hay una imposibilidad de acceso para la gran mayoría de la población. La mayor parte de los abortos no son quirúrgicos sino que se realizan a partir de la utilización del medicamento, y si efectivamente es un derecho el acceso de aquellas personas contempladas por ley al aborto no punible, la única forma de garantizarlo es que la fabricación no esté a cargo del mercado sino que sea el Estado quien garantice su presencia”.
El texto fue acompañado por otrxs 15 legisladorxs de distintos espacios políticos, como Daniel Lipovetzky, Victoria Donda, Brenda Austin, Araceli Ferreyra y Cecilia Moreau.
Recuerda que la OMS considera al misoprostol como un medicamento esencial desde 2005, pero la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó recién este año a que la droga sea de uso obstétrico en condiciones hospitalarias. De todas formas, hoy sólo la comercializan dos laboratorios. En tanto, la producción y comercialización de mifepristona no está autorizada en Argentina. En ese sentido, Filmus destaca a lavaca la experiencia del Laboratorio Industrial Farmacéutico de Santa Fe (LIF), que desde 2013 trabaja en la fabricación de misoprostol y estará en condiciones de abastecer al sistema público de todo el país. También, el laboratorio público Profarse, de Río Negro, anunció que desarollarán el medicamento a partir del año que viene.
“Resulta importante mencionar que la OMS estima que garantizar prácticas de interrupción legal de embarazos sin riesgos a través del uso de misoprostol es considerablemente menos costoso que el tratamiento quirúrgico tradicional, porque en su mayoría las interrupciones se realizan de manera ambulatoria y sin generar complicaciones de salud”, argumenta el texto. Y aporta datos: “Según cifras oficiales, mientras el costo de una ILE es de $11.500, a través del método seguro costaría $1914”.
En tanto, Filmus subraya que el proyecto apunta a no clausurar el debate después del Senado: “No somos de la idea en la que como el Senado votó en contra, hay que congelar el debate durante dos años hasta que cambie la composición de la Cámara. Hay un conjunto de temas sobre los que ya hay consenso y se puede avanzar en conseguir mayorías y aprobarla. En este caso hubo un consenso enorme, y era necesario reafirmar en casos de aborto no punible. Sabemos que no es un proyecto de discusión fácil. Esperamos que se coloque en debate. Y que participen organizaciones de la sociedad civil para que pueda aprobarse”.

El proyecto de gonzález

Ley de Misoprostol – Filmus (1)

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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