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1 de cada 6 habitantes de Lobos tiene agrotóxicos en la orina: el estudio que funcionarios, medios y empresas eligen ignorar

Uno de cada seis habitantes de Lobos –Provincia de Buenos Aires– tiene agrotóxicos en la orina, principalmente glifosato, un herbicida de altísima toxicidad, considerado por la Organización Mundial de la Salud como posiblemente cancerígeno, alterador hormonal y productor de daño genético. El 82% de las personas investigadas no trabaja ni tiene contacto directo con agroquímicos. De quienes tienen glifosato en orina el 70% vive a distancias de entre 20 y 300 metros de campos de cultivo, aunque también se registraron en habitantes urbanos. Lo que vienen denunciando los vecinos organizados, que presentaron una nueva evidencia que les da la razón: ¿Y ahora?
Las cifras emergen del estudio Pesticidas Introducidos Silenciosamente (P.I.S.), realizado por vecinos y vecinas autoconvocados, con la coordinación de la Fundación Democracia en Red y el análisis científico a cargo del equipo que dirige la doctora Delia Aiassa de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Los resultados se presentaron el 15 de agosto en una conferencia de prensa y reunión vecinal en la Fundación Lobos, en el centro de la ciudad. Al encuentro asistieron alrededor de 50 personas, entre ellas dos medios de comunicación locales, lavaca y dos concejales.
Las grandes ausencias: la comunidad médica, las autoridades de los centros de salud y los funcionarios del Ejecutivo municipal y provincial.
“Es una pesadilla hecha realidad”. Así comienza su intervención Florencia Polimeni, una de las vecinas impulsoras del estudio. Los resultados alarman, pero no sorprenden. Las poblaciones afectadas no necesitan de pruebas de laboratorio para percibir la toxicidad y padecer sus consecuencias en el cuerpo. Aun así, las evidencias sobran. Son las propias comunidades las que, desde hace dos décadas, alertan sobre la correlación entre las fumigaciones y distintas afecciones de salud y se organizan para producir pruebas, en procesos que hoy exigen que se reconozcan como ciencia ciudadana y no como mero testimonio. La disputa también es epistemológica. Florencia increpa: “Los cuerpos y territorios que somos y habitamos están contaminados. ¿Cuánta más evidencia científica hay que seguir aportando?”.

Agrotóxicos: Veneno sin elección
El estudio se basa en 73 muestras de mujeres y hombres de Lobos de entre 35 y 57 años, sin enfermedades precedentes, de zonas rurales y urbanas y con al menos tres años de residencia en la localidad. Al 15% de las personas analizadas se le detectó la presencia de glifosato y/o su principal metabolito AMPA. La mayoría (82%) no trabaja ni tiene contacto directo con agroquímicos. Tomando en cuenta donde viven, el porcentaje de personas de zona rural a quienes hallaron glifosato aumenta a alrededor del 19%. La mayor parte de las personas con glifosato en orina (70%) se encuentra viviendo a distancias de entre 20 y 300 metros de campos de cultivo, aunque también se registraron casos en zonas urbanas. Cabe destacar que los niveles urinarios de glifosato y AMPA detectados indican la presencia de este tóxico en el organismo y representan una exposición reciente respecto del momento de toma de muestra.
La participación en el estudio fue voluntaria y, si bien los resultados son anónimos, dos personas con agrotóxicos detectados decidieron hablar en primera persona. Aymará tiene 39 años y vive en el centro de Lobos. La confirmación de la presencia de glifosato en su organismo la llenó de “tristeza e impotencia”, en especial frente a gobiernos y productores que continúan priorizando la ganancia por sobre la vida. Sin embargo, ante sus vecinos y vecinas, también dice sentirse esperanzada por la creciente organización colectiva que le pone el cuerpo al veneno, pero también a la lucha.
Junto a ella, está sentado Esteban, otro de los participantes del estudio con resultados positivos. Tiene 48 años, vive camino a Uribelarrea, a aproximadamente 300 metros de campos de cultivo. Él elige otras palabras: “Furia y miedo”. Pero coincide con Aymará respecto de las responsabilidades. De la industria, por un lado, que “hace lo que quiere con nuestros cuerpos”, y del Estado, por el otro, que “no me cuida y es cómplice”. Esteban aclara que él consume principalmente alimentos de producción agroecológica, por lo que esto demuestra que no se trata de una decisión o acción individual. “Es sin nuestro consentimiento, no hay elección”.
La bomba político-empresarial
Una chica pide la palabra levantando la mano, mientras la otra se aferra entrelazada a la mano de su hermana. Se le hace un nudo en la garganta y todo queda en silencio por un instante. “Yo lo que quiero saber es qué hacemos ahora. A mi hermana le encontraron glifosato y le fuimos a preguntar al director de la salita cómo seguir y nos dijo que no sabe”. Ellas son de Villa Loguercio, donde se emplaza la laguna de Lobos que da pruebas de la acelerada pérdida de biodiversidad y donde se registraron los niveles más elevados de agrotóxicos en orina. No hay una respuesta sencilla a su pregunta. El daño genético producido por los agrotóxicos y asociado a la mayor probabilidad de desarrollar enfermedades como el cáncer no es reversible. Florencia lo describe como “una bomba de tiempo adentro del cuerpo”. Aclaran que, a mayor exposición, mayor daño, por lo que lo fundamental es detener las fumigaciones. Sin embargo, el entramado político-empresarial se esfuerza en tornar lo más obvio en impensable.
“¿Tenemos que irnos?”
Frente a esta matriz productiva que se presenta como modelo único e inexorable, Nicolás –uno de los impulsores del estudio P.I.S.– pregunta: “¿Tenemos que irnos? ¿Vamos a permitir que el campo sea un lugar inhabitable por el veneno? ¿Por qué no podemos vivir en un ambiente sano?”. Agrega un dato: En 1960, el 28% de la población mundial vivía en el campo y ahora solo un 8%. “No es sostenible ni deseable. Por eso proponemos un cambio de modelo hacia la agroecología”. En el proceso, desde la organización de vecinos a cargo del estudio, ofrecen asistencia jurídica, médica y sobre todo contención colectiva para procesar los resultados y activar la lucha. También para, quienes quieran, avanzar con estudios de genotoxicidad que puedan ponderar el daño genético.
El daño versus el potencial de la vida
Una de las primeras medidas será presentar denuncias ante el SENASA, organismo a cargo de la aprobación de los agrotóxicos en uso. Florencia explica: “No solo no hay controles, sino que muchas son sustancias que se aprobaron con el argumento de que no llegan a nuestros cuerpos. Nos mintieron”. Marcelo, activista ambiental de Lobos, hace un paralelismo con otra sustancia, el fipronil. Se trata de un plaguicida que durante años estuvo habilitado para su uso pese al caudal de evidencia científica que probaba su toxicidad, en especial para las abejas. Finalmente, el SENASA lo prohibió el mes pasado, luego de la muerte masiva de colmenas “por representar un riesgo para las abejas silvestres y melíferas, aun cuando se aplicasen las medidas adecuadas de mitigación”. Con el detalle de que los productores tienen permitido “descargar stock” (es decir: seguir contaminando con lo que les quede de fipronil). ¿Cuántas más pruebas, cuántas más muertes?
Paula, vecina de Lobos involucrada en el estudio P.I.S., comparte la indignación pero propone un matiz en la perspectiva de futuro: “Nosotros sostenemos que la vida tiene el potencial de remediar el daño provocado por los seres humanos. Con estos resultados no queremos traer terror, sino las ganas de trabajar juntes. La presencia de tóxicos en nuestros cuerpos nos demuestra que el ambiente es uno solo y nos tenemos que pensar como parte de él”.
Contaminación 100%
El proyecto P.I.S. se suma a los hallazgos de un estudio ambiental previo que se hizo durante el 2021 por parte de Aporte Por el Ambiente de Lobos (A.P.A.L.), donde confluyeron organizaciones políticas y ambientales y vecines, ante la necesidad de contar con información y datos científicos sobre la identificación y cuantificación de agroquímicos por fuera de su zona de uso en el partido.
El estudio –a cargo de Virginia Aparicio de INTA Balcarce– arrojó que todas las muestras de agua tomadas en las zonas urbanas y rurales –en el agua corriente consumida por la población, en el agua de lluvia, en los canales, en los arroyos y en la laguna– registraron la presencia de diferentes agrotóxicos utilizados habitualmente en las actividades agrícolas, además de altas dosis de arsénico. Lo mismo ocurrió con las muestras de sedimento de suelo y materia vegetal, evidenciando el transporte de plaguicidas fuera de los campos de cultivo.
El recreo rodeado de pesticidas
Las muestras de suelo de la plaza principal y de una escuela, tomadas en el patio del recreo, mostraron la presencia de cinco pesticidas, incluidos altos niveles de glifosato. En los árboles cercanos, la contaminación en el material vegetal evidenció seis moléculas de pesticidas. Sobre la base de esta información, se presentaron proyectos para regular las fumigaciones ante el gobierno local, todos “cajoneados” hasta el día de hoy. Por otro lado, algunos vecinos iniciaron una acción de amparo que culminó en una medida cautelar que obliga al municipio a distribuir agua potable. Sin embargo, el gobierno local solo entrega bidones a los amparistas en lugar de a toda la población. Mientras el derecho humano al agua potable considerado indispensable para una vida digna se privatiza y mercantiliza, se expande la política del veneno. Una vecina de Lobos da un ejemplo: “Todos sabemos que el agua no se puede tomar. En las escuelas rurales durante las clases de educación física los chicos se descomponen porque es cuando más agua toman”.
Antes de cerrar el encuentro, con el compromiso de sostener y fortalecer la organización comunitaria, un vecino agrega, por si quedaban dudas: “Prohibir las fumigaciones no es extremista, es realista”. Lo verdaderamente tóxico no es una sustancia, sino el modelo. Con solo detener las fumigaciones y promover una agricultura sana, Lobos lograría cambiar la pesadilla por el potencial de la vida y la salud.
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.
Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.


La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.
El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.
Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.
Pero falta para eso.
Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.
En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.
Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.
Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.
Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.
Fin.


Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.
Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.
Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.
Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.
Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.
Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.


Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.
Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.
Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.
Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.
Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.
¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.
¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.
Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.
¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.
¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.
Fin.

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.
Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.
Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.
De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.
Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.
Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.
Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.
Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.
¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.
Fin.




Otras celebridades que se llevan las miradas:
El Zorro con la bandera de Argentina.
Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.
Lila Lemoine vestida como playera de YPF.
Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:
- Castrá
- Adoptá callejeritos
- Educá
- No compres
- No + piroctenia
Son tatuajes.
En la cara.
Fin.

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?
Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.
La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.
¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.
¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.
Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.
Fin.


Equivalencias y bebidas.
Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.
Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.
Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.
Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.
Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.
Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.
La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.
Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.
Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.
Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.
Le han robado el celular.
Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.
El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.
Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:
-Es que está lleno de negros.
Fin.
