Sigamos en contacto

Nota

Capitalismo hasta en los ovarios

Una análisis sobre la relación de la menstruación, el lobby de la industria de los tampones y la copa.

Publicada

el

Una análisis sobre la relación de la menstruación, el lobby de la industria de los tampones y la copa. Por Cristina Da Fina, publicado en Periódico Diagonal.

tampax
El mes pasado la CUP presentó, en el Ayuntamiento de Manresa, un plan para fomentar medidas alternativas a los tampones, como las copas menstruales.
Tildada de polémica, la moción provocó un revuelo realmente sorprendente. La CUP tuvo que aclarar que con su petición no quería demonizar al tampón ni institucionalizar el sangrado libre en Manresa, y que la moción sólo insta al Servicio Catalán de Salud y a los equipos del programa de Atención a la Salud Sexual a que informen de métodos alternativos.
Algunos calificaron la propuesta de despropósito, otros de sorprendente, y el Consistorio adujo cuestiones de competencia. «Lo que pretendemos», explica la concejal de la CUP en Manresa Gemma Tomàs, «es que los institutos puedan elegir si quieren que vaya una empresa privada a dar charlas sobre higiene intima a las adolescentes o que lo haga una institución pública que incluya  talleres sobre alternativas».
Cabe subrayar que hasta ahora han sido las empresas privadas las encargadas de visitar los institutos para explicar las ventajas de sus productos como únicas opciones. «Evidentemente, no esperamos que las mismas empresas que obtienen beneficios con la venta de tampones y compresas difundan métodos alternativos», han afirmado las diputadas de las CUP.
En la polémica hubo quien se preguntó si se puede regular algo tan íntimo como la menstruación. Entendiéndose que la moción no pretende regular, si no informar, nos preguntamos, más bien, si la  menstruación es realmente sólo una cuestión íntima.
Analicemos los motivos que aporta la CUP, según la cual las alternativas a los tampones son «más saludables, más sostenibles y más asequibles económicamente».

Salud

La CUP defiende que se informe sobre métodos «menos agresivos para el cuerpo de la mujer».
Las copas menstruales, hechas de silicona médica hipoalergénica, no llevan químicos y no dejan restos, mientras que los tampones y compresas llevan blanqueantes, neutralizantes de olor y aromas.
Además, la copa recoge el flujo menstrual, dejando inalterados el PH y la flora vaginal, tan útil para protegernos de candidiasis y demás infecciones.
La composición de los tampones fue un tema central ya en los  años 80 a causa del número preocupante de casos de Síndrome del Shock Tóxico (SST), enfermedad que podría estar relacionada con el uso de tampones.
Ya en 1999 una resolución de la Cámara de EEUU informaba que «la dioxina es un subproducto de los procesos de blanqueamiento con cloro utilizados en la fabricación de productos de papel, incluso tampones».
En 2003 otra resolución ordenaba al Instituto de Salud estadounidense «investigar los riesgos de endometriosis y cáncer de mama, ovarios y cuello uterino, por la presencia en los productos femeninos de dioxina, fibras sintéticas y otros aditivos».
En 2015, la muerte de una joven británica por SST provocó que los fabricantes revelasen por fin la composición de sus productos. En los folletos informativos leemos que los materiales con los que se fabrican los tampones son el algodón y el rayón. De los procesos de blanqueamiento no hablan.
Sin embargo, avisan sobre los riesgos de SST y aconsejan cambiar el tampón cada 4-8 horas y dejar un tiempo a lo largo del día sin ello. Para quedarse tranquila.

Sostenibilidad ecológica y consumo responsable

El rayón es una fibra artificial celulósica, cuyo proceso de producción lleva disulfuro de carbono y otros subproductos de efecto contaminante. Leamos la composición publicada en los folletos: además de algodón y rayón, llevan poliéster, polipropilene y polietiylene, o sea plástico, material que probablemente sea el que llevan los aplicadores.
Para analizar el tema de los tampones desde la sostenibilidad y del consumo responsable tomaremos como ejemplo la marca Tampax, por ser un excelente paradigma de como «lo íntimo» no es sólo íntimo y por representar la vanguardia en el diseño de tampones.
Tampax es uno de los numerosos productos de Procter & Gamble (P&G), multinacional estadounidense que aparece en varias listas de boicot ecologista contra la experimentación con animales.
Un gigante financiero que en su web presume de generosas relaciones económicas con el estado de Israel y cuyas inversiones en I+D son amablemente agradecidas en la web del Ministerio de Economía e Industria israelí. Es además, como informan las campañas de Boicot Desinversión y Sanciones (BDS), uno de los mayores clientes de la compañía israelí Avgol, productora de textiles para productos higiénicos, que opera en el complejo industrial de Barkan, en los territorios ocupados de Cisjordania.
Según una empresa española que fabrica copas menstruales, cada año se desechan en nuestro país casi 3.000 millones de tampones y compresas. Añadámosle los aplicadores y envoltorios de plástico de cada tampón de última generación. De acuerdo con la lógica de mercado, a más sofisticación del producto, precio más alto y más basura inútil. Una copa menstrual dura unos 10 años y conlleva un coste mucho inferior y menos basura.
Cierta razón tiene Jasmina Garcia, de la Asociación para la Difusión de la Copa Menstrual, cuando desmonta la creencia de que un tampón sea más higiénico simplemente por deshacerse de él y critica la lógica subyacente de «una sociedad de usar y tirar».
La tendencia del mercado de la higiene intima femenina ha sido la de desnaturalizar la menstruación, queriéndola convertir en algo perfumadísimo (no se olviden los tampones con aromas añadidos) que te permite saltar en un mundo de colorines y flores ceñida en prendas inmaculadas. Parece llamativo, además, que la evolución del diseño de los Tampax haya ido hacia un cada vez mayor alejamiento del propio cuerpo.
Al principio eran simples y había que introducirlos con un dedo. Luego Tampax inventó el aplicador, que te permite ponerte cómodamente el tampón sin ni tocarte, no te vayas a manchar. Inicialmente los aplicadores eran de cartón y de diseño sencillo. Con el tiempo fueron perfeccionados y pasaron a ser de plástico de colores.
Poco después aparecieron los Tampax Compact, envueltos cada uno en su propio envoltorio, éste también de plástico de colores, ideales para llevar «discretamente» en el bolso. Y tras el Compact, el Tampax Pearl, última evolución de la aplicación segura, ahora con un diseño mucho más sofisticado, colores irisados y la punta más redondeada y suave.
El nuevo diseño del aplicador, con relativo incremento de plástico utilizado, elimina cualquier riesgo de que el mismo, accidentalmente, se desmonte y acabemos teniéndonos que introducir el tampón con el dedo. Algunas nos preguntamos qué será lo próximo, ¿un aplicador modelo lanzacohetes?
Quizás no sea tan disparatado que Gemma Tomás, de la CUP, afirme que «la menstruación sigue siendo tabú”.

Nota

Mía: Cuando el arte abraza

Publicada

el

Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.

“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.

Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.

En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”. 

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143

Sábado 18 de marzo a las 21 hs

Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi

Entradas “a la olla”.

Podés reservar en este link:

Seguir leyendo

Nota

Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

Publicada

el

La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.

Por Cristina Montserrat Hendrickse

Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.

Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.

Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.

Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.

Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.

De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.

No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.

En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.

De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).

La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.

La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.

Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.

Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.

En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.

Cristina Montserrat Hendrickse

Seguir leyendo

Nota

Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

Publicada

el

La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.

Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:

  • “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
  • “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.

Por Francisco Pandolfi

Madres fumigadas: Silvana, Erika, Paola, Juana, Natalia. Fotos: Nacho Yuchark.

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.

El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Paola, su nieto con sobrepeso, su nieta con déficit de crecimiento, parte de los efectos en la salud de las fumigaciones masivas para cultivos transgénicos. Fotos: Nacho Yuchark.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Pedro y Guido, dos de los agricultores que descubrieron que se puede producir de modo sano en las zonas en las que se prohíben los agroquímicos. Fotos Nacho Yuchark

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.


https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

Salud humana y de la naturaleza: lo que está en juego en Pergamino, como caso testigo de tantos lugares del país.
Seguir leyendo

LA NUEVA MU. Lo que está en juego

Publicidad
Publicidad
Publicidad

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.