Nota
El aborto es materia de salud
Por primera vez una universidad nacional incorporó al aborto como materia de formación. Este hecho histórico tiene como escenario la Facultad de Medicina de Rosario. En qué consiste esta cátedra que ya completó los cupos disponibles para este cuatrimestre y tiene alumnos en lista de espera.
Estar con otras, en la calle, juntas, hermanadas, parece ser el escenario ideal para formar alianzas que fortifiquen e impulsen luchas históricas de las mujeres. Así, en el año 2003, en el Encuentro de Mujeres en Rosario, se creó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Doce años después, como parte de la Campaña, se creó la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. La Red es nacional y tienen distintas regionales que se encuentran en una jornada anual. Este año será en Neuquén. En el 2016 sucedió en Rosario y se debatió, entre otras cuestiones, la necesidad de capacitación profesional que garantice el acceso de las mujeres a la interrupción legal del embarazo. De ahí salió la propuesta que la regional de Rosario, conformada por casi 40 personas, hizo a la Universidad: crear la materia El aborto como un problema de salud.
El debate que llevó a aprobar la incorporación de la materia duró un poco más de un año y fue democrático, en cada una de las comisiones en las que se trató se escucharon diferentes voces y opiniones de estudiantes y docentes. El proyecto fue impulsado también por el Centro de Estudiantes con mucho entusiasmo, característica que la doctora Raquel Tizziani reconoce en todo el alumnado. En cambio, entre los profesionales las opiniones son más heterogéneas.
Finalmente el Consejo Directivo de la Facultad voto por unanimidad en el mes de mayo que la materia pase a formar parte de la currícula, como una de las materias electivas por las que pueden optar los estudiantes que para recibirse: deben cursar 300 horas de materias de este tipo.
Desde el próximo cuatrimestre, una materia que aborde el aborto como problema de salud estará disponible en la oferta académica por primera vez en una facultad de Medicina a pesar de que grupos que defienden el aborto clandestino, casi inmediatamente después del anuncio, salieron a hacer campaña en su contra.
La doctora Raquel Tizziani, titular de la nueva cátedra, analiza: “Son voces que pretenden sostener el tema de aborto en la oscuridad, como trasfondo quieren seguir intentando controlar la sexualidad y la salud sexual de las mujeres. De alguna manera, le hacen el caldo gordo al negocio clandestino porque sabemos que las mujeres que mueren o quedan con lesiones graves son las mujeres que no lo pueden pagar. Son dos voces en contra. Por un lado, la que sabemos que proviene de sectores eclesiásticos, voces milenarias que hace siglos sostienen el mismo discurso y en el fondo intentan controlarnos. Y por otro lado, si nosotros garantizamos intervenciones legales dentro del sistema de salud, estamos boicoteando un negocio que aparentemente es bastante rentable para algunas personas”
En oposición a quienes protestaban para que anulen la decisión de incorporar la materia están quienes festejan: “El terreno que ha ganado la lucha feminista se refleja en las y los estudiantes. La lucha feminista va calando en las nuevas generaciones y es una demanda por parte de ellos que esta cátedra exista. Hubo un claro apoyo desde primer momento”.
Qué pasa en la provincia
Desde que en el año 1922 entró en vigencia el aborto no punible en el derecho argentino, la interrupción legal del embarazo pasó a ser un derecho de las mujeres.
En marzo de 2012 la Corte Suprema de Justicia mediante el fallo F. A. L. ratificó el artículo N° 86 del Código Penal donde dice que el aborto es no punible cuando: “Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto”.
Santa Fe es una de las ocho jurisdicciones, según el informe “Acceso al aborto no punible en Argentina: Estado de situación” publicado en 2015 por la Asociación por los Derechos Civiles, que posee protocolo de atención que no obstaculiza el acceso a la interrupción legal del embarazo.
Raquel Tizziani es especialista en clínica médica y sexóloga clínica. Trabaja en el Hospital Roque Sáenz Peña, un hospital que define como “de avanzada, sobre todo lo que respecta a salud sexual y reproductiva” y que la ayudó a formarse para dictar la cátedra: “Aprendí mucho de mis compañeros y compañeras del hospital que venían trabajando en el tema. Después uno empieza a asociarse, a estudiar e investigar. Hay mucha bibliografía, muchas organizaciones internacionales trabajando y produciendo material con información científica”
Desde esa experiencia analiza la situación de la provincia que, aunque reconoce que es mejor que muchas otras regiones del país, todavía depende de la suerte de a dónde llegue la mujer para ser atendida: “Tenemos determinados equipos que garantizan las interrupciones legales, pero es eso: equipos. No te va a tratar bien cualquier profesional que te atienda en una guardia. Depende de la suerte y eso es un gran problema”.
¿Por qué los profesionales no garantizan el derecho de las mujeres? La doctora Tizziani cree que es, principalmente, por falta de formación y reconoce que hay distintos niveles en los cuales esa formación profesional falla: en la carrera de grado y posgrado.
“Dentro de la Facultad de Medicina es un tema tabú el aborto. Se trabaja muy conceptualmente, desde los libros de Obstetricia en la materia de Tocoginecolgía y después, dentro de la Medicina Legal, pero simplemente se explica lo que para el Código Penal, nada más. No hay un tratamiento de lo que después va a ser la realidad profesional. También en el posgrado hay un gran problema. La formación de los que son tocoginecólogos: la especialidad donde se tendría que brindar esta formación, pero tampoco lo trabaja”
Los tocoginecólogos deben estar capacitados a derecho. Es primordial porque, resalta la doctora, es dentro de ese sector que “muchos profesionales se autodefinen como objetores de conciencia”.
Explica: la objeción de conciencia comprende solamente a los profesionales que están directamente vinculados con la práctica. Eso significa que no puede ser objetor de conciencia el que te hace la ecografía, ni quien te saca sangre; tampoco quien te da un turno, ni quien te realiza la primera consulta. Tampoco puede ser institucional: la objeción es siempre individual. “La ley solamente habilita la objeción al profesional que realiza la práctica”, resalta la doctora Tizziani, para señalar la importancia de trabajar con los servicios de tocoginecología, especialidad dedicada a la obstetricia y ginecología.
Esa falta de conocimiento en los profesionales que deben garantizar el derecho a la interrupción legal del embarazo produce principalmente miedo. La objeción de conciencia que la doctora Tizziani describe como “objeción de práctica porque la cuestión moral, personal, no puede estar por encima del derecho del otro”, muchas veces está dada “por la falta de conocimiento de los aspectos legales que resguardan al profesional y de los que lo responsabilizan por no garantizar interrupciones legales”.
Ese desconocimiento rompe el vínculo de la Medicina con la mujer. El grado más extremo de esa situación es la denuncia. “El profesional denuncia porque tiene miedo a estar involucrado en una situación ilícita, generalmente por mucha falta de información. Quiero pensar que actúan para protegerse erróneamente , porque se están incriminando y están violando el secreto profesional”.
Para que esto deje de pasar y no siga empujando a las mujeres a los peligros de la clandestinidad es que se deben replicar en todas las universidades esta materia.
La doctora Tizziani es clara: “Todo aborto es resultado de un embarazo no deseado y de esto también es responsable el Estado: esa mujer no ha tenido la posibilidad de decidir previamente a esa gestación porque no pudo acceder a los métodos anticonceptivos, no tuvo información, fue víctima de violencia sexual o violencia del micro machismo que interfiere en toda relación de pareja estable”. El ejemplo más claro de esto es el hombre que no quiere ponerse el preservativo.

Foto: Camila Villaruel
Radiografía de lo interesante
La radiografía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario da una institución constituida mayoritariamente por mujeres. La relación es casi 8 a 1.
Otra característica: es la única del país que no tiene ingreso restringido.
Otra: recibe gran cantidad de estudiantes de diferentes puntos del país y muchos del exterior.
Toda esa diversidad da otro dato aportado por la lectura de la doctora Tizziani: “Es una facultad muy interesante”.
Desde una perspectiva interdisciplinaria, y fundamentalmente apuntando a la prevención, la materia va a proponer cuatro módulos:
- Marco legal vigente en Argentina.
- Aborto seguro, desde donde se propone trabajar la consulta médica: cómo preguntar, cómo hacer la historia clínica, cómo escribir, cómo evaluar los causales.
- Técnicas y procedimientos, tanto farmacológicos como quirúrgicos.
- Atención integral post aborto. Identificar cuestiones de violencia y tratar de resolverlas dentro del sistema de salud. Identificar las posibilidades de infección de transmisión sexual. La anticoncepción. Pensar y preguntarse ¿qué pasó?
En esas aulas, llenas y diversas, se empieza a pensar la primera cursada.
En el primer módulo, dedicado al del marco legal, se utilizaran como disparadores situaciones emblemáticas en las cuales a las mujeres se les negó la interrupción legal del embarazo. “Tenemos ganas de empezar con una situación de la provincia de Santa Fe: el caso de Ana María Acevedo. Pensamos hacerle un homenaje como primera clase y utilizarlo como disparador para pensar qué cosas se hicieron mal, qué cosas habría que hacer, cómo hubiera sido sí…”
Ana María Acevedo tenía 19 años y tres hijos cuando murió. Le habían diagnosticado cáncer en la mandíbula y aunque el aborto es no punible si está en riesgo la vida de la mujer, en el hospital municipal Iturraspe le negaron el derecho de acceder a la interrupción del embarazo. También le negaron el tratamiento oncológico, para preservar el feto.
La materia propone trabajar a través de situaciones reales por un motivo concreto: “Han marcado el camino para que hoy estemos en este lugar”, reconoce Raquel.
La ley que falta
El año pasado se presentó en el Congreso por sexta vez el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. La historia de la búsqueda de la legalización del aborto es larga, el primer proyecto es del año 1937.
La creación de la materia El aborto como un problema de salud en una universidad pública empuja a la necesidad del tratamiento legislativo del tema , que por ahora no fue tratado ni en la primera comisión a la que tuvo giro: Legislación General, presidida por Daniel Andres Lipovetzky de Unión PRO.
“Sacar el tema a la luz, hablarlo abiertamente, informar con argumentos científicos y con datos estadísticos reales, que no sea una cuestión basada en la opinión pública, en el prejuicio y en el miedo, afrontarlo como lo que es: un problema de salud integral, un problema de derecho y un problema de justicia social. Creo que es el camino hacia donde tenemos que ir para que todas las personas gestantes podamos decidir sobre nuestra sexualidad plena. El aborto forma parte de lo que es el derecho reproductivo: poder elegir cuándo tener un hijo, cómo, de qué manera y en qué circunstancia. Es el camino hacia el aborto legal”, sintetiza la doctora Tizziani.
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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