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“El blanco fácil de los fascismos es la mujer”: Rita Segato habló sobre Alberto Fernández, el femicidio de Lucía Pérez y el camino al pluralismo

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“El blanco fácil de los fascismos es la mujer”: Rita Segato habló sobre Alberto Fernández, el femicidio de Lucía Pérez y el camino al pluralismo

La antropóloga Rita Segato participó en una jornada convocada por la Asociación Bancaria dedicada a pensar los nuevos tiempos en Argentina. Fue su primera aparición pública luego de polémica desvirtuada al expresar su posición respecto del golpe de Estado en Bolivia. Habló frente a un auditorio colmado, en el que también estaban presentes la mamá y el papá de Lucía Pérez, la joven asesinada en Mar del Plata en 2016. La necesidad de tomar los femicidios como política de Estado. El juicio ético a la justicia patriarcal. El lenguaje estatal antimujer. La polémica sobre Bolivia. El “cerebro tweety”. Su viaje para votar en las últimas elecciones. La política de los cuerpos. La trama comunal. La memoria del 2001. El neofacismo. Y lo que se viene. Aquí compartimos la charla completa.

“Es necesario encontrar un camino plural de levantar la bandera de un mundo pluralista. Nuestros antagonistas del proyecto histórico son monopólicos: una única razón, una única justicia, una única belleza, un único dios. Nuestro lado tiene que ser el lado de las posibilidades de diversas formas de fe, de bienes, de justicia y, también, de diversas formas de felicidad. Solo así vamos a poder preservarnos de lo que se nos está viniendo encima”. Así, y con una ovación, la antropóloga Rita Segato cerró su exposición en la jornada sobre Los nuevos tiempos en Argentina. Oportunidades y expansión de derechos para un país de todxs, invitada por la Asociación Bancaria, en la sede del sindicato, en su primera aparición pública tras la polémica desvirtuada, luego de expresar su posición respecto al golpe de Estado en Bolivia, en declaraciones a Radio Deseo.

Segato formó parte de un panel en el que también estuvieron el secretario general del gremio, Sergio Palazzo; la diputada provincial electa y secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad, Claudia Ormachea; la diputada María Cristina Álvarez Rodríguez; y la investigadora, historiadora y socióloga feminista, Dora Barrancos, integrante del directorio del CONICET desde 2010 hasta 2019. Ambas intelectuales se dieron un afectuoso abrazo al encontrarse, aunque Barrancos se retiró luego de su exposición, por otros compromisos.

“El blanco fácil de los fascismos es la mujer”: Rita Segato habló sobre Alberto Fernández, el femicidio de Lucía Pérez y el camino al pluralismo

En primera fila estaban presentes Marta Montero y Guillermo Pérez, mamá y papá de Lucía Pérez, la joven de 16 años asesinada en Mar del Plata en 2016. Ambos estuvieron el último martes en una protesta frente a los tribunales de La Plata, al cumplirse un año del fallo que absolvió a los femicidas.

Segato comenzó refiriéndose a un encuentro que tuvo con ellos el día anterior, como claro ejemplo de lo que significa la justicia patriarcal en Argentina. “Es insoportable: no pueden soportar aquellos que son víctimas de la violencia”. Describió las principales irregularidades del caso: “Para los jueces, a Lucía no la mataron: Lucía se murió. Justificaron diciendo que era una chica de carácter y que se podría haber negado a ir, pero ella fue secuestrada. Es una cosa intolerable”.

“El lenguaje del Estado es antimujer”

Segato subrayó que la familia está exigiendo la anulación el fallo misógino y se haga un juicio político a los jueces. “Empecemos a pensar en los juicios políticos y en un gran juicio ético a la justicia de género de nuestro país. Cuando Marta viajó 400 km a La Plata para averiguar cómo estaba el trámite de Casación, el juez la echó de su despacho. ¿El motivo? Los jueces no atienden a las víctimas”.

También mencionó, frente al auditorio lleno, que la familia le dejó al presidente electo Alberto Fernández una carta pidiendo que les reciba para que “el grito de Ni Una Menos esté presente en la agenda política del nuevo gobierno”, mientras habló del “desastre” de las políticas de prevención y contención de la violencia machista en la provincia de Buenos Aires, “top ten de los femicidios”.

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También mencionó el caso de Flavia Saganías. “Es una madre con cinco niños que fue condenada a 23 años de prisión”. Saganías denunció que su expareja había abusado sexualmente de su hija de seis años. Al no tener respuesta, escribió la denuncia en Facebook. La situación motivó la reacción de su madre y su hermano, que quemaron la casa del hombre, lo golpearon y apuñalaron. “Ellas fueron presas, pero ahora también condenaron a Flavia a 23 años de cárcel. Es una condena mayor que la sufren los femicidas. Y muestra, claramente, que el lenguaje del Estado es un lenguaje antimujer, que no podemos considerar. Son tribunales que no podemos confiar, que reproducen y amplían el mal que sufrimos en la casa y en la calle”.

El “cerebro tweety”

Luego, Segato pasó a la segunda parte de su charla, en la que hizo mención acerca de la situación actual del país y la polémica desvirtuada que se abrió luego que manifestara su análisis sobre la situación del Golpe en Bolivia, tras el pedido de Radio Deseo. Ese audio, que fue transcripto por lavaca, luego fue tergiversado por Infobae.

Aquí reproducimos la exposición de la antropóloga en La Bancaria:

“La esperanza en esta etapa que se abre es fundamental. He viajado 1600 km para poner mi voto en Tilcara por Fernández-Fernández. Tengo una gran alegría, una gran esperanza, pero estamos frente a dos grandes problemas.

El primer problema, como se habló aquí, es la deuda. El hecho de que el país fue saqueado, desvalijado, es que en realidad este gobierno no fracasó. Fue exitoso. Venía a hacer lo que hizo y a ponerse la fortuna del país en el bolsillo. Así se la ven muy contentos en las fotografías. Y tenemos esperanza, aunque sea a pesar de la situación económica en la que estamos.

Pero hay algo en lo que temo más que la situación económica, y es que estaremos geopolíticamente rodeados. Si pensamos las elecciones en Uruguay, en el Brasil, en Paraguay, en la situación todavía inestable -porque habrá elecciones- en Bolivia, pero no sabemos su resultado, y pensamos en Chile, podemos plantear que tan peligrosa como la situación de la deuda es la situación de nuestro aislamiento geopolítico en el continente. Eso, a mí, me saca el sueño. Somos un país que estamos solos. Y hay que empezar a pensar, sin susto, cómo vamos a defendernos de ese extraordinario aislamiento geopolítico que estamos sumidos. Quizá ni siquiera sea una coincidencia. Es un país extraordinario. Volví hace muy poquito tiempo. Y mi luna de miel con el país acaba de cerrarse estos días, la semana pasada. Estaba muy feliz de estar aquí, hasta que vi también cómo es un país de una grieta realmente profunda, de agresividad visceral. Ha sido demostrado estos días con el tremendo linchamiento al que fui sometida solamente por  haber expresado algo que creo.

Puedo estar equivocada, pero nadie puede ser linchado por dar su opinión. Ni siquiera la di en un medio argentino: hice una declaración para un medio boliviano, mi contribución a la compresión de esa situación boliviana. Recibí un único mensaje de una amiga mía, una carta en defensa de Evo, escrita por una gran feminista boliviana llamada Julieta Paredes. Minutos antes de redactarla me llamó llorando. Le dije: ´No me importa, Julieta, está bien, sos pro Evo´. Pero las mayorías bolivianas han acogido positivamente mi posición y lo que dije.

Pasé toda esta semana de linchamiento ridículo donde la gente puso su deseo de matar. Inclusive hay mensajes que dice: ´Hay que empalarla´. ¿Eso es política? ¿Eso es debate? Es tremendo. Es una cosa que me asustó: el deseo de muerte y sangre que hay no solo de derecha, sino también de izquierda, en Argentina. Me espantó. Es de nuestro lado y hay gente que no quiere pensar: sí quiere matar. Es una cosa tremenda y desilusionante sobre un país que acabo de recuperar.

La violencia contra mí es por haber dado una opinión en la que creo, y es que Evo estaba absolutamente desprestigiado en su propia tierra, en su propio país, en su propia política, pero después sobrevino un golpe oportunista. Y ahí tenemos la mano de Infobae. Ahora voy a tener muchísimo cuidado en leer cualquier noticia de Infobae. Recortar lo que dije y poner un titular que solo de verlo a mí misma me habría indignado.

Constaté una segunda cuestión: la gente tiene lo que ahora llamo un cerebo tweety, capaz de leer… ¿cuántas palabras? Un titular. Ya está modelizado, esculpido y circunscripto como en Twitter: solo puedo leer dos líneas. ´Rita Segato dijo que no hubo golpe en Bolivia´. Nada de mi argumento, la manera como lo conté, del conocimiento de Bolivia y viajar muchas veces por año. Pudo decir algo que desde la Argentina no se ve. Y nunca nadie de Bolivia me agredió como paso acá. Todas las agresiones salieron de acá, de Argentina, de mi país. Ninguna salió de Chile: las muchachas que circularon preciosas, cantando, en la hermosa puesta en escena, cuando hacen reconocimiento dicen que es porque me leyeron”.

La política del cuerpo

“Entonces, lo que quería decir, son algunas consideraciones rápidas sobre el problema que tenemos que cuidar, y que los sindicatos pueden tener un extraordinario papel, que es la política del cuerpo a cuerpo en la calle. Pensar técnicamente en abstracciones económicas es importante, la teoría nunca debe ser abandonada, pero es muy importante actuar en el cuerpo a cuerpo callejero, con la gente, que de alguna forma eso se lo dejó a las iglesias. El atrapamiento que hemos sufrido por parte de las iglesia, el secuestro ultra conservador de los cristianismos tanto evangélicos como el católico, cada vez más amplios, que hacen posible el golpe de Bolivia, o donde las elecciones ganan sectores de derecha, es porque se ha dejado un gran trabajo que debe hacerse en las comunidades, las calles y los territorios, a los sectores más conservadores y fundamentalistas de las iglesias.

Entonces: hay que estar en la comunidad, en el territorio. No va a haber posibilidad de una gran política de Estado abandonado esos territorios. Y en esos territorios nosotras, las mujeres somos las que te tenemos un papel central. Por eso suelo decir que el cuidado no es solo un trabajo en el sentido salariable: el cuidado es política. Es formatear un sujeto o sujeta, que se da una persona política en la sociedad. Generar personas para un trabajo en el colectivo.

Somos las mujeres la que hilamos trama y creamos comunidades capaces de defender lo que se tiene que defender. La política de Estado es importante pero, si no va acompañada de una política insertada, bien anclada en el territorio, en los cuerpos de las personas y en la reconstrucción comunal, va a ser mucho más difícil llegar a destino.

Entonces, en este sentido, es importante decir que, al salir de la crisis de 2001, que no hemos llegado a esa crisis esta vez, con las ollas populares, asambleas barriales, es decir esa gran capacidad de la gente de generar formas de sobrevivir, ha habido un problema porque las hemos perdido. Al recuperar el Estado, las riendas de la economía y volver a la inclusión social en el trabajo, que no deja de ser muy importante, pero en esa transición hubo una gran pérdida, que es todo lo que esta sociedad, por si misma, acumuló como tecnología de sociabilidad, que es la reconstrucción comunal, la reciprocidad entre las personas y una intensa vincularidad, en la cual todavía somos testigos. Pero es una pena que algunas estrategias que se habían instalado en el 2001 y permitieron la sobrevivencia, se perdieron. Es algo que usier siempre decir y recuperémoslo”.

El neofacismo vs el mundo pluralista

“La otra cuestión es que es la época del neofacismo. De los nuevos fascismos, tanto en Europa como nuestras sociedad. No es una política, sino una estrategia política. Es una estrategia del enemigo. Tenemos que estar muy avisados porque somos las mujeres un enemigo fácil. El blanco fácil de los fascismos: lo vemos con la ideología de género, con mis hijos no te metas, como si fueran propiedad.

Pero hay que tener cuidado porque hay un antagonismo histórico, que es el mundo de los dueños, que ha colocado muy rápidamente una gran cantidad de gente en la calle, en nombre de Cristo, de dios, y buscan una causa que ha sido inoculada por este mal bicho, que es el bicho de la sospecha moral de la mujer. Y esos son los cristianismos fundamentalismos que en muy poco tiempo se instalaron y tomaron las calles. Debemos sospechar de ese movimiento. Porque en muy poco tiempo capturaron un rebaño contra una causa. Somos fácilmente dibujables y definidas como un enemigo peligroso. La pelea por no liberar el derecho al aborto es nada más ni nada menos en contra las mujeres, contra nosotras. El racismo es un bicho, un virus muy fácilmente inoculable y es muy doloroso percibir que este fascismo está claramente en las personas que me agredieron. No tengo la menor duda en decirlo, que es un fascismo de izquierda. Es la búsqueda de un enemigo al que se le pueda atacar y cargar de los males y sufrimientos y resentimientos e insatisfacciones. El virus del fascismo es fácilmente inoculable en cualquier persona que, de derecha o izquierda, esté resentida, con un malestar en sus posiciones sociales y en sus deseos y aspiraciones.

Es una época en que la moral solidaria se vuelve un discurso poco eficaz y eficiente, pero hay un mal de época, y en nuestra época la ideología de los dueños hace que se encuentre en baja el discurso de la moral recíproca, de la ayuda mutua, en época de una moral formateada por la pedagogía de la crueldad: ´Yo tengo razón. Mis valores son supremos´. Y ahí tenemos que prestar atención, a los buenos y a los malos, a la izquierda y la derecha.

Es necesario encontrar un camino plural de levantar la bandera de un mundo pluralista. Los antagonistas del proyecto histórico son monopólicos: una única razón, un único bien, una única justicia, una única belleza, un único dios. Nuestro lado tiene que ser el lado de las posibilidades de diversas formas de fe, de bienes, de justicia y, también, de diversas formas de felicidad.

Solo así vamos a poder preservarnos de lo que se nos está viniendo encima”.

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Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

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Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.

Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.

Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.

Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día. 

La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán. 

En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.

En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas. 

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En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica. 

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En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

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Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.

En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

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Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.

Más información en www.observatorioluciaperez.org

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