Nota
El fin de un delirio
“Una vergüenza” fueron dos de las palabras que usó la Sala 3 de la Cámara de Apelaciones de la Ciudad de Buenos Aires, para definir las medidas tomadas por la jueza porteña María Luisa Escrich, que había ordenado el desalojo y condenas de hasta seis meses de cárcel efectiva, para diez familias (formadas sobre todo por mujeres solas con hijos, además de una pareja de jubilados y un joven discapacitado), que viven en Chacabuco 630, San Telmo, Buenos Aires. La jueza las acusaba de la supuesta usurpación de un domicilio cuyo presunto dueño nunca pudo acreditar la propiedad, y terminó internado en el Borda. Sin embargo, la magistrada, desoyó a las vecinas y vecinos, y les dictaminó cárcel y desalojo, en un juicio tan desquiciado como el presunto propietario de la casa. Ahora la Cámara declaró nulo ese fallo por sus obvias irregularidades, y las familias iniciarán juicio político a la jueza Escrich y al fiscal Ángel Carestía, los funcionarios que las querían mandar presas.
Abuso de poderSegún relató a lavaca Mariela Aguirre, mamá de dos nenas que había sido condenada a seis meses de prisión efectiva, la Cámara señaló que Escrich, titular del Juzgado N° 20 del Fuero Contravencional “se tomó muchas atribuciones, sobrepasó los limites y cometió abuso del poder porque no pudo haber tomado una resolución de castigar a los condenados sin pruebas”.
La mayoría de los falsamente acusados eran mujeres solas, con más de tres hijos. Quince de esos menores tienen menos de 12 años, y al grupo de acusados se sumaban una pareja de jubilados y un joven discapacitado.
La jueza Escrich los había condenado al desalojo y prisión para que la vivienda fuera entregada a Néstor Nakama, quien no había podido acreditar derecho alguno sobre el inmueble.
“El proceso fue duro” reconoce Mariela. “Nosotros peleamos por todos lados, con la radio abierta, con (el arzobispo Jorge) Bergoglio. Pasamos mucho nerviosismo. Yo me sentí discriminada porque como empleada doméstica, con una causa así, no me aceptan en ningún lado. Yo estaba trabajando bien y con todo esto perdí dos empleos. Me perjudicó muchísimo”.
Cacería de pobresLa Asamblea del Pueblo y el Comité de Apoyo que se formó especialmente, acompañaron y asistieron jurídicamente a los inquilinos daminificados: “Sostuvimos, desde un principio, que este juicio era una verdadera cacería de pobres e inquilinos instrumentada por el poder político de Macri, el gran desalojador, a través de sus esbirros”, señalan en un comunicado en el que mencionan a la propia Escrich y al fiscal del caso, Ángel Carestía, entre otros.
El abogado de las víctimas, Gerardo Echevery, había dicho a lavaca: “Nunca en toda mi carrera presencié un procesamiento así, con tal falta de pruebas. Nakama, el presunto dueño, fue internado en el Borda por orden judicial, considerándolo peligroso para sí mismo y para los demás”.
El día del fallo, “la Cámara no tenía mucho que decir porque el fiscal general dijo que la causa en primera instancia estaba llena de irregularidasdes, que era tendenciosa, que estaba suprimida la pista de audio, que es la grabación del juicio. Un juicio se documenta con una grabación y el resumen que hace la secretaria, que es algo subjetivo. Entonces lo fundamental es el audio entero. Cuando pedimos el audio, no nos lo querían dar porque ahí salen todas las irregularidades. Cuando apareció, nos dimos cuenta de que faltaban partes enteras”, señaló Rubén Saboulard de la Asamblea del Pueblo. “Con esos elementos, el fiscal general Walter Fernández indicó que por la cantidad de irregularidades que aparecían, él no podía acusar porque era un juicio nulo”.
Después de eso, relató Saboulard, “la Sala, encabezada por la jueza Marta Paz, más cuatros funcionarios de segunda instancia de la ciudad, declararon de manera unánime la nulidad del juicio”.
Juicio a la justicia
Mariela calcula que “de ahora en adelante tenemos que ver con el verdadero dueño a qué acuerdo se puede llegar, y ver si podemos seguir quedándonos pagando un alquiler como hicimos siempre”.
Las familias del inmueble de la calle Chacabuco no recibieron ningún tipo de asistencia ni consideración durante el proceso iniciado el 29 de septiembre. “Yo trabajo los fines de semana con las comidas, es de lo que vivo. Por la edad que tengo y al no tener estudios secundarios se me dificulta entrar a cualquier trabajo” dice Mariela.
Otro paso a futuro es que tanto la jueza Escrich como el fiscal Carestía serán llevados a juicio político por las irregularidades en este caso. “Yo voy a seguirlo por daños y perjuicios psicológicos y morales. No sólo perdí el trabajo: las nenas la pasaron mal y yo también porque no sabía lo que iba a pasar conmigo”. Saboulard, que integra la Asamblea de San Telmo, explica además el tono que había tenido la sentencia: “En el expediente de primera instancia se dice que fue una ‘usurpación promovida por una asociación criminal dedicada a la extorsión de propietarios y ocupación de viviendas’”. La injusticia no es gratuita y a pesar de todo, en este caso, los responsables tendrán la oportunidad de hacerse cargo de las consecuencias de su actos.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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