Nota
Entrevista a la familia: “La desaparición de Santiago es un límite social”
A Sergio Maldonado y Andrea Antico, el hermano y la cuñada del joven desaparecido, buscaron correrlos del eje de la pregunta que desde el 1 de agosto le hacen al Estado argentino: ¿dónde está Santiago? A tres semanas, las respuestas definen contra qué están luchando hoy: las chicanas de Bullrich, las palabras de Milman, la búsqueda de una “persona extraviada”, la inexistencia de un procedimiento estatal y judicial para estos casos, las operaciones de prensa y la inercia de la Justicia. A todo responden con la claridad de las familias: “No toman dimensión que estamos ante una desaparición forzada”. Qué significa este caso y la respuesta social. Desde Esquel, lecciones sobre cómo construir justicia: “No es sólo que haya desaparecido: es que no pueden vulnerar así nuestros derechos”.
-Hace mucho que no se veía algo tan desagradable desde los medios y el Estado.
Sergio Maldonado y Andrea Antico lo dicen desde un eje claro, inamovible. El hermano y la cuñada del joven de 28 años de 25 de Mayo repiten la misma pregunta que a tres semanas de su desaparición le dirigen al Estado argentino: “¿Dónde está Santiago?”. Pero también repiten las respuestas: negativas, reproches a la familia, chicanas de funcionarios, inercia judicial, la revelación de un testigo protegido, el discurso en el Senado de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y las operaciones mediáticas que embarran la cancha con hipótesis falsas que buscan desviarlos de ese eje.
Pero no pueden.
¿Por qué?
Sergio y Andrea muestran esa firmeza:
-No toman dimensión que estamos ante una desaparición forzada de persona.
21 días
Santiago Maldonado desapareció el 1 de agosto en medio de una irrupción sin orden judicial de Gendarmería en el territorio mapuche. Los testimonios de la Regional Noroeste de Chubut de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), la Defensoría Federal, la familia y la comunidad que constan en el expediente señalan a la Gendarmería como la responsable de haberse llevado a Santiago. La cronología del operativo según las actas de la propia Gendarmería coinciden en los horarios señalados en este sentido, y revela una interna en la fuerza por pasarse culpas a posteriori. La presencia del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, en el lugar de los hechos sella la responsabilidad del Estado en la desaparición de Santiago.
Dice su hermano: “Estamos tristes, pero vivos. Es difícil explicarlo. Encontramos en esta lucha un montón de gente que nos apoya. En principio estábamos muy perdidos y no entendíamos nada. Ahora entendemos. Mucha gente nos respalda. Un montón. Y es difícil, pero te sentís un poco más seguro. Por otro lado, vemos que van 21 días y no se sabe nada de Santiago, y el Estado, en vez de darnos respuestas, lo que hace es darte vuelta las cosas y nos termina pidiendo explicaciones a nosotros, o cuestionándonos, cuando son ellos los que tendrían que decirnos dónde está Santiago”.
Dice Andrea, su cuñada: “También empezamos a conocer otro Santiago, el que te acercan los amigos, la gente; lo que te mandan por Facebook o WhatsApp, y te dicen que conocieron al Lechuga, al Brujo, que es re copado, que le gusta la naturaleza, apoyar todo tipo de causa, la cosmovisión mapuche, el No a la Mina, el no a las plantas nucleares, que es muy buen compañero y siempre dispuesto a ayudar a todos. Es decir: por un lado te llegan todas las barrabasadas de esta mujer (por Bullrich) y, por otro, todas estas cosas lindas de él”.
Sergio: “No hay muchas fotos de Santiago porque no le gustaban que le sacaran. Y ahora ves por todo el mundo fotos de él, gente con la que estuvo, amigos. La primera que veo es la que está con pañuelo en la cabeza, serio, como haciéndose el malo. Después empezaron a salir todas las otras donde él se ríe. Y eso me pega mucho”.
Sergio se detiene dos segundos, tres.
Andrea le toma la mano.
El Estado: “No lo haremos como usted quiere”
Sergio y Andrea también son claros respecto a un punto central de la investigación: desde el primer momento confiaron en los testimonios de lxs integrantes de la Pu Lof en Resistencia del Departamento de Cushamen, cuya reconstrucción apunta a la Gendarmería como la responsable de su desaparición forzada. Sergio: “No cambió ningún detalle: tal cual nos contaron, las pericias lo confirmaron”.
Andrea: “Y sigue así aunque salgan a decir que no había testigos. No queremos entrar en esa discusión porque es justamente para desviar el foco de la Gendarmería. Siguen diciendo que no hay pruebas y que no queremos colaborar, que se comunicaron con nosotros pero les dijimos que no. Todo es para desviar: desde el primer día el relato de la comunidad sigue siendo el mismo. Luego, se sumó la APDH y la Defensoría Federal. Los tres son iguales. Por eso decimos: la Gendarmería se llevó a Santiago”.
-¿Se comunicaron con ustedes desde el Estado?
Andrea: Desde la Secretaría de Seguridad Interior del Ministerio de Seguridad (que encabeza Gerardo Milman) y la Dirección de Violencia Institucional de ahí. Ellos se presentaron, estábamos con nuestra abogada y se les planteó desde un principio qué es lo que están haciendo para encontrar a Santiago. Empezamos mal: nos dijeron que estaban buscando a Santiago como extraviado. Le dijimos que esto no era un “extravío”: esto es una desaparición forzada, y que los mecanismos que están aplicando como recompensa, búsqueda en aeropuertos, ver quiénes son sus amigos, dónde vivía y qué hacía no tiene nada que ver con lo que está pasando. Decían que tenían varias hipótesis sobre por qué no estaba Santiago, pero no sabían decirnos cuáles eran. Nos decían que estaría bueno que trabajáramos en conjunto, es decir: que diéramos información sobre sus amigos. Dijimos que no les íbamos a dar el nombre de nadie porque no tiene nada que ver con una desaparición forzada. Y que investiguen a Gendarmería. No terminó en buenos términos porque nos quedamos sin nada.
Sergio: Un punto que nos marcaron es que la familia no colaboró en decirles cuándo fue la última vez que se lo vio. Es mentira: desde el 1 de agosto consta la denuncia de la Defensoría Federal. Al otro día ya se hizo la investigación por la desaparición forzada. Es mentira que nadie dijo cuándo se lo vio por última vez.
Sergio muestra una conversación de WhatsApp entre su madre y Milman del 6 de agosto. La mujer -en 25 de Mayo- le dice que no lo puede atender y que se comunique con Sergio, que es quien se está encargando de la causa en el sur. Respuesta de Milman: “Gracias, pero su hijo está en Bariloche. Bueno, nosotros intentamos reunirnos para buscar y esclarecer. Muchas gracias”. Luego, otro: “Intenté hablar con su hijo pero no me atendió. Igual estamos en la búsqueda”.
La madre contesta: “¿Sabés lo que tienen que hacer vos, Macri y Bullich? Encontrar a Santiago. Ese es su trabajo y no tenemos nada que hablar. Ya está todo hablado: hay un desaparecido hace cinco días”.
Respuesta de Milman: “Disculpe. Entonces no lo haremos como usted quiere”.
Sergio: “Yo no sé quién me llama al teléfono: no tengo un número que dice ´Milman´. O me llamás o me mandás un mensaje por la policía o el juez. Si estuvo ocho días y medio para buscarme a mí, que estamos y salimos en todos los lugares y tenés servicios por todos lados que te están mirando, ¿cómo vas a encontrar a Santiago?”.
La justicia: «Las pruebas no incriminan a Gendarmería»
-¿Cómo fue durante estas semanas la relación con el juez Otranto o la fiscal Ávila?
Andrea: No hay relación.
Sergio: La primera vez fui muy apichonado: era la audiencia por los habeas corpus y no sabía cómo era. Después me enteré que la que yo pensé por su forma de actuar que era la abogada del gendarme, era la fiscal. Era la imagen que se me hizo: no decía nada, y era quien tenía que preguntar y pedir explicaciones de por qué el gendarme (Fabián Méndez, comandante del Escuadrón 35 de El Bolsón) no había llevado ningún informe. Luego, la segunda vez que lo vi al juez fue un lunes y el día anterior había dicho algo sobre los rastrillajes totalmente diferente a lo que había informado la Defensoría y la APDH. La secretaria, muy soberbia. Nos fuimos enojados. Cuando fuimos el último viernes, la fiscal nos atendió bien y la secretaria del juez estuvo más correcta.
Andrea: Nosotros le dijimos al juez: “¿Por qué no está investigando a la Gendarmería?”. Nos dijo: “Porque no tenemos pruebas de que Gendarmería haya hecho nada. Las pruebas que tengo no incriminan a Gendarmería”.
Sergio: Yo me guío por el trabajo de la APDH y la Defensoría. Es impecable: es el trabajo que tendría que haber hecho la fiscal. Todo lo está pidiendo él en la causa por hábeas corpus, que son las mismas que está pidiendo nuestra abogada en la causa por la desaparición forzada.
Para ordenar: hay tres expedientes que se desprenden de los hechos del 1 de agosto:
- La causa que acumula los habeas corpus presentados por la desaparición de Santiago Maldonado. La lleva adelante el juez federal Guido Otranto.
- La denuncia por la desaparición forzada (aún caratulada, según dijo la abogada Verónica Heredia, como “NN/averiguación de delito”) quedó en manos de la fiscal federal Silvina Ávila. Aún rige allí el secreto de sumario. ¿Por qué es llevada por la fiscal? Heredia: “Cuando no hay un autor conocido el juez delega la investigación en el MPF conforme el artículo 196 bis del Código Procesal Penal porque en Chubut no está implementado el sistema acusatorio”.
- La causa federal por “entorpecimiento de servicios públicos” que le armaron a tres personas que habían visitado la Pu Lof ese día y fueron demoradas sin ninguna justificación por Gendarmería. Lavaca dialogó con Soraya Maicoño, una de las víctimas, que confirmó la presencia del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, en ese lugar.
#LavacaEnEsquel: Cuál fue el rol de Pablo Noceti en el operativo, explicado por él mismo
Bullrich: “No voy a tirar a ningún gendarme por la ventana”
Andrea: “Me puse muy mal cuando escuché a Bullrich, me puse a llorar. No podía creer que alguien estuviera diciendo semejantes barbaridades”.
El discurso de Bullrich en el Senado culpabilizó a la comunidad, a la familia, defendió el accionar de Gendarmería, sembró dudas sobre los llamados telefónicos de Santiago, mencionó a un testigo protegido que dijo haber llamado al móvil del joven, y sugirió la posibilidad de que Santiago haya sido herido el 21 de julio en un ataque a un puestero de Benetton que se defendió a cuchillazos.
Sergio: “Retrocedió dos semanas para decir lo mismo que dijo desde el día 1. Me quedó grabada su frase: ´No voy a tirar a ningún gendarme por la ventana´. En ningún momento pidió perdón a la familia, que iban 15 días, y que en vez de mover recursos aún no se sabe dónde está. Nunca pidió disculpas por no saber, diciendo cosas que eran mentira, cuestionando que se hizo una denuncia dos días después cuando desde el primer día y en la foja 1 hay una versión completamente diferente. Y nos molesta mucho el intento de vincular a Santiago con el episodio del puestero, que no venía al caso. ¿Qué van a hacer? ¿Decir que estuvo ahí y que la sangre es de él? Si van a hacer eso, ya está: ya sabemos cómo es. Que inventen otra cosa”.
-¿Pidieron una reunión con Bullrich?
Andrea: No. Si llegamos a estar en una misma reunión es porque ella nos va a decir dónde está Santiago. Y ahí vamos a hablar. Pero, a esta altura, tenemos cosas más importantes que eso, y es que Santiago aparezca con vida, saber la realidad. Es mucho más importante eso que sentarnos con Patricia Bullrich. En el Senado llegó a decir de forma prepotente: “Yo me la banco”. Ataca a la familia y en ningún momento, aunque fuera por marketing político en período electoral, dijo que estaba acompañando a la familia. Algo, cualquier cosa. No: estaba más preocupada en defender a gendarmes.
Red social
Un joven se acerca a la mesa del bar del centro de Esquel mientras se desarrolla esta charla. Lo mira a Sergio: “Te escuché hablar con Víctor Hugo. Fuerza. Te deseo lo mejor. Que aparezca Santiago”. Sergio le sonríe: con toda su cara le dice gracias.
La pregunta llega sola.
-Dentro de las mentiras, las falsedades, los ataques y las operaciones políticas y mediáticas, ¿cómo están viendo la respuesta social que se generó?
Sergio: Es impensado. El respeto, el abrazo, el apoyo. Conocimos un chico que hizo un mural con la cara de Santiago en Esquel. Me puse a llorar. Ahí sale la solidaridad argentina. Parece que estamos fríos, pero cuando pasa algo la mayoría sale.
Andrea: Me parece que esa respuesta tiene que ver con que esto es algo gravísimo y la gente lo entendió así. No es solamente que haya desaparecido Santiago: tiene que ver con una forma de vida, con que no pueden vulnerar los derechos. Es un límite social. La gente reaccionó porque venimos de una historia muy pesada con la dictadura, con los desaparecidos, y pensamos que esto no podía volver a pasar. Y pasó, y la respuesta del gobierno incendió la mecha, porque encima me estás mintiendo en la cara y nos querés hacer pasar a todos por mentirosos. Por eso la gente reaccionó así, porque lo que pasó con Santiago fue como un mensaje: “No te metas a defender a alguien porque te pueden desaparecer”.
Sergio: La otra vez nos conmovió mucho que se acercara el poeta Vicente Zito Lema, con los ojos llorosos, muy conmovido, triste. No lo podía creer. En Trelew también: el 22 de agosto se cumplen 45 años de la Masacre. Pero de la movilización a Plaza de Mayo todavía no caigo. La repercusión, la gente, el cariño. Nuestra vida era tranquila y sencilla, de perfil bajo. Hoy, de pronto, estamos expuestos a un montón de cosas.
Andrea: Me pongo a pensar qué estaría pensando Santiago de todo esto.
Sergio: Creo que debe estar contento. Se hizo mundial. A los dos nos gustaba viajar, pero nuestros viajes eran distintos: los suyos eran como de aprendizaje. Lo suyo era crear una unión con la gente: armó toda una red de amigos en diferentes lugares, y ahora que pasó esto toda esa red se levantó. Es mágico. Ojalá sirva para encontrarlo. Como sea. Que se sepa la verdad y que todos los culpables de esto, paguen.
Nota
Mía: Cuando el arte abraza

Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.
“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.
Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.
En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”.

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143
Sábado 18 de marzo a las 21 hs
Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi
Entradas “a la olla”.
Podés reservar en este link:
Nota
Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.
Por Cristina Montserrat Hendrickse
Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.
Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.
Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.
Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.
Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.
De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.
No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.
En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.
De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).
La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.
La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.
Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.
Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.
En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.
Cristina Montserrat Hendrickse
Nota
Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.
Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:
- “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
- “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.
Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.
Por Francisco Pandolfi

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.
El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.
Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.
https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

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