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Escenas de la crisis: una marcha contra el achique del Estado

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Trabajadoras y trabajadores estatales de todos los ministerios encabezaron una marcha desde Agroindustria –donde el viernes se conocieron más de 500 despidos- hasta Modernización, y luego hicieron un abrazo simbólico a Plaza de Mayo. Fue después de los recortes anunciados por el Gobierno en el que áreas nodales como Salud, Trabajo o Ciencia y Tecnología pasarán al rango de secretarías. Qué significa ese achique en términos concretos de política y territorio.
Marcos trabaja en el área de Relaciones Laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación como secretario de Conciliación Obligatoria llevando adelante paritarias y negociaciones colectivas, y desde Plaza de Mayo esboza una síntesis: “Hace un año que prácticamente no tenemos trabajo. El Estado se retiró del rol de gestión de conflicto laboral. ¿Qué panorama veo? De absoluta quietud: todo está parado, pero no sólo en Trabajo. No se hace nada, a nadie le importa nada y al sacarnos tareas ni siquiera podemos intervenir por la nuestra”.
Marcos entró al Ministerio de Trabajo en 1995 como pasante y en 2007 concursó para planta permanente: hoy se enteró por los medios que su lugar de trabajo quedaría reducido a una simple secretaría en el ámbito del Ministerio de Producción, en tan sólo uno de los diez recortes de ministerios que el Gobierno oficializó esta mañana. “No sabemos qué va a pasar”, reconoce Marcos, una de las frases más escuchadas en la movilización convocada por la seccional de ATE Capital y que partió desde el exministerio de Agroindustria (ahora una secretaría también en manos de Producción, y en donde el viernes se conocieron 567 despidos) hasta Modernización, que ahora pasará a depender de la Jefatura de Gabinete. Marcos cuenta que su trabajo era generar una reunión entre el sindicato y la empresa para atender los reclamos de cada parte. “Hoy esa función ya no existe”, apunta, en lo que es un fiel reflejo de la situación del país, y que se traduce en quiénes ganan y quiénes pierden: “Cuando el Ministerio interviene, siempre es a favor de las patronales. Fijate el caso de Pepsico y AGR: las empresas no dictaron la conciliación obligatoria que permitía a los sindicatos tener 15 días de negociación sin producir el cierre de las empresas porque dijeron que no había ningún conflicto ya que habían pagado las indeminizaciones. En cambio, si un gremio toma alguna medida, inmediatamente hay conciliación o multa”.

Escenas de la crisis: una marcha contra el achique del Estado

Foto: Joaquín Salguero


-¿Qué tipo de conciliación plantearías en este caso?
-Yo intervengo en puja distributiva, entre actores colectivos. Acá hace falta una decisión política. En nuestro caso, Trabajo nunca fue una secretaría. Hasta el 6 de junio del ´43 era la Dirección Nacional de Trabajo, y pasó a ser secretaría con Perón. Después, pasó a Ministerio y de ahí nunca más bajó. Ahora no sabemos qué va a pasar. Ni cómo. Es muy reciente todo. Esto pasó hoy, y yo llegué, fiché y entré. Me preguntás por mañana y no sé: habrá que ver qué decisión toman. Pero más que esperar esa decisión, tenemos que estar en la calle, porque todo indica que no hay marcha atrás.

El estado del Estado

En la marcha hay trabajadoras y trabajadores de todos los ministerios. En la calle se exige que el paro convocado por ATE para el 12 de septiembre sea con una contundente movilización, mientras la CGT evalúa adelantar el paro general convocado para el 25.
Hace 18 años que Carolina trabaja en Medio Ambiente: en ese lapso vivió cómo la secretaría adquirió el rango de Ministerio con la llegada de Cambiemos y cómo, ahora, pasará de nuevo a ser una secretaría bajo el área de Presidencia. “Lo único que se jerarquizó cuando pasamos a Ministerio fueron los despidos: se desmembraron áreas de control y fiscalización en temas de residuos y fauna, mientras se metieron oenegés y fundaciones. Ahora estamos expectantes, porque esta gestión, desde que asumió, se caracterizó por la no gestión”.
Laura es trabajadora del programa Las Víctimas contra las Violencias, dependiente del Ministerio de Justicia, en la línea 137 que atiende a víctimas de violencia machista. “Estamos movilizando porque hay una amenaza decreto de necesidad y urgencia, que tendría la firma de Macri, que busca poner fin a los Entes Cooperadores e implicaría 10 mil puestos menos en el Ministerio. Eso significa, literalmente, no sólo 10 mil personas en la calle, sino también que, en nuestro caso, no haya una línea de emergencia que asista a las víctimas”.
Jimena y Luis también trabajan en el Ministerio de Justicia, pero en la Dirección Nacional del Automotor. Allí trabajan 900 personas. Ella tiene 25 años como trabajadora estatal, él tiene 30. “Toda una vida en el Estado”, dicen. Y explican: “Los entes son los que pagan los sueldos del 80 por ciento de la planta del Ministerio. Los contratados, directamente, quedarían en la calle”.
Escenas de la crisis: una marcha contra el achique del Estado

De una forma u otra

Otro de los grandes recortes fue el Ministerio de Salud, que también bajará al rango de secretaría bajo el ala de Desarrollo Social, a cargo de Carolina Stanley.
Gloria y María Rosa son dos trabajadoras del Programa Cuidarse en Salud. Gloria define: “El recorte implica, lisa y llanamente, reducir insumos, vacunaciones, recursos en las líneas de abuso y en otras tantas líneas que significan derechos a la población. No estamos perdiendo derechos nosotros como trabajadores, solamente, sino que la sociedad en su conjunto porque somos nosotros quienes llevamos esas políticas de salud a los barrios. Nosotros trabajamos en territorio, en administración, en la logística de hacer llegar esos derechos”.
Ellas trabajan en vacunaciones. “Un ejemplo: sacaron la vacuna de la meningitis de los 11 años. En nuestro caso no es sólo que vacunamos, sino que explicamos qué estamos haciendo. Articulamos con pediatrías, enfermerías, áreas de nutrición. Y recorremos el país así. Pasarnos a una secretaría significa recorte. Punto. Y reducir programas. Nosotros somos como 90, entre vacunadores, médicos, pediatras. Y ya cerraron puntos fijos, como el caso de Hurlingham”.
María Rosa explica lo que no tendría que hacer falta explicar: “El Ministerio, en cuanto tal, es rector de un montón de políticas hacia las provincias y los municipios. Esa rectoría se va a ver muy desfigurada porque se le baja el rango, y el achique implica cuestiones territoriales. Así en un montón de programas que hacen trabajos específicos sobre enfermedades y epidemiología. El viernes, por ejemplo, se terminó el contrato de los tercerizados. En nuestro área son más de 40 personas que hoy no tienen contrato. Y en el Ministerio, son unas 600”.
Apuntan que no se tiene en cuenta la dimensión de política pública del rol del Estado. “Llevamos la salud a los territorios que, de otra manera, no llegarían portque los municipios están colapsados. Lo que hacemos es brindar apoyo, y ya no lo vamos a poder hacer”.
-¿Cómo termina esto?
Gloria: Me encantaría que la gente salga a la calle. Que pelee por sus derechos. Si no explota, no sé qué va a pasar.
María Rosa: Termina en la calle. Más tarde o más temprano vamos a terminar en la calle.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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