CABA
La carnicería: el femicidio de Nadia Ferraresi
Fue asesinada en su casa frente a su hijo, quien señaló al femicida. Pero la justicia detuvo a otra persona, con problemas psiquiátricos, a quien la familia cataloga como un “perejil”. El recuerdo de Nadia, el del niño, y el pedido de justicia de su madre y amigas, que describen todo lo que no se tiene en cuenta en la investigación. Por Anabella Arrascaeta.

La puerta de la casa de Nadia Ferraresi no estaba forzada.
Fue ahí, en la localidad de Ensenada, donde recibió una puñalada certera en el hígado que la mató después de horas de agonía en el hospital Horacio Cestino de esa localidad.
Era la mañana del 11 de febrero de 2019.
Nadia tenía 25 años, y un hijo de 3 años y ocho meses que presenció el asesinato.
Un día después detuvieron e imputaron a Omar Leandro Díaz, quien tenía antecedentes penales y psiquiátricos, y que según la justicia fue identificado por una cámara a metros de la casa de Nadia. Y a nadie más.
La familia de la joven denuncia que la investigación a cargo de la fiscal María Eugenia Di Lorenzo es, al menos, ineficiente: “Dijeron que el chico este tenía una obsesión con Nadia, pero nosotras nunca lo supimos, ella nunca nos dijo nada, y nos hubiera dicho”, dice a MU su mamá, Susana Cancelier. “Nadia salía con un tipo casado, la mujer del tipo la había amenazado muchísimas veces, y el detenido era vecino de la mujer, le hacía los mandados: nunca se investigó eso”, relaciona otras posibilidades.
El día que fue asesinada, Nadia planeaba irse de viaje a Chascomús con su pareja, Marcos, que era carnicero. Susana, su mamá, se preparaba para ir a trabajar cuando la policía le tocó la puerta. “Yo pedí Cámara Gesell para mi nieto porque él contaba cosas y nunca lo llamaron”, sigue. “Para algunas cosas la justicia es muy rápida y para otras, muy lenta”.
¿Qué contó?
Estábamos en el hospital, lo estaban revisando porque él estaba lleno de sangre, de la sangre de Nadia, y el policía le preguntó ‘¿Quién fue a tu casa?’. ‘El novio de mami’, respondio él. ‘¿Y cómo se llama?’ ‘Marcos’. ‘¿Y quien le abrió?’ ‘Mi mami’. Ahí fueron a buscarlo y Marcos dijo que en ese momento no estaba, que estaba comiendo una pizza. A él le creyeron, a mi nieto no. Pasaron los días y seguía diciendo que no sabía por qué Marcos le había hecho eso a su mami; yo me aterraba. ‘¿Qué le hizo? le preguntaba yo. ‘La mató, abu, él decía que la amaba, mi mami decía que lo amaba, y la lastimó’. Y lo sigue diciendo.
¿Nunca le tomaron declaración?
Nunca. Tiene 6 años, en ese momento tenía 3 años y 8 meses. Esto pasó en febrero y en marzo lo empecé a llevar a la psicóloga, a quien le llamaba la atención que él no decía ‘vino el hombre malo, vino el cuco’, no: él nombraba a Marcos. Yo tengo una cuchilla de carnicero en casa, y cuando la tenía en el secaplato mi nieto se asustaba: ‘Abuela, sacá eso’. Tiene pánico a la cuchilla de carnicero.
Las deudas de la justicia
«Es la primera vez que me siento acompañada”, dice Susana frente al Senado Bonaerense el día que se definió que los jueces que pretendieron dejar impune el femicidio de Lucía Perez serán juzgados por su fallo misógino.
Susana llegó allí junto a otras familias para acompañar la audiencia y tomó el micrófono para agradecer “a todos los familiares, porque me enseñaron a construir desde el dolor el pedido de justicia por mi hija”.
Hasta antes de acercarse a la familia de Lucía y a otros familiares que pasaron por situaciones de violencia femicida e institucional, Susana transitaba el pedido de justicia en soledad. “Fue un antes y un después”, grafica. “Ya pasaron 33 meses de lo de mi hija y estaba sola, con mis familiares, pero sola: no me había sentado nunca con personas que habían pasado por algo parecido y sirve muchísimo. En las charlas siempre se habla de los mismo: se ve que no soy la única a la que le vieron la cara”.
Susana se entrevistó con la fiscal María Eugenia Di Lorenzo, de la UFI N°17 de La Plata, después del femicidio. “Me dijo que yo no necesitaba un abogado, que era una pérdida de tiempo, de plata, que no estaba en situación, y que me iba a mantener informada: eso no pasó nunca”.
El colmo es que ni siquiera fue avisada de la elevación a juicio: Susana se enteró cuando fue a la fiscalía porque Omar Leandro Díaz empezó a escribirles por Facebook a amigas de su hija.
Por eso, entre otras cosas, decidió hace un mes buscar abogado y presentarse como particular damnificada. “Tengo deudas hasta acá”, dice tocándose la cabeza, pero refiriéndose al bolsillo. Para poder pagar el abogado en esta etapa de investigación, pidió plata prestada. Luego faltará la plata para pagar los honorarios por el juicio. Una amiga de Nadia cuenta a MU que están planeando ferias de artesanías, venta de tortas y rifas para juntar la plata y que Susana pueda pagar las deudas.
El hijo de Nadia, de quien Susana tiene la guarda, no recibe la Ley Brisa que le corresponde y por la que el Estado debiera garantizar de manera mensual una reparación económica hasta los 21 años, equivalente al monto de una jubilación mínima, y además contemplar la atención integral de salud.
Dice su abuela: “No tengo nada, ni asistencia psicológica. El nene va a la psicóloga porque la estamos pagando nosotras. No tuve ninguna asistencia del Estado. Tengo otra nena de 19 años que necesita asistencia y si no la pago, no tiene. Él me pregunta qué pasó, y yo no tengo respuestas”.
La situación se repite a lo largo y ancho del país: las familias denuncian que el acceso a la Ley Brisa es difícil, engorroso y lento, principalmente porque el inicio del trámite debe coincidir con el inicio de un juicio. Es decir: para poder hacer el pedido de la reparación económica se requiere el inicio de un proceso penal, lo que implica, entre otras cosas, tener recursos para poder contratar un abogado. Así se alimenta la rueda de la injusticia.
La teoría del perejil
Noelia Quiroga era amiga de Nadia. Se habían conocido porque Noelia llevaba a clases de teatro a su hija con la tía de Nadia. “Tenía un carácter muy fuerte”, la recuerda. Hace un mes, el 11 de octubre, empezó a soñar todas las noches con ella. “No me dejó en paz hasta que no ubiqué a la madre”, dice. Desde entonces, la acompaña. Dice: “La causa es un desastre. Por suerte los peritos tomaron muestra de todo pero la fiscal no pidió ninguna prueba. Ella cerró con que había un solo sospechoso, lo imputó y no trabajó más. Se conformó con lo que dijo el novio, que para nosotras es el sospechoso”.
Susana da ejemplos de qué significa sentir que en la fiscalía “le vieron la cara”. Denuncia:
“No investigaron que mi hija tenía amenazas de la ex pareja de su pareja, que le tiraba el auto encima cuando ella estaba con el bebé a upa. Y la persona que la atacó era vecina de esta mujer”
“El único celular que se secuestró es el de mi hija, el de nadie más”
“Hay elevación a juicio con este acusado, pero no hay fecha”.
“En la causa figura la muerte de Nadia a las 20.15 horas y a mí cinco minutos antes en la comisaría de Ensenada me dieron la llave de la casa. Cuando fui a la casa de mi hija no había un patrullero vigilando: como entré yo, entra cualquiera”.
Cecilia, amiga de Susana desde el jardín de infantes, sintetiza: “Me parece que es para cerrar rápido la causa, agarraron al pibe y ya está”.
Mientras tanto, la familia sigue luchando contra la impunidad: “No nos dejan rearmarnos. Yo me quiero acordar de mi hija de otra manera, no así: sin ella y sin justicia”.
Derechos Humanos
A 40 años de la sentencia: ¿Qué significa hoy el Juicio a las Juntas?
Este martes 9 de diciembre se cumplen 40 años de la lectura de la sentencia del Juicio a las Juntas Militares. Habrá un acto en la Corte Suprema de homenaje a los jueces Carlos Arslanián, Ricardo Gil Lavedra, Guillermo Ledesma y Jorge Valerga Aráoz (fallecieron los otros dos integrantes de aquella Cámara Federal: Andrés D’Alessio y Jorge Torlasco).
Testigo privilegiado de muchas de las audiencias por su cobertura para el diario La Razón, Sergio Ciancaglini, actual periodista de MU y coautor del libro Nada más que la verdad (junto a Martín Granovsky) repasa escenas, revelaciones y el contexto de una experiencia inédita en el mundo en la que por primera vez se juzgó un crimen masivo cometido desde el Estado por una dictadura.
Los testigos, los alegatos, las sorpresas, la ubicación de la locura y de la cordura. Los gestos de Videla, Massera y Viola. Los testimonios de las mujeres sobre los ataques y violaciones que sufrieron. El antisemitismo militar. El peso desde el cual los médicos calculaban que era factible torturar. El sitio de lo impensable, y la proyección de aquella historia pensando en los derechos humanos del presente.
Por Sergio Ciancaglini

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar


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