Nota
Las comunidades mapuche cuestionan el gasoducto, la matriz de destrozo a la Naturaleza y los efectos sociales del fracking en Vaca Muerta

“Gas para la deuda ilegal o soberanía para los pueblos” es el título del comunicado de la Confederación Mapuche de Neuquén, que plantea una mirada muy diferente a la del gobierno y gran parte del arco político con respecto a la inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, realizada este 9 de Julio, justamente el Día de la Independencia con la presencia del presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía y candidato del oficialismo Sergio Massa.
Cuestiona la declaración, entre diversas cosas, que el concepto de “sobernía energética” sea aplicable a la realidad de Vaca Muerta y el fracking. Las comunidades mapuche (o mapuce, como escriben su nombre) rechazan además “un sistema cuya matriz económica está atada a destrozar la Naturaleza y apropiarse de los bienes comunes colectivos que son para ellos recursos naturales a explotar”.
Plantean al ministro Sergio Massa dos demandas que están en sus manos:
- “el compromiso de no avanzar en planes sobre territorios comunitarios sin la Consulta y el Consentimiento mapuce”,
- “y el compromiso de ejercer control sobre las graves consecuencias en nuestra vida física y cultural, que la explotación de Vaca Muerta ha generado y generará: derrames, sismos, acumulación de residuos tóxicos (basura petrolera), invasión de extraños en nuestros territorios que alteran nuestra vida comunitaria, nuestros centros ceremoniales arrasados por esta ocupación ajena a nuestra vida espiritual, ingreso de flagelos de la sociedad como adicciones, juegos y prostitución”.
Señala el comunicado “la cruel paradoja de aplaudir un gasoducto que llevará gas a poblaciones lejanas de Brasil mientras nuestros hogares son calefaccionados o se enfrían a leña” y declara: “No celebramos una supuesta «soberanía energética» dónde la renta se transfiere a las casas matrices de las principales corporaciones petroleras”. Plantea además: “La transición energética debe ser justa, respetuosa de los derechos humanos y con proyección de futuro. Si la transición energética solo beneficiará a las multinacionales nos negamos a ser zona de sacrificio”.
El texto completo:

Confederación Mapuche de Neuquén – Zonal Xawnvko
El 9 de julio de 1816 se declaró la independencia de un país que era un tercio del actual territorio. Posteriormente se incorporó por la fuerza militar a toda la región sur y la región del Chaco a través de las campañas genocidas denominadas «Conquista del Desierto» y «Conquista del gran Chaco».
Doscientos siete años después escuchamos desde Saliqueló consignas que hablan de «soberanía», de «defensa de los intereses de la Patria» que parecen panfletos al lado de una realidad que muestra un país sometido a las corporaciones extractivistas.
Un sistema cuya matriz económica está atada a destrozar la Naturaleza y apropiarse de los bienes comunes colectivos que son para ellos recursos naturales a explotar.
Dos demandas mapuce tiene el ministro Sergio Massa en sus manos: el compromiso de no avanzar en planes sobre territorios comunitarios sin la Consulta y el Consentimiento mapuce ,y el compromiso de ejercer control sobre las graves consecuencias en nuestra vida física y cultural, que la explotación de Vaca Muerta ha generado y generará: derrames, sismos, acumulación de residuos tóxicos (basura petrolera), invasión de extraños en nuestros territorios que alteran nuestra vida comunitaria, nuestros centros ceremoniales arrasados por esta ocupación ajena a nuestra vida espiritual, ingreso de flagelos de la sociedad como adicciones, juegos y prostitución.
¿Quién pone límites y repara tanto daño si la mirada porteñocéntrica del ministro ignora nuestra demanda? Cuando hablamos de un país sometido al poder de las corporaciones extractivistas es por el magro porcentaje del 12 por ciento en regalías que se obtiene de la renta de Vaca Muerta, cuando el país vecino de Bolivia ha impuesto el 80 por ciento, otorgando a los petroleros un 18 por ciento. Se entiende así por qué tenemos una provincia endeudada, mientras estamos parados sobre una de las mayores reservas de gas del planeta. A esto se suma la cruel paradoja de aplaudir un gasoducto que llevará gas a poblaciones lejanas de Brasil mientras nuestros hogares son calefaccionados o se enfrían a leña.
Estás razones nos llevan a declarar:
-No celebramos una supuesta «soberanía energética» dónde la renta se transfiere a las casas matrices de las principales corporaciones petroleras.
-No celebramos los récord de producción que dejan a su favor contaminación y muerte en nuestra Mapu (territorio).
-No celebramos que el gas llegue a millones de hogares de Brasil y el mundo mientras miles de familias mapuce y neuquinas padecen la exclusión y la carencia de gas en sus hogares.
-No celebramos la utilización de dólares producto de la exportación gasífera para el pago de una deuda externa ilegal e ilegítima.
-No celebramos y nos organizamos junto a los excluidos de este sistema entreguista para que los principios que se recitan cada 9 de Julio sean de celebrar la soberanía popular y plurinacional sobre los territorios que nos ofrecen todo lo necesario para nuestro bienestar o «Buen Vivir».
-Es mentira que una dirigencia con visión entreguista y cortoplacista puedan desterrar la desigualdad y la pobreza sin nuestra participación directa.
Seguiremos luchando por el Kvme Felen (Buen Vivir). La transición energética debe ser justa, respetuosa de los derechos humanos y con proyección de futuro. Si la transición energética solo beneficiará a las multinacionales nos negamos a ser zona de sacrificio.
Kvme Felen son nuestros planes de vida ante los planes de muerte que nos proponen desde Vaca Muerta.
¡Marici wew! ¡Diez veces venceremos!
Confederación mapuce de Neuquén, Zonal Xawnvko
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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