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Luciano Arruga: la impunidad ataca
A casi 10 meses, más de 300 días, desde que se produjo otra desaparición en democracia y Luciano ya no está, el rumbo del caso es incierto. Por un lado, parece haber avances. Por el otro, los policías relacionados con lo que ocurrió aquel 31 de enero en Lomas del Mirador fueron reincorporados a sus trabajos, uniformes y lo que es peor, armas habituales, por el ministro bonaerense Carlos Stornelli. Algo más: una de las testigos del caso fue golpeada en la comisaría de San Justo.Por la desaparición de Luciano Arruga y a raíz de la investigación de la fiscal Cecilia Cejas, ocho policías habían sido removidos de sus cargos y sometidos a extensas declaraciones (ver Mu de octubre). En esos careos, pudo saberse, no lograron explicar con claridad qué hicieron aquel 31 a la noche, ni dónde estaban exactamente. Pablo Pimentel, integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza y abogado de la familia Arruga, sostiene: “En los testimonios policiales hubo declaraciones cruzadas y contradictorias”.
Como si nada
Eso determinó una nueva ronda de declaraciones, que revelaron –a fines de octubre- lo que ni los abogados ni la familia hubieran imaginado: “Hicimos una solicitud para que se vuelvan a presentar los policías que no fueron claros en declaraciones previas, y nos llevamos la sorpresa de que vinieron con sus uniformes y armas”. El detalle es más que simbólico, mientras un joven sigue desaparecido y son más las sospechas que las pruebas (que casualmente dependen de la propia policía).
Los policías habían sido reincorporados a la fuerza por el ministro de Seguridad Bonaerense, Carlos Stornelli. Sotelo, Díaz, Herrera, Borrego, Vázquez, Fekter, Márquez y Zéliz, fueron quienes estuvieron la noche en la que desapareció Luciano en el Destacamento Preventivo de Lomas del Mirador.
Según Juan Manuel Combi, otro de los abogados de la causa, la justificación de las reincorporaciones se basó en que no hay procesados en la causa, y mucho menos condena. Toman a los policías no como implicados, sino como testigos. Cuando los separaron de la fuerza, reconoce Combi, los propios defensores de la familia no disponían con los elementos incriminatorios que sí tienen hoy, y que agravan la situación del personal policial. “En aquel entonces no teníamos en claro cuál había sido el recorrido del móvil en esa noche. Hoy sí lo conocemos. Tampoco teníamos las pericias donde constan las irregularidades de los libros de entrada y salida de los detenidos. Tampoco las contradicciones en las declaraciones de los policías”.
Los testimonios y un enigma
Entonces: ¿cómo está la causa hoy? Pablo Pimentel: “En estos días se produjo un hecho importante que disparará una resolución de significado”. La preservación de la información responde al derecho de sumario, y al temor de que la difusión a la prensa incida en la causa. Se sabe, sin embargo, que el jueves 26 concluyó una rueda testimonial que duró tres semanas y disparó resultados positivos.
Vanesa, hermana de Luciano, lo confirma: “La causa está avanzando. No te diría favorablemente porque eso sería tener ya a los policías presos y que aparecieran los rastros de Luciano. La fiscalía está trabajando pero necesitamos soluciones más concretas. La justicia es lenta de por sí y más en estos temas, por lo que decirte que avanza, me resulta raro. Hay muchas cosas que también van para atrás”.
Golpes para Anabella
Una de esos episodios tiene como protagonista a Anabella Martínez, amiga personal de Vanesa y una de las testigos de la causa por Luciano. Anabella fue detenida el pasado lunes y permaneció en la comisaría de San Justo hasta las 3 de la mañana del martes. En ese ínterin fue golpeada, manoseada y hasta le pidieron plata y sexo a cambio de la libertad. ¿Hay relación con la causa de Luciano? Vanesa: “Entendemos que es algo muy grave, más allá de lo de Luciano, que afirma el tipo de violencia que venimos denunciando por parte de la institución policial. Y en este caso se agrava aún más porque ella fue testigo y en el momento de la detención llevaba colgado un pin de Luciano y varios stickers”.
El des-apoyo político
Pimentel, por su parte, coincide en el relativo avance de la causa. “Está teniendo un ritmo sostenido, algo que antes no pasaba. Se está tratando, además, de no dejar nada planteado al azar sino con pruebas y de manera minuciosa, para que no ocurra ningún otro desliz”. La inexistencia de apoyo político en la causa se transforma en obstáculo explícito, en situaciones como la reincorporación de los policías al servicio. Y desnuda la idea de que para la cúpula política, todo sigue igual.
En ese sentido, Pimentel afirma: “No hay, en lo absoluto, un acompañamiento político. Ni el ministro de Seguridad Stornelli, ni el gobernador Daniel Scioli se han acercado, ni puesto a disposición”.
El trabajo de la fiscal Celia Cejas, de la UFI (Unidad Fiscal de Investigaciones) Nº1 de La Matanza depende sólo de lo que ella logre realizar. Vanesa, de acuerdo con Pimentel, cuenta su percepción: “Noto que hay una buena predisposición de la fiscal de trabajar y avanzar en la causa, pero al mismo tiempo eso depende de otras buenas predisposiciones que no se están dando”.
Reclutando chicos para el delito
Por su parte, de la mano de la causa de Luciano corre una denuncia paralela, impulsada por Pimentel y la APDH de La Matanza. Nació a partir de una declaración de Pimentel en un programa televisivo, que inculpaba a sectores policiales de reclutar adolescentes pobres para delinquir, con los cuales se “asocian” y a los cuales facilitan “zonas liberadas” para el delito. Pimentel: “A partir de la denuncia oral de esa metodología se me invitó desde la Fiscalía a radicarla formalmente porque supuestamente era de orden público. Y fue lo que hicimos”. Este martes 1° de diciembre, en la sede de la CTA Capital, un día después de la marcha por Luciano, habrá una conferencia de prensa anunciando la ampliación de la denuncia y pidiendo respaldo de organizaciones que cuenten con testimonios que expliquen esa permeable frontera que suele percibirse entre policías, delincuentes y las principales víctimas de estos tiempos, los chicos pobres.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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