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Maravillas teatrales en agenda: improvisación, juego, vendedoras de ropa y hasta el universo en una heladera

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Jam de Improvisación Teatral

Este viernes, la Jam de Improvisación Teatral tendrá su cuarta edición en MU Trinchera Boutique (Riobamba 143). El teatro argentino, pese a todo, sigue siendo un permanente cultivo de creatividad y nuevas propuestas, que muchas veces terminan haciendo historia. Y la improvisación es uno de los recursos que permiten poner en escena, literalmente, al talento y las ganas de hacer.

Aquí la combinación será de   imaginación y diversión en un encuentro que será conducido por  dos anfitrionas de lujo: La Maura y Lenard. Elles explicarán a les presentes las reglas del juego: la libertad y los juegos necesitan ciertas reglas para compartir y disfrutar. Sorteo de equipos, rondas de improvisación siguiendo diferentes consignas, duelo de finalistas, anuncio del equipo ganador y entrega de premios serán los pasos a seguir en esta velada de viernes que promete risas y lip-sync de las anfitrionas.

Luego del sorteo de equipos, habrá cinco rondas con distintas consignas y el desafío de improvisar desde la exploración teatral. Una invitación a inventar con otres y desarrollar herramientas que potencien la creatividad grupal. La Maura destaca que en estas ediciones anteriores de la Jam, el clima es de alegría.  “Los diferentes grupos que participan están muy predispuestos a los juegos y a las consignas que vamos proponiendo. Mucha gente viene solo a ver y en el momento se animan y terminan participando, incluso gente que nunca hizo nada escénico, que nunca hizo teatro, termina pasándola bomba. Es muy ameno el ambiente como para animarse a pasar al escenario y a jugar. Las propuestas del público son geniales”.

Lenard y las Jam: “Tenemos que imaginar las Jam de impro como un amistoso de fútbol entre amigues, solo que es de improvisación. La competencia es una excusa, lo importante del evento es poder encontrarse en el estado más sanador y negado de nuestra sociedad adulta que es el juego. El público no está ahí para juzgar, está para encontrarnos y celebrarnos. Celebrar que por lo menos esa noche el miedo y la vergüenza perdieron la batalla”.

Con el correr de las presentaciones, los dispositivos de los juegos hicieron todo más dinamico. Maura: “Siempre es muy impredecible lo que va a pasar, obviamente, por ser improvisación, viene gente nueva, hay nuevos juegos y eso hace que siempre haya lugar para la sorpresa. Es un planazo para venir con amigues, es una buena opción para juntarse, tomar algo y jugar”.  Lenard está muy a gusto con la conducción y admite que le cuesta no meterse a actuar. “Es un rol muy hermoso porque podés ir viendo cómo se van desinhibiendo y van surgiendo cosas super divertidas. También es muy interesante lo que sucede cuando el grupo juega y toman las consignas que les presentamos para cualquier lado, y está perfecto que sea así. Es un espacio en el cual estoy super contento de poder participar. Poder ver como los nervios y las dudas terminan convertidas en risa y abrazos entre gente que hasta ese momento no se conocía es sanador para elles y para mí también”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 27 de mayo, 21.30 hs

@mu.trinchera

@soylenard

@mauricarballidx 

Cartón pintado

Suenan canciones románticas, de esas que todes conocemos, de letras desgarradoras e ideales en tiempos de mal de amores. Raquel fue abandonada por Víctor —en realidad no aparece desde hace una semana— y se pregunta qué pasó, si él nunca la amó, si entonces no es el amor de su vida, como ella creía. Este evento desafortunado, o no tanto, será el disparador para que Miriam, Belén y Raquel –amigas y compañeras de trabajo en un local de ropa— desaten uno a uno sus nudos existenciales.  En la charla irán apareciendo anhelos, frustraciones, desilusiones y expectativas en un rapto de sinceridad provocado por una bebida de plantas que permite que afloren las emociones y sensaciones, o quizás las ganas de dejar a un costado las caretas y cantarse, sin filtro, las verdades.

Maravillas teatrales en agenda: improvisación, juego, vendedoras de ropa y hasta el universo en una heladera
Carton Pintado de Victoria Hladilo Teatro Nun Victoria Hladilo, Julieta Petruchi, Mercedes Quinteros foto:Soledad Aznarez Buenos Aires 4/3/2022

Frases en diferentes momentos de esa intensidad de vida, creación y reflexión:

-Me tenés harta hablando de tus hijos, ¿por qué me los refregás?

-Nos conocimos, me fui a vivir a su casa, quedé embarazada, ni sé si es lo que quería.

-No me importa que me corra el reloj, estoy bien así, sola.

Con el correr de las palabras, lo genuino pugnará por salir a la superficie, lo que esté de más, lo que sea cáscara y no piel, se irá desprendiendo y emergerá entusiasta, el propio deseo.

Victoria Hladilo, Julieta Petruchi y Mercedes Quinteros son las actrices de “Cartón Pintado”. Victoria hizo la dramaturgia, compartió la idea con sus amigas Julieta y Mercedes y se pusieron a trabajar en la obra. Desde una búsqueda de uniformidad estética y con la imagen disparadora de tres Barbies y un Ken, surgió la idea de las pelucas rubias. Victoria: “La obra trabaja con un concepto que tiene que ver con la idea del mandato social, estético, de una serie de abusos sobre nuestros cuerpos  durante muchos años y recién ahora nos estamos permitiendo cada vez más corrernos de esos cánones estéticos. Estas mujeres están llegando a sus cuarenta años y transcurrieron su adolescencia en los 90, un momento donde la superficialidad, la estética, y los cuerpos de las mujeres eran prácticamente lo único importante. Ese local de ropa es su resguardo, les permite desarmarse y de a poco ir sacándose las máscaras y contando aquello que sienten, que desean”.

Poder hacerse preguntas, chocar contra las contradicciones y cuestionar los mandatos fueron los recorridos que transitaron en la elaboración de “Cartón pintado”.  Mercedes se sintió atraída por la obra propuesta por Victoria: “Somos amigas, hemos compartido muchas marchas juntas, el feminismo nos representa y nos genera preguntas, estamos aprendiendo todavía.  La obra quiere destacar la amistad, si bien ellas son amigas y se dicen cosas, también se ocultan otras”.  Prestan mucha atención y disfrutan de las reacciones del público, cuenta Julieta que “este lugar feminista desde el humor nos hace bien a todas.  Vemos  grupos de mujeres que vienen a ver la obra y se reconocen y se divierten también con lo que estas mujeres son, o muestran, no estar siempre en el discurso empoderado y sólido, que esta buenisimo, sino tambien poder mostrarnos vulnerables. O cuando nos cuestan algunas cosas, poder divertirnos con eso”.  Tres amigas —dentro y fuera del escenario— que deciden apostar a lo genuino como herramienta de conquista para construir otros espacios posibles donde ser ellas mismas, sin estereotipos y sin cartón pintado.

Nun Teatro Bar, Juan Ramírez de Velasco 419, CABA

Sábados 22.30 hs, hasta el 28 de mayo

@nunteatrobar

@cartonpintadoteatro

@julietapetruchi

@vickyhladilo

@mechasoy

Chascomús

En el marco del ciclo “Manifiesto, mundos dentro del mundo”, este sábado en MU Trinchera Boutique tendrá lugar la obra “Chascomús”. Después de diez años, Benja y Lulú se reencuentran para pasar un fin de semana largo en Chascomús. Será una buena oportunidad para terminar la canción que comenzaron a componer juntes en la niñez. Sus intentos de inspiración se verán atravesados por un pasado en común que irrumpe con fuerza: la infancia, la pérdida de la inocencia, las frustraciones, la muerte y el aburrimiento con los pies en la laguna.

El actor, dramaturgo y bailarín Lautaro Noriega y la actriz, dramaturga, directora y cantante Nicole Popper se conocieron trabajando en la obra infantil “Yoyo” en 2017. Fue “una especie de amor a primera vista —cuenta Lautaro— instantáneamente nos dimos cuenta de que teníamos mucha afinidad y siempre tuvimos ganas de hacer algo juntes”. Dos años más tarde comenzaron a escribir unos borradores de lo que terminó siendo “Chascomús”.

En febrero de 2020 terminaron una versión corta con la idea de presentarla en el Microteatro y la llegada de la pandemia canceló la posibilidad de estreno. Este año se dio la oportunidad de presentarla en el Palacio Guerrico del Teatro del Globo y en Animal Teatro.  “Nos interesaba hablar de la revisitación del  pasado. Es una obra que va y viene del presente al pasado y nos preguntábamos cómo ante un evento traumático que viven les protagonistas de niñes, cómo ese pasado se puede revisitar desde la mirada adulta y entender otras cosas que no entendíamos de niñes. El paso de la ingenuidad, de la vitalidad y esperanza en el mundo que tenemos cuando somos niñes, qué sucede cuando pasamos a la adultez, esas cosas se desarman y las expectativas que uno tiene sobre el mundo se ponen en crisis con los distintos conflictos a los que nos vamos enfrentando. Nos interesa hablar sobre la nostalgia, el duelo, pero sobre todo la irrupción del pasado y cómo resuena desde el presente”.                                                                

¿Cómo configuramos los recuerdos? ¿Hasta qué punto se condicen con lo que realmente pasó o son fruto de nuestra imaginación? Son algunos de los interrogantes que les surgieron a Nicole y Lautaro durante el proceso de creación de la obra. También el humor forme parte de “Chascomús”.  Lautaro: “Si bien son situaciones que están atravesadas por la muerte,  por cuestiones más existenciales o angustiantes, nos interesa poner en juego el humor y desolemnizar esas cuestiones dramáticas”.  

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Sábado 28 de mayo, 21.30 hs

@mu.trinchera

@lautinoriega 

@nicole.popper

Maravillas teatrales en agenda: improvisación, juego, vendedoras de ropa y hasta el universo en una heladera

Heladera Universo

Durante la madrugada un hombre abre su heladera con la intención de picar algo y matar el hambre incipiente. En la heladera no hay nada, recuerda que es fin de mes y también ese vacío le recuerda a su propia vida. Entonces inicia una búsqueda de… algo. Cualquier cosa vendrá bien con tal de no sucumbir al hueco existencial.

La idea de esta obra surgió de un ejercicio de escritura narrativa en un taller de la escritora y docente María Dulce Kugler que consistia en elegir dos palabras que quedaran resonando de todas las que estaban en juego y escribir un texto con esa inspiración. El actor, director y dramaturgo Maxi Rofrano seleccionó dos que le parecieron estar muy alejadas entre sí: heladera y universo. Esa combinación disparó nuevas imágenes que devinieron en texto narrativo, más tarde transformado en monólogo.

Maxi trabajó con dos grandes ejes: la soledad y el absurdo. “El absurdo de intentar encontrar sentido en cualquier cosa, de querer encontrarse a uno mismo en cualquier lado”, señala Maxi. La obra fue estrenada en el ciclo “Entrometida”, en Animal Teatro, en el que 16 textos de distintxs dramaturgxs son entregados a 16 actores o actrices. “Heladera Universo” le tocó al actor Santiago Ponce. “A Santi la primera vez que lo vi fue interpretando este monólogo y fue increíble. El se copó con mi texto, yo me copé con su actuación y ahora andamos de acá para allá presentando ‘Heladera Universo’ por todos lados. Por suerte la gente se copa y eso nos manijea cada vez más”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Sábado 28 de mayo, 21.30 hs

@mu.trinchera

@maxirofrano

@santitojponce 

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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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