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Marketing minero: la estrategia de gato por liebre

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Barrick Gold juega al fútbol y Clarín publica los autoelogios de las multinacionales en un suplemento titulado “Minería ambiental”. Si con sobornos, espionaje, demandas judiciales y criminalización no lograron desmoronar la oposición de los vecinos autoorganizados, la nueva política de las multinacionales mineras es endulzar los oídos con las mieles de la “comunicación”. Para lograrlo, la Cámara que las agrupa contrató los servicios de un especialista: Martín Oyuela, hombre de Carlos Menem en plena década de salvaje privatización. Un experto que “vuelca toda su experiencia como lobbysta y profesional de la comunicación a favor de grandes empresas”, según afirma en su página web. Aquí, los detalles.
 
El viernes 15 de junio el equipo de fútbol San Martín de San Juan logró una hazaña: por primera vez en su historia ascendió a Primera División, al derrotar a Huracán por 3 a 1. Imaginen lo que significó semejante gloria para la provincia, en general, y para los hinchas del equipo de Teté Quiroz en particular. Todavía no se habían terminado los festejos cuando se conoció la noticia de otra conquista: el equipo ya tiene nuevo sponsor. Y no cualquiera: cuando debute en el torneo de los grandes lucirá en la camiseta el logo de una verdadera multinacional global.
Adivinen.
¿Qué mega imperio puede estar interesado en colgarse de esta gloria provinciana?
Tres pistas:

  • Sus acciones cotizan en las bolsas de Toronto, Nueva York y Londres.
  • La facturación neta de 2006 fue de 1.510 millones de dólares.
  • Cuenta con un accionista y asesor honorario famoso: George Bush (padre), presidente de Estados Unidos entre 1989 y 1993.

Respuesta: la camiseta verde y negra de San Martín de San Juan tendrá estampado el logo de Barrick Gold.
La jugada de Barrick está sincronizada con el inicio del proyecto más importante que tiene en la Argentina: la mina de Pascua Lama, ubicada en la cordillera sanjuanina y que comienza a explotar en setiembre.
Tras la experiencia recogida en La Rioja y con las obras de explotación paralizadas por la acción de la asamblea ciudadana de Famatina -que logró vencer al gigante minero con perseverantes piquetes y sostenida pasión- la Barrick presenta ahora otro estilo de juego. Si en Famatina apostó a un silencioso desembarco, en San Juan prepara un inicio mediático, asociando su nombre a las glorias locales de ayer y hoy.
Este es solo uno de los muchos ejemplos que marcan el comienzo de una nueva etapa en el marketing de las multinacionales mineras que pretenden explotar sin resistencia las riquezas de Argentina. El cambio responde a una realidad concreta: hasta ahora están perdiendo por goleada el apoyo de las comunidades en las que pretenden instalarse. Y si con sobornos, espionaje, demandas judiciales y criminalización no lograron desmoronar la oposición de los vecinos autoorganizados, la nueva política en endulzar sus oídos con las mieles de la “comunicación”.
Por qué acá, por qué ahora
Las grandes empresas de minería internacional, que escapan de sus países por rígidos controles ambientales e impositivos, señalaron a Latinoamérica como del destino de la década. Y a la Argentina en particular llegan atraídas por las “ventajas” de legislación vigente. A saber:

  • En primer lugar, aprovechan a rajatabla el Código Minero Argentino, por el cual el Estado (nacional, provincial o municipal) tiene prohibido explotar por sí solo cualquier yacimiento (literalmente el propio Estado se prohíbe la explotación de sus minerales).
  • Las compañías mineras no tienen retención a la exportación, no deben liquidar divisas (no ingresa el dinero de sus ventas al país, todo se dirige al exterior), no pagan impuestos a los combustibles (el que todos pagan cuando cargan nafta), ni tasas para la importación. “No pagan ningún tipo de impuesto provincial ni tributo municipal, es decir ni ingresos brutos, patentes, sellos, habilitaciones ni uso del especio público”, explican desde la Asamblea de Esquel. No pagan IVA ni impuestos por ingreso de maquinarias.
  • Gozan de estabilidad fiscal por 30 años. Esto es: cualquier modificación –por ejemplo: impuesto al cheque, que pagan todos los argentinos, o el corralito de 2001- no los afecta.

Son sólo algunos motivos para que Argentina sea considerada la niña mimada de la industria minera mundial. La Cámara de Empresarios Mineros (CAEM) reconoce otros dos factores seductores: el creciente precio del oro y que Argentina sólo está explorada en un 25 por ciento. Por eso mismo, empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y Japón impulsan una veintena de emprendimientos, en diferentes grados de desarrollo, a lo largo de los cinco mil kilómetros de cordillera.
“Pascua Lama es la prueba de fuego del Tratado Minero. Si se instala, vendrán decenas de proyectos sobre Los Andes”, advierte Javier Rodríguez Pardo, investigador y militante ambiental. Se refiere al acuerdo que en 1997 firmaron Carlos Menen y su par chileno, Eduardo Frei, llamado formalmente “Tratado de Integración y Complementación Minera”, con el argumento de “facilitar las inversiones privadas en la frontera de ambos países” (Ley Nacional 25.243). “Con este acuerdo, la Cordillera de los Andes está administrada por trasnacionales. Se ha transformado en un tercer país ubicado entre Argentina y Chile, donde las empresas deciden, sin ningún tipo de control, qué hacer y cómo llevarse las riquezas”, denuncia Rodríguez Pardo.
El Observatorio Latinoamericano de Conflictos Sociales (OLCA), con sede el Chile, elaboró un informe de 133 páginas sobre cada punto del tratado. “La legislación no es económica, social ni ambientalmente favorable para ninguno de los dos países. Las únicas beneficiadas son las empresas. Con el tratado, Chile y Argentina ceden territorio y recursos naturales. No hay un aporte real a los países. Desde el punto de vista político y jurídico ambo países ceden soberanía”.
Lejos de mostrarse preocupado por estos informes, el gobernador de San Juan, José Gioja, se explayó, extensamente, a favor de este tipo de minería en un sumplemento especial publicado en el Diario de Cuyo, donde se publicitó al Pascua Lama de Barrick Gold. Allí aportó una mirada cuasi anarquista de los estado-nación, sus fronteras y el papel del Tratado con Chile: “Pascua Lama es el primer proyecto binacional. Estamos haciendo huella. La minería no tiene fronteras, el yacimiento está y los hombres pusimos los límites. Entonces el problema es cómo se eliminan las naturales restricciones que impone una frontera, donde hay leyes de una lado y leyes del otro. Hay que vencer esas limitaciones”.
El gran diario argentino
El suplemento publicado en el diario sanjuanino es parte de esta nueva era de “comunicación” emprendida por las mineras. El 1º de agosto el diario Clarín publicó el suyo, de 12 páginas, con igual propósito: difundir los autoelogios del sector. Bajo el título “Minería ambiental” demostró que el marketing no tiene metáforas. Ni pudor. En cada página desplegó una elegía empresarial, provincia por provincia. Así, la profecía que cinco años atrás formuló Ignacio Ramonet -el director de Le Monde Diplomatique– quedaba impúdicamente a la vista: “La tendencia es que los diarios se conviertan en folletos”.
La edición del suplemento de Clarín estuvo a cargo de Grupo Vapa S. A. , una empresa subsidiaria del Grupo Clarín, creada en principio para organizar ferias y exposiciones, pero que tiene también a su cargo la comercialización de los suplementos “especiales” que publica el diario. Esto es: vender publicidad en forma de notas periodísticas bajo el eufemismo de suplemento. Hay que reconocer que cada uno de estos “especiales” lleva, al lado del pequeño logo de Clarín que encabeza la portada, la leyenda “espacio de publicidad”. ¿Su costo? En el sector empresario afirman que ronda los 25.000 pesos y que su eficiencia está en duda: consuela a los propios empresarios interesados en leer artículos complacientes, pero tiene el índice de lectura más bajo que cualquier otro método utilizado para auto-promocionarse.
Prontuarios
Un informe especial publicado en diciembre de 2006 en la revista Imagen, especializada en “relaciones públicas” daba cuenta de este cambio de táctica del sector minero. Decía, textualmente:
“Con el arribo de Romina Picolotti a la Secretaría de Medio Ambiente, el sector minero decidió que ya era tiempo de hablar. Después de un largo período de silencio, la Cámara de Empresarios Mineros (CAEM) contrató a una consultora de relaciones públicas, Servicios Regionales del Sur, dirigida por Martín Oyuela –quien fuera presidente de la agencia Telam durante el gobierno de Carlos Menem y ex asesor del ex presidente Eduardo Duhalde- y por el ex periodista Ricardo Sarmiento. Su objetivo es difundir que los estándares de calidad ambiental que tienen que cumplir las mineras son más estrictos que los de buena parte de la industria del país. Sin embargo, queda claro que a las empresas les cuesta todavía hablar del tema ambiental”.
Oyuela, efectivamente, fue director de la agencia oficial Telam y vocero de Duhalde, entre otros servicios cumplidos en el área de “comunicación” en tiempos de furioso lobby privatizador. Quien viaje hoy en los trenes suburbanos, soporte los métodos monopólicos de Telefónica o sufra el frío de la falta de inversión de Repsol –entre otros muchos ejemplos- sabrá apreciar lo que significó este arte de traficar gatos por liebres.
En la página web de su empresa Servicios Regionales del Sur se presenta, textualmente, con estas palabras:
“Consultor en Comunicación Social y Sociología Política, Martín Oyuela es un profesional de prestigiosa trayectoria en el mercado argentino y brasileño a partir de su constante interacción con entidades públicas, grandes corporaciones, medios de comunicación y líderes políticos del MERCOSUR.
Su perfil profesional le permite ejercer eficazmente sus condiciones de lobbista y de eficaz puente de entendimiento e integración entre las culturas de los mercados de los principales socios del MERCOSUR, Brasil y Argentina.
Martín Oyuela tiene una extensa relación con los medios de comunicación; el marketing político; el mundo cultural y la publicidad y el marketing comercial en la Argentina.
Es productor de programas de radio y televisión; ha sido productor cinematográfico participando en filmes que forman parte de la antología del cine argentino como Caballos Salvajes; ha integrado el staff publicitario de empresas de primera línea del país; fue fundador del Centro de Arte y Comunicación (CAyC) en Buenos Aires, una entidad que es promotora de acciones de gran ascendencia sobre el mundo cultural en la capital argentina.
También fue Subsecretario de Cultura de la Nación y es uno de los principales expertos en marketing político de la Argentina a raíz de haber conducido la comunicación de las dos campañas presidenciales de Carlos Menem como también lo hizo en oportunidad de la candidatura presidencial de Eduardo Duhalde.
Actualmente, vuelca toda su experiencia como lobbysta y profesional de la comunicación a favor de grandes empresas regionales que actúan en el MERCOSUR, desde su condición de socio y vicepresidente de Servicios Regionales del Sur S.A., una consultora de alcance regional y latinoamericano que actúa eficazmente en Comunicaciones Corporativas; Asuntos Públicos y Consultoría de Negocios.”
Ex –ponerse
Ahora, la nueva etapa que parece insuflarle a la comunicación del sector trasnacional minero, encuentra a Martín Oyuela organizando mega ferias donde se auto- exponen los “beneficios” del sector. Un ejemplo: ArMinera, realizada en mayo de este año en Costa Salguero, con 140 stands y “un programa académico con seminarios, encuentros y presentaciones a cargo de distinguidos profesionales y autoridades nacionales e internacionales, que promoverán un diálogo enriquecedor de experiencias, preocupaciones y logros comunes a todos los protagonistas de esta actividad”, según se promociona en la gacetilla a cuyo pie podía leerse la siguiente leyenda:
“Atención Editores: Por consultas o información adicional, contactar al Sr. Martín Oyuela. Tel.: 011 4312 0076”
Otro ejemplo: Norminera, la feria que se realizó en San Juan el 11 y 12 de abril, en la que fueron oradores el secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, seis secretarios de Minería provinciales, dos diputados y una docena de gerentes de multinacionales del sector.
Su socio y cofundador de Servicios Regionales es, efectivamente, Ricardo Sarmiento, presenta sus virtudes de la siguiente manera:
“Actual Director del Grupo Brasil, entidad que agrupa a 200 empresas brasileñas que hasta el año 2002 sumaban unos 10.000 millones de dólares de inversión en la Argentina, generando 14.000 puestos de trabajo directos. Asesor y consultor de empresas brasileñas líderes que ingresan u operan ya en el mercado argentino, consolida posiciones y genera situaciones positivas para su cartera de trabajo.
Apoya profesionalmente a empresas argentinas en sus intentos de llegar al mercado brasileño.Administra y ha gestionado acciones relevantes para compañías como Petrobras; Brahma, Sadia, Natura, además del Grupo Brasil.
También es consultor del Ministerio de Exportación e Importación de la República Popular China.”
La empresa creada por estos dos socios no confiesa públicamente más que media docena de clientes. El más importante: la entidad binacional Yacyretá, popularmente conocida como “el monumento a la corrupción”.
 
 

publicada 02/08/2007

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Daniel Solano: la Corte Suprema confirmó la detención de los siete policías condenados por homicidio

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Los siete policías condenados a prisión perpetua por el asesinato de Daniel Solano, el joven salteño de 27 años desaparecido en Choele Choel el 5 de noviembre de 2011, fueron detenidos tras el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un recurso de queja de los efectivos, y así deberán empezar a cumplir la pena en prisión por primera vez desde la sentencia. El juicio concluyó el 1 de agosto de 2018, pero desde entonces los oficiales Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez estaban en libertad, a la espera de la resolución de la Corte. “Nunca los sacaron de la policía: tenían libertad, cobrando sueldo y portando armas”, dice Leandro Aparicio, uno de los abogados de la familia Solano, que subrayó su “satisfacción” por el fallo: “Uno está golpeado, pero esto da energías para poder avanzar. No hay muchos casos que se detengan a 7 policías”.

La desaparición de Daniel se produjo tras un episodio de violencia policial en la vereda de un boliche de la ciudad. Antes había reclamado por su sueldo y el de sus compañeros como trabajadores rurales de la empresa Agrocosecha, tercerizada de Expofrut Argentina. Aparicio: “Fue un homicidio más allá de la desaparición, y fue un homicidio en un contexto de trata de personas, que está denunciada en la justicia federal de Roca, como está denunciado el narcotráfico, pero la causa no se mueve como se debería. Está parada. Pero esto va a servir para darle un impulso a toda esas cuestiones pendientes”.

Pedidos de justicia por Daniel Solano en 2012, a meses de su asesinato.

Entre esas cuestiones, en abril habrá audiencias por la acusación a otros cuatro policías, entre ellos Tomás Vega, a quien la familia lo señala como el “nexo” con la empresa: “Vega estuvo cuando le pegaban a Solano en el boliche. Vio todo eso. Y fue el que estuvo a cargo de la investigación los primeros día de la desaparición”.

Daniel sigue desaparecido. Gualberto, su papá, murió en medio del juicio, sin poder llegar a la sentencia por homicidio, y fue el principal motor de la causa que denunció la desaparición forzada y la connivencia judicial y estatal bajo un reclamo concreto que repitió una y otra vez a lo largo de seis años y medio: “Quiero encontrar el cuerpo y llevarlo”. No se detuvo un día: hizo huelgas de hambre, inició acampes y se encadenó al juzgado para exigir respuestas. Así reveló la trama de explotación laboral en Río Negro, la corrupción judicial que cubrió el caso y logró la detención de los oficiales que hoy están presos. Aparicio lo recuerda: “Nosotros tenemos esperanza de que el cuerpo aparezca. Algún policía capaz que se puede quebrar, o Vega mismo, sabiendo lo que se viene, puede dar información. Hemos hecho lo imposible para que aparezca el cuerpo”.

Compartimos la investigación de MU sobre este caso:

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Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

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Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.

En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.

La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.

Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.  

El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban  conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.

Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:

  • la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
  • el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
  • las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
  • el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
  • las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
  • las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
  • Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
  • Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.

Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:

  • Sí: sí a la vida.
  • Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
  • Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
  • Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.

Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.  

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24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine

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Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
24 de marzo de 2023: una de las intervenciones callejeras con el Nunca Más como bandera. Foto: Sol Tunni

Ahora es marzo de 2023.

24 de marzo de 2023.

Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.

El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.

Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.

Como el mundial

El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.

Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.

A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.

Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

Retrato de Hebe de Bonafini: símbolo de lucha y de una época. Foto: Sol Tunni

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy

Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.

–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.

Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.

La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.

Memoria en este momento

Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.

Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.

El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.

Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.

Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.

Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

¿Dónde está Tehuel?. Foto: Sol Tunni

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.

–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.

–Por la desaparición de los compañeros.

La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.

Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
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