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Otro modo de pensar, producir y vivir

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Ariel Guarco es el argentino designado para presidir la Alianza Cooperativa Internacional, entidad que reúne y promueve el cooperativismo en todo el mundo frente a lo que su presidente llama “los estragos” de los sistemas productivos y financieros. Nuevos paradigmas para entender el trabajo del presente y el futuro, la producción, el consumo, la colaboración, la ganancia económica, el medio ambiente y la soberanía alimentaria.
Uno de cada seis habitantes del planeta es cooperativista: 1.217 millones de personas, nucleadas en casi tres millones de cooperativas en todo el mundo que plantean una opción frente a una realidad en la que tanto los Estados como el sector privado parecen cada vez menos capaces de dar respuesta a temas laborales, ambientales y sociales. Por eso el cooperativismo cambia el paradigma sobre lo que representan temas como la sustentabilidad, el trabajo, y hasta la soberanía alimentaria.
Y en ese marco hubo una novedad que involucra directamente al cooperativismo argentino.
El 17 de noviembre de 2017 con el voto de 671 delegados -sobre 691 presentes- el actual presidente de COOPERAR (Confederación Cooperativa de la República Argentina Ltda.) Ariel Guarco fue elegido en Kuala Lumpur, Malasia, como presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, entidad nuclea al movimiento cooperativo mundial con llegada a más de cien países.
Es la primera vez que un argentino llega a la conducción de la ACI y la segunda vez para un latinoamericano ya que el brasileño Roberto Rodrigues ocupó el cargo desde 1997 hasta 2001. Nacido en Coronel Pringles, al sur de la Provincia de Buenos Aires, Guarco forjó su experiencia laboral en la cooperativa eléctrica de su ciudad natal, en la que trabaja desde los 23 años. 
A los 48, y en los inicios de su mandato en la ACI, Guarco afirma a lavaca: “Haber alcanzado la máxima representación del movimiento cooperativo a nivel mundial es la muestra de un buen momento de un cooperativismo fuerte, consolidado a nivel nacional, que se muestra presente en una gran diversidad de sectores económicos y actividades y que tiene la posibilidad ahora de alcanzar una visibilización mucho más amplia, de llevar las experiencias a otras partes del globo y también nutrirse de las experiencias que hay en el resto del mundo”.

Otro modo de pensar, producir y vivir

Foto: Martina Perosa

El futuro del trabajo

¿Cuáles son los desafíos del cooperativismo a nivel mundial?
El cooperativismo a nivel mundial tiene los mismos desafíos que tiene el mundo, 1200 millones de personas asociadas a cooperativas es una de cada seis, una muestra más que representativa. Los desafíos globales son empezar con la construcción de un mundo mejor, más pacífico, más equitativo, entendiendo que las inequidades son el principal caldo de cultivo de los conflictos. Uno de los problemas que tiene la humanidad es el trabajo decente, el futuro del trabajo. En eso tenemos mucho que aportar, es un gran desafío” plantea, junto con la idea recurrente de que la autogestión es la que mejor encara respuestas en momentos en que los Estados y el sector privado parecen cada vez menos capaces de generar lo que Guarco llama “trabajo decente”.
Guarco agrega a la agenda el tema ambiental y la soberanía alimentaria: “Son dos de las cuestiones que tienen que ver con el cuidado del planeta, del medio ambiente, de la forma de producción amigable y sustentable que priorice el cuidado del ambiente. Esos son los grandes desafíos que enfrenta el mundo y nosotros también, pero a los cuales damos soluciones concretas.

Rentabilidad y lucro

En un momento mundial y local con signos alarmantes de concentración de la riqueza, la precarización del trabajo y el empobrecimiento de países y de porciones cada vez mayores de la población del planeta, ¿cuál es el rol del cooperativismo?
El cooperativismo tiene para aportar un modelo económico totalmente diferente, que entiende que la rentabilidad no siempre pasa por el lucro, sino por la mejora constante en la calidad de vida de la gente, que pone en el centro de sus objetivos el desarrollo de la persona y el contexto en el que esa persona se desenvuelve. Muchas veces se habla de cooperativismo de una manera equivocada, alineándolo con marginalidad, pero el cooperativismo es un conjunto de personas que entendieron que la forma cooperativa es la que mejor expresa su forma empresarial. Ahí tenemos que hablar de empresas que tienen un doble objetivo: ser económicamente viables en un mercado que es el mismo para todos, y a la vez ser socialmente responsables. Tenemos mucho para decir en ese aspecto, porque tenemos nuestros principios, nuestros valores que genéticamente nos hacen socialmente responsables, podemos asegurar que somos la responsabilidad social convertida en empresa, no empresas que hacen responsabilidad social para expiar sus pecados.
Consumo y producción: las nuevas ideas
Una definición que muchos integrantes de cooperativas podrían suscribir: “Ser cooperativista es una forma de vida. Es sentir, decir y hacer, de acuerdo con nuestros principios y valores, mediante los cuales neutralizamos o reducimos los efectos de los sistemas productivos y financieros que hacen estragos en muchas de nuestras comunidades”. Entre los principios que Guarco suele invocar se cuentan los de control democrático de las cooperativas por sus asociados, la autonomía e independencia de las mismas, las dinámicas de educación, capacitación e información de sus miembros, la cooperación entre cooperativas y el interés por la comunidad.
Usted planteó que se necesita pensar y practicar otro tipo de producción y de consumo. ¿Cómo los describiría?
Hoy el consumismo irresponsable al que nos están dirigiendo hace que se tensione de tal forma la realidad, que en poco tiempo el planeta no lo va a poder resistir. Entonces tenemos que ir y contar que hay distintas formas de producir, de distribuir y de consumir responsablemente, cuidando el planeta, cuidando a las personas, sin precarizar el trabajo, sin explotar a los niños, sin manejar conceptos de inequidad de género. Son formas sustentables de producción que trabajan sobre la cadena de distribución para que sean los que producen y consumen los que se benefician y no todos los intermediarios. Tenemos muchos ejemplos concretos para demostrar en ese sentido.
Guarco reconoce que le cambió la vida. “Ahora uno es presidente de una entidad que nuclea a millones de personas que viven en distintos lugares, que duermen a distintas horas, que tienen distintas culturas y distintas necesidades. Cuando nos vamos a dormir se despierta el Oriente y empiezan a llegar mensajes, llamados, pedidos. Uno tiene que tratar de ir manejando esa situación porque nosotros decimos que el cooperativismo trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas, los dirigentes también somos personas, y no podemos perder lo que más queremos que es nuestra familia, nuestros amigos, hay que tratar de lograr la armonía. Mi familia está alineada a este proyecto, es difícil, son muchos viajes, muchas ausencias”.
“Sigo viviendo en Coronel Pringles” cuenta sobre esos pagos tantas veces retratados por César Aira, en los que Guarco hace su propia producción cooperativa y personal de energía: “Ahí cargo las pilas y sigo”.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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