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Pandemia y futuro: frente a la crisis alimentaria proponen crear huertas agroecológicas en las plazas públicas

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Una docena de organizaciones presentaron en la Legislatura porteña un proyecto de ley para crear un Sistema de Huertas Públicas Agroecológicas en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. “El proyecto nace frente a la inquietud de que en las plazas públicas de toda la República Argentina no hay huertas”, plantea Carlos Briganti, referente del colectivo El Reciclador Urbano, uno de los firmantes. “Ver ahí una huerta es el punto inicial para que uno se pregunte de dónde viene el alimento, en qué condiciones y cómo es producir en la tierra”. La soberanía alimentaria, el uso urbano de técnicas agroecológicas y la autoproducción de alimentos a nivel familiar en contexto de pandemia, entre los principales puntos.

Pandemia y futuro: frente a la crisis alimentaria proponen crear huertas agroecológicas en las plazas públicas
Foto: Ramiro Domínguez Rubio.

Una docena de organizaciones presentaron en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley para crear un Sistema de Huertas Públicas Agroecológica en el ámbito de la Ciudad. “El proyecto nace frente a la inquietud de que en las plazas públicas de toda la República Argentina no hay huertas”, plantea Carlos Briganti, referente del colectivo El Reciclador Urbano, una de las organizaciones firmantes. “Si estamos en emergencia alimentaria y tenemos que visibilizar el alimento, lo mejor es visibilizarlo a través de una huerta. Esta tiene que tener un carácter público y agroecológico. Es decir, cumplir con los dos requisitos, no puede ser sponsoreada por nadie y tiene que ser pública para que todos y todas la puedan visitar, incluso los estudiantes. Tiene que ser el Estado quien se encargue de visibilizar la alimentación”.

Esas huertas en las plazas podrán ser además fuentes concretas de abastecimiento de verduras para los distintos barrios, además de enseñar cómo producir incluso en patios, balcones y terrazas.

El proyecto plantea una política pública que propicie:

  • El uso racional del suelo.
  • El uso urbano de técnicas agroecológicas.
  • La contribución a la educación ambiental.
  • La integración social.
  • La soberanía alimentaria y alimentación saludable.
  • El desarrollo local.
  • La valoración de los cultivos y residuos.

“Cada vez son más los países y ciudades que están tomando conciencia de la necesidad de una implicación ecológica del urbanismo”, expresan el texto en sus argumentaciones. “Según la ONU en el año 2050, la población que viva en núcleos urbanos habrá crecido un 75%. Estas cifras nos hablan del desafío que enfrentan las ciudades inteligentes no solo para promover el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la calidad de vida, sino también la exigencia de garantizar la sostenibilidad de las ciudades enfrentando los problemas que el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la contaminación están generando”.

Huertas, covid & soberanía

Pandemia y futuro: frente a la crisis alimentaria proponen crear huertas agroecológicas en las plazas públicas
Briganti: el ejemplo de còmo culivar y producir en la terraza.

El proyecto basa sus principios rectores en el derecho de cada habitante de la Ciudad a “habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar gobernar y disfrutar” ciudades, pueblos y asentamientos urbanos de forma justa, inclusiva, segura, sostenible y democrática. También, en la educación ambiental, el derecho a la soberanía alimentaria, la conservación de la diversidad biológica y la agroecología, entre otros.

El texto define como Huerta Pública Urbana –ya sea de carácter estatal o comunitaria- al “dispositivo demostrativo y didáctico de los procesos naturales del cultivo y cosecha de alimentos y el cuidado del ambiente”.

El objetivo es la formación y educación ciudadana sobre el derecho a la alimentación adecuada y la producción sustentable de alimentos: “En el marco de la crisis social y sanitaria que nos encontramos atravesando debido a la expansión del covid 19, y las medidas necesarias de aislamiento social, se pone especialmente de manifiesto la importancia de la autoproducción de alimentos a nivel familiar y comunitario, para atender –en el mayor nivel posible- el derecho a la alimentación adecuada, la seguridad y soberanía alimentaria de la población”.

A su vez, dispone que la autoridad de aplicación implemente, entre otras acciones:

  • Mecanismos de apoyo económico, infraestructura y soporte técnico operativo para la conformación y sostenimiento de las Huertas.
  • Políticas de fomento para las huertas comunitarias.
  • Talleres, cursos y seminarios a la comunidad.
  • Crear un registro de Huertas Urbanas.

En ese sentido, el proyecto argumenta: “El desarrollo e incremento de huertas urbanas agroecológicas como espacios verdes, contribuyen a una mejora en la calidad del aire al controlar las emisiones de CO2, fomentan una alimentación saludable, embellecen el entorno por contrarrestar el impacto visual de las edificaciones e incluso se convierten en espacios para el fomento de la cohesión social y convivencia ciudadana. La agricultura urbana puede considerarse así una estrategia de gran valor para conseguir ciudades más habitables y hacer frente a tres grandes desafíos urbanos: garantizar el bienestar y una buena calidad de vida, la sostenibilidad y la inclusividad”.

De la plaza a tu casa

Briganti es el referente del colectivo El Reciclador Urbano –un espacio de 25 personas nucleadas alrededor de la huerta urbana que construyó en su terraza en el barrio de Chacarita- y uno de los impulsores del proyecto. «Si el problema son los pesticidas, nosotros pensamos que los mejor es tener una ley de huertas públicas”, apunta a lavaca

Por eso, armaron un primer boceto que luego trabajaron junto a otras organizaciones y espacios como Interhuerta, la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la UBA y el Museo del Hambre, entre otros. El proyecto ingresó en la Legislatura con el apoyo de 17 legisladores, en búsqueda de más adhesiones. “Queremos tener una ley madre para replicarla a nivel nacional y por qué no a nivel mundial”, subraya Briganti, cuya increíble (pero verificable) experiencia en Chacarita formará parte de la próxima edición de MU.

-¿Cuál es la importancia de este proyecto?

-Visibilizar la producción de alimentos. ¿Quiénes son los que van a las plazas? Todas las generaciones: los abuelos y los jóvenes. Ver ahí una huerta es el punto inicial para que uno se pregunte de dónde viene el alimento, en qué condiciones y cómo es producir en la tierra. El segundo aspecto es que es un experimento para la Ciudad y que espero se pueda replicar en todo el territorio nacional, que en escuelas y en hospitales públicos pueda haber producción de alimentos propia. Y otro aspecto importante es poner al huertero en una posición central: son ellos quienes van a manejar las huertas, de manera pública, para todo el mundo. Pero, a su vez, demuestra que en épocas de pandemias podemos hacer una ley, y que podemos hacer algo más que hablar por Instagram. Ese es el ejemplo: podemos cuidarnos, y también movernos. Tenemos que seguir activando.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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