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Poné la fecha: un día que marca la historia de la CGT

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En el masivo acto de la CGT había una coincidencia generalizada: la necesidad de un paro frente a las medidas de ajuste y empobrecimiento económico. Pero la marcha tuvo su contramarcha: en los discursos no se fijó fecha del paro, y la gente empezó a reclamar: “Poné la fecha”. Algunos saltaron al palco e insultaron a los dirigentes cegetistas. La calle movilizada, las voces y las descripciones del presente.

Poné la fecha: un día que marca la historia de la CGT

Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


Carlos estaba entre una columna de la Federación Gráfica Bonaerense y otra de Aceiteros, en medio del ritmo ensordecedor de los bombos y redoblantes. Es un vendedor ambulante de unos gatitos de plástico hechos en China con los que se hacen pompas de jabón. Soplando pompas que estallaban sobre la Avenida de Mayo, y rodeado por las columnas sindicales, ante la consulta dijo a lavaca algo premonitorio: “Ojalá todo lo de hoy no termine en una burbuja”.
El acto de la CGT fue una movilización tan imponente como la del 29 de abril del año pasado. La calle dejó de ser simplemente un lugar de tránsito, para convertirse en un espacio público en el que la multitud pudo verse y escucharse. En cada charla había una certeza: el llamado a un paro nacional con fecha concreta. Algunos imaginaban el 30 de marzo, a 35 años del paro de la CGT contra el gobierno de Leopoldo Galtieri. Los cegetistas ya habían negado esa posibilidad en declaraciones previas: insinuaban comienzos de abril.
Los discursos del triunvirato cegetista (Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña) fueron nerviosos y veloces. Ante las ambigüedades, contradicciones y la falta de una fecha concreta, un joven en una columna de la siempre dialoguista UPCN dijo fastidiado: “Mirá cómo patinan. ¿Por qué no se dejan de joder?”.
Héctor Daer confirmó ante el micrófono: “Vamos a hacer una medida de fuerza de 24 horas antes de fin de año… de fin de mes”, se corrigió. Las columnas de los sindicatos industriales (Unión Obrera Metalúrgica, Cerveceros, Asociación Obrera Textil, entre otras) empezaron a entonar: “Poné la fecha la puta que te parió”.
Terminados los discursos comenzaron algunos forcejeos, empujones, insultos, sillazos y dirigentes haciendo el clásico mutis por el foro detrás del palco. Empezaron a correr las hipótesis sobre internas, externas y conspiraciones. Un dirigente de la CTA de los Trabajadores dijo a lavaca: “El paro estaba maduro, pero si seguís frenándolo, lo maduro se pudre. Sin fecha, no hay paro. Eso que decían de que ya iban a poner la fecha son pelotudeces. Para mí no fue ninguna cosa de una organización, ni una interna, sino de tipos que estaban ahí que se cansaron de oír pavadas”.
Hugo Godoy, Cachorro, secretario general de ATE: “Había una angustia legítima frente a la política de este gobierno. Pero no pusieron fecha, y la gente expresó su indignación. Es muy difícil creerles a dirigentes que negocian a la baja todos los conflictos con el gobierno. El año pasado el acto fue enorme y después se pinchó todo porque les dieron las obras sociales. La gente ya pescó cómo es la cosa, le dieron tiempo al gobierno, y todo sigue peor. Ese es el caldo para esto. Vi que decían que había algunos comercios rotos: en ese caso ya deben ser los servicios, para dejar la imagen de que no hay que movilizarse porque rompen cosas”.
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Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


CGT light
El día tuvo una música de fondo: bombos y redoblantes, que pueden ser oídos como un latido, un signo de vida, y también como el inquietante tic-tac de un reloj. Desde el mediodía se empezaron a instalar las columnas sindicales, con más de 40 enormes globos de gas y zeppelines de Alimentación, Aceiteros, ATSA, UOCRA, UDA, Judiciales, Dragado y balizamiento, UOM, AOT, UTA. Un señor disfrazado de esqueleto llevaba una pancarta: Macri = hambre.
El acto se organizó en un lugar atravesado: Diagonal Sur y Moreno, frente al Ministerio de Producción que conduce Francisco Cabrera, ex directivo del HSBC y del Grupo Roberts. Las columnas llenaron desde ahí la Diagonal hasta Belgrano, doblaban hacia la 9 de Julio, otros grupos marchaban por calles adyacentes, y también ocuparon la Avenida de Mayo. La idea de no hacer el acto en Plaza de Mayo ya le iba dando un tinte a la convocatoria.
Adrián Pérez, de la UOM Quilmes: “La situación es alarmante, en las últimas semanas hubo 100 despidos y nosotros ya tenemos 9.000 despidos en total y 15.000 suspendidos. La realidad es que la gente y hasta muchos dirigentes decían que a Macri había que darle tiempo, se le dio tiempo, y lamentablemente teníamos razón los que decíamos que no iba a hacer nada. Pero bueno, llegó al gobierno por el poder popular y ahora tenemos que salir a la calle para que no nos sigan hundiendo”. Adrián, antes de los discursos, estaba convencido de que se le iba a poner fecha al paro. “Por supuesto, tienen que lanzar el paro general. Si no va a ser una decepción muy grande, por lo menos para mí”.
Un poco más allá, con su hija de 13 años, estaba Raúl Ríos, auxiliar de educación de la Escuela 30 de Longchamps: “Todas las medidas del gobierno son para la gente del campo, las mineras, los que tienen plata. A nosotros nos ponen tarifazos y nos aplastan en las paritarias”. A su espalda pasaba una señora con una pancarta: “Si a la paritaria le ponen techo, nosotros les movemos el piso”. Raúl: “Esta movilización es enorme. Yo tengo una mirada crítica con la CGT porque ha sido muy light con el gobierno que garca mucho a los trabajadores. Hasta con la Ley antidespidos la CGT no hizo nada. Pero con el paro de los docentes y esta marcha, me parece que a los dirigentes cada vez más les va a costar hacerse los tontos”, dijo Raúl, aunque los dirigentes luego lograron contradecirlo.
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Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


Filosofía de la basura
“La basura es un indicador del consumo social. Y te digo que estamos muy mal. No menos 10: menos 20. Casi no hay cartones, ni botellas de plástico, y cada vez menos comida. ¿Sabés qué creció? La yerba. La gente come menos y toma más mate. Acá ves clarito cómo está cambiando la cosa”.
Lorena Pastoriza es una de las pioneras del barrio 8 de Mayo construido en José León Suárez sobre la basura, y es fundadora también de la cooperativa La Bella Flor, de reciclado de residuos. Lorena no fue a la marcha, pero sus percepciones explican mucho de lo que pasa con el casi 50% de la economía que no tiene trabajo formal ni representación sindical.
“Acá vivimos como en otro planeta, no entendemos las roscas de la CGT ni todo eso, y la verdad es que esos compañeros nunca se acercaron solidariamente a ver cómo estamos. Yo comparto y valoro todas las luchas por salarios dignos y todo eso. Pero los más postergados no entramos en ninguna discusión, en ninguna agenda”.
La situación: “Acá se busca la moneda para llegar al final del día. En la Cooperativa vemos que hay cada vez menos basura, o sea menos consumo. De 180.000 kilos diarios de basura que recibimos se sacaban 15 o 18 fardos por día de material para reciclar. Hoy el promedio es 3 o 4 fardos. Como no hay trabajo, y la cooperativa tiene 103 personas, aceptamos una changa para limpiar una empresa que tuvo un incendio. No nos pagan con plata sino con productos: lavandina, detergente. Nosotros limpiamos esos envases y salimos a venderlos, para juntar plata para la cooperativa”.
Lorena es una dirigente social en el sentido genuino del término, alejado de las caricaturas que suelen mostrar los medios. Desde ese lugar plantea otra novedad: “Se desmayaron dos compañeros. Cuando les preguntamos resulta que hacía un día que estaban solo a mate. Entonces pusimos una olla popular en la cooperativa para garantizar que todos coman. Y en el centro comunitario del barrio 8 de Mayo abrimos el comedor cuando vimos quee había cada vez más gente pidiendo comida. Empezamos con 30 familias en noviembre, pero ya son 90”.
La cooperativa y las vecinas del barrio si se movilizarán, en cambio, para el Paro de Mujeres. “Es que ahí hay algo concreto, y muchas ganas de participar. En lo laboral, la crisis es terrible pero no se habla de los dirigentes, de las roscas. Simplemente la gente está dando pelea para comer. Hace un par de años nadie iba a la montaña de la quema (del CEAMSE) a buscar basura. Hoy son al menos 150 personas por día que van ahí a cirujear”.
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Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


Simpson presente
El acto tuvo un tono casi sepia, por el humo de los puestos de choripán y hamburguesas (40 pesos cada uno). Otro merchandising: remeras a 100 pesos con imágenes como la de Homero Simpson diciendo: “Yo no lo voté”.
Horacio Arreceygor, secretario general del Sindicato de Televisión e integrante de la Corriente Federal (junto a gremios como La Bancaria y la FGB) fue al acto y antes explicó a lavaca: “Es inevitable convocar a un plan de lucha. Hace un año venimos planteando confrontar con este modelo, y el tiempo nos da la razón. Hay organizaciones que pueden opinar distinto. Pero dijimos que el esquema de importaciones conducido por gerentes de empresas aumenta la desocupación y empobrece a la gente, y eso es lo que está ocurriendo. Hubo gremios que se acercaron al macrismo y hoy están sufriendo las consecuencias. La gente se está cansando de la recesión, de los salarios bajos, de los aumentos de tarifas. Es todo cuestión de tiempo”, dijo como anticipando lo que ocurriría apenas un rato después. “El neoliberalismo es una ideología. Actúan creyendo que lo que hacen es la salida para el país. Nosotros creemos lo contrario”.
Desde Rosario, el secretario general de la CTA de Santa Fe, Gustavo Martínez, había planteado a lavaca: “Es positivo el paro docente, el acto, el Paro de Mujeres del cual somos convocantes. Es mostrar capacidad de movilización en defensa de derechos democráticos y sociales. Nosotros podemos tener diferencias con un dirigente como Roberto Baradel (SUTEBA) pero cuando se ve un gobierno que se mete hasta con los hijos de los dirigentes sociales, hay que acusar recibo del mensaje”.
Martínez no es partidario de las unificaciones ni unidades impuestas. “No queremos unificarnos con sectores que plantean que el sujeto de cambio de la historia son los Estados o los gobiernos. Pero en la calle marchamos con esos sectores. O sea: la unidad es la acción, no pretender hacer una organización que nos rejunte. Ni tampoco una construcción que se hace en un piso de televisión. Lo que tenemos que hacer es refundar un movimiento, que contenga también al 50% de trabajadores que están en negro o en una economía totalmente informal. Y además es reconocerles una identidad”. Sobre la convocatoria a un paro nacional: “Para mí la fecha nos la pone la historia: el 30 de marzo, a 35 años de aquel paro de 1982 que se hizo pese a las burocracias sindicales, durante la dictadura militar”.
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Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


Zombies
Eduardo Murúa, del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas e IMPA decidió no ir al acto: “Nos están llevando a mayor desempleo y suspensiones y la política de importaciones va a destrozar el tejido industrial. Creo que nos llevan a un caos de acá a un año. A una industria en un 40% de su capacidad productiva. Es un plan sistemático de destrucción de empleos, de industria y del salario. Pero actos como el de la CGT ya sabemos lo que representan: movilizarte para que la CGT maneje el clima y el descontento para no molestar al sistema. Jamás van a dar una pelea en serio contra el establishment”.
El año pasado, 29 de abril, hubo otra movilización enorme: “Pero los mismos de la CGT se asustaron ante la cantidad de gente que fue, y se tiraron para atrás. No hay que hacer marchitas. Hay que hacer paros, resistir en la calle. De lo contrario lo que nos espera es la barbarie. Ya veníamos mal con el otro gobierno, este profundiza quitándole un 50% de capacidad de compra a los más vulnerables y entonces: ¿qué hacemos? ¿Marchitas? ¿Discutimos si la paritaria es 18 o 17%?”.
El impacto de la inflación: “Una cosa es para el que gana 30 o 40 mil pesos. Pero al que venía ganando menos de 12 mil le han quitado la mitad de su poder adquisitivo. La verdad es que a nadie le interesan los pobres. Con el gobierno anterior y con éste pasa igual: la política es determinada para los sectores formales, incluidos, y el resto que sea una sociedad de zombies. Nosotros aceptamos ir a luchar por el trabajo. Pero a luchar en serio”.
Algo similar, pero en el acto, planteaba Juan Littwiller, de la Federación Gráfica Bonaerense: “Desde un principio planteamos un paro nacional. En nuestro caso la situación es clara: la industria gráfica está trabajando a un 55% de su capacidad. Hay casos de empresas grandes como Clarín, con casi 400 trabajadores, pero también enorme cantidad de talleres con 10 o 15 personas”.
Carlos el vendedor ambulante de máquinas de pompas de jabón, cuenta que es peruano: “Pero me la busco y trabajo honradamente”, se ve obligado a decir, atajándose de una posible reacción xenófoba. Vendió 45 de sus gatitos. “Aquí se trabaja duro, pero ahorita mucha gente la pasa mal porque el gobierno debería concientizarse para pensar en las personas. Piensan como empresarios, no como gente del pueblo. El pueblo los eligió para un cambio. Pero el cambio no es estar a favor de los ejecutivos. No se trata sólo de que las empresas ganen, sino de que la gente viva mejor. Si no hacen eso, ¿qué es lo que hacen?”, dijo cuando ya la gente se estaba volviendo sin saber cuál es el resultado de todo lo ocurrido un extraño 7 de marzo.
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Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


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Fotos: Lina Etchesuri y Nacho Yuchark


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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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