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Pueblo chico, carnaval grande

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Un viaje imperdible al realismo mágico del Carnaval de Lincoln, provincia de Buenos Aires, donde siempre hay razones para celebrar.
Por Pablo Marchetti
Fotos: Martina Perosa

Lincoln es pequeño. Treinta mil habitantes, contando todos los pueblos que lo rodean. Algunos, que forman parte del mismo municipio y están a 100 kilómetros de la ciudad. Eso, ciudad. Los porteños que llegamos hasta allí podemos caer en la tentación de decirle “pueblo”. No, pueblo no: ciudad.
Los linqueños y las linqueñas se autoperciben como habitantes de una ciudad. Sí, linqueños y linqueñas. Ese es el gentinlicio. No quiero usar aquí el llamado lenguaje inclusivo (o no exclusivo) porque si digo “linqueñes”, es probable que fuera de Lincoln nadie entienda nada.
Linqueñas y linqueños. El término para denominar a les habitantes de una ciudad que fue fundada para honrar a Abraham Lincoln. Un honor express, según un proyecto de quien años después sería gobernador de la provincia de Buenos Aires: Dardo Rocha.
Abraham Lincoln fue asesinado el 15 de abril de 1865. Y el 19 de julio de ese mismo año se fundó la ciudad de Lincoln, por decreto del Poder Ejecutivo de la Nación, donde se encontraba lo que hasta ese momento se denominaba paraje del Chañar.
Actualmente, en la Municipalidad hay varios retratos y citas de Lincoln.

Pueblo chico, carnaval grande

Foto: Martina Perosa


El colegio secundario y terciario más importante de Lincoln es la Escuela Normal Superior Abraham Lincoln. La escuela normal es pública y tiene un himno. Y la letra del himno dice así:

Vidente ciudadano

de las conciencias libres

con Washinton patriarca

y apóstol sin igual.

En la democracia, un día

te saludarán los hombres

hermanados en el ideal

de tu grandeza,

bella bandera de paz

en un cielo de estrellas.

Grande en el pensamiento

cual hijo de la gloria,

modesto en la virtud

y honrado en el poder.

¡Sublime leñador!

La escuela de Sarmiento

invoca tu memoria

y a las almas esclavas

redimidas con tu muerte.

¡Repúblico eminente!

¡Sublime leñador!

¡Loor al gran Lincoln!

¡Al gran Libertador!

Lamentablemente, en ningún momento el himno del colegio normal Abraham Lincoln, de Lincoln, provincia de Buenos Aires, dice “Lincoln, Lincooooln/ qué grande sooooosss!. Lamentablemente.

*

Lincoln es plano. Tan plano como para darles la razón a los terraplanistas, esas personas que dicen que la tierra es plana. Lincoln está sobre la inmensidad de la llanura pampeana, sobre una planura que parece eterna.
En Lincoln hay pocos árboles, excepto en el Parque General San Martín, un enorme y bellísimo predio arbolado de 87 hectáreas, con una gran pileta municipal a la que cualquiera puede acceder por un precio casi simbólico.
La gente va al Parque General San Martín a correr, a hacer ejercicio, a hacer un pícnic o un asado (hay parrillas allí), a caminar, a pasear, a descansar. Si uno se mete por algunos sectores, el parque casi parece un bosque. Un bosque como un oasis en medio de la llanura pampeana.
Contrariamente a lo que dice el himno de colegio, no parece haber muchos leñadores por aquí. Y no parece ser un lugar amigable para los leñadores. Pero quién sabe de qué lugar de Filadelfia viene esa épica remota evocada en el himno.
No, árboles no. Y mucho menos leñadores. Lo que sí hay es mucha soja, por supuesto. Pero
también es una zona lechera. Muchas de las marcas de quesos gourmet vienen de allí. Soja, leche, maíz, trigo: como sea, Lincoln vive del campo. Y en Lincoln hay un buen nivel de vida.
Los comercios de la avenida Massey, la calle más céntrica de Lincoln, tienen las vidrieras sin persiana cuando cierran. Durante el carnaval, el máximo acto de vandalismo que sufrió un comercio fue que pintaran uno de los vidrios con espuma.
Lincoln es de esos pueblos… perdón, ciudades, en las que se duerme la siesta. Llegar después del mediodía significa llegar a un lugar donde no pasa absolutamente nada. El trazado de la ciudad es totalmente cuadrado, sin diagonales, con manzanas idénticas y, salvo algunos edificios, totalmente plana.

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Foto: Martina Perosa


La llanura y la cuadratura no hacen más que profundizar la idea de vacío, valga el contrasentido. Pero así son las cosas en Lincoln. Ni un río, ni un lago, ni un lugar donde encontrar una excepción a la obviedad a la que la ciudad parece condenada. Por suerte, las cosas casi nunca son como parecen.
Es imposible imaginar que allí, por la noche, sucede una fiesta enorme, con muchísima gente en la calle, chicos y chicas tirándose espuma y agua, grandes comparsas que desfilan, infinidad de gente bailando y las carrozas de cartapesta, esas que son la identidad de la ciudad.
Durante el día nadie puede imaginar lo que va a pasar por la noche. Pero el carnaval de Lincoln es cosa seria.

*

Además de autopercibirse ciudad, Lincoln se consideró siempre a sí misma como la Capital Nacional del Carnaval Artesanal. Lo decían todo el tiempo. Tanto, que nadie en la ciudad podía imaginar que las cosas, en realidad, eran de otra manera.
Lincoln recién fue declarada oficialmente Capital Nacional del Carnaval Artesanal el año pasado, en octubre de 2018, por una ley aprobada en el Congreso de la Nación. Y desde entonces, el Carnaval tomó un nuevo impulso. O al menos eso pretenden sus autoridades.
En realidad, hace muchos años que el carnaval de Lincoln es un fenómeno único, un espectáculo al que asisten unas 70 mil personas, algo más del doble de las personas que viven en todo el municipio.

Pueblo chico, carnaval grande

Foto: Martina Perosa


En el carnaval de Lincoln desfilan agrupaciones de las más variadas. Hay comparsas al estilo del carnaval carioca y hay camiones con músicos tocando, al estilo del trío eléctrico del carnaval de Bahía, en Brasil.
Hay también delirios mecánicos, con autos tuneados con mucha fantasía, que hacen movimientos disparatados. Pero el carnaval de Lincoln es artesanal por sus muñecos, cabezudos y carrozas hechas en cartapesta.
La cartapesta es un material con el que se pueden realizar figuras de todo tipo, con muy bajo costo de materiales. La cartapesta se hace con tiras de papel de diario o similiar, y engrudo. O sea, harina y agua.
Hay que ir colocando capas de papel, que se van untando con engrudo. Cuando esto se seca, queda un material bastante duro, que se puede pintar de colores. La cartapesta es una técnica muy utilizada en escenografía y, específicamente, en varios carnavales europeos.
Las características máscaras del carnaval de Venecia, por ejemplo, se hacen en cartapesta. O se hacían, las originales. Ahora se pueden conseguir, más baratas, hechas en plástico y en China.
El carnaval artesanal comenzó en 1928, cuando el profesor Enrique Alejandro Urcola decidió incorporar a las carrozas de carnaval en Lincoln la técnica que había aprendido en su trabajo como escenógrafo del Teatro Colón de Buenos Aires. Desde entonces, se creó una tradición de trabajo en cartapesta.
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Foto: Martina Perosa


Hoy es raro encontrar alguien en Lincoln que alguna vez no haya pegado algunos papeles con engrudo. Ya sea como mero intento o como aprendices de algunos de los maestros que trabajan para el carnaval.
Batata tiene 50 años de Carnaval y se jacta de haber sacado más de 60 carrozas. En su casa tiene un enorme taller, donde tiene estacionada su carroza de este año, un enorme bebé haciéndole cosquillas a un dragón en la panza.
“Hace años que sueño con esa figura y recién este año la pude hacer”, cuenta, entusiasmado. Pero dice que a último momento, tenía todo listo, y sintió que le faltaba algo. Entonces, la noche anterior se puso a hacer un “cabezudo”, una enorme cabeza de cartapesta, que representa a algún personaje, y que
la persona que lo lleva lo sostiene sobre los hombros y desfila sola.
Batata se pasó toda la noche trabajando y el cabezudo está listo en cuanto a la construcción. Pero le falta un pequeño detalle: pintarlo. “Lo pinto ahora, a la tarde”, dice Batata. Es la una del mediodía y el cabezudo tiene que desfilar a las diez de la noche. No parece ser algo muy fácil, pero Batata está tranquilo: “Las autoridades saben que llegamos medio jugados y el primer día no te ponen puntuación”.
El carnaval de Lincoln se viene haciendo de manera ininterrumpida desde fines del siglo XIX. En 1928 empezaron las carrozas en cartapesta y la tradición sigue hasta hoy. ¿Y qué pasó durante la dictadura? “Nada”, responde Batata. “El carnaval es un fenómeno muy suerte, si alguien quería prohibirlo, se le pudría todo”.
La democracia fue mucho mejor para el Carnaval. Sobre todo porque empezaron a aparecer las boletas electorales. Y se sabe que las boletas que sobran de una elección, en Lincoln se utilizan para hacer cartapesta. Un motivo que, además, hace pensar que esta ciudad sea el último bastión de los diarios en papel.
Ni los diarios online ni los votos electrónicos son buenos para la construcción de las carrozas del carnaval de Lincoln.
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Foto: Martina Perosa

*

Todas las fuerzas vivas del pueblo dicen presente: está la Sociedad Colombófila de Lincoln, está la
Sociedad Española, la Peña Boquense Flaco Schiavi, en honor a uno de los linqueños más famosos. Cada una tiene un puesto de comida o de bebida. O de ambas. El carnaval es el momento de recaudar.
Pasan familias con chicos que se tiran espuma o agua; pasan pibes y pibas que quieren divertirse; pasan personas mayores que reservan mesas o algún lugar en alguna de las tribunas. El carnaval tiene unas diez cuadras de largo y hay gente de todas las edades, todos los gustos, todos los orígenes sociales.
Hay chori, pati, parrilla, panchos. Hay vino, gaseosa, cerveza artesanal, fernet y licuados. Hay hamburguesas de cordero, sushi, bondiola caramelizada, tacos y humus. Hay precios populares y un patio de comida gourmet, justo enfrente de la iglesia principal, frente a la plaza.
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El cura de la iglesia no quería saber nada con el carnaval, con el patio de comida gourmet con todas sus mesas, justo frente a la casa de Dios. Entonces llegaron a un acuerdo con las autoridades: la iglesia consentiría el carnaval, a cambio de que le adjudiquen dos puestos para vender espuma en aerosol.
Los dos puestos de venta de espuma que maneja el clero están a los costados de la iglesia. En un momento, el cura párroco sale de la iglesia con un paquete con aerosoles de espuma en cada mano, y se los entrega a uno de los vendedores.
Al lado del puesto donde el cura entrega la mercadería hay un busto gigante de Madre Teresa de Calcuta. Se trata de una imagen algo
caricaturizada y, por supuesto, hecha en cartapesta. Como para que quede claro que la fe católica no iba a estar ausente en el Carnaval de Lincoln.

Pueblo chico, carnaval grande

Foto: Martina Perosa

*

Lo que sigue es el vértigo de algunas cosas que pasan en la primera noche de la edición 2019 del Carnaval Artesanal de Lincoln:
-Pasa una chica rubia, de anteojos, que atiende en el supermercado. En la caja parecía tímida, con poca confianza en sí misma. Ahora, bailando samba en una comparsa, en tanga y con el cuerpo semidesnudo y lleno de brillos, la imagen que refleja es otra completamente distinta a la de la tarde.
-Pasa el camión musical de El Indio. Se llama “Indio querer fiesta” y arriba los músicos tocan cumbia. El Indio trabaja el resto del año como albañil, pero en el carnaval es una estrella. Y el resto del año también lo intenta y, cuando puede o lo contratan para alguna fiesta, va a tocar un poco de cumbia con su banda.
-Pasa una carroza con un muñeco con la cara de Christine Lagarde y detrás otro muñeco, con la cara de Mauricio Macri, acatando órdenes de la francesa directora del FMI.
-Pasa otra carroza, también con muñecos, donde aparece Jorge Lanata y algunos denunciados por la causa de los cuadernos.
-Pasa Costumbres Argentinas y parece interminable. La comparsa simula una lección de zumba donde bailan montones de chicos y chicas, canciones como La felicidad, de Palito Ortega; o Ji ji
ji, de los Redonditos de Ricota. En un momento pasa bailando la dueña de la casa donde estamos durmiendo los periodistas invitados al carnaval. Nos saluda, nos reímos. Tampoco la hubiera imaginado nunca bailando así.
-Pasa otro camión con músicos, Los Diablos Carnavaleros, que hacen el tema Cariñito en versión cumbia. El guitarrista del grupo es Ruly, que cuando no es carnaval trabaja como peluquero.
-En el escenario central hay un locutor y una locutora que van contando de qué se trata cada una de las propuestas. Cuando pasa una comparsa con mucha percusión o una banda, se callan para que se escuche la música. Pero cuando pasan números sin música o hay un bache, hablan y ponen canciones de fondo.
-Cada tanto suena el Himno del Carnaval de Lincoln. El tema tiene 60 años y fue compuesto e interpretado por Héctor “Pueblo” Serazzi y su Orquesta Montecarlo. La letra dice así:

A disfrutarla en carnaval,

a divertirse en carnaval,

para gozarla en carnaval,

venite para Lincoln, capital del carnaval.

Serán días hermosos que en Lincoln pasarás

paseando por sus plazas, su parque San Martín.

Con su añosa arboleda, su lago artificial,

sus juegos para niños, pileta y rosedal.

-Pasa otro camión con músicos. En la banda, quien canta y toca la guitarra es Carlos, un h
que tuvo un intento de suicidio. Carlos se pegó un tiro en la sien, pero algo salió mal (o bien, quién sabe) y sobrevivió. Pero quedó ciego. En el pueblo se dice que desde entonces sólo sale para el carnaval.
-Pasan varias carrozas y carros que hacen alusión a La Casa de Papel, con muñecos gigantes en cartapesta y músicos, todos con los atuendos de la serie española. Suenan un par de versiones de Bella Ciao, pero en ritmo de cumbia.
-Pasan los Autos Locos, coches a los que los intervinieron para que tengan ruedas ovaladas, por ejemplo, y anden haciendo piruetas. De repente me invitan a subir y me pasean en un coche antiguo que se para sobre las ruedas de atrás y da vueltas a toda velocidad. Termino mareado de tanto carnaval.

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Foto: Martina Perosa


-En Mastur Banda baila una chica con síndrome de down. En Mister Banda simulan una escena de Moulin Rouge. Ambas son las batucadas más poderosas de la noche. Y ambas tienen legiones de fans.
-Pasan unos cabezudos. El número se titula “Papá de mellizos”, y son dos cabezudos con las caras de Guillermo y Gustavo Barros Schelotto. Adentro de uno de ellos va Leonardo Michelli, un funcionario de carrera que está hace unos 30 años en la función pública, y que actualmente es responsable del Palacio Municipal.
-En los alrededores del desfile, entre las mesas y las tribunas, hay dos linqueños ilustres: uno es Toto Lescano, que figura en el libro Guinness por ser la persona que más tiempo estuvo bailando malambo: 100 horas; el otro es el boxeador Eduardo
“El Gato” Benavent, ex campeón argentino y sudamericano de los súperligeros, un tipo que fue a boxear a Europa y al Luna Park. Ambos, Toto y el Gato, actualmente venden papas fritas entre los espectadores del carnaval de Lincoln.

*

La chatura de Lincoln, la cuadratura de Lincoln, lo predecible de Lincoln: todo eso parece una idea concebida en los prejuicios. Una idea que sólo puede ser refutada por algo tan contundente como el carnaval de Lincoln.
Un carnaval hecho para el disfrute de la gente del lugar. Para que la cajera no tenga que ser sólo la cajera, y el albañil no tenga que ser sólo el albañil. Un carnaval inclusivo, de cuerpos de infinitas bellezas, de travestis orgullosas y de hombres que se animan travestirse por una noche. Un carnaval hecho para que lo baile quien quiera bailarlo.
Pueblo chico, carnaval grande
Foto: Martina PerosaEs entonces cuando recuerdo que Lincoln está apenas a 40 kilómetros de General Villegas, el pueblo en el que Manuel Puig nació, vivió su infancia y adolescencia, y utilizó como escenario de sus libros La traición de Rita Hayworth y Boquitas pintadas.
Tal vez sea en el noroeste de la provincia de Buenos Aires donde la llanura pampeana decidió ofrendarnos una cantera del realismo mágico.
De nuestro realismo mágico.
Del realismo mágico que supimos conseguir.
Tan real y tan mágico como el carnaval de Lincoln.

La reina pop: Agustina Gómez, monarca del Carnaval de Lincoln

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Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”

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El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.

Por Bernardina Rosini

Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.

El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.

Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.

Periodismo en el banquillo

Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.

“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.

En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?

“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.

La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.

“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.

La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión

Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.

Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.

Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.

La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.

La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.

Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.

Gracias.

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Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche

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Después de agradecer a la Gendarmería, “que nos facilitó las instalaciones” (ya que las audiencias se realizaron dentro de un Escuadrón de esa fuerza), la Justicia Federal condenó a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por una supuesta “usurpación” de hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Nahuel Huapi. La comunidad plantea que se trató de una recuperación que incluso fue homologada por el propio juez Hugo Greca que ahora firmó la condena (y agradeció a Gendarmería). La síntesis de la ausencia de justicia según una de las abogadas: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”. Pese a la condena, la prisión de las mujeres queda en suspenso. Lo que molesta en el sur, la postura de las condenadas y una causa armada que tiene en el medio otro crimen impune: el de Rafael Nahuel. La voz de una de las acusadas tras la sentencia: “Nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo”.

Por Francisco Pandolfi

Unos segundos antes del veredicto, se obsequiaron algunos agradecimientos, verbales y sin pudor.

“Primero a Gendarmería Nacional, que nos facilitó estas instalaciones. También al Comandante Principal García, jefe del escuadrón, y al Comandante Mayor Morales. Nos dieron comodidad, café, agua, nos mantuvieron bien”.

Ahora sí, después de las palabras de juez Hugo Greca (titular del Juzgado Federal de Coronel Roca), las condiciones parecían dadas para la lectura de una sentencia sobre un juicio exprés, que sólo tuvo tres audiencias. Exprés XXL. Exprés al cuadrado. Un juicio oral que arrancó el jueves pasado.

Que continuó el viernes y que finalizó hoy, con los últimos testimonios, los alegatos y con un fallo que se pronunció en un ámbito inapropiado: el escuadrón 34 de Gendarmería, en la ciudad rionegrina de Bariloche. Un salón que estuvo revestido para la ocasión: rodeado de un desmedido despliegue de efectivos de seguridad. 

La causa (armada)

Este lunes se juzgó a siete integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, por la usurpación de un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en septiembre de 2017. Una rectificación a la palabra “usurpación” la hace la comunidad, porque plantea el quid de la cuestión: no lo llaman usurpación, sino recuperación. “Nos acusan de usurpar nuestro territorio”. Y explican: “Fue parte de una reivindicación ancestral con el objetivo principal de estar en el territorio donde está nuestro Rewe (sitio sagrado de conexión con otras energías) en donde la Machi (guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche), se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu”.

En ese proceso de recuperación, el 25 de noviembre de 2017 fue asesinado uno de los integrantes de la comunidad: Rafael Nahuel recibió un disparo por la espalda, del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión.

Antes de comenzar el juicio, desde la defensa que llevó adelante la Gremial de Abogados y Abogadas, habían anticipado: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. La presunción tenía un basamento evidente: la causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional al erradicar un pacto preexistente que reconocía al Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca –el mismo que hoy dictó el veredicto– había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

El fallo

En los alegatos, desde la Gremial exigieron la absolución, apoyándose en los tratados internacionales y las leyes nacionales que amparan los derechos mapuche. Y expresaron que el juez tenía “la oportunidad de aportar al proceso histórico”, así como abonar a “una solución dialogada y pacífica. Si hay condena, el conflicto territorial y de cosmovisión va a seguir”.

Sin embargo, luego de los agradecimientos a Gendarmería se escuchó “la condena de dos años de prisión cuya ejecución se dejará en suspenso” a Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan y Gonzalo Fabián Coña, por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de usurpación.

Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
El juicio se desarrolló dentro de un escuadrón de la Gendarmería Nacional. Foto Alejandra Bartoliche

La farsa actual

Gustavo Franquet es uno de los abogados defensores. Desde Bariloche le dice a lavaca: “Esta condena compromete internacionalmente al Estado, por violar todo tipo de tratados y convenciones nacionales e internacionales, inclusive la Constitución Nacional. Que los condenen por usurpación es negar su realidad de pueblo originario, es negar su propia existencia, es negar sus derechos particulares. Con esta resolución se ponen del lado colonialista, así que por supuesto que vamos a apelar, y si es necesario iremos hasta la Corte Suprema”.

Una de sus compañeras, Laura Taffetani, agrega sobre la resolución del juez Hugo Greca: “El juicio fue una farsa y forma parte de esta nueva versión de la Campaña del Desierto que venimos denunciando hace años. En las audiencias quedó claro el desequilibrio que hubo entre la querella de Parques Nacionales y la Fiscalía en comparación a nosotros. Todo lo que pidieron ellos fue todo lo que el juez condenó, excepto el tema del Rewe. El fiscal había pedido que los miembros de la comunidad no pudieran ir al lugar sagrado, y eso el juez no lo aceptó”. 

En relación a lo que muestra la condena: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”.

Después de la sentencia, en la puerta del cuartel de Gendarmería se improvisó una ronda donde hablaron las mujeres mapuche, en medio de un viento bien patagónico  –de esos que no entienden de primaveras: “Aunque nos hayan condenado en suspenso, esta lucha no se termina acá, hay que seguir por el Rewe, por todos nosotros y por nuestros pichis (pequeños)”, dice María Nahuel. La Machi Betiana Colhuan Nahuel –que era una de las acusadas pero en la primera audiencia fue absuelta porque era menor en 2017–, continúa, con énfasis: “Esta lucha viene de nuestros ancestros y la continuaremos. No nos vamos a rendir, seguiremos firmes hasta que dejemos esta tierra. Otras comunidades se levantarán y vamos a resistir desde los distintos territorios”.

Romina Rosas fue la última en tomar la voz y en dar su propia sentencia: “No tenemos que bajar los brazos pese a que el winka (blanco invasor) nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo, con nuestra verdad y con nuestras palabras”.

Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
Las mujeres detenidas, fuera del escuadrón, prenden el fuego.

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Comenzó un vergonzoso juicio a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: “La condena está escrita de antemano”  

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El gobierno nacional – con Patricia Bullrich como figura estelar de la persecución mapuche- vuelve a la caza de la comunidad que supo iniciar un proceso de recuperación de tierras en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Barrido un acuerdo preexistente entre el Estado y la Lafken Winkul Mapu, que había sido homologado por la justicia, impulsa un juicio que comenzó hoy para condenar por “usurpación” a siete mujeres. Increíblemente, o no, el proceso ocurre dentro de un cuartel de Gendarmería, fuerza que hoy montó un show para amedrentar a las mujeres, sin lograrlo: en esta nota, las imágenes del vergonzoso operativo, y de la dignidad mapuche. “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano”, asegura a lavaca uno de los defensores de la comunidad . “Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. El recuerdo de Rafael Nahuel, y el genocidio que continúa. 

Por Francisco Pandolfi. Foto de portada: Eugenia Neme. Fotos de la audiencia de hoy: Alejandra Bartoliche

Comenzó un vergonzoso juicio a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: “La condena está escrita de antemano”  

Foto: Alejandra Bartoliche

La causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional, que barrió un acuerdo preexistente que sí reconocía el Rewe como sitio sagrado. 

Los efectivos de Gendarmería empiezan a llegar a raudales, por dos motivos concretos.

1-El lugar: el Escuadrón 34 de Gendarmería Nacional.

2-El contexto: hoy comenzó el juicio oral contra la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por la usurpación de un predio en Villa Mascardi.

La conexión entre el punto 1 y el 2, aunque sorprenda, es que efectivamente el juicio se desarrolla dentro del cuartel de Gendarmería.

El por qué de la decisión se impone como pregunta. 

La respuesta de las autoridades: “Por seguridad”.

No hay que ser muy observador para notar la desproporción de las fuerzas esta mañana, en la antesala del inicio de la primera audiencia: decenas de gendarmes, por un lado. Por el otro, las siete mujeres acusadas de la comunidad.

Antes de comenzar el juicio, Gustavo Franquet, de la Gremial de Abogados y Abogadas que defienden a las personas imputadas, le dice a lavaca: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”.

Las otras dos audiencias que conforman al Juicio Oral serán mañana viernes y el lunes 30. No serán en el Juzgado Federal de San Carlos de Bariloche, como dice la transmisión online por donde se puede ver lo que pasa en la sala.

Serán, también, en el Escuadrón 34 de Gendarmería Nacional. 

Foto: Alejandra Bartoliche

El contexto

Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan, Gonzalo Coña y Betiana Colhuan son integrantes de de la Lof Lafken Winkul Mapu y están acusadas de usurpar un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi en septiembre de 2017. En ese proceso fue asesinado Rafael Nahuel, uno de los integrantes de la comunidad: el 25 de noviembre tras un disparo por la espalda de un efectivo del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión (https://lavaca.org/notas/crimen-de-rafael-nahuel-condenan-a-los-prefectos-a-4-y-5-anos-de-prision-pero-la-familia-apelara/).

La comunidad mapuche no la llama usurpación, sino recuperación. Y plantea que aquella recuperación “fue parte de una reivindicación ancestral”. 

Lavaca viajó al lugar y entrevistó a estas mujeres, quienes narraron largamente cómo este proceso es una  reivindicación ancestral basada en el reconocimiento del Rewe. 

El Rewe es un altar, un sitio sagrado de conexión con otras energías en donde la Machi, guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche, se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu. La Machi se llama Betiana Colhuan Nahuel y desde su Rewe atendía a quien fuera a curarse. Ella era una de las acusadas, pero hoy fue absuelta porque era menor (16 años) al momento del hecho.

La causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional, que barrió un acuerdo preexistente que sí reconocía el Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

Foto: Alejandra Bartoliche

El comienzo del juicio oral

En la puerta del Escuadrón 34 de Gendarmería, a la salida de la primera audiencia –que se extendió hasta pasadas las seis de la tarde–, el abogado defensor Gustavo Franquet le cuenta a lavaca: “Lo fundamental de hoy fue, que en el momento de las excepciones, de la parte preliminar al juicio, la defensora de la Niñez que intervino de oficio pidió que se sacara a la Machi Betiana de la causa por haber sido menor de edad”. La fiscalía y el juez Hugo Greca estuvieron de acuerdo. 

La mayoría de las declaraciones de hoy fueron de policías federales que intervinieron en el operativo de desalojo. “Y al final estuvo el plato fuerte –dice Franquet–, porque declaró el que era intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Damián Mujica, quien hizo la denuncia contra la comunidad. En la audiencia de hoy quedó claro que desde el primer momento la intencionalidad del Parque fue criminalizar a la comunidad, porque en vez de dialogar con ella como plantea su reglamento interno, hicieron la denuncia penal y la fiscalía ordenó el desalojo violento, que luego terminó con el asesinato de Rafael Nahuel”. 

Franquet hace un silencio y cuenta: “Hoy Mujica dijo dos o tres veces que Rafael Nahuel falleció y no: a Rafael Nahuel lo asesinaron”. 

¿Cómo sigue el juicio? Mañana, en la segunda audiencia, seguirán declarando los testigos y si hay tiempo empezarán los testimonios de las personas imputadas. Para el lunes están previstas las últimas testificaciones, los alegatos y, tras un cuarto intermedio, el juez dará la sentencia. 

Cierra Franquet: “Más allá de lo que dictaminen, de ninguna manera ocurrió una usurpación y hay pruebas de esto. No fue una usurpación: fue una recuperación ancestral”.

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