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San Cayetano: masiva movilización de movimientos sociales a días de las PASO

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La cuarta movilización por el día de San Cayetano encabezada por la CTEP, Barrios de Pie y la CCC, junto a otras organizaciones sociales y algunos sindicatos, unió Liniers y Congreso en una caravana  de más de 100 mil personas que recorrió 12 km para dejar en claro algo: los movimientos sociales como el sujeto político más activo en los cuatro años de macrismo. La crisis en los barrios. Las ventas en la calle. El hambre en los territorios. Las voces que reflejan el termómetro a cuatro días de las elecciones primarias. Y las discusiones y los desafíos de la agenda social que se viene.
Son las nueve y media de la mañana, es San Cayetano y eso significa que ya pasó una hora desde que Susanita inició la caminata de 12 kilómetros de Liniers a Plaza de Mayo por el día del Patrono del Trabajo; pero mientras se enciende un cigarrillo con una mano y con la otra flamea una bandera de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), advierte que, en realidad, viene marchando hace 20 años.
¿Qué quiere decir?
-Que hace 20 años vengo luchando. Empecé en el ´99, en el barrio Villa Unión, del kilómetro 27 y medio de La Matanza. Tenía siete hijos, no tenía con qué mantenerlos, sufrí mucho, y desde ahí empecé a luchar con la CCC. Hoy tenemos que volver a luchar porque con este presidente venimos mal: ahora con mi nieto no podemos ni comprar una leche, ni un pan. Percibimos 7000 pesos por trabajos de vivienda y de limpieza con los que no podemos comprar nada. Imaginate: sólo 4000 me vino de luz. ¿Con qué vamos a comer? La plata se te va. Y no te queda ni para la ropa.
Ni leche ni pan es la medida de la crisis de Susanita desde Villa Unión, que parece multiplicarse en las más de 100 mil personas que llegarán al Congreso. Esta es la cuarta movilización de San Cayetano convocada por los movimientos sociales nucleados en la CCC, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y Barrios de Pie –junto a otras organizaciones y gremios-, y eso también dimensiona el sujeto político que se construyó estos años a fuego de ollas populares que denuncian el hambre y a base de construcción de tejido social en los barrios y sobre el espacio público.
Por eso, a sus 62 años, a cuatro días de las PASO, y después de 20 marchando, Susanita sintetiza:
-Acá estamos y acá vamos a seguir luchando: esté quien esté.

El sentido de la política

La marcha arranca puntual (8:30 desde Liniers) con el objetivo de llegar a las 13 al Congreso con la misma consigna de hace cuatro años: “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo”. Sobre Rivadavia –el canal sobre el que avanza esta peregrinación- hay una lancha que suma algunos reclamos más:

  • “Pesca artesanal”.
  • “Soberanía alimentaria”.
  • “Reforma agraria”.

Las consignas cachetean los ojos porteños que observan la marcha que encabezan integrantes de cooperativas de vivienda que usan en sus cabezas cascos amarillos y llevan en sus espaldas un altar con la Virgen María. Al lado marchan otros dos que llevan a San Cayetano. A su lado pasa un tractor que transporta cajones de verduras agroecológicas de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), mientras la banda sonora bajo este día de sol oscila entre Los Redondos, La Renga y cumbias varias.
Otra de las que lleva casco amarillo es Roxana -38 años, un hijo de 14-, integrante de una cooperativa de vivienda del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE-CTEP). Junto a 15 familias está construyendo el barrio Ayacucho, en Tablada, localidad matancera. También están levantando un comedor: “Hay mucha necesidad”. Cuenta que milita hace sólo dos años.

Foto: Nacho Yuchark


¿Por qué se sumó?
-Los compañeros llegaron y se acercaron al barrio. Empezaron a proponer cosas y vi que cumplían. Me ofrecieron trabajo. Después, nos dijeron para mejorar la casa. Es una zona muy humilde donde estamos. Y al ver que realmente era una organización que se movía, me sumé. Nunca había participado de nada político. Pero este es otro sentido de la política.
¿Cuál es?
-Una, a veces, no quiere dejarse llevar porque está cansada de tantas promesas y de tantas mentiras. Pero acá hay trabajo. Acá hay un colectivo. Acá hay gente que te ayuda. Y eso es lo que está bueno.
No es casualidad entonces que, a cuatro días de las PASO, ocurra esta marcha donde los reclamos y las necesidades se sintetizan en las  demandas básicas: hambre, trabajo, vivienda, tierra.

Foto: Nacho Yuchark

Sobre potencias & desafíos

El coordinador general de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, grafica a lavaca que la contundencia de la movilización tiene que ver con el desarrollo de los movimientos sociales en todo el país. “Es una realidad organizada, estructurada, con un conjunto de ideas y de políticas públicas, que vamos a garantizar de impulsarlas en el próximo gobierno. Si bien estos cuatro años dejaron como herencia un enorme deterioro social, hoy hay una coordinación de movimientos con una enorme potencia”.
Para Menéndez, la construcción de los movimientos sociales como uno de los actores más activos durante el macrismo tuvo que ver con la dinámica de estar en el centro del conflicto social. “A diferencia de la crisis del 2001, por ejemplo, hoy nos encuentra una sociedad más organizada, con más sabiduría y aprendizaje desde organizaciones que hicieron un recorrido muy importante”.

Foto: Nacho Yuchark


¿Cómo evalúa esa sabiduría y ese aprendizaje de cara a lo que viene?
Menéndez: Este 7 de agosto tiene la particularidad de ser el último con Macri en el Gobierno. Sí van a haber otros desafíos: sostener la unidad en un gobierno popular, articular con la gestión del Estado, impulsar la agenda de los movimientos a través de leyes y propuestas concretas y con la responsabilidad de implementarlas desde un gobierno popular. Otro desafío va a ser el saber administrar las tensiones en un gobierno que va a tener decisiones complejas por la dificultad del escenario económico, con muchos frentes abiertos con corporaciones y con el FMI, pero que va a tener que dar explicaciones y una salida concreta a la situación del hambre en los barrios de forma urgente. Desde ahí, hay que pelear por el fortalecimiento de la economía popular, la integración de barrios, villas y asentamientos, y la lucha en los territorios por las adicciones. Estas demandas se tienen que transformar en políticas de Estado. Y, para eso, va a hacer falta mucha articulación.

Foto: Nacho Yuchark

La economía es la calle

Cuando la movilización llega a Plaza Miserere, la columna de movimientos y organizaciones alcanza ya las siete cuadras. María, vendedora ambulante en Liniers, camina por la vereda. Tiene 34 años, dos hijos y vende tuppers en la calle. Su medida de la crisis: “Antes compraba por bulto: en uno venían ocho juegos de tupper. Hace un tiempo vendía dos bultos por día. Hoy, como mucho, vendo cinco juegos nomás. ¿Sabés por qué? No hay comida. ¿Dónde vas a guardar lo que no tenés?”.
Cuenta María que, además de las dificultades económicas, el Gobierno reprime la venta callejera. “Somos marginados por la policía. Tenemos que trabajar caminando y vendiendo de mano según horarios porque si uno tira una manta con su bolsa, al ratito nomás vienen y te la sacan. O peor: la policía te tira la motocicleta encima y nos atropella todo. Nos tratan como si fuéramos ladrones. Te empujan. Te maltratan. A las mujeres les levantan la mano. Por eso acá denunciamos todo eso”.

Foto: Nacho Yuchark


La vendedora subraya que parte de ese maltrato era justificado por las denuncias de los comercios. “Antes decían que por culpa de nosotros no podían vender, pero fijate cómo está todo que ahorita quieren que volvamos. Hoy caminas por Liniers y ves que los negocios no están llenos. Nos extrañan: dicen que nosotros llevábamos la gente. Y la gente también nos pide de volver. Mira: yo además de los tupper, vendía papel higiénico. El precio: 20 pesos. En el supermercado te sale el doble. Con lo que está aumentando todo, las personas nos necesitan. Esa es la verdadera economía”.
María confirma así, en un segundo y en Once, que para estudiar economía no hay que ir a Harvard. Hay que ir a Liniers.

Foto: Nacho Yuchark

La elección fundamental

Son las 13:30 y la real dimensión de esta marcha de 12 kilómetros que partió hace cinco horas desde Liniers se adquiere cuando las columnas llegan al Congreso. La plaza queda llena. Hay cordones de movimientos y organizaciones que esperan la llegada de la caravana que saludan con aplausos. Y la reciben con un canto:

  • “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”.

Graciela es una de las que canta. Tiene 29 años y milita en el Movimiento Evita de Virrey del Pino, en La Matanza. Lo primero que señala es la cantidad de compañeras que vinieron de los barrios a una movilización que, como hace cuatro años, es urgente. “Las mujeres son las que más estamos bancando hoy en día. Son todo lo que tiene que ver con el sostén de la familia, las que llevamos la comida a cada casa. Hoy en día los padres no tienen laburo y las mujeres se van a los merenderos para llevar la comida a sus hogares. Eso quiere decir que están bancando a la familia entera”.

Foto: Nacho Yuchark


Al merendero de Virrey del Pino van 70 familias todos los días. “Ya no te hablo de niños porque hoy en día tengo que hablar de familias: los mismos nenes le llevan la comida a sus padres. ¿Cuándo lo vimos eso? Jamás. Decimos basta. No queremos abrir más merenderos. Que vengan 70 familias significa que hay 70 familias que están sin trabajo. Queremos que cada chico coma en su casa. Con su familia. Y para eso necesitamos trabajo. Eso es lo que pedimos cuando decimos Tierra, Techo y Trabajo. No venimos por planes ni nada. Que quede claro. La gente quiere laburar”.
-¿Cómo se ve esta situación desde el merendero a cuatro días de las PASO?
-La gente está descreída de los políticos. Es lo que estamos viendo. Muchos no quieren ir a votar, ¡cuando es un derecho! Es el día en el que el millonario y el pobre que se está cagando de hambre tienen el mismo valor. Por eso siempre tiene que haber una esperanza. Y hoy la esperanza es ir con todos. Que se concienticen sobre todo lo que de acá a cuatro años estuvimos padeciendo con este gobierno. Y, también, que tomen conciencia de que esto mismo, durante cuatro años más, es un suicidio. Es muy importante saber que esa es la elección fundamental desde dónde partir para cambiar esto.

Foto: Nacho Yuchark


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Mía: Cuando el arte abraza

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Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.

“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.

Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.

En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”. 

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143

Sábado 18 de marzo a las 21 hs

Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi

Entradas “a la olla”.

Podés reservar en este link:

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Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

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La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.

Por Cristina Montserrat Hendrickse

Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.

Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.

Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.

Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.

Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.

De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.

No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.

En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.

De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).

La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.

La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.

Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.

Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.

En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.

Cristina Montserrat Hendrickse

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Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

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La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.

Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:

  • “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
  • “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.

Por Francisco Pandolfi

Madres fumigadas: Silvana, Erika, Paola, Juana, Natalia. Fotos: Nacho Yuchark.

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.

El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Paola, su nieto con sobrepeso, su nieta con déficit de crecimiento, parte de los efectos en la salud de las fumigaciones masivas para cultivos transgénicos. Fotos: Nacho Yuchark.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Pedro y Guido, dos de los agricultores que descubrieron que se puede producir de modo sano en las zonas en las que se prohíben los agroquímicos. Fotos Nacho Yuchark

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.


https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

Salud humana y de la naturaleza: lo que está en juego en Pergamino, como caso testigo de tantos lugares del país.
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LA NUEVA MU. Lo que está en juego

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