Nota
Santiago del Estero, sin aislamiento social: en plena pandemia siguen fumigando con venenos
“Pese a la situación en la que está sumida la Humanidad ante la pandemia del virus COVID-19, en función de la cual el Gobierno Nacional estableció el aislamiento social preventivo y obligatorio, el avance de avionetas y máquinas terrestres con agroquímicos sobre las casas de lxs vecinxs continua, poniendo en riesgo la salud de las comunidades” explica un comunicado de la Mesa Provincial de Agrotóxicos y Salud de Santiago del Estero. Como el hecho no ocurre en los grandes centros urbanos, sino en al menos 14 localidades pequeñas, la noticia no aparece en medios comerciales. Pero ante una pandemia de alcances globales, las noticias locales son las muchas veces explican más profundamente mucho de lo que está ocurriendo y cómo se está actuando.
El comunicado agrega: “Existen más de 40 trabajos científicos que demuestran cómo los agrotóxicos generan inmunosupresión, esto es, debilitan el sistema inmunológico, reduciendo los linfocitos y alterando los niveles de anticuerpos, facilitando por tanto el ingreso de virus, bacterias y gérmenes que enferman el organismo humano (más información en: https://drive.google.com/file/d/1mxqdtOOAbjeTNbXRKSRhgWS7AYFPzMw3/view)”.
La Mesa Provincial está integrada por el Comité de Emergencia para Atención de Casos de Conflictos de Tierra, el MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero, investigadores de la Universidad de Santiago del Estero y del Conicet, la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra (UTT) y Vecinxs Autoconvocadxs de Selva (una de las localidades que debió ser aislada en la provincia debido a la pandemia de coronavirus y que sí apareció en la prensa comercial a través de la noticia distorsionada y falsa –una falsa infidelidad- como origen de los posibles contagios).
Las fumigaciones con agrotóxicos para el monocultivo transgénico han sido prohibidas en distintos puntos del país, o cuentan con fallos judiciales adversos, pero tienen el explícito o implícito aval de autoridades que privilegian el negocio (cada vez más dudoso y más concentrado) a la salud.
En el caso de Santiago del Estero, desde la cuarentena, se reportaron fumigaciones constantes en El Bagual, Pacará, Casilla del Medio, El Charco, Bobadal, Tusca Pozo, Fisco de Fátima, Monteflor (en el dpto. Jimenez); Selva (dpto. Rivadavia); Bajo Hondo (dpto. J. F. Ibarra), Bandera (dpto. Belgrano), Los Soraries (dpto. Río Hondo); Rapelli, Vinal Pozo, La Aloja (dpto. Pellegrini). Resulta obvio que los medios llamados “nacionales” son en realidad solamente porteños, por lo cual nada de lo que sufren las comunidades santiagueñas figura en la agenda noticiosa.
La Mesa Provincial explica que “en un momento en que los organismos del Estado no dan abasto con los controles, y que los sistemas de seguridad están concentrados en la emergencia sanitaria, sumándonos a las medidas preventivas adoptadas por el gobierno nacional, en esta cuarentena social obligatoria exigimos el cese de fumigaciones y pulverizaciones conforme la aplicación del principio precautorio”. Se trata del principio jurídico por el cual ante la hipótesis del daño que puede generar una actividad, hay que impedirla hasta que se demuestre que es inocua.
Las comunidades y grupos científicos santiagueños se fundamentan en un texto poco conocido, llamado Constitución Nacional. “El artículo 41 de la Constitución Nacional, nuestra ley suprema, dice que ‘todxs lxs habitantes tenemos el derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras […]’. En una emergencia sanitaria, satisfacer las necesidades presentes es incompatible con sostener un modelo de agricultura industrial basado en commodities que amenaza la salud, alimenta el mercado y llena los bolsillos de un puñado. Nuestro presente necesita los máximos resguardos”.

Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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