Nota
Represión a cartoneros: «Si a la policía le das luz verde, hace lo que quiere»
La Defensora del Pueblo de la Ciudad Alicia Pierini denunció penalmente a la Comisaría 33º por la represión absurda a familias de cartoneros que se habían instalado en Pampa y la vía desde que el 28 de diciembre les quitaron el Tren Blanco. Detalles sobre el negocio, los silencios judiciales, y lo que pasa cuando hasta el mercado de la basura tiene más lógica que los funcionarios de la “nueva política”.
El relato hace equilibrio entre la formalidad de texto dictado en oficina pública, y la tomografía de las entrañas de una época. Se trata de un cartonero refiriéndose a la represión policial en Pampa y la vía, ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
- – “La gente comenzó a ponerse nerviosa por la situación, estaban siendo rodeados por el lado de las vías por personal de policía ferroviaria. La gente les pedía que no tocaran a los chicos. Mientras tanto el personal policial comenzó a ponerse los chalecos anaranjados y a formarse en fila, mientras otros que tenían escudos y bastones largos hacían lo mismo.
- – “A medida que el personal policial avanzaba hacia donde se encontraba la gente, esta comenzó a gritar debido a que el personal policial de sexo masculino había comenzado a pegarle a la gente que se encontraba rodeada, en un momento dado el personal uniformado tomó de los pelos a la señora Lucía Cristina Vitellio y a medida que la llevaban entre cuatro uniformados, le pegaban con los puños.
- – “Como la gente vió lo que sucedió con Vitellio la gente se enfureció y comenzó un enfrentamiento. A medida que se sucedían los hechos, el personal con chalecos anaranjados y el personal de infantería los rodeaban de tal forma que los iban separando en grupos.
- -“Una vez que los encerraron un policía se abalanzó sobre el dicente, tirándolo al piso, a pesar de que el dicente le pedía por favor que no le hiciera daño debido a que tiene artrosis en la espina dorsal, lo agarraron entre cuatro policías y lo llevaron a una camioneta, agrediéndolo con palabras y en forma física.
- ”Una vez dentro de la camioneta pudo observar desde la misma la brutalidad con que el personal policial maltrataba a la gente que estaba en el lugar, entre los que también se encontraban vecinos que apoyaban a los cartoneros”.
Así relató Roberto Carlos Rodríguez el modo en que la policía agredió a unas 25 familias indefensas en Pampa y la vía, para cumplir una orden irregularmente emitida por el Gobierno de la Ciudad. El gobierno buscaba desalojar a esas 90 personas, la mayoría mujeres y menores, de un espacio público, y acaso enviar una señal sobre el contenido de lo que sus publicistas llaman “nueva política”. Relatos como el de Roberto ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, llevaron a la titular de ese organismo Alicia Pierini a efectuar una denuncia penal que quedó radicada en el juzgado de Instrucción 49 a cargo del doctor Facundo Cubas.
La conducta y los secuestradores
La denuncia es contra la Comisaría 33º, encabezada por Julio César Federico Fernández, por abuso de la fuerza pública, lesiones, abuso de autoridad, violación de los deberes del funcionario público y privaciones ilegítimas de la libertad cometidas por las llamadas fuerzas del orden, el 22 de febrero a partir de las 5 de la mañana.
Hasta el horario parece haberse decidido como un modo de pavimentar la represión. “Nadie se enteró de nada hasta media mañana, cuando prácticamente todo había terminado” dijo a lavaca Alicia Pierini.
El organismo tomó declaraciones, se ocupó de confirmar que el grupo de nueve detenidos quedase en libertad, y comenzó a investigar el origen de la orden de desalojo: “Viendo los noticieros ya se veía que el procedimiento había sido de una violencia inesperada e innecesaria, que violó incluso el Código de Conducta para funcionarios públicos, donde se plantea para estos casos una escala que va de la persuasión, la intimación y muy en último lugar el uso de la violencia”.
La Defensora agrega una observación lapidaria: “Incluso suelen tener más capacidad de persuasión cuando negocian con delincuentes con rehenes que la que tuvieron ese día, cuando no acataron ninguna de las normas que normalmente se deberían tomar en cuenta en una institución democrática”.
¿Qué se le quita a los cartoneros?
El propio horario revela que las familias que acampaban en Pampa y la vía estaban durmiendo. “Trabajan de noche” abunda Pierini. “La gente estaba durmiendo o levantándose. Trabajan de noche, a las 6 de la mañana dormían con las mujeres y los chicos.
Otra cuestión es la orden emanada del Ministerio de Medio Ambiente y Espacios Públicos, encabezado por Juan Carlos Piccardo. “La orden era incompleta, firmada por un funcionario de cuarta línea, pero al menos terminaron haciéndose cargo de disponer un desalojo administrativo –explica Pierini-. El problema es que la propia orden dice que tenían que estar presente el SAME, que no estuvo, y la Escribanía del Gobierno por los bienes de los desalojados, que tampoco estuvo. Así, les llevaron la ropa, los remedios, los carritos y todo. Como no estuvo el SAME los heridos tuvieron que ir al Pirovano”.
Por la incautación de las pertenencias de los cartoneros, la Defensoría tuvo que abrir otra actuación destinada a recuperar lo que la policía se llevó de un modo que resulta no solo ilegítimo, sino ilegal.
“La orden sólo dice que se dispone el desalojo y que en caso de resistencia se podrá hacer uso de la fuerza pública. Pero el órgano administrativo no le puede dar órdenes a la policía sobre cómo actuar. La forma en que auxilie la policía, ya es asunto de la propia institución”.
La dictadura y Modart
Pierini observa el presente sin perder la memoria: “Nosotros hicimos hincapié en la denuncia sobre que la modalidad que se empleó es digna de otras épocas, sin ninguna consideración sobre que había familias, sin ninguna intimación previa, sin ninguno de los requisitos que se suponen para estos casos”.
-Al hablar de “otras épocas”, ¿en qué está pensando?
-La represión en época de la dictadura, o incluso los tiempos de Alfonsín, siempre me acuerdo de lo de Modart, aquella marcha en el centro reprimida en 1988 (“servicios” y agentes de civil infiltrados en la marcha rompieron negocios justificando así la represión contra manifestantes). Cuando a la policía le das luz verde, hacen lo que quieren. Hay que tenerla con la soga corta.
-Pero en este caso, no funcionó la soga sino el semáforo. ¿el responsable no es el poder político?
– Y los jueces de instrucción penal, ellos son en última instancia los garantes de hacer cumplir las leyes. Y en estos casos de abusos policiales no lo hacen seguido.
-¿Tendrían que actuar de oficio?
-Los fiscales sí. Pero no está muy de moda.
El contexto
Otro debate es que la policía depende del Ministerio del Interior nacional: “Pero yo no cargo culpas hacia arriba, porque el comisario tuvo dominio del hecho. Si le dieron luz verde o una orden de arriba, que lo diga, y si no que se haga cargo. Para eso hay que hacer la investigación de este caso”.
Sobre la propia situación de los cartoneros, Pierini cree que hay que considerar que el campamento en el espacio público puede ser comprensible, pero no es legal. “Ellos no tienen el derecho de hacer eso, pero tampoco la represión es el modo de sacarlos, habida cuenta de que hay un contexto que explica por qué estaban allí. Les habían cortado el tren blanco y no tenían otro lugar en el cual estar. La conducta que tuvieron no es legal, pero es perdonable, en lenguaje jurídico es exculpable.
La actual Defensora fue una de las legisladoras que votó la Ley 992 de la Ciudad, que buscaba dar un encuadre legal al tema de los cartoneros. No ahorra una mirada crítica: “La ley estaba bien, le da carácter de trabajador al reciclador urbano, busca incorporarlo al sistema de la ciudad y ordena una serie de medidas. Pero quedó en palabras. Como tantas cosas: proyectos bárbaros, pero sin gestión real en la práctica. Con lo cual una buena ley termina siendo otra frustración y una responsabilidad que todos compartimos, donde las cosas se desmadran, y donde la consecuencia de todo este desastre la paga el eslabón más débil, los pobres. Que además en este caso es gente totalmente pacífica que lo único que quiere es poder trabajar”.
Pierini también rechaza algunos argumentos según los cuales existía un supuesto peligro público, por la supuesta existencia de una supuesta camioneta supuestamente rociada con nafta en esa zona donde había cartones… (cuando los funcionarios se ponen creativos, pueden llegar a exhibir argumentos lisérgicos). “De nada de todo eso hay constancia alguna”.
-¿Cuál es la sensación que le queda de todo este episodio?
-Nosotros tenemos una mirada global. Esta manera de actuar de la 33º fue opuesta a otra comisaría que ese mismo día desalojó 220 familias en Bolivar al 400. Se negoció, se las reubicó, se les dieron elementos, y no hubo un solo incidente. Quiere decir que cuando quieren hacer las cosas bien, algunos lo hacen y otros no. Me cuesta generalizar. Hay momentos en que percibimos mucha violencia, y en otros no. Depende también del señor que ejerce la fuerza pública. Además, no parece claro el programa de la Ciudad, que no engarza con la realidad de los cartoneros.
Viva la pepa, o el cementerio
Alicia Pierini interpreta que el tema del espacio público oscila en el desequilibrio. “Cuando hay un viva la pepa, y cualquiera cree que puede hacer lo que quiere, aparece la reacción contraria que busca el orden de los cementerios”.
El otro desequilibrio es el que ocurre, cree la Defensora, entre los programas oficiales y la realidad. “Los cartoneros me explicaron en donde está la brecha, y cómo es el mercado. Hay unos 1.000 cartoneros que trabajan para empresas de la ciudad. Y unos 7.000 que no quieren saber nada de agruparse, agremiarse ni emplearse en blanco, porque les conviene mucho más llenar el carrito. Llegan a ganar el doble. Lo único estructurado es el reparto de las zonas. Vienen con su familia, y venden en provincia porque les dan mejor precio”. Para Pierini son un producto del libre mercado: “Son como cosecheros que juntan y venden al mejor postor. La ciudad quiere regular esto y ahí está el eje del conflicto, porque los muchachos lo ven como pura pérdida. Son liberales y cuentapropistas que no quieren gremio. Ni siquiera aceptan la alternativa que les ofreció la Ciudad de ponerles camiones en lugar del Tren Blanco, porque no quieren quedar subordinados al gremio de camioneros”.
Esa es la realidad, estima Pierini, bastante más consistente que ciertas leyes o miradas utópicas. “Vuelvo a la ley que hicimos: si ese señor tiene que abrir bolsas de basura y ensucia o se lastima, también es porque no dividimos la basura en origen. Si lo hiciéramos, la basura no estaría ahora desparramada por la vereda. Entonces capaz que no hay que bochar el plan de recicle, pero sí mantener la idea de separación en origen” (que los vecinos separen la basura orgánica, los papeles, los vidrios).
Otra alerta de Pierini es contra la discriminación hacia los cartoneros, que en este caso parece haber sido más obra de la policía y los funcionarios porteños que de los vecinos. “Yo noto que en muchos lugares se respeta al cartonero. No sé en Belgrano. Pero se lo respeta porque lo ven trabajar con su grupo familiar. A veces me preguntan por qué no hablo del trabajo infantil, y no lo hago porque esos chicos están con los padres. Es como las familias que cosechan la fruta.
-¿Puede haber un aumento en la tendencia a solucionar los problemas sociales mediante la represión?
-Qué sé yo. Aquí se ha puesto al espacio público como un eje de gestión. Yo espero que no, pero podría haber una tendencia más represiva.
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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