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Represión a cartoneros: «Si a la policía le das luz verde, hace lo que quiere»

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La Defensora del Pueblo de la Ciudad Alicia Pierini denunció penalmente a la Comisaría 33º por la represión absurda a familias de cartoneros que se habían instalado en Pampa y la vía desde que el 28 de diciembre les quitaron el Tren Blanco. Detalles sobre el negocio, los silencios judiciales, y lo que pasa cuando hasta el mercado de la basura tiene más lógica que los funcionarios de la “nueva política”.

El relato hace equilibrio entre la formalidad de texto dictado en oficina pública, y la tomografía de las entrañas de una época. Se trata de un cartonero refiriéndose a la represión policial en Pampa y la vía, ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

  • – “La gente comenzó a ponerse nerviosa por la situación, estaban siendo rodeados por el lado de las vías por personal de policía ferroviaria. La gente les pedía que no tocaran a los chicos. Mientras tanto el personal policial comenzó a ponerse los chalecos anaranjados y a formarse en fila, mientras otros que tenían escudos y bastones largos hacían lo mismo.
  • – “A medida que el personal policial avanzaba hacia donde se encontraba la gente, esta comenzó a gritar debido a que el personal policial de sexo masculino había comenzado a pegarle a la gente que se encontraba rodeada, en un momento dado el personal uniformado tomó de los pelos a la señora Lucía Cristina Vitellio y a medida que la llevaban entre cuatro uniformados, le pegaban con los puños.
  • – “Como la gente vió lo que sucedió con Vitellio la gente se enfureció y comenzó un enfrentamiento. A medida que se sucedían los hechos, el personal con chalecos anaranjados y el personal de infantería los rodeaban de tal forma que los iban separando en grupos.
  • -“Una vez que los encerraron un policía se abalanzó sobre el dicente, tirándolo al piso, a pesar de que el dicente le pedía por favor que no le hiciera daño debido a que tiene artrosis en la espina dorsal, lo agarraron entre cuatro policías y lo llevaron a una camioneta, agrediéndolo con palabras y en forma física.
  • ”Una vez dentro de la camioneta pudo observar desde la misma la brutalidad con que el personal policial maltrataba a la gente que estaba en el lugar, entre los que también se encontraban vecinos que apoyaban a los cartoneros”.

Así relató Roberto Carlos Rodríguez el modo en que la policía agredió a unas 25 familias indefensas en Pampa y la vía, para cumplir una orden irregularmente emitida por el Gobierno de la Ciudad. El gobierno buscaba desalojar a esas 90 personas, la mayoría mujeres y menores, de un espacio público, y acaso enviar una señal sobre el contenido de lo que sus publicistas llaman “nueva política”. Relatos como el de Roberto ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, llevaron a la titular de ese organismo Alicia Pierini a efectuar una denuncia penal que quedó radicada en el juzgado de Instrucción 49 a cargo del doctor Facundo Cubas.
La conducta y los secuestradores
La denuncia es contra la Comisaría 33º, encabezada por Julio César Federico Fernández, por abuso de la fuerza pública, lesiones, abuso de autoridad, violación de los deberes del funcionario público y privaciones ilegítimas de la libertad cometidas por las llamadas fuerzas del orden, el 22 de febrero a partir de las 5 de la mañana.
Hasta el horario parece haberse decidido como un modo de pavimentar la represión. “Nadie se enteró de nada hasta media mañana, cuando prácticamente todo había terminado” dijo a lavaca Alicia Pierini.
El organismo tomó declaraciones, se ocupó de confirmar que el grupo de nueve detenidos quedase en libertad, y comenzó a investigar el origen de la orden de desalojo: “Viendo los noticieros ya se veía que el procedimiento había sido de una violencia inesperada e innecesaria, que violó incluso el Código de Conducta para funcionarios públicos, donde se plantea para estos casos una escala que va de la persuasión, la intimación y muy en último lugar el uso de la violencia”.
La Defensora agrega una observación lapidaria: “Incluso suelen tener más capacidad de persuasión cuando negocian con delincuentes con rehenes que la que tuvieron ese día, cuando no acataron ninguna de las normas que normalmente se deberían tomar en cuenta en una institución democrática”.
¿Qué se le quita a los cartoneros?
El propio horario revela que las familias que acampaban en Pampa y la vía estaban durmiendo. “Trabajan de noche” abunda Pierini. “La gente estaba durmiendo o levantándose. Trabajan de noche, a las 6 de la mañana dormían con las mujeres y los chicos.
Otra cuestión es la orden emanada del Ministerio de Medio Ambiente y Espacios Públicos, encabezado por Juan Carlos Piccardo. “La orden era incompleta, firmada por un funcionario de cuarta línea, pero al menos terminaron haciéndose cargo de disponer un desalojo administrativo –explica Pierini-. El problema es que la propia orden dice que tenían que estar presente el SAME, que no estuvo, y la Escribanía del Gobierno por los bienes de los desalojados, que tampoco estuvo. Así, les llevaron la ropa, los remedios, los carritos y todo. Como no estuvo el SAME los heridos tuvieron que ir al Pirovano”.
Por la incautación de las pertenencias de los cartoneros, la Defensoría tuvo que abrir otra actuación destinada a recuperar lo que la policía se llevó de un modo que resulta no solo ilegítimo, sino ilegal.
“La orden sólo dice que se dispone el desalojo y que en caso de resistencia se podrá hacer uso de la fuerza pública. Pero el órgano administrativo no le puede dar órdenes a la policía sobre cómo actuar. La forma en que auxilie la policía, ya es asunto de la propia institución”.
La dictadura y Modart
Pierini observa el presente sin perder la memoria: “Nosotros hicimos hincapié en la denuncia sobre que la modalidad que se empleó es digna de otras épocas, sin ninguna consideración sobre que había familias, sin ninguna intimación previa, sin ninguno de los requisitos que se suponen para estos casos”.
-Al hablar de “otras épocas”, ¿en qué está pensando?
-La represión en época de la dictadura, o incluso los tiempos de Alfonsín, siempre me acuerdo de lo de Modart, aquella marcha en el centro reprimida en 1988 (“servicios” y agentes de civil infiltrados en la marcha rompieron negocios justificando así la represión contra manifestantes). Cuando a la policía le das luz verde, hacen lo que quieren. Hay que tenerla con la soga corta.
-Pero en este caso, no funcionó la soga sino el semáforo. ¿el responsable no es el poder político?
– Y los jueces de instrucción penal, ellos son en última instancia los garantes de hacer cumplir las leyes. Y en estos casos de abusos policiales no lo hacen seguido.
-¿Tendrían que actuar de oficio?
-Los fiscales sí. Pero no está muy de moda.
El contexto
Otro debate es que la policía depende del Ministerio del Interior nacional: “Pero yo no cargo culpas hacia arriba, porque el comisario tuvo dominio del hecho. Si le dieron luz verde o una orden de arriba, que lo diga, y si no que se haga cargo. Para eso hay que hacer la investigación de este caso”.
Sobre la propia situación de los cartoneros, Pierini cree que hay que considerar que el campamento en el espacio público puede ser comprensible, pero no es legal. “Ellos no tienen el derecho de hacer eso, pero tampoco la represión es el modo de sacarlos, habida cuenta de que hay un contexto que explica por qué estaban allí. Les habían cortado el tren blanco y no tenían otro lugar en el cual estar. La conducta que tuvieron no es legal, pero es perdonable, en lenguaje jurídico es exculpable.
La actual Defensora fue una de las legisladoras que votó la Ley 992 de la Ciudad, que buscaba dar un encuadre legal al tema de los cartoneros. No ahorra una mirada crítica: “La ley estaba bien, le da carácter de trabajador al reciclador urbano, busca incorporarlo al sistema de la ciudad y ordena una serie de medidas. Pero quedó en palabras. Como tantas cosas: proyectos bárbaros, pero sin gestión real en la práctica. Con lo cual una buena ley termina siendo otra frustración y una responsabilidad que todos compartimos, donde las cosas se desmadran, y donde la consecuencia de todo este desastre la paga el eslabón más débil, los pobres. Que además en este caso es gente totalmente pacífica que lo único que quiere es poder trabajar”.
Pierini también rechaza algunos argumentos según los cuales existía un supuesto peligro público, por la supuesta existencia de una supuesta camioneta supuestamente rociada con nafta en esa zona donde había cartones… (cuando los funcionarios se ponen creativos, pueden llegar a exhibir argumentos lisérgicos). “De nada de todo eso hay constancia alguna”.
-¿Cuál es la sensación que le queda de todo este episodio?
-Nosotros tenemos una mirada global. Esta manera de actuar de la 33º fue opuesta a otra comisaría que ese mismo día desalojó 220 familias en Bolivar al 400. Se negoció, se las reubicó, se les dieron elementos, y no hubo un solo incidente. Quiere decir que cuando quieren hacer las cosas bien, algunos lo hacen y otros no. Me cuesta generalizar. Hay momentos en que percibimos mucha violencia, y en otros no. Depende también del señor que ejerce la fuerza pública. Además, no parece claro el programa de la Ciudad, que no engarza con la realidad de los cartoneros.
Viva la pepa, o el cementerio
Alicia Pierini interpreta que el tema del espacio público oscila en el desequilibrio. “Cuando hay un viva la pepa, y cualquiera cree que puede hacer lo que quiere, aparece la reacción contraria que busca el orden de los cementerios”.
El otro desequilibrio es el que ocurre, cree la Defensora, entre los programas oficiales y la realidad. “Los cartoneros me explicaron en donde está la brecha, y cómo es el mercado. Hay unos 1.000 cartoneros que trabajan para empresas de la ciudad. Y unos 7.000 que no quieren saber nada de agruparse, agremiarse ni emplearse en blanco, porque les conviene mucho más llenar el carrito. Llegan a ganar el doble. Lo único estructurado es el reparto de las zonas. Vienen con su familia, y venden en provincia porque les dan mejor precio”. Para Pierini son un producto del libre mercado: “Son como cosecheros que juntan y venden al mejor postor. La ciudad quiere regular esto y ahí está el eje del conflicto, porque los muchachos lo ven como pura pérdida. Son liberales y cuentapropistas que no quieren gremio. Ni siquiera aceptan la alternativa que les ofreció la Ciudad de ponerles camiones en lugar del Tren Blanco, porque no quieren quedar subordinados al gremio de camioneros”.
Esa es la realidad, estima Pierini, bastante más consistente que ciertas leyes o miradas utópicas. “Vuelvo a la ley que hicimos: si ese señor tiene que abrir bolsas de basura y ensucia o se lastima, también es porque no dividimos la basura en origen. Si lo hiciéramos, la basura no estaría ahora desparramada por la vereda. Entonces capaz que no hay que bochar el plan de recicle, pero sí mantener la idea de separación en origen” (que los vecinos separen la basura orgánica, los papeles, los vidrios).
Otra alerta de Pierini es contra la discriminación hacia los cartoneros, que en este caso parece haber sido más obra de la policía y los funcionarios porteños que de los vecinos. “Yo noto que en muchos lugares se respeta al cartonero. No sé en Belgrano. Pero se lo respeta porque lo ven trabajar con su grupo familiar. A veces me preguntan por qué no hablo del trabajo infantil, y no lo hago porque esos chicos están con los padres. Es como las familias que cosechan la fruta.
-¿Puede haber un aumento en la tendencia a solucionar los problemas sociales mediante la represión?
-Qué sé yo. Aquí se ha puesto al espacio público como un eje de gestión. Yo espero que no, pero podría haber una tendencia más represiva.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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CABA

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

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Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
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  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
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  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
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Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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