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Tercera jornada de #AbortoLegalYa en el Congreso: cómo están las cuentas y qué cuenta

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Con veinte expositores, diez a favor y diez en contra, terminaron las sesiones informativas en la Cámara de Diputados sobre interrupción voluntaria del embarazo. Lo que queda ahora es la construcción del dictamen para ser firmado y que el proyecto llegue así al recinto. Durante el viernes, diputados y diputadas debatirán sin oradores invitados. El dictamen se firmará el próximo miércoles 9 de diciembre, aún no se sabe si de manera presencial o de forma mixta, presencial y virtual.

Foto: Lina Etchesuri

La diputada Cecilia Moreau, presidenta de la comisión cabecera del tratamiento aclaró que se está estableciendo la metodología, “entendiendo que muchos diputados quieren estar” , pero también teniendo en cuenta cuestiones referidas a la salud o a la edad de los y las legisladoras: “El coronavirus todavía sigue dando vueltas”. También sostuvo que quienes presiden las comisiones quieren “que puedan participar en este debate no solo con su palabra sino con su voto”. Moreau explicó que el presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa, dispuso que los bloques lleven propuestas para tratar de llegar un acuerdo.

“Está sujeto a una resolución de la mesa de labor parlamentaria, nosotros venimos sosteniendo que el Congreso debe dar paso a más presencialidad”, sostuvo sobre la posición de su bloque en dialogo con lavaca Brenda Austin, diputada de la UCR. Agregó -a modo individual y no del bloque-, que “en cualquier caso, sea presencialmente o si eventualmente se acuerda alguna modalidad con excepciones hay que avanzar el día miércoles con el tratamiento del tema”.

La fecha para votar en búsqueda de la media sanción se mantiene: se espera que sea el jueves 10 de diciembre.

¿Cómo están las cuentas? La respuesta de dos diputadas:

Brenda Austin, UCR: “No es posible pensar en Argentina en agenda de ampliación de derechos que no tenga como bases la transversalidad de los partidos y movimientos que la sostienen. Las presidencias de las comisiones responden al oficialismo, pero hay diputadas de la oposición que tuvieron un rol clave, como Silvia Lospennato y Carla Carrizo. A la vez, el trabajo que venimos haciendo todas en esa red nos permite sortear la grieta y poder encontrar acuerdos a pesar de nuestras diferencias. Y aprendiendo de los errores: trabajando en conjunto con senadores y senadoras para que el texto -que ojalá podamos mandarle con la media sanción- también reúna el acuerdo del propio Senado. Creo que están dados los votos para la media sanción. Tenemos más información que la que teníamos en 2018, muchos de los diputados han votado, expresado su posición, hay menos margen para la especulación. Lo que no tenemos dudas, en cualquiera de los poroteos, el más optimista o el más pesimista, es que hay más votos a favor que en contra. Con ese escenario, con la prórroga de extraordinarias que incluye el tema, y con un debate en comisiones que han comenzado, están dadas las condiciones”.

Gabriela Estévez, Frente de Todos: “Estoy convencida de que están dados los votos. Hay algo que cambió después de la discusión de 2018, se planteaba solamente la aplicación de la ESI, ahora los que están en contra plantean despenalización, y eso es un salto cuantitativo muy importante. Y los que estaban en una situación de dudas han logrado ver la transformación que se generó en la sociedad y que también te lleva puesto. Estamos trabajando en conjunto con el Senado porque creemos que se debe trabajar de esa manera. Lo que queremos es que cuando se logre la media sanción – que estoy convencida que va a ser así-, y vaya al Senado no tenga que volver nuevamente a Diputados porque se le haga algún tipo de modificación”.

Las exposiciones del día

A favor de la legalización se escucharon diez voces.

  • Mariana Romero, investigadora de CONICET y presidenta de CEDES, se refirió a los resultados que produjo la legalización en Uruguay y ciudad de México: “Las muertes maternas por abortos inseguros son todas evitables, y sabemos que la legalización contribuye en ese sentido”.
  • Vanina Biassi, del Plenario de Trabajadoras, agitó: “Este debate se gana en la calle”.
  • Manuel Ochandio, abogado, presidente del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos de Argentina : “Todas las leyes que reconocen nuevos derechos estuvieron atravesadas por la oposición del clericalismo católico”. Y apuntó: “El Estado vaticano está desesperado porque está perdiendo uno de los principales territorios de su propio relato identitario: el cuerpo de la mujer”
  • José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch compartió los resultados del informe en el que se analizó lo sucedido desde que el Senado rechazó la interrupción voluntaria del embarazo. La conclusión: el Código Penal vigente en Argentina ha creado un modelo inviable en la práctica.
  • Lucy Grimalt, responsable del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la provincia de Entre Ríos confirmó que durante este año quienes más solicitaron interrupciones legales son mayores de 20 años y que se realizaron alrededor de 600 interrupciones legales. “Si negamos atención a una mujer que solicita interrupción entonces tenemos que saber que no existe acceso real a la salud”.
  • Patricia Rosemberg, médica, ex directora de la maternidad Estela de Carlotto: “No estamos comprometidos con la idea de que las mujeres aborten, estamos comprometidos con la idea de que las mujeres puedan defender la vida y la salud, y con que puedan tomar decisiones con la libertad de todas las opciones que tienen”.
  • Marina Femenía, abogada de Mendoza: “Mi postura gira en torno a la reivindicación de la vida, pero una vida libre auténticamente asumida, una trayectoria vital donde el Estado no nos confine a la biología, donde la maternidad sea producto de un deseo autónomo e individual”
  • Luis Ernesto Pedernera Reyna, presidente del Comité de los Derechos de los Niños de Naciones Unidas: “Son terribles los testimonios que hemos recibido de niñas violadas y obligadas a parir. Lo que más preocupa es las dilaciones de un sistema de justicia que no llega a tiempo para atender los tiempos de la infancia. La falta de educación en el ámbito de salud sexual reproductiva. La elevada incidencia de embarazo adolescente. El ineficiente, por no decir inexistente, acceso para adolescentes de servicios para anticoncepción y planificación familiar”.
  • Soledad Bustos, subsecretaria de Atención Primaria Municipio de Quilmes: “Lo central de esta discusión tiene que ser si queremos un aborto legal o defendemos un aborto clandestino»
  • Edith Martearena, comunicadora, locutora y activista guaraní: “Creemos que esta ley viene a darnos libertad”
  • Mariela Belski, directora Ejecutiva Amnistía Internacional Argentina: “Despenalizar y legalizar la interrupción del embarazo es un imperativo de justicia social, de justicia reproductiva y de Derechos Humanos».

En contra de la legalización también se escucharon diez voces. Cuando reinició el debate después del receso del mediodía la diputada Mara Brawer pidió la palabra y dijo que una oradora – Guadalupe Batallán- a través de Twitter estaba faltando el respeto a diputadas y militantes a favor de la legalización. Cecilia Moreau se comprometió “a pedirle a la dirección de informática de la Cámara que ningún video no sea colgado en la página oficial de la Cámara si hay una falta de respecto explicita a legisladores”. Así convocó que el debate siga siendo en un plano respetuoso.

En contra expusieron: Guadalupe Batallán, egresada del Colegio Nacional Bs As; Florencia Álvarez Travieso, politóloga y especialista en temas de familia; Alfredo Vitolo, abogado, profesor de Derecho Constitucional; Inés Franck, abogada; Ana Belén Mármora, abogada y periodista; Roberto Votta, médico del servicio de obstetricia Hospital Cosme Argerich; Marcelo Riera, ex ministro de Salud de la provincia de San Luis; Jorge Sennewald, pastor principal de la Iglesia Cristiana El Encuentro; Analía Pastore, abogada en Derecho de Familia; y Laura Vargas, médica.

Radiografía de Córdoba

Luego de conocerse la muerte de Mariela, cordobesa de 40 años, a causa de un aborto inseguro, lavaca entrevistó a dos diputadas de esa provincia: una oficialista y una de la oposición para que se pronuncie sobre el impacto de esa muerte en el debate. Sus respuestas:

Brenda Austin, UCR: “Nos provoca no solo dolor e indignación, sino la convicción profunda de que en todas las provincias y en todos los contextos se hace evidente que estamos ante el agotamiento de un sistema de respuesta del Estado que es claramente ineficaz. Cada una de estas muertes que a lo largo del tiempo resonaron con mucha fuerza en el debate de 2018, y después del rechazo del Senado, pone en evidencia el hecho de que efectivamente esto no salva ninguna vida. En realidad lo que hace es que siga ocurriendo lo que venía pasando en nuestro país: el imperio de la clandestinidad. Y que esa clandestinidad produce las peores consecuencias: mujeres que llegan tarde al sistema de salud porque temen ser penalizadas, temen ser criminalizadas, llegan con complicaciones muy severas en su estado de salud. Este caso de Córdoba vuelve a poner un llamado de atención, un alerta, con dolor profundo, porque se trata de muertes evitables. Quienes creemos que hay que avanzar en una modificación de nuestro marco regulatorio dejando atrás la sanción penal y entendiendo que debemos dar paso a una política pública integral desde la perspectiva de la salud estos casos por supuesto que nos interpela y nos devuelve con la fuerza de la realidad la evidencia de que lo que estamos haciendo está mal”

Gabriela Estévez, Frente de Todos: “Ayer se generó una conmoción en torno a la necesidad de salir a expresar lo importante que es que salga el aborto legal de manera urgente porque se sigue llevando vidas. En Argentina tenemos todos los años 40 mujeres y personas con capacidad de gestar que se mueren, ayer una en Córdoba. Hay una estructura de supuestos derechos que no se hacen efectivos en los territorios, la manera que se distribuye el acceso a los derechos a lo largo de toda la provincia no es equilibrada. Las personas con capacidad de gestar que viven en las grandes ciudades tienen mayor acceso que quienes viven en el interior de la provincia. Lo sé muy bien porque trabajé en un puesto de salud del movimiento campesino en una zona rural y el acceso a los métodos anticonceptivos para esas personas era muy complejo: debíamos acercárselos hasta sus casas, tenían grandes problemas de movilidad, la mayoría sin vehículos, no hay en esa zona transporte público, y la capacidad de acceso a la salud publica en términos generales es muy complejo. Soy psicóloga y trabajé en lo que tiene que ver con el acceso a los derechos sexuales y reproductivos y no reproductivos, durante muchos años. He tenido que acompañar al hospital a pibas de 14 años que se habían perforado el útero con una aguja de tejer y buscar algún médico o medica que no vaya a judicializar el cuerpo de estas adolescentes. No una, muchas veces, porque en los territorios las prácticas son inseguras porque no tienen acceso a pagar prácticas seguras en una clínica privada”.

Despenalizar & Legalizar

En tanto el debate está centrado en el proyecto que envió el Poder Ejecutivo, el bloque Córdoba Federal en la Cámara de Diputados de la Nación, compuesto por dos diputados y dos diputadas, presentó otro: un proyecto de ley en búsqueda de la despenalización.

Brenda Austin, UCR: “El hecho de que presenten un proyecto que incorpora variables de la despenalización es una evolución en la posición que habían tenido hasta acá. Y se trata de una provincia que tuvo paralizado por vía judicial la aplicación del protocolo de abortos no punibles. Públicamente han hablado de que es una iniciativa para despenalizar, pero lo cierto es que es una alternativa para la legalización también. No tengo dudas de que con despenalizar no alcanza. Es evidente que el problema es obviamente la amenaza de la sanción, lo que hace que las mujeres lleguen tarde, pero si no hay una respuesta del sistema de salud que genere condiciones de aborto de prácticas seguras según los estándares de la Organización Mundial de la Salud, vamos a seguir encontrándonos con casos de mortalidad materna. Quizás las mujeres si no están penalizados después de recurrir a un aborto clandestino van a llegar más pronto al hospital, pero igualmente van a llegar con un cuadro infeccioso, con una situación crítica de la salud, porque el Estado les niega la cobertura sanitaria. Si realmente creemos que es un problema de salud pública no puede accederse a despenalizar ,pero no garantizarlo en el sistema sanitario, eso es como ser cómplices de aquellos que lucran en la clandestinidad”

Gabriela Estévez, Frente de Todos: “Con despenalizar no alcanza, pero que ya se metan en esa discusión cuando votaron taxativamente en contra significa un montón”.

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Daniel Solano: la Corte Suprema confirmó la detención de los siete policías condenados por homicidio

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Los siete policías condenados a prisión perpetua por el asesinato de Daniel Solano, el joven salteño de 27 años desaparecido en Choele Choel el 5 de noviembre de 2011, fueron detenidos tras el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un recurso de queja de los efectivos, y así deberán empezar a cumplir la pena en prisión por primera vez desde la sentencia. El juicio concluyó el 1 de agosto de 2018, pero desde entonces los oficiales Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez estaban en libertad, a la espera de la resolución de la Corte. “Nunca los sacaron de la policía: tenían libertad, cobrando sueldo y portando armas”, dice Leandro Aparicio, uno de los abogados de la familia Solano, que subrayó su “satisfacción” por el fallo: “Uno está golpeado, pero esto da energías para poder avanzar. No hay muchos casos que se detengan a 7 policías”.

La desaparición de Daniel se produjo tras un episodio de violencia policial en la vereda de un boliche de la ciudad. Antes había reclamado por su sueldo y el de sus compañeros como trabajadores rurales de la empresa Agrocosecha, tercerizada de Expofrut Argentina. Aparicio: “Fue un homicidio más allá de la desaparición, y fue un homicidio en un contexto de trata de personas, que está denunciada en la justicia federal de Roca, como está denunciado el narcotráfico, pero la causa no se mueve como se debería. Está parada. Pero esto va a servir para darle un impulso a toda esas cuestiones pendientes”.

Pedidos de justicia por Daniel Solano en 2012, a meses de su asesinato.

Entre esas cuestiones, en abril habrá audiencias por la acusación a otros cuatro policías, entre ellos Tomás Vega, a quien la familia lo señala como el “nexo” con la empresa: “Vega estuvo cuando le pegaban a Solano en el boliche. Vio todo eso. Y fue el que estuvo a cargo de la investigación los primeros día de la desaparición”.

Daniel sigue desaparecido. Gualberto, su papá, murió en medio del juicio, sin poder llegar a la sentencia por homicidio, y fue el principal motor de la causa que denunció la desaparición forzada y la connivencia judicial y estatal bajo un reclamo concreto que repitió una y otra vez a lo largo de seis años y medio: “Quiero encontrar el cuerpo y llevarlo”. No se detuvo un día: hizo huelgas de hambre, inició acampes y se encadenó al juzgado para exigir respuestas. Así reveló la trama de explotación laboral en Río Negro, la corrupción judicial que cubrió el caso y logró la detención de los oficiales que hoy están presos. Aparicio lo recuerda: “Nosotros tenemos esperanza de que el cuerpo aparezca. Algún policía capaz que se puede quebrar, o Vega mismo, sabiendo lo que se viene, puede dar información. Hemos hecho lo imposible para que aparezca el cuerpo”.

Compartimos la investigación de MU sobre este caso:

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Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

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Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.

En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.

La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.

Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.  

El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban  conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.

Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:

  • la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
  • el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
  • las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
  • el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
  • las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
  • las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
  • Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
  • Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.

Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:

  • Sí: sí a la vida.
  • Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
  • Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
  • Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.

Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.  

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24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine

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Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
24 de marzo de 2023: una de las intervenciones callejeras con el Nunca Más como bandera. Foto: Sol Tunni

Ahora es marzo de 2023.

24 de marzo de 2023.

Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.

El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.

Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.

Como el mundial

El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.

Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.

A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.

Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

Retrato de Hebe de Bonafini: símbolo de lucha y de una época. Foto: Sol Tunni

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy

Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.

–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.

Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.

La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.

Memoria en este momento

Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.

Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.

El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.

Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.

Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.

Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

¿Dónde está Tehuel?. Foto: Sol Tunni

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.

–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.

–Por la desaparición de los compañeros.

La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.

Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
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