Nota
Una que ganamos todos: el IDAC no se toca
La asamblea de estudiantes tomó el Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda (IDAC) el 21 de noviembre de 2011, en defensa de la carrera de realizador cinematográfico. Faltando apenas dos días para que la toma cumpla cuatro meses y luego de escraches, marchas, festivales, reuniones y comunicados, los estudiante fueron convocados a la Casa de la Cultura municipal para firmar un acta donde las autoridades se comprometen a: “(…) trabajar en forma mancomunada con el objeto de lograr durante el corriente año el reconocimiento del Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda con el plan de estudios que se acuerde con las autoridades educativas de la Provincia de Buenos Aires. Todo a fin de lograr la obtención del título con reconocimiento oficial.”
Traducción: las autoridades municipales desisten de sus planes, se ponen a trabajar en el reconocimiento del IDAC y a oficializar un plan de estudios que se debata con profesores y alumnos. (Aplausos de pie frente a la computadora, por favor)
Los terroristas que salvaron el Idac
En el momento de la firma del acuerdo la ansiedad y los nervios rebalsan la sala. Primero los profes, luego dos representantes de la asamblea de estudiantes y luego el funcionario de la municipalidad de Avellaneda. Hay abrazos, besos, saludos, aplausos, y alegría en los ojos. Más aplausos: les comunican que el rector interino y el director de Enseñanza Artística (artífices del intento de cierre del IDAC) están con licencia médica y renunciados, respectivamente.
Bajando las escaleras de la Casa de la Cultura comienzan los cantitos y las palmas: “Aquí están, aquí están: Los terroristas que salvaron al IDAC”. En la asamblea previa a la firma del acta hicimos rodar el grabador:
Michu: “Me quedé sin casa (risas)… quiero dar gracias a todos nosotros que pusimos el cuerpo, la mente, el espíritu y el alma. Esto es un punto histórico para el IDAC y para nuestras cabezas. Uno siempre se queja del sistema pero es muy distinto encararlo y darte cuenta que podés es hermoso.”
Micol: “Estoy tan contenta que tengo miedo de que sea mentira. Ganamos una batalla, fue todo un garrón pero por otra parte fue muy bueno conocer a toda la gente que conocí acá. Esta lucha trasciende al IDAC, te da esperanzas para seguir por mucho más ”.
Martín: “Pudimos demostrar que resistiendo se pueden ganar. Estoy desbordado de alegría”.
Flor: “En este espacio aprendí el significado de la palabra compañero, de la palabra lucha, de la palabra victoria… palabras que uno las dice como si nada y ahora las descubro de esta manera”.
Feña: “Me siento como capaz de lograr cualquier cosa. (risas) Me sorprende: yo no creía en nosotros mismos. Y ese fue el error, porque eso desgasta. La lucha sigue es un cambio de etapas.”.
Julián: “Siempre seguí a la razón, pero ahora aprendí que si no hubiéramos puesto las pelotas no hubiéramos logrado un carajo. Conclusión: las pelotas son más importantes que la cabeza. Estoy muy contento”.
Lu: “Estoy llena de emociones encontradas. Por un lado, solucionamos el conflicto, que es lo que nos unió y, por el otro, me pongo triste porque no vamos a tener más esta convivencia donde se establecieron vínculos muy fuertes”.
Daniela: “Me fue cayendo la ficha de a poco. Cuando estábamos limpiando ahí me quedé en shock, repasé todas las cosas que hicimos desde que entramos. Yo llegué muy ajena y termino con una unión muy grande y muy orgullosa de lo que hicimos. Tengo muchas expectativas, comienzo tercero en documental y voy a poder proponer cosas para el plan de estudios”.
Thor: “Estos últimos días estábamos comenzando a plantearnos que las clases comenzaban en otros lados y acá no. Que se nos de esto me pone muy feliz”.
Mendo: “Queda la sensación de que no todo está perdido. Uno se pone fatalista durante la lucha. El amor a lo que hacemos y el que tenemos entre nosotros dio sus frutos”.
Diana: “Fueron cuatro meses largos de toma. Me llevo muchas enseñanzas y muchos amigos. Voy extrañar dormir con Lu, con Juli, convivir con todos. Siempre fuimos para adelante, a veces con dudas, pero seguimos. Y al final lo logramos. Los que dijeron que no podíamos: ¡Que la sigan mamando!”.
Últimos minutos de la toma
Varios comentan cómo algunos espacios quedan resignificados por la toma. Las aulas ya no serán sólo un lugar donde sentarse a apuntar una clase. Serán el rincón donde se conversó hasta altas horas de la madrugada antes de dormir. Serán el agujero negro, el desafío del caluroso mes de enero que casi hace los hace tambalear. Serán el lugar de la discusión a las puteadas por el desgaste de la convivencia. Serán el escenario de las carcajadas, de los abrazos, de alguna que otra confesión en voz baja y de demostraciones de afecto.
Última asamblea en el edificio tomado. ¿Qué? ¿Recién acaban de firmar la victoria y hacen otra vez asamblea? Sí. Hay que dejar todo preparado para entregar el edificio en condiciones, juntarse para continuar elaborando el plan de estudios y seguir pariendo uno de los tantos hijos de la toma: el Primer Congreso Nacional de Escuelas de Cine. Será el 24, 25, 26 y 27 de mayo.
¿Cuál sería la receta para que una toma se corone en triunfo? Tomen nota por favor:
- Instituto con 40 años de historia formando cineastas: 1.
- Estudiantes: un promedio de 40 siempre, firmes, a pesar del verano, las vacaciones y el calor.
- Asambleas: todos los días.
- Escarches y marchas: cantidad necesaria.
- Ganas de no resignarse: Muuuchas.
Va terminando la asamblea. Hay una propuesta de poner la cadena y el candado que decoraron la reja de la entrada tras un vidrio con la leyenda “En caso de toma, rompa el vidrio”. La reacción es de risas, pero muchos piensan que no es una mala idea.
Contacto:
Asamblea de estudiantes del IDAC
[email protected]
https://realizacionidac.blogspot.com.ar/
Congreso Nacional de Escuelas de Cine
[email protected]
https://congresonacionaldeescuelasdecine.blogspot.com.ar/
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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