Nota
Subtes: la ley del más fuerte
¿Quién va a ganar el conflicto en subterráneos? ¿Metrovías, la UTA (Unión de Tranviarios Automotor), el gobierno, un link entre estos tres actores? ¿Los trabajadores del subte? Los trabajadores resolvieron levantar transitoriamente el paro, pero avisaron que están dispuestos a realizar medidas más fuertes aún si no se reconoce a su gremio. lavaca acompañó la jornada de paro que pone a los trabajadores en una situación que no buscaron: la de mostrar que la fuerza real está de su parte, además del consenso, la razón, los fallos judiciales, el sentido común y la Constitución. Este último es un libro tal vez secreto, que en su artículo 14 bis garantiza a los trabajadores, entre otras cosas, «organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial».
El conflicto es por el reconocimiento del Sindicato del Subte, organización sindical libre y democrática frente al cual el Ministerio de Trabajo presenta una demora para su «simple inscripción» de 247 días (según se cuentan con horas, minutos y segundos en el reloj que aparece en la página web del Sindicato del Subte).
Uno de los trabajadores en la estación Virreyes, terminal de la Línea E y el Premetro, comentaba: «Aquí te obligan a mostrar quién es el más fuerte. Si sos débil, te patean aunque tengas la ley de tu lado. La UTA es enorme, pero en el subte los fuertes somos nosotros. Y además tenemos razón». Roberto Beto Pianelli, uno metrodelegado de los históricos, agregaba: «La empresa dijo que iba a garantizar servicios parciales. Acá ves que no puede. El gobierno decretó que el servicio de subtes es esencial. Lo hizo para tensar la cuerda, obligar a que la empresa mueva trenes, y tratar de quebrarnos. Pero tampoco puede».
Enrique, otro de los miles trabajadores que ocuparon toda la red de subtes, planteaba una disyuntiva: «El gobierno tiene que decidir entre la patota o con el cumplimiento de la ley, la Constitución y la democracia sindical. Si va a estar con los trabajadores como es su discurso, o con Roberto Fernández (titular de UTA), Moyano y la gente de siempre».
Los trabajadores están nucleados en el Sindicato del Subte, modo sencillo de llamar a la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro, AGTSyP, «sigla totalmente impronunciable» se ríe Pianelli comiendo una factura. «Dejemos Sindicato del Subte».
El carnet y el campo
Al realizar la medida de fuerza, los trabajadores mostraron un detalle que es obvio sólo en apariencia: son trabajadores del subte. Lo hicieron explícitamente, en Virreyes, y para ser fotografiados para lavaca mostrando sus carnets de Metrovías y el del Sindicato que ya crearon aunque aún no tenga el reconocimiento ministerial. Ya son 1.600 los afiliados al nuevo sindicato. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) gremio del cual prefieren separarse, ha realizado algunas movidas, persecuciones y agresiones (por ejemplo a la familia del delegado Néstor Segovia) con personas que seguramente tienen amplios currículums, salvo el de ser trabajadores del subte. Enrique: «Siempre quise que hagamos esa foto, mostrando nuestra acreditación como trabajadores, para que todos entiendan que somos todos los que estamos asumiendo esta situación, y dispuestos a seguir haciendo lo que haya que hacer para no depender más de la burocracia y de los matones». En la estación se notaba una gran tranquilidad. Nexo con las otras estaciones, Pianelli, cada tanto, hablaba por dos celulares a la vez, como si fueran auriculares.
Cortó, y dijo a lavaca: «Ver a los que hablan de la juventud maravillosa, juventud que enfrentó a las burocracias, haciendo esto, es penoso. Hemos tenido muy buena relación con Trabajo y con el gobierno. Cumplimos todos nuestros compromisos, hemos sabido eperar los tiempos. Cuando fue el conflicto con el campo levantamos todo un plan de lucha para no jugar a debilitar al gobierno. Ver ahora esta actitud ante un colectivo de trabajadores que ha sido siempre respetuoso y cuidadoso, es muy triste».
Subte a Constitución
Los trabajadores llevan más de una década organizándose y logrando conquistas frente a Metrovías, entre las cuales figura la jornada de 6 horas (en lugar de 8 ) y aumentos salariales que su propio sindicato jamás obtenía. Marcelo Contreras, por ejemplo, fue despedido en febrero de 1997 -menemismo puro y duro- por Metrovías la concesionaria privada del servicio. Sus compañeros de todas las líneas hicieron un paro (traducción: lo hicieron trabajadores que en muchos casos ni lo conocían). Hubo varios que se instalaron en las vías para evitar que los trenes funcionaran. Ayer Marcelo dijo a lavaca: «Fui el primer reincorporado en una empresa privatizada y después ya prácticamente no hubo más despidos de ningún compañero. En cambio la UTA nunca hizo nada. Venían a decir que los que hacían paro iban a tener una demanda judicial, para asustar a la gente».
Otro logro del cuerpo de delegados fue incorporar a los trabajadores de empresas tercerizadas, como integrantes de Metovías. Y desde entonces empezó a madurar la idea de desprenderse de UTA (que reúne a choferes de colectivos) y consolidar la propia experiencia.
En septiembre de 2008 iniciaron el trámite. Es interesante, con estos datos, leer unas pocas líneas asombrosas de eso que se llama Constitución Nacional, en su artículo 14 bis:
«El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial».
¿Los jueces son metrodelegados?
La gente del subte corre el riesgo de convertirse en un modelo constitucionalista, pero cuando fueron con su idea de «organización sindical libre y democrática» para que fuera «reconocida por la simple inscripción en un registro, especial», encontraron que todo el trámite fluía sin que hubiera reparo alguno a los papeles presentados. «Pero a la vez nunca definían el número de inscripción» dice Pianelli. En diciembre el ministro de Trabajo Carlos Tomada recibió el expediente, elevado por la secretaria de trabajo Noemí Rial y aprobado por la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales.
«Como no resolvía, este año nos presentamos ante la justicia» cuenta Pianelli. «Y el ministro apeló, pero la justicia seguía diciéndole que tenía que resolver el expediente».
En septiembre de este año el Juzgado del Trabajo 79 ordenó al ministerio que resolviera el expediente. Tomada apeló nuevamente. En octubre la Sala 10 de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó la resolución judicial que le ordenaba inscribir al sindicato del subte.
Por si faltaba algo, la idea del sindicato fue refrendada por los trabajadores en un plebiscito organizado en enero, donde las patotas de la UTA aparecieron con su tradicional política de los puñetazos, de los que logró salvarse raspando Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo. Uno de los planteos del nuevo sindicato frente a la UTA era el de aumentar de 26 a 40 el número de delegados. Con el éxito del plebiscito redoblaron la idea, y hoy son 85 los delegados, como estilo que garantice la mayor democracia interna en el nuevo gremio.
Ayer se conoció la denuncia de un ex empleado de Metrovías, Humberto Cisneros, acerca del espionaje de la empresa a los delegados, con teléfonos pinchados y cámaras ocultas.
Los acusados
La empresa jamás dice tales cosas en público, pero paga solicitadas planteando que son apenas un grupo de trabajadores. Pianelli habla en medio de cientos de los que ocupan la estación Virreyes (escena que se repitió por debajo de toda la ciudad): «Metrovías y UTA dicen eso. Dicen que mucha gente está con ellos. Pero no pueden demostrarlo. El problema es que las cosas que uno dice tiene que demostrarlas. Nosotros a cada momento mostramos quiénes somos. Dijeron que iban a organizar recorridos especiales y acá lo ves. Todo parado. Los hechos son hechos. Que cada uno los valore».
Carina es guarda del subte: «Nos dimos cuenta que la paciencia y la espera no sirvieron para nada. Nosotros no queremos perjudicar a nadie, pero la gente sabe que si no es así, reclamando, nadie te escucha. Los reclamos dejando pasar a la gente gratis no sirvieron, porque a la empresa no le importa que no paguen boletos. Y a la UTA menos todavía».
Para Carina «la ventaja de un sindicato propio es que tomamos nuestras propias decisiones, sabiendo lo que es el subte. La UTA que lamentablemente nos quiere nuclear nunca consulta nada. Todas las conquistas que tuvimos fue por la lucha nuestra, ellos jamás hicieron nada».
La charla quedó para más tarde, porque las asambleas empezaban a reunirse en distintos lugares bajo tierra, para definir sus propias decisiones para el futuro mientras el reloj de la página web del Sindicato del Subte sigue marcando días, horas, minutos y segundos de una injusticia.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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