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Chubut: el ojo de la tormenta

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El secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Chubut (ATECH), Santiago Goodman, fue golpeado y detenido hoy tras una represión de la policía provincial a una marcha contra el descuento de los días de paro decretado por el gobernador Mariano Arcioni. El gremio denunció que el recorte abarcaba 17 días y se aplicó a todos los docentes provinciales, inclusos los que se encontraban de licencia por enfermedades graves. En muchas escuelas los descuentos llegaban hasta el 70% de los salarios. En Esquel, por ejemplo, los directores de los colegios entregaron las llaves de los establecimientos hasta que el conflicto se resuelva. En tanto, la CTERA convocó a un paro nacional para este viernes y demandó una mesa de diálogo, en una provincia que entró en la semana 16 de conflicto estatal, y que aún exige justicia por las muertes de las maestras Jorgelina Ruiz Díaz y María Cristina Aguilar. Aquí compartimos la crónica publicada en la edición de octubre de MU, desde Rawson. La muerte de Jorgelina y María Cristina. El incendio de la Legislatura y la Casa de Gobierno. Ocupaciones en escuelas, hospitales y obras sociales. Acampes frente a organismos públicos. Más de 10 semanas de conflicto. Una deuda millonaria. Una matriz extractiva. La amenaza de la megaminería. Y la voz de les jóvenes. Qué nos grita Chubut hoy. 

El micro se detiene en medio de la Ruta 3, a dos kilómetros del acceso a Trelew. Vemos humo, fuego, gomas sobre el asfalto y algunos chalecos negros y amarillos entre cordones de gendarmes. Ocurre algo impensado: el chofer no se enoja. “Qué querés, hace diez semanas que están sin obra social, yo no sé qué haría”, dirá, moviendo la cabeza, durante dos horas de espera.
El comentario nos ubica en otra dimensión.
Estamos en Chubut.
El corte es de los obreros y las obreras del Sindicato de Trabajadores Viales, uno de los gremios que componen la Mesa de Unidad Sindical desde hace un año, cuando el congelamiento de salarios a todos los estatales, el desfinanciamiento de la obra social y la pésima infraestructura de escuelas y hospitales fue el inicio de una mecha a punto de explotar. Allí está el secretario general de la delegación de Esquel, Juan Chaura, que desde la ruta precisa: “La gente está muy enojada. Otra no nos queda, porque de alguna forma tenemos que hacer visible la voz y que nos escuchen. Hacemos tomas pacíficas, cortes, y nada. Se burlan. Parece que al Gobierno le gustara que hagamos estas cosas. Ellos son los responsables de esta situación”.
Cuando el micro finalmente pasa, el chofer regala un bocinazo solidario. Cuarenta minutos después llegamos a Rawson, capital provincial, donde el conflicto alcanzó las tapas de los medios porteños de la peor manera: el incendio de la Casa de Gobierno y la Legislatura tras la muerte de las docentes Jorgelina Ruiz Díaz (52 años, profesora de Lengua y Literatura) y María Cristina Aguilar (55, Economía y Contabilidad), de Comodoro Rivadavia, en un accidente automovilístico cuando volvían de un corte de ruta. Desde ese dolor, en el acampe frente a una Legislatura aún ennegrecida y con vidrios rotos, Evelyn Oyarzo, docente de la escuela 47 e integrante de la asamblea No a la Mina de Rawson, nos recibe así en la semana diez de una provincia paralizada: “Bienvenides al ojo de la tormenta”.

Chubut: el ojo de la tormenta

Foto: Martina Perosa.

La bomba

A la distancia, la primera impresión que devuelve ese ojo es que el fuego en Chubut se debe a lo salarial, pero la respuesta -como toda esta época- es más compleja: implica tirar de un fino hilo que desenrolla el espejo roto en el que se refleja Argentina hoy.
Chubut es una de las provincias más endeudadas del país. Según la Subsecretaría de Relaciones con las Provincias del Ministerio del Interior, su stock de pasivos en 2015 era de 7.427 millones de pesos. La deuda llegaría al tercer trimestre de este año a 54 mil millones. Es decir, un incremento del 445%. La megadevaluación -al cierre de esta edición con un dólar a 57 pesos- arrojó combustible a esa mecha: el Observatorio de Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo apunta que Chubut deberá afrontar vencimientos de capital e intereses por 1.200 millones de dólares hasta 2028.
Todo este combo se ve a trasluz de los escándalos de corrupción en la provincia. Al menos diez ex funcionarios de la gestión de Mario Das Neves fueron condenados por asociación ilícita, enriquecimiento ilícito, lavado de activos y defraudación al Estado en la llamada causa “Embrujo”. A su vez, a lo largo del conflicto con los estatales, renunciaron tres ministros (dos de Educación y uno de Economía). La primera fue la ministra de Educación Graciela Cigudosa, hoy imputada por presunto desvío de concursos de precios para quedarse con las obras de refacción y mantenimiento de escuelas en Rawson y Playa Unión. Lo insólito: entrará como diputada por Chubut al Frente en la Legislatura en diciembre.
Además, el mecanismo de cancelación de deuda inmoviliza las regalías petroleras hasta saldar los vencimientos y, recién después libera el monto sobrante para uso del Ejecutivo.
El secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Chubut (ATECH), Santiago Goodman, explica: “Mientras te dicen que no hay plata, Arcioni  (el gobernador) manda una ley para incrementarse 100% el sueldo. Y el único mecanismo que tienen es pedir adelantos de coparticipación, del Tesoro Nacional, del Fondo Fiduciario. Y más deuda: instalaron 1.300 millones de pesos en letras a una tasa del 78% del interés. En septiembre fueron 500 millones al 69%. Esa timba es una locura”.
La mecha estaba encendida.

Chubut: el ojo de la tormenta

Foto: Martina Perosa.

El estallido

Tras la muerte de Das Neves en 2017, el vice Arcioni asumió la gobernación. Su primera medida fue congelar los salarios. Dos postales de su debut: un acampe de los estatales frente a Casa de Gobierno y la ocupación en el Ministerio de Educación. La lucha duró 180 días. 2019 arrancó con la elección provincial en la mira: el gobierno se apuró a cerrar la paritaria y suscribió una cláusula gatillo trimestral, a partir de junio. Arcioni ganó las elecciones con el 39% de los votos, pero nada se cumplió. Y los estatales volvieron a las rutas.
La mecha se acortaba. En agosto, la policía detuvo al secretario general de la Regional Sur de ATECH, Daniel Murphy, y a su compañera, la delegada Magalí Stoyanoff. Los separaron en dos comisarías distintas, a 30 km de distancia. El repudio se hizo oír hasta de gremios como Camioneros y UOCRA y una marcha histórica reunió a  40 mil personas en Comodoro Rivadavia. Mientras, los cortes continuaban y el titular del sindicato del Petróleo y Gas Privado, Jorge Loma Ávila (casualmente también presidente de Petrominera, una S.A. del Estado), declaraba que iban “a pasar por arriba de lo piquetes”. No mentía: lo apuntan como el instigador de una patota de 200 personas encapuchadas que de madrugada llegaron con palos y golpearon a maestras y quemaron sus carpas. Los gremios también responsabilizan al ministro coordinador de Gabinete, Federico Massoni, como “el orquestador”: lo sindican en el momento del ataque. Stoyanoff: “Son los que hicieron que dos minutos antes retiraran al único móvil policial que había: así se habilitó la liberación de la zona”.
La CTERA convocó a un paro nacional. El gobierno desoía los reclamos y desde las asambleas en los gremios exigían a las dirigencias dar otro paso más: pedir el juicio político a Arcioni. Los docentes reclamaron a la dirigencia de ATECH la realización de un plenario de delegados de toda la provincia para discutir las medidas. Se convocó para el martes 17 de septiembre en Rawson. Las delegaciones votaron la instalación de un acampe frente a la Legislatura. Allí habían ido las docentes Jorgelina y María Cristina, junto a otras tres compañeras de Comodoro Rivadavia, y de allí volvían cuando el Renault Sandero volcó en el km 1570 de la Ruta 3. La noticia llegó mientras se armaba el acampe.
Y la bomba explotó.

Chubut: el ojo de la tormenta

Foto: Martina Perosa.

La mano en la lata

Dice el maestro de grado Carlos Magno, congresal del gremio por Comodoro Rivadavia: “La muerte de Jorgelina y María Cristina todavía no cobró el impacto de lo que significa: dos personas, dos compañeras, que fallecen después de una movilización que reclama algo elemental. No estamos reclamando algo extraordinario, fuera de lo rutinario, sino lo que está contemplado en la previsibilidad de cada trabajador, pero en Chubut no funciona lo más elemental del Estado”.
Un ejemplo: cada estatal tiene la misma obra social, Seros, que tiene una cobertura para 131 mil familias. “Hace años que viene desfinanciada porque empezaron a usar ese dinero para otros fines. La obra social ya no podía cubrir los costos médicos: desde 2018 tenemos situaciones de interrupción permanente”. Un ejemplo es la desesperación de Leila Soplane, 36 años, profe de Ciencias Naturales en la escuela 744 de Trelew: “Curso un embarazo que entra ahora al séptimo mes y estoy rogando para que mi hijo nazca entre miércoles y viernes porque son los días que funciona la obra social. Esa angustia nos juega en la cabeza. Y en la salud”. En Esquel, Seros está tomada hace más de 70 días por los jubilados y las jubiladas.
Los gremios presentaron un proyecto de Ley Tributaria ante la Legislatura, que desenreda la matriz productiva de la provincia y propone de forma extraordinaria en el plazo de 18 meses:

  • Cobrar una tasa del 5% con carácter de ingresos brutos a las empresas petroleras. Magno: “En Comodoro tenemos a la Pan American Energy, que está manejada por Alejandro Bulgheroni. Es el hombre más rico de la Argentina, detrás de Paolo Rocca. Acá está el yacimiento de producción más rico del país, Cerro Dragón, que gana 4 mil millones de dólares por año. Eso es más que el presupuesto de Chubut del año pasado (41 millones de pesos). Y estamos hablando de una sola empresa, pero a Chubut no le queda un centavo”.
  • Cobrar una tasa del 5,5% sobre la tonelada de aluminio elaborada por Aluar. “Tiene su nacimiento en la época de la dictadura. Cuentan con la Hidroeléctrica Futaleufú. Le cobran a menor precio la energía eléctrica, su principal insumo, y es una de las empresas más importantes a nivel internacional”. Aluar es propiedad de la familia Madanes y la única productora de aluminio en Argentina, que exporta el 70% de su producción. En su planta de Puerto Madryn produce 460 mil toneladas anuales. Declaró en la Bolsa que durante la segunda mitad del 2018 triplicó sus ganancias, beneficiada por la devaluación: el saldo superó los 3.000 millones de dólares. Magno: “Tampoco deja nada: ni Ingresos Brutos”.
  • Establecer el Impuesto Inmobiliario Rural a los latifundios. “Benetton es el mayor terrateniente y no paga impuesto inmobiliario”.

El proyecto también aplica porcentajes sobre la pesca, el juego y la energía eólica, parte de otro negociado. “La energía eólica siempre fue un reclamo para que se dejen de lado las matrices de generación de energía a través de combustibles fósiles, pero nunca se le dio importancia hasta que vieron un negocio. Hoy son empresas relacionadas con Macri. Ahora florecen por todos lados”.
Su lectura: “Acá ya hay una disputa política de la sociedad donde el gobierno se juega a todo y nada con el propósito de derrotar a los trabajadores para que no logremos levantar la cabeza por mucho tiempo. Por eso, el después va a ser importante: cómo saldremos de esto. Desentrañemos entonces a los responsables. Ahora hay más trabajadores que reconocen que en la cuestión tributaria está el foco del problema. Algunos dicen que es reformista: ¿cómo no sería una victoria arrancar una ley a estos gobiernos y que obligue a tributar a Aluar, a Benetton, a PAE?”.
Las mismas preguntas y respuestas se replican por Rawson, donde también hay un consenso unánime respecto a qué hay detrás de todo: “Nos quieren ahogar para instalar la megaminería”.

Chubut: el ojo de la tormenta

Foto: Martina Perosa.

El no es no

La docente Evelyn Oyarzo fue la fotógrafa que capturó un momento histórico. En noviembre de 2014, la Legislatura chubutense debía discutir una iniciativa popular presentada por la Unión de Asambleas Ciudadanas de Chubut (UACH), respaldada por 13.007 firmas, para ampliar la prohibición de sustancias tóxicas utilizadas en la minería metalífera. El proyecto reforzaba la ley provincial 5001 que prohíbe la megaminería a cielo abierto con uso de cianuro, efecto del histórico plebiscito de Esquel de 2003, en el que el 82% de la población le dijo NO a un proyecto de la Meridian Gold.
Evelyn registró en esa sesión el momento en el que un gerente minero le dictaba por mensaje de texto al diputado Gustavo Muñiz cómo debía corregir un artículo del proyecto, que terminó transformándose en una ley prominera. El escándalo desató un debate con puntos en común con la actual crisis: corporaciones vs. democracia. El diario El extremo sur de la Patagonia publicó que el reciente presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), Alberto Carlocchia, instaló el lobby provincial para que la minería sea “la única salida ante la crisis”. En todos los acampes y ocupaciones que recorrió MU, la preocupación también se extendía a partir de las reuniones de Alberto Fernández con los empresarios, incluidos los de la Meridian Gold.
Sin embargo, para trabajadores viales  y docentes, el No a la Mina es crucial. Evelyn: “La gente está cada vez más fuerte. Y vemos los frutos del trabajo de hormiga de las asambleas durante todo este tiempo. Al principio no lo notábamos, pero el año pasado, cuando comenzó el pago escalonado, mucha gente sacó la misma conclusión que nosotros. Y nos sorprendió: gente que no participa de la asamblea tenía la certeza de que nos estaban metiendo en una crisis para instalar la megaminería”.
Lo que devuelve el ojo de la tormenta, entonces, ya no es solo salarial.
Es una discusión por la vida.

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Foto: Martina Perosa.

El grito

Leila, desde su embarazo: “Nos dimos cuenta de la importancia de la voz propia. De animarse a decir. Porque gran parte de las medidas de fuerza que se sostienen desde el año pasado no salieron de los gremios, sino de las propias bases. Cuando buscamos asamblear en las escuelas, solíamos ser los mismos. Pero este año otros docentes ocuparon espacios, quizá por primera vez. Y fue muy importante. Porque antes estábamos en una situación en la que el sentido común era: qué importa si nadie me va a escuchar. Hoy hay otra actitud. Y es un grito: ¿cómo no me van a escuchar?”.
Ahora, a las nueve de la mañana, el grito se escucha en un cacerolazo frente a la Casa de Gobierno, bajo una tenue y fría llovizna. Laura Molina, docente jubilada de Dolavon, dice que nunca vio algo así: “Ni en 2001. Todo lo peor que podía pasar, pasó: murieron dos compañeras, se prendió fuego la Legislatura, la Casa de Gobierno, y no tenemos respuestas. Es desesperante”. En este momento Arcioni está reunido con diputados de la oposición. Las docentes reconocen al radical Manuel Pagliaroni, que admite a MU: “Hoy por hoy somos la peor provincia de la Argentina”.

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Foto: Martina Perosa.


En la Municipalidad no hay funcionarios, pero suena cumbia mientras despliegan banderas de ATE sobre la fachada. Gustavo Nievas, 12 años en el área de comercio: “Hace dos meses paramos porque no cobramos los sueldos. ¿Cómo se puede entender esto? A mí también me gustaría entenderlo”.
El edificio de Vialidad provincial está ocupado hace nueve días. Carol, 38 años, de la dirección de Obras por Contrato: “Estamos pagando todas nuestras cuentas con intereses. Es un círculo muy vicioso porque no te podés siquiera enfermar. Los chicos sin clases por la lucha de las compañeras docentes. Es muy difícil. Pero tampoco hay otra manera”.
En el Poder Judicial un cartel lo dice todo: “Hacer paro es hacer justicia”.
Frente al Hospital Santa Teresita se levanta una estructura con carteles pegados hacia la calle. Luisa Menéndez (59 años, 36 como trabajadora de Salud Mental) y Amanda Gotti (33 años, psicóloga) aclaran que no es una carpa, sino un centro de atención precaria, y precisan que la situación se extiende en toda la provincia. Y que este, único hospital de Rawson, atiende una población de más de 40 mil habitantes: “Desde acá vemos la crisis, un circuito muy desgastante que a nadie le importa, sin políticas de contención. No hay noción de los efectos en el cuerpo y la salud mental que traen las crisis sociales”.
Chubut: el ojo de la tormenta

Foto: Martina Perosa.

La nueva escuela

De vuelta en la Legislatura, un arco de llegada cruza de vereda a vereda a la espera del Grupo de Docentes de Chubut a Pedal. Después de las muertes de Jorgelina y María Cristina, un profesor de Educación Física de El Hoyo, en la Cordillera, convocó a una pedaleada hasta Rawson. Lo que parecía una misión imposible se transformó en 48 horas en un grupo de 14 docentes que apenas se conocían: Pamela, Araceli, Sandra, Julio, Celeste, Elba, Henry, José, Yanina, Jorge, Guadalupe, Natasha, Pía y Daniel. Pedalearon 750 km, cubriendo 200 por día con postas cada 30 minutos. Salieron el martes a las 8am y acaban de llegar, a las 12:46 del viernes. Les reciben con abrazos. Con lágrimas en los ojos. Con mates calientes. Y también con una certeza que dimensionan así a MU.
José: “Hay que aclarar algo: esto no fue una hazaña ni un desafío deportivo. Era una forma de hacer visible que no es solo sueldos, tampoco edificios o escuelas sin gas: es la educación, es la salud. No podemos perder más vidas luchando por nuestros derechos. La muerte de las compañeras no fue un accidente: el Estado es responsable. Tenemos que estar adentro de las aulas. Pero también refleja un estado de ánimo después de tanto tiempo de lucha: ¿qué más podemos hacer?”.

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Foto: Martina Perosa.


Jorge, el profe que propuso esta idea, piensa qué hay después de toda esta lucha: “Después de una actividad muy intensa siempre hay un día posterior que se llama regenerativo. Es volver a un trabajo de acomodación del cuerpo, que todo vuelva a su lugar para volver a pedir otra exigencia. Cuando volvamos a la escuela, vamos a hacer lo mismo”. Daniel: “Hay una sociedad más consciente y organizada. El pueblo fue encontrando otras herramientas, porque como vimos con Jorgelina y María Cristina, las personas que mueren siempre son las mismas: el pueblo. Y en esa conciencia, lo que veo es que ya no está la idea apegarse a algo, sino de juntarse y crear otra cosa distinta”.
José muestra uno de los carteles que les dio un niño de 9 años sobre la ruta. Dice: “Nunca se den por vencidos”.
Nos queda entonces otra pregunta: ¿qué podemos aprender de esta historia?

La provincia luchona

En la misma sede donde funciona la Escuela 7705 y el Instituto 816 de Rawson hay una clase abierta de Emergencia Educativa. Nahuel Cuevas tiene 19 años, está en sexto año y en el día número 28 de una ocupación pacífica. Daniela Oller -20, estudiante del profesorado de Educación Especial- precisa que es la primera vez que pasan por algo así. “Nos atraviesa toda la lucha en general, que va más allá de la educación en sí: es por la dignidad de los trabajadores y las trabajadoras. Para nosotres, es pedir un establecimiento con condiciones dignas”. En Madryn hay siete escuelas tomadas. Nahuel: “Y vale la pena, porque estamos luchando por algo que queremos. No es poco. Y siempre en grupo”.
En el instituto también hay representantes de la Asamblea Permanente de Estudiantes Autoconvocadxs (APEA) de Esquel. Cuentan que la supervisión de escuelas está tomada hace 23 días y que están recorriendo las ocupaciones para realizar un documental. Marco Antonio, estudiante de Música y Ciencias de la Educación: “Se está formando algo lindo que no sabemos dónde va a parar, pero va más allá de las políticas partidarias”. Valeria Moraga, 18 años, estudiante de Abogacía: “El método asambleario, que vemos replicado en toda la lucha, maneja una horizontalidad que es crucial en tiempos de crisis”.

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Fiona Cartolano es de las más chicas de la ocupación. Quizá también de toda la lucha. Y dice: “Yo tengo a mi mamá que lucha desde los 7 años, junto a mi abuela. Vengo de familia luchona, que me enseñaron muchísimas cosas, en marchas, explicándome. Y acá también estoy aprendiendo a pensar con otres. No es fácil, hay choques, más durante tanto tiempo: pero todo lo hacemos juntes”.
¿Cómo definirías qué es la lucha? “Es resistir. Pero no mandando un mensajito, un ‘los acompaño’ con dos emojis. Es estar. Es acompañar. Es ayudar. Es preguntar qué necesitás. Y, sobre todo, es poner el cuerpo”.
Fiona tiene 13 años.
 

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Daniela Calarco, presa desde hace 2 meses por manifestarse contra la Ley Bases: la criminalización de la protesta, y de la organización

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La acababan de despedir. Se fue a manifestar. Y la metieron presa. La historia corta de Daniela Calarco, hace 2 meses detenida en la cárcel desde la votación de la Ley Bases, suena a una cadena de injusticias y trampas en las que el Estado, desde el Poder Ejecutivo al Judicial, es victimario y cómplice. En esta entrevista con lavaca repasa su historia de organización, y dice que su militancia es señalada como “agravante” en la causa judicial, en otro de los peligros de su caso. El clima previo a su detención, con el Congreso militarizado mientras se sesionaba. La encerrona que hizo la policía para cazar manifestantes arbitrariamente, relato que coincide con el de Roberto y el resto de los detenidos ese día. Las torturas que siguieron: 12 horas esposadas, aislada, sin comida ni agua, luego obligada a desnudarse. La criminalización mediática, la rutina del encierro, las lecturas para pasar el rato a la espera de verdadera justicia, y su mensaje: “Nuestros reclamos son justos. Son necesarios y posibles. Entonces hay que tomar la fuerza y el ejemplo de las mejores generaciones de lucha de nuestro país, y no abandonar la calle”.

Por Lucas Pedulla

El teléfono del módulo 3 sector A de la cárcel de Ezeiza suena cuatro veces. 

-¿Hola?

Hola, buenas tardes, ¿se encuentra Daniela Calarco?

-Sí, soy yo.

Daniela Calarco Arredondo -39 años, militante del Movimiento Teresa Rodríguez “Votemos luchar”, trabajadora desocupada, lesbiana- atiende ella misma el teléfono del pabellón. El lunes cumplió dos meses de estar presa en Ezeiza luego de movilizarse el 12 de junio en protesta contra la sanción de la Ley Bases, cuando la detuvieron y la acusaron de terrorista.

Junto con Roberto de la Cruz Gómez , son las dos personas que siguen presas.
La única mujer de las diez detenidas en esa cacería.
Daniela habla con lavaca por primera vez tras su detención.

Trabajadora despedida

Daniela es de Mar del Plata. Empezó a militar en el MTR-Votemos Luchar contra las fumigaciones con agrotóxicos en su barrio. Su inquietud por lo ambiental la llevó a colaborar con la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). Luego, su vinculación pasó al movimiento de trabajadorxs desocupadxs. 

Hace cuatro años Daniela se mudó al sur del conurbano bonaerense, en Lanús, y dedicó su militancia en Lomas de Zamora en comedores populares, en la mejora de viviendas, en cursos de capacitación. Empezó a trabajar en la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación: “Hacíamos el vínculo del Estado y organizaciones sociales que recibían convenios de construcción o capacitación” cuenta ahora, presa. Y conecta: “Hoy veo la persecución que se hace a organizaciones y puedo acreditar que los compañeros rendían cada peso que recibían. También se creó un show para justificar los despidos, pero puedo dar fe de cómo esa política cambiaba la calidad de vida de la gente”. 

Ella lo vivió en carne propia: “Fui una más dentro de la tanda de despidos de marzo”.

El 12 de junio, día de la Ley Bases, Daniela llegó a la Plaza ya desocupada. 

La cacería inhumana

Dice sobre ese día: “Todo empezó mucho más temprano que el momento de la represión. Había un clima: quienes somos militantes o conocemos la térmica de la movilización, sabíamos que no iba a ser una jornada tranquila. La zona del Congreso estaba absolutamente militarizada. Ese escenario dantesco nos daba la razón por la que estábamos reclamando: si necesitás militarizar así para votar una ley, claramente no es bueno para los que estamos afuera”.

Recuerda que al momento de desatarse la represión, las columnas empezaron a desconcentrar por Avenida de Mayo en dirección a 9 de Julio. “Hubo muchísimos gases, corridas, empujones. La represión en la Plaza hasta la 9 de Julio la hace la Federal. Nos desvían a todas las columnas grandes por Avenida de Mayo y la única posibilidad de doblar que teníamos era en 9 de Julio para el lado de Constitución, porque hacia el lado norte no teníamos forma porque había un cordón de motos de la Ciudad. Procesando después, empezamos a ver que estaba todo armado para salir a cazarnos en la 9 de Julio”. 

A Daniela la detienen en Chile y Lima, a la salida de un McDonalds: “Todas las motos que estaban esperándonos en Lima y Avenida de Mayo empezaron a tirar balas de goma. Había gente asustada y con una compañera empezamos a meter gente al McDonalds. Estuvimos unos minutos y después salimos. Una persona me intenta detener y la gente me ayuda, imaginate el temor de que una persona que no está uniformada ni identificada chupe a alguien de una movilización. Muchas chicas me ayudaron a zafar. Pero cuando estoy tratando de irme, se me tira en la espalda. Me mantiene ahí 2 o 3 minutos, cuando llegó más Policía de la Ciudad en moto. Recién a la media hora aparece personal femenino”. 

En la causa figura que el nombre del policía que la detuvo es Marcos Rodríguez, jefe de servicio externo de la Comisaría Vecinal 1B, en el móvil 601. ¿Le informaron por qué la detienen? “En ningún momento me dicen por qué. Solo cuando me suben al patrullero me leen mis derechos. De ahí me pasan a una camioneta en la que me hacen acta con las cosas que me secuestraron con un testigo dudosísimo, que llegó antes de los refuerzos de la policía y ya venía con el policía que me detiene. En un momento ese efectivo le explicó a las policías cómo tenía que hacer el acta. Nunca me hacen firmar nada, y el acta que figura en la causa no es la misma que hacen delante mío”.

Primero quisieron subir a Daniela a una camioneta donde había todos policías varones. El oficial a cargo se negó. La llevaron a otra, donde había dos mujeres y dos hombres detenidos. “Bajan a los chicos y usan esa para subir a todas las mujeres. Desde el primer momento tratamos de bancarnos con las pibas. Se armaron lazos muy buenos que fueron los que nos sostuvieron en esos días tan terribles”. 

¿Por ejemplo? “Pasamos más de 12 horas esposadas en una camioneta sin que nos bajen en la comisaría. Creo que nos bajaron una o dos veces al baño en toda la noche. Después, cuando finalmente nos bajan, nos dejan en un pasillo porque la comisaría no tenía ni una celda para nosotras. Fueron momentos muy angustiantes; cómo nos sostuvimos entre nosotras la bancamos mucho mejor”. Tampoco les llegaron la comida ni los bidones de agua que las familias les compraron. Y en Comodoro Py las hicieron desnudar y las mantuvieron esposadas con pesadas cadenas en pies y manos hasta declarar. 

Daniela observa: “De estos dos meses, los peores momentos fueron mientras estuvimos en Capital. Obvio que es una situación horrible estar en un penal de máxima seguridad, pero acá el trato cambió: por lo menos fue humano”. 

El agravante militante

Al momento de la detención, y por recomendación de sus abogados, Daniela se negó a declarar. Fue una de las detenidas más criminalizadas mediáticamente, acusada de supuestamente incendiar bicicletas del Gobierno porteño. “La criminalización se sostuvo en lo mediático, donde los medios hegemónicos jugaron un papel horrible, pero nada pudieron sostener cuando nos trataron de terroristas y golpistas. Hasta hoy solo queda una imputación de incendio agravado por ser un bien de uso público, que es lo único que pueden seguir para agarrarse y que sea federal; si no, se les caería. Sobre lo que figura en la causa, toman fotos de las cámaras de seguridad de la calle y de la plaza, y hablan de videos que no presentaron en la causa, con lo cual no tienen ningún valor”.

El lunes, al cumplirse los dos meses, organismos de derechos humanos se presentaron ante el juzgado de María Servini para presentarse como amicus curiae en la causa. A su vez, la defensa informa a lavaca que la jueza cerró la etapa de instrucción para que la causa vaya a juicio. En los próximos días presentarán un nuevo pedido de excarcelación para que Daniela espere el proceso en libertad.

Los pedidos de excarcelación de Daniela fueron rechazados porque los jueces entendían que podía entorpecer la causa: “Un supuesto delincuente puede entorpecer una causa plantando pruebas o haciendo desaparecer otras, pero las únicas pruebas que toman en mi contra son las cámaras de seguridad. No hay forma de entorpecer eso porque no hay forma de que yo pueda entrar a algún lugar a borrar esas imágenes. Incluso en la última negativa de excarcelación, la jueza le da a la fiscalía la oportunidad de presentar más pruebas, pero no presenta nada. En el fallo que sostiene mi prisión no dicen cómo yo haría eso: lo que es sumamente preocupante es que hablan que por ‘mi condición’ podría entorpecer la causa”. 

¿Cuál es su condición? “Me hace pensar que mi condición es estar organizada políticamente. Es preocupante que hoy, en Argentina, estar organizado se esté tomando como agravante en una causa. Y eso no me va a caer solo a mí sino a todas las personas que decidimos organizarnos. Es un precedente”. 

El mensaje de Daniela

Acostumbrada a la hiperactividad de la militancia en los barrios y que cada día sea ir de acá para allá, Daniela admite que la rutina del encierro le pesa. Se la escucha firme, clara, y cuenta que aprovecha el tiempo para hacer ejercicio en el patio. También para leer, mucho. Estos días está leyendo un libro sobre el abordaje de los medios de comunicación durante el ataque a las Torres Gemelas en Estados Unidos, como antesala a la invasión a Irak. Agradece los libros que le acercan. Y agradece, sobre todo, la solidaridad de ese afuera que lo siente en el alma: “Es lo que me hace seguir bancando. Una, al estar organizada, sabe que su familia y su organización va a estar, pero la verdad es que todo lo que se armó excedió esa concepción. Son cientas las organizaciones que están bancando, además de los organismos de derechos humanos que visitan, que llaman. Me emociona muchísimo”.

Al mes de su detención, sus compañeras leyeron en Plaza de Mayo una carta que había escrito de puño y letra. Decía: “Somos hijes de un pueblo que sobradamente sabe de ganar y defender sus derechos con lucha. Somos hijes y nietes de la plaza, y si las madres y las abuelas siguen en ella, lo mínimo que tenemos que hacer es honrar su lucha luchando”. 

Le pregunto, entonces, si tiene miedo.

 Piensa unos segundos en la respuesta.

Y dice, del otro del teléfono del módulo 3 sector A de la cárcel de Ezeiza: 

“No sé si es miedo la palabra que usaría. Sí mucha preocupación. Para quienes nos tomamos en serio, desde el primer día, un proyecto de cambio social real, y cuando el capitalismo no tiene nada más para ofrecer al pueblo trabajador, entendemos que el adversario es grande y terminar preso o herido es una posibilidad obvia, que no tomamos a la ligera, pero sí sabemos conscientemente que los derechos se ganan en las calles. Hoy hay un nivel de ataque y de violencia mucho más explícito y profundo que lamentablemente ha encontrado asidero en una parte de la sociedad. Que muchos diputados hayan venido a visitar a genocidas donde yo estoy, en otro momento se hubiese generado un repudio como fue el 2×1, masivo. Lo preocupante, cuando hablamos de discursos de odio, es entender que no queda solo en el discurso, porque hay gente que pasa a la violencia explícita. Tenemos que entender eso como un cambio de época para poder combatirlo. Vamos a tener que ser creativos, ingeniosos, pero no dejar de luchar, porque todo lugarcito que cedamos lo van a ocupar con la porquería que militan. Nuestros reclamos son justos. Son necesarios y posibles. Entonces hay que tomar la fuerza y el ejemplo de las mejores generaciones de lucha de nuestro país, y no abandonar la calle”.

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Chaco: continúa la Marcha Multisectorial desde el Impenetrable hasta Resistencia

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Una larga marcha que va del Impenetrable chaqueño a la Capital -casi 300 kilómetros- reclama la entrega urgente de comida para merenderos, comedores y programas sociales al gobierno provincial. Además, señala al nacional bajo la consigna “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”. Hoy dos columnas que provenían de distintas comunidades se unieron y dormirán en Castelli; mañana siguen, mientras arman los petitorios y conforman una Multisectorial de campesinos, comunidades originarias, sindicatos, productores y hasta la Iglesia.

Informe: Luchas del Chaco

https://twitter.com/lavacatuitera/status/1823479023533539607?s=48

El hambre y la falta de respuestas impulsan la larga marcha de las comunidades del Impenetrable chaqueño. Hoy y luego de recorrer a pie 50 kilómetros las dos columnas en que se organizó esta marcha acamparon en Castelli, a casi 300 kilómetros de Resistencia, a donde se dirige esta protesta para exigir que el gobierno provincial entregue comida para los merenderos, para los comedores escolares y para los programas de asistencia alimentaria.

Este jueves 8 de agosto una columna partió desde Miraflores y otra desde Bermejito. Cada una se nutrió de comunidades del Impenetrable. Hoy y en un emotivo encuentro, las dos columnas se abrazaron en la entrada de Juan José Castelli, luego de caminar durante casi dos días. Denuncian así la dura situación que se vive en el Chaco: el hambre y la falta de comedores escolares y comunitarios. La multitud, que provenía de diversas comunidades, marchó por la ciudad bajo la consigna: “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”.

La columna de Miraflores estuvo compuesta por personas de Fortín Belgrano, Sauzalito, Sauzal, Vizcacheral, Misión Nueva Pompeya, Wichí, entre otras, mientras que la columna de Villa Río Bermejito reunió a habitantes de El Espinillo, La Leonesa, Las Palmas, Pampa del Indio, parajes rurales y localidades aledañas.

Ahora se encuentran acampando en el acceso de Castelli y se preparan para armar los petitorios y convocar a la Mesa Intersectorial, que estará integrada por campesinos, originarios, asociaciones comunitarias, asociaciones sociales, iglesias, pequeños productores, intendentes, etc..

El objetivo es claro: que se abran las negociaciones con el gobierno de la provincia y se de respuesta urgente a las demandas alimentarias.

Continuará…

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Nota

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

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Desde temprano en Liniers, hasta la Plaza de Mayo, miles de personas peregrinaron una vez más bajo la consigna Paz, Pan, Trabajo, Tierra y Techo. En la Plaza se calculó, moderadamente, 200.000 personas. La descripción de un desastre social durante esa procesión, en la voz de quienes encarnan la falta de esos cinco derechos básicos ausentes. El avance de lo narco como símbolo de lo único que progresa en los barrios ante la falta de trabajo y de futuro. Los comedores sin comida. Los mayores, las mujeres y los niños: quienes más sufren. El lugar de la educación y de la democracia. El tejido social roto, mientras la organización contiene lo que puede. El hambre como un crimen, y la protesta criminalizada. El Nunca Más para los derechos humanos de ayer, de ahora y siempre.

Por Lucas Pedulla. Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Oración: 

“¡Oh Glorioso San Cayetano! Padre de la Providencia, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal humano”.

Susana vende espigas con la estampita de San Cayetano en Liniers, frontera entre el conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, pero no dice ningún precio. “Vendo por lo que me quieran ayudar, algunos me dieron 100 pesos, otros 200”, dice, 41 años, vecina de Merlo, a ocho estaciones de tren de este Liniers que, a las 8.30 de la mañana, se está preparando para una nueva peregrinación, como hace ocho agostos, a Plaza de Mayo. 

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

La bandera de la cabecera retoma el tríptico que reza esta estampita (“Paz, Pan y Trabajo”) y le suman dos urgencias más: “Tierra y techo”. Pero a Susana se le cae la primera lágrima, simplemente, cuando se le pregunta cómo está: “Tengo a mi hijo en la cárcel de Marcos Paz hace cinco años. Estoy criando a mis dos nietos y no cobro nada. La señora lo dejó. Tengo que salir a la calle a changuear, para traer el sostén, pero no me alcanza: lavo ropa, limpio veredas, corto el pasto, cartoneo: lo que sea. Los comedores a veces te dan, a veces no. A veces encuentro muchos bichos en el alimento. Tengo una nieta celíaca. Estamos muy mal”.

Vive en una villa, costeando el río. “Ayer me robaron una garrafa”, dice, y llora por lo que eso significa este año en esta época en este país. “Un envase está caro, 12 mil pesos, pero ellos lo venden por nada, por droga, y yo no tengo con qué cocinar. No tengo palabras para este Gobierno. Estamos olvidados”.

Así arranca la procesión.

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Mano amiga

Frente a Susana, sobre la avenida Rivadavia, se acomodan las columnas. La primera impresión es que la convocatoria es menor en comparación con años anteriores, aunque la mayoría de los movimientos sociales llamó a concentrar directamente en Plaza de Mayo. Al arco de organizaciones que integran la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), se plegaron sindicatos de la CGT, las dos CTA y organismos de derechos humanos. La otra diferencia con años previos es que la marcha caminará los 14 kilómetros por un solo carril, custodiado por cordones de policías de la Ciudad que dejan así una imagen que algunos comentan con una sonrisa: “Los policías también peregrinan”.

Alejandra tiene 36 años e integra un comedor en Dock Sud, Avellaneda, en la frontera sur del conurbano. “No tenemos alimentos. Sólo el municipio nos da, pero no alcanza, y la escena que vemos todos los días es Doña Elsa, la cocinera, tratando que la comida alcance para todos”. ¿Cuántos son? “Más de 200 familias por día. La gente trae el hambre, la pobreza, un abrazo. Eso es lo que necesitamos en este momento: una mano amiga”.

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Piensa lo que significa el hostigamiento del Gobierno a organizaciones sociales, la persecución a sus dirigentes, el vaciamiento a los comedores: “No quieren vernos unidas. Nos tiene como enemigos y el objetivo es que las personas también nos vean así. Pero somos las organizaciones sociales las que estamos en el barrio y llevamos adelante las políticas públicas que propone el Estado. Pero este Estado no propone nada, y sin política pública solo estamos nosotras, tratando de que el barrio la pase menos mal”. 

Cuál es la salida: “Estar en la calle y seguir haciendo fuerza en comunidad”.

La tarifa narco

Otra dimensión la aporta Hugo, trabajador de la rama de Construcción en el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en González Catán, partido de La Matanza, que caminará los 14 kilómetros de Liniers a Plaza de Mayo con una carretilla: “Representa a miles de trabajadores que hoy se están quedando sin laburo por las políticas de este Gobierno”. Cuenta que el barrio está difícil, y que ante la falta de trabajo y de changas los vecinos ya no tienen para parar la olla: “Y donde no está el Estado ni hay trabajo, el narco avanza”.

En el barrio lindero al suyo, en enero, se produjo la masacre de Catán, donde cinco vecinos fueron asesinados emboscados por un grupo que buscaba controlar la toma de un barrio. “De alguna manera somos los únicos que estamos conteniendo esa problemática. La cosa se visibilizó mucho pero quedó en la nada, y muchos vecinos se fueron por miedo. Nosotros tratamos de contener: hoy los chicos no pueden cargar la SUBE para ir al colegio, ni comer una buena comida a la noche, y eso les impide estudiar. Hay muchos pibes que están sin una orientación de cómo va a ser un futuro. Las familias están destruídas, muy rotas”.

Qué significa allí lo narco: “Es una pata más para que lleven a cabo sus políticas y destruir directamente al pueblo, rompiendo el tejido social”. 

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

En Catán, cuenta, a un chico le están ofreciendo entre 20 mil y 30 mil pesos por día por vender. Al mismo tiempo, una vecina del barrio 21/24 coincide en la misma cifra: 20 mil pesos por hacer de “campana”, en turnos de cinco horas. “¿Me vas a decir que el Estado no lo ve? -pregunta Hugo-. Lo vemos nosotros, que avanzan y avanzan, y agarran a nuestros hijos de soldado, porque un chico que no puede comprarse unas zapatillas termina en manos de ellos”.

Turnarse para comer

Jessica tiene 33 años y trabaja en un comedor de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en el barrio Tierra Alta de Malvinas Argentinas, al norte del conurbano: “El otro día se nos desmayó un abuelito. Fue a pedir comida el martes y se nos desmayó porque el último bocado que había comida era del sábado”. 

Antes abrían todos los días, pero la crisis de los alimentos los obligó a reducir a martes y jueves. Están cocinando una olla de 120 litros: “No alcanzan las 100 porciones diarias para la fila del hambre que se arma del barrio”. En esa fila se cruza con vecinos que votaron a Milei en las elecciones de 2023 pero que, dice, le comunican su desilusión: “Sobre todo los que pasaron de pagar 6000 pesos de luz a que les llegue una boleta de 150 mil”.

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Otra escena de esta crisis: “Mi hijo me contó que en su escuela se tuvieron que turnar para ver quién se lleva la caja de mercadería: tiene aceite, harina, arroz, lata de arvejas. Antes llegaba para todos, no te salvaba el mes, pero era una ayuda. Ahora, de los 30 cupos, llegan 10, y tienen que ser los niños mismos los que evalúan”.

-¿Cuántos años tienen?

-Once años.

Cuándo se va este hombre

La marcha continúa. En las esquinas se paran vecinos y vecinas de los barrios a filmar la movilización, otros salen a las puertas de sus negocios ya con los celulares en mano. A la altura de Caballito, el cordón de policías de la Ciudad que peregrina desde Liniers cambia de guardia. “Perdón, ¿estamos en democracia?”, pregunta un señor por la cantidad de efectivos, y se marcha meneando la cabeza. Otro cuenta que está haciendo un streaming para Alemania. ¿Es periodista? “No, terrorista: soy jubilado”, dice, e informa que en Plaza de Mayo hay mucha gente. Ale, 35 años, es paraguayo, y mira todo al lado de su moto con mochila de Rappi esperando que llegue algún pedido. “No opino de política”, dice, y sólo informa que estar todo el día arriba de la moto le da “el doble de dinero” que su anterior trabajo en la construcción: “Así estamos”, remata. A Llelicsa le preocupan mucho “los abuelitos que duermen en la calle”, pero confía que la cosa va a mejorar: “Soy venezolana”.

Ana, argentina jubilada de 70 años, mira con seriedad, aunque a simple vista no es posible determinar si con aprobación o con rechazo. ¿Qué piensa? “Milei parecía muy bueno y se ganó la confianza del pueblo diciendo que iba contra la casta, pero realmente está en contra de los trabajadores”, dice. Una duda: ¿entonces no lo votó? “Yo no voto por principios, pero creía mucho en lo que decía -responde-. Yo cobro la mínima, los pobres son cada vez más pobres, y encima no atiende a los discapacitados. Además se pelea con todo el mundo, habla groseramente de todos, humilla a hombres y mujeres”. 

Cuenta su dieta: “Como una comida al día. Tomo mi desayuno, que es un café con unas tostadas. Después, a las tres o cuatro de la tarde me hago un almuerzo. Tipo seis me tomo unos matecitos. Y a la noche avena con mitad agua y mitad leche, si es que tengo leche. No llego con 260 mil pesos, ¿vos entendés?, y eso que trabajé toda mi vida”.

¿Conoce otras personas desencantadas como ella? “Totalmente”, suspira.

¿Y qué dicen? “Todo el tiempo están pensando cuándo se va este hombre”.

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

El chipá y la arrepentida

La peregrinación llega y es aplaudida por una Plaza de Mayo llena. Los organizadores calcularon con moderación: 200.000 personas. La columna ingresa por Avenida de Mayo. Uno de los que entra es Tomás, otro de los caminó desde Liniers, aunque no milita en ninguna organización: acompañó todo el trayecto vendiendo dos roscas de chipa a 1.500 pesos. “Trabajaba en un restorán en Rivadavia y Jujuy, pero cerró el año pasado y desde entonces no encuentro laburo: repartí CV en un montón de lados pero no te llama nadie”, dice, y cuenta que se la rebusca con estas changas. 

Vive en el barrio de Congreso con su mujer: “Ella votó a Milei”. ¿Y qué piensa hoy? “Está arrepentida: tiene que ir a limpiar tres o cuatro casas y pagar un montón de transporte. No le da la plata”, dice y se detiene porque dos personas se le acercan a comprarle chipa.  

La procesión por dentro: 8va Marcha de San Cayetano

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

¿Qué es hoy lo emocionante?

Sobre el escenario empiezan los discursos. El secretario general de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, destaca la unidad expresada en esta convocatoria por las centrales sindicales. Por su parte, el secretario general de la UTEP, Alejandro Gramajo, llama a continuar la lucha “con la fuerza de la paz, el amor, la solidaridad y el compromiso militante de cada compañero y compañera”. Y la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, una de las convocantes, lee un comunicado, al lado del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel: “Es emocionante ver nuestra querida Plaza de Mayo llena de personas que estamos exigiendo basta de hambre”. 

El comunicado habla del hambre, de miseria planificada, de la pobreza y la indigencia, y la destrucción de derechos en medio de discursos de odio y visitas a genocidas. A su vez, reclama por el esclarecimiento del asesinato de Susana Montoya en Córdoba.

Fotos de Juan Valeiro para lavaca.org

Reproducimos sus palabras:

  • “Esta misma Plaza nos vio surgir como colectivo de Madres en plena dictadura en búsqueda de nuestros hijos e hijas, reclamando su aparición con vida. Y siempre lo decimos: nuestros 30.000 lucharon por una Patria justa, libre, soberana y solidaria. Quienes estamos hoy acá levantamos las mismas banderas. Por eso decimos: ¡el hambre es un crimen!”
  • “El gobierno de Milei y Villarruel está sometiendo al hambre y desocupación a miles de familias en todo el país. En ocho meses de gestión, llevaron a la pobreza a más del 55 por ciento y la indigencia a más del 20. No son sólo números: es la historia de cada familia que ya no puede tener un techo, que no puede poner pan en la mesa, que no tiene trabajo, porque nos gobierna la crueldad”. 
  • “A la destrucción de los derechos, se suma un plan de persecución y represión a la protesta social, criminalizando a la oposición y buscando impedir cualquier forma de resistencia. La miseria planificada ha vuelto a ser parte de un gobierno. Esto sucede en un contexto de discursos y prácticas de odio, negacionismo y hasta apología del terrorismo de Estado, y cuando diputados oficialistas se juntan con genocidas para planificar la impunidad. Como organismos de derechos humanos, reclamamos justicia por el asesinato de Susana Montoya en Córdoba. También reclamamos protección para su familia ante las amenazas recibidas”. 
  • “Todos los derechos están en peligro con este gobierno. Los sociales, los económicos, los políticos, los culturales. Porque gobiernan para un sector muy reducido del país”.
  • “Estamos aquí también para exigirle, para reclamar de manera urgente que Milei y Pettovello entreguen la comida. Porque si el hambre es un crimen, los que esconden la comida en los galpones son criminales”.

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