Nota
Julio López: 2922 veces desaparecido
“Hoy la noticia es la siguiente: hay que informar que Julio López está desaparecido”. Nilda Eloy lo dice con ironía, aunque tal vez no lo sea. El 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López no llegó a la audiencia del juicio en la que sería condenado el ex comisario Miguel Etchecolatz.
“Hoy la noticia es la siguiente: hay que informar que Julio López está desaparecido”. Nilda Eloy lo dice con ironía, aunque tal vez no lo sea: “Parece que 8 años no han alcanzado para que esa noticia llegue a los oídos de las estructuras que deberían tomar cartas en el asunto”. El 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López no llegó a la audiencia del juicio en la que sería condenado el ex comisario Miguel Etchecolatz, sentencia basada, entre otras cosas, en el testimonio del propio López, que había estado desaparecido durante la dictadura.

Julio López. Foto: Helen Zout
Desde entonces, el delito de desaparición forzada continuó cometiéndose cada uno de los 2922 días transcurridos. Nilda Eloy también fue testigo crucial en los juicios que involucran a la Policía Bonaerense e integra la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Habla con lavaca al regresar de la audiencia del juicio La Cacha (centro clandestino), en la que los fiscales pidieron prisión perpetua para 18 de los 21 acusados, entre ellos Etchecolatz y el ex ministro de Gobierno bonaerense en la era de Ibérico Saint Jean, James Smart. Smart, heredero de la tienda del mismo nombre, ya ostenta el podio como primer civil condenado por violaciones a los derechos humanos en el país.
La acusación, este 17 de septiembre, pidió perpetua por homicidios calificados, privación ilegal de la libertad agravada y tormentos, delitos contra el derecho de gentes y crímenes de genocidio y de lesa humanidad.
Eloy vuelve al tema Julio López: “La causa está en lo mismo que estaba el año pasado. O tal vez peor, porque los dos juzgados de La Plata están vacantes de jueces penales y hay una disputa política interna por ese tema. Sobre todo en el juzgado de Manuel Blanco (fallecido dos semanas atrás) que, además de penal, era el juzgado electoral de la provincia: se están sacando los ojos a ver quién queda”.
El juez Blanco, con López desaparecido, lo cuestionó por no haber declarado antes sobre su secuestro en dictadura, con lo que convertía a la víctima en culpable, mientras absolvía a 4 policías.
Todo en la nada
Eloy: “Se supone que la investigación sobre la desaparición de Julio López la tiene la Fiscalía. La causa está igual que hace dos años, cuando los dos jueces estaban vivos, o hace 6 meses cuando Blanco seguía trabajando”.
¿Cómo definiría entonces la situación? “Es una causa abandonada, donde se aparenta hacer cosas, pero en realidad se cambian personas y funcionarios, ponen un empleado nuevo que vuelve a mirar la causa desde el principio, y así todo queda siempre en la nada”.
Esas apariencias de hacer cosas suelen incluir los aniversarios: “Es cierto, todos los años cuando llega la fecha del 18 de septiembre algo pasa, pero este año nada de nada. Pero eso lo pueden hacer porque no hay ahora, como lo hubo antes, una voluntad política de avanzar con el tema. Yo puedo asegurar que eso va del gobierno nacional a la Procuración, y de Procuración a la Fiscalía platense. En los últimos años tenemos 200 desapariciones forzadas de personas. No hablo de la trata, sino de responsabilidad del Estado, de las fuerzas de seguridad básicamente. El grado de impunidad que subsiste permite que una práctica como la desaparición, que viene del genocidio, siga existiendo. Y que no haya justicia por Julio López”.

Nilda Eloy. Foto: Helen Zout
¿Recuerdan al olvido?
A Nilda se le mezclan los sentimientos. “Recuerdo a Julio con muchísimo afecto, y a la vez siento bronca, indignación. No se puede asumir ni permitir que se asuma el olvido”, dice en estos tiempos donde tanto se valora la memoria, aunque el olvido institucional se convierte en una segunda desaparición para casos como el de López, o más recientes como el de Luciano Arruga.
“Para mí la consigna ‘ni olvido ni perdón’ es absoluta. Yo no voy a olvidar y haré todo lo necesario para que nadie olvide. Y no se puede perdonar, mucho más cuando ni siquiera se investigó, por lo que hoy no hay ni un responsable por esa desaparición. No podemos dejar que se instale la figura del olvido y del perdón”.
Este 18 de septiembre, con ese mismo objetivo, habrá marchas en La Plata (de Plaza Moreno a Plaza San Martín) y en Buenos Aires, de Congreso a Plaza de Mayo, además de un acto en la ex ESMA. Otro modo de recordar es reproducir los testimonios del propio Jorge Julio López en el Juicio de la Verdad, en 1999, y fragmentos de su declaración en el juicio contra Miguel Etchecolatz, en 2006, que aquí acompañamos
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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