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Otra vez: juntas, revueltas y hermanadas

Con más gente, menos instituciones, más intensidad, más juventud, menos puntualidad, más frío y al mismo tiempo más calor que hace un año, #NiUnaMenos se transformó en la marcha más diversa, justa, democrática y política de los últimos tiempos, entendiendo política en el sentido sano de la palabra.

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Con más gente, menos instituciones, más intensidad, más juventud, menos puntualidad, más frío y al mismo tiempo más calor que hace un año, #NiUnaMenos se transformó en la marcha más diversa, justa, democrática y política de los últimos tiempos, entendiendo política en el sentido sano de la palabra. Desde la mañana en Congreso se instaló el mural de Lavaca y la revista Mu por el que pasaron miles de mujeres que pintaban de rojo la palma de su mano, la estampaban en un papel blanco con el nombre de alguna de las víctimas de femicidio del último año, y eso se pegaba sobre la tela negra del mural.
Otra vez: juntas, revueltas y hermanadas
No hay posibilidad de medir lo que ocurrió en números: no hay calculadoras para la emoción que se vivía a cada momento, y para la decisión de decir basta.
El año pasado –año electoral- hubo movida mediática y en las redes sociales, candidatos y farándula aparecían con el cartel de NiUnaMenos, el gobierno de entonces abrió una especie de asueto de facto que facilitó la llegada de gente que alrededor de las 2 de la tarde ya colmaba la Plaza de los Dos Congresos, y muchos gremios que no van ni a las marchas de la CGT salieron a sumarse.
En cambio este año, a la misma hora, todavía no había gente reunida y el tránsito por Avenida de Mayo corría fluidamente. A las 16 la policía debió interrumpir el paso de vehículos, y la gente fue sumándose con el correr de las horas. Esta vez no se trató de un acto sino de una marcha. A las 17 ya se veía Avenida de Mayo llena hasta la 9 de Julio. Y entre las 18 y las 19 se rompieron los pronósticos que auguraban menos gente. Llegaron más y más mujeres liberadas de sus trabajos,chicas y chicos de escuelas secundarias, columnas trans que cada vez congregan más gente, trabajadoras y trabajadores que empezaron a engrosar columnas de la CTA por ejemplo, y así se conformó una marcha gigantesca, alegre y conmovedora al mismo tiempo, de ida y vuelta hacia y desde Plaza de Mayo.
En muchos actos hay documentos. En #NiUnaMenos muchas de las personas que llegan son el mejor documento que permite entender el presente.
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Limpiar sangre

Anabella, que se vino de Lanús, está parada frente al mural de MU. Tiene la mano roja. Se queda segundos, minutos, mirando un nombre específico. Luego pasa a otro. Lo mismo. Y luego otro: lo mismo. ¿Qué significa para ella todo esto? “Mucho. Viví la violencia de parte de mi papá de muy chica. A los 7 años tuve que aprender a limpiarle la sangre a mi mamá cuando mi papá le pegaba. La escuché llorar a escondidas. Yo también tuve que aguantar los golpes. A los 17 me fui de mi casa. Trabajé, me cagué de hambre, pero pagué mis estudios. Todo sola. Cuando era chica me han acosado mucho, me tocaron, me manosearon. Por eso significa mucho para mí estar acá porque lo viví en carne propia. Crecí con esa imagen de que no soy nada, de que soy una cosa mínima. De que soy ´algo´ después del hombre. Y es difícil, porque no puedo confiar en nadie. Tantas veces perdoné a mi papá y tantas veces lo volvió a hacer. Le mismo pasó a mi mamá”.
¿Qué estudia? “Estudio para maestra jardinera. Elegí esa carrera porque quiero que los nenes crezcan con una gota de esperanza. Quiero que sepan que todo lo que ellos hacen es importante. Que ellos son importantes. Para el futuro. Son las principales bases para que cambiemos esta forma de mierda de pensar. La mayoría que está acá, hoy, vivió esto que te digo. Aunque, lamentablemente, todavía acá hay uno que te sigue mirando el culo y te dice pelotudeces. Pero, más allá de las organizaciones y de algunos que curran con esto, hay un montón de personas que vienen acá porque lo sienten, calladitos, como yo, sin remera ni pin. Sólo con su presencia. Eso ya está: es un montón”.
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No hay que esperar

Paola, neuquina, dice que no pasó nunca por el problema. “Pero hay que estar acá, porque a la sociedad le falta mucho crecimientoenlo que sonlos derechos, el otro, el cuerpo del otro. Ojalá que esta no sea una época que nos haga interrumpir el crecimiento, porque veo, políticamente, que se vulneran muchos derechos y eso meda mucha angustia”.
Silvia: “Yo sí lo sufrí. Y aprendí queno hay que esperar. Lo peor era quedarme sola, cuando mis hijos iban a la escuela. Ese era el momento de la violencia. Hace 11 años zafé. Me di cuenta que no era mi culpa, que no era la única. Y hoy estoy en pareja, muy feliz”. Siempre conviene recordar ese lema: la mejor venganza es ser feliz”.
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Callarse es lo peor

Josefina y Paula caminan por Avenida de Mayo juntas, entrelazadas, se ríen y se sacan selfies con sus celulares como amigas de toda la vida. “Nos conocimos hoy”, responde Paula, enfermera en una maternidad de Pacheco, en Tigre. “Yo tengo un grupo abierto de Ni Una Menos donde publico cosas como consecuencia de la violencia que sufrí. Y siempre digo que la violencia puede ser verbal, física o de acciones, de cosas que te hacen mal. Yo ya tengo 48 años y tengo libertad absoluta para hablar, pero hay personas que se identifican con lo que me pasó”.
Ese es el caso de Josefina, que le escribió, se contactaron, y quedaron para conocerse en plena marcha. “A mi mamá la conocí a los 12 años. Me tuvo muy de jovencita y sufrió porque mi papá era alcohólico. Mucha ausencia. Además, mi hija me invitó. Ella empezó la facultad. Y yo sé que ella puede ser una de las que están ahí”. Josefina señala el mural de lavaca y MU. “Además tuvo una amiga que violaron: no terminó el colegio ni pudo empezar la universidad”.
Paula: “Yo viví violencia durante un año. Pude salir. Por eso armé el grupo. Para tratar de cambiar y de criar a nuestros hijos de una forma en la que no vea la violencia como se refleja ahora: las parejas que se golpean, se insultan. Los chicos ven eso y piensan que es lo normal. Todo está en cómo uno los cría”. ¿Qué les dice a otras mujeres que sufrieron violencia? “Que busquen ayuda, que griten, que salgan, que no tengan miedo. Callarse es lo peor que le puede pasar. Lo principal es levantar la voz y salir. Porque cuando nos agreden tendemos a minimizarnos, escondernos, y tu autoestima no existe. Es muy denigrante para una mujer ser golpeada. Pero hoy me ves acá: salí adelante, estudié, aprendí un montón de cosas. Y ahora tengo dos hijos maravillosos que saben que a cualquier mujer se la respeta”.
¿Cuáles son las violencias que se ven desde la maternidad? “Mucha violencia física. Mucha. He llegado a encontrar en la maternidad a un papá golpeando a la mamá, paciente, puérpera, de un par de horas nomás. Y en la parte de Pediatría, vimos cómo ingresaba el papá de uno de los pacientitos internados que agredía a la mamá. Tuvimos que hacerla cruzar a la comisaría de la mujer que tenemos enfrente. Quedó detenido”.
Paula mira fijo y aclara: “Eso pasó ayer”.
Algunas organizaciones y banderas: MUMALA, Frente Renovador, Patria Grande, Podemos (España), MST, #LibertadParaBelen, AGD-UBA, La Cámpora, Comité por la Libertad de Milagro Sala, CTA, ATE, Correpi, partidos de izquierda, centros de estudiantes como el del Carlos Pellegrin (que tomó hace meses durante casi dos semanas el colegio en contra de dos preceptores denunciados por violencia machista a los que lograron separar de sus cargos). Se comenta en varias columnas que la curiosa pretensión kirchnerista de plantar como cuestiones emblemáticas la de Cristina Kirchner y Milagro Sala sólo generó asombro y conatos de división que finalmente no ocurrieron.

Choripanes violentos

Gastón e Iván pusieron puesto de hamburguesas y choripanes sobre Avenida de Mayo. Vinieron de Bajo Flores. Gastón: “Eso de que le pegan a las mujeres pasa todo el tiempo. Mucho más de lo que se sabe”.
¿Por qué un hombre le pega a una mujer? Iván, que estaba en silencio, dice: “Porque no es hombre”. Llega un joven a comprar un choripán, Cristian, que se suma a la charla: “Es una cosa violenta del sistema, que se nota en los trabajos, en todo. Hoy escuché a mivecino diciéndole al nieto: ‘No llores, que eso es de nenas’. Es violento para el chiquito y para las mujeres”.
Más allá con otra pequeña parrilla está Marta, mujer bajita, curtida. Es la mamá de Iván: “Mi marido me pegó siempre, siempre. Una vez me abrió la cabeza. Y ¿ve que no tengo dientes? Es porque me los romipió casi todos y los pocos que me quedaban me los tuvieron que sacar. Yo aguantaba, pensaba que los nenes eran chiquitos. Los nenes y yo íbamos a cartonear, mimarido agarraba la plata y se emborrachab el fin de semana y me pegaba. Paré cuando le pegó a mi hija. Lo denuncié. Y de la Comisaría de la Mujer y la escuela nos sacaron y nos mandaron a un refugio”.
Final paradójico de la historia: “Mi marido se quedó con su familia. Pero hace unaño tuvo un coma diabético y un ACV. La familia lo dejó en el hospital. Así que los que nos hicimos cargo fuimos nosotros. Quedó como un nene de 10 años, hasta usa pañales. Y acá estamos, mis hijos y yo trabajando, en estos épocas en que todo es tan difícil”.
Iván: “Yo era chiquito y no sabía qué hacer, cómo defender a mi mamá. Ahora ya está, ahora está enfermo y entonces ya no le pega a nadie”.
Una integrante de lavaca, por la noche, fue abordada por otra vendedora de choripanes. ”Mi marido me dijo, señalando el mural ese con los nombres: ‘el año que viene vos vas a estar ahí’”. Como para entender el climade época.
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Ni machitos ni princesas

Mariana lleva una remera que dice Justicia por Camila Toledo. Y lo cuenta así: “Yo soy la tía de Camila, tenía 20 años, estaba embarazada de cuatro meses y era mamá de Sofi, de año y medio. Nos llamaron el 14 de marzo de 2014 y nos dijeron que supuestamente había tenido un accidente. Se encontraba muy golpeada. Tenía marcas en el cuello. Supuestamente se le había caído una mesa de roble, pero la autopsia reveló que había sido ahorcada con un cable o hilo fuerte. Tenía marcas de defensa en las uñas. El único imputado es Lucas Liveratori, su pareja con la que vivía, que está preso y por el que estamos esperando fecha de juicio”.
Mariana cuenta que también estuvo el año pasado. “Es agridulce volver acá. Es como volver a recorrer todo lo que pasó, pero por otro lado te sentís acompañado. Es mucha la gente que está con vos. Pero aún nos falta mucho, nos falta tomar conciencia. Creo que falta educar desde chico, desde jardín. No queremos ni machitos ni princesas. Ni siquiera debería existir una marcha así. Pero el hecho de que nos encontremos es genial: además de mujeres, hay muchos hombres. Y también mamás que traen a sus hijos. Y es muy bueno que puedan ver esto desde chiquitos”.
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Cambia la cabeza

¿Se ve mucho este problema en el consultorio? Susana García, psicóloga: “Sí, se ve demasiado. Mujeres que van con este problema. Recién estuve hablando mucho con algunas chicas que pegaron la mano en homenaje a las victimas del ultimo año. Y bueno en muchos casos el tema está muy vinculado a la adicción. Son parejas donde hay exceso a alcohol y drogas y la violencia va muy de la mano. Y en muchos casos es la violencia que comiezna en maltratos sutiles de prohibiciones, restricciones que muchas veces las mujeres malamente identifican como ‘interés’. La posesividad la codifican como interés. ‘Por eso me controla, por eso me cela’, y a partir de ahí todo va barranca abajo.
¿Ha cambiado la cambia la cabeza de la gente con respecto a este problema en los últimos años? “Totalmente, sobre todo las pibas mas jóvenes y aun en los hombres. Muchas veces el hombre joven pide ayuda porque se da cuenta que se está desbordando. Al estar en pareja se disparan matrices machistas. El hombre también quiere salir del machismo y muchas veces quedan totalmente atrapados en esa matriz. Cuando los pibes se dan cuenta que están entrando ahí, también piden ayuda”.
Silvia integra una de las columnas de MUMALÁ (Mujeres de la Matria Latinoamericana): “Lo que pasa es que el Estado sigue ausente eneste tema. Tendría que haber una inversión efectiva en políticas públicas,capacitar a juzgados, a médicos, a todo el personalque trabaje con mujeres para no seguir siempre en la situación de victimización”.
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El colegio en la calle

Son las 19:30, ya es de noche, y llegando a 9 de Julio marcha el Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini (CECaP) que tomó durante casi dos semanas el colegio para denunciar a dos preceptores acusados de golpear y de acosar a tres alumnas. El conflicto generó un consenso entre padres y la comunidad educativa que se tradujo en un abrazo multitudinario a la institución. Todo concluyó con la separación de los dos auxiliares. ¿Puede hablarse de victoria? “Sí, es una victoria”, dice Ofelia Fernández, presidenta del Centro. “Después de la experiencia que atravesamos, cuando escuchamos Ni Una Menos, ya hay un sentido de pertenencia: venimos con mucha convicción”.
¿Cómo se lee esta multitud desde la lucha del Pelle? “Le debemos mucho potencial a esta organización, pero es complejo porque no se sabe bien a qué se enfrenta uno cuando está marchando por Ni Una Menos. El Estado tiene mucha responsabilidad, tiene cosas que garantizar y no hace, pero a lo que se apunta con este tipo de marchas es a cambiar el sentido común de la gente y a transformar la manera de pensar. Si bien hay que echar culpas y pedir cosas, como la despenalización del aborto y la libertad para Belén, que sí dependen de gente en concreto que tiene que hacer cosas, hay muchas otras que dependen sólo de nosotros. El machismo lo reproducen todos. Si las publicidades muestran que la mujer tiene que limpiar y el hombre llevarle la guita a la casa, no lo hacen para molestar a feministas, sino porque eso es lo que vende: la sociedad está comprando esos estereotipos”.
Ofelia apunta a esas pequeñas cosas cotidianas: “Si no empezamos por cambiar ese machismo que, por ejemplo, le dice puta a una chica que está con mil pibes y campeón a un pibe que está con mil chicas, lo que queda de ahí para adelante es una violencia muy grande que termina afectando a mujeres que mueren. Parece una gilada al lado de un femicidio, pero eso es lo que tenemos a nuestro alcance ahora. Son esas las condiciones en las que tenemos que enfrentarlo”.
En un momento, en medio de la multitud, ya de noche, dos mujeres, una muy joven, otra no tanto, se abrazaron. Lloraban ambas. El abrazo, en términos cronométricos, duró unos 3 minutos, o tal vez un siglo. O una vida. Sólo quedaba, ante la imagen, respetarla en silencio. Contra el sentido vulgar de lo periodístico, lo mejor fue no hacerles a esas mujeres ninguna pregunta, que a veces puede ser casi lo mismo que comprenderlo todo.

Fotos: Nacho Yuchark y Julieta Colomer/lavaca

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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